Ya se sabía que tanto los animales como los insectos poseen sistemas fisiológicos que se encargan de responder ante las experiencias dolorosas. Pero los investigadores han hecho una diferencia muy clara entre responder ante un trauma físico y la experimentación de dolor asociado con el evento
Por: Ecoo sfera
Durante siglos la idea común sobre que los animales sienten dolor igual que nosotros, pasó desapercibida debido al antropocentrismo. Sin embargo, conforme avanza el tiempo, parece que el hombre ha ido adquiriendo la capacidad de generar empatía hacia aquellos seres que no se asemejan en nada a él. Y aunque poco a poco la ciencia ha ido descubriendo que los animales también sienten dolor, uno de los grupos más numerosos del planeta había quedado fuera de las investigaciones, hasta ahora que la ciencia ha descubierto que los insectos también son capaces de sentir dolor.
Investigaciones anteriores, así como la evidencia anecdótica mostraban que los insectos sentían dolor. Pero poco a poco la ciencia ha encontrado evidencia que podrá apuntar hacia la dirección contraria. Recientemente tres investigadores de las universidades de Queen Mary y Teherán, encontraron evidencia que sugiere que los insectos sí son capaces de sentir dolor.
Nocicepción y respuesta ante el dolor
Ya se sabía que tanto los animales como los insectos poseen sistemas fisiológicos que se encargan de responder ante las experiencias dolorosas. Pero los investigadores han hecho una diferencia muy clara entre responder ante un trauma físico y la experimentación de dolor asociado con el evento.
Por ejemplo, si se corta la pata de un insecto, se sabe que gracias a su sistema fisiológico de respuesta, este mostrará una reacción inmediata ante el hecho de trauma físico. Dicha respuesta puede resultar de un comportamiento evolutivo, ya que se ha comprobado que los insectos también tienen reacciones para evitar el contacto potencialmente dañino y así apostar por la supervivencia.
Sin embargo, lo que no estaba claro es si existe dolor asociado con tales eventos. Para aclarar esta duda, los investigadores utilizaron un método llamado ‘orden descendente de nocicepción’, en donde el comportamiento de nivel superior puede asociarse con un evento dañino.
Podría decirse que la nocicepción es la detección por parte del sistema nervioso sensorial de estímulos desagradables. Dentro de estos estímulos se pueden incluir quemaduras, cortes afilados y presiones que ocasionan magulladuras, todas estas generan una reacción inmediata de respuesta fisiológica que conocemos como la percepción del dolor, que no es lo mismo que la respuesta ante un evento de trauma físico.
Los insectos sienten dolor
Se ha demostrado que los humanos poseen reguladores independientes de la nocicepción, es decir, la percepción del dolor, y la reacción ante el evento físico. El organismo humano es tan complejo que en situaciones donde se amerita una respuesta inmediata, como continuar corriendo pese a una gran lesión, el cerebro genera opiáceos capaces de inhibir la nocicepción pese al trauma físico.
Por esto se pensaba que los insectos no perciben el dolor, ya que de ser así, también generarían sustancias reguladoras. Pero esta nueva investigación muestra que aunque los insectos no generan opiáceos, son capaces de segregar una especie de neuropéptidos que podrían tener la misma función. Estas sustancias serían segregadas por los artrópodos cuando se encuentran en eventos traumáticos, lo que comprueba que son capaces de sentir dolor.
El hallazgo da más luz hacia el debate ético sobre el trato que se le da a los insectos, el grupo más grande de especies que habita en el planeta y que ha quedado fuera de los cuidados del hombre cuando se trata de acabar con plagas y de la investigación relacionada con artrópodos.
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Referencias: Sharlak, S. Gibbons, M. Chittka, L. Descending control of nociception in insects? The Royal Society. (2022), DOI
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