Por: Ecoo sfera
La piedra Rosetta fue el pilar más importante que propició que finalmente los jeroglíficos egipcios fueran descifrados. Una enorme placa de más de un metro de altura y casi una tonelada de peso, se volvió un enigma para los arqueólogos y todos los amantes de la cultura egipcia, incluso a la fecha esconde cierto misticismo.
Cuando los arqueólogos se encontraron en Egipto con un tipo de escritura completamente distinta de la que habían observado con anterioridad, quedaron anonadados ante su complejidad y desde luego, el misterio que escondía. Desde entonces los expertos se embarcaron en un viaje para descifrar los llamados jeroglíficos egipcios, no obstante, no obtuvieron éxito hasta que la piedra Rosetta los guío hacia el camino de comprender más profundamente la cultura egipcia.
El descubrimiento
En el año de 1799, durante la ocupación francesa en Egipto, el oficial francés Bouchard Pierre, quien formaba parte de la división de ingenieros de Napoleón Bonaparte, se encontraba realizando una inspección de rutina cuando de pronto advirtió una extraña placa tras derrumbar un muro.
La piedra era de color negruzco y tenía un tamaño muy grande para tratarse de una inscripción. Con aproximadamente 1.14 metros de altura, 72 centímetros de ancho, 28 de grosor y un peso de 760 kilogramos, la placa no pasó desapercibida. Además, fue el primer texto plurilingüe antiguo encontrado y reavivó las esperanzas por finalmente descifrar los jeroglíficos. Los franceses sabían la importancia del texto y la enviaron a Alejandría para su análisis exhaustivo, se descubrió que estaba dividida en tres áreas inscritas en tres distintas escrituras antiguas, jeroglíficos, demótico egipcio y griego antiguo.
Sin embargo, el conflicto entre ingleses y franceses en territorio egipcio culminó, con los primeros triunfantes. Luego de que los británicos resultaran victoriosos, se ocuparon de la piedra Rosetta que lleva su nombre gracias al sitio en donde fue encontrada, muy cerca de Rashid. La trasladaron a territorio inglés, no sin antes permitir a los franceses crear una copia en escayola que se llevaron a Francia.
La placa original fue trasladada hacia el Museo Británico en donde todavía reposa y es la pieza más visitada de todo el recinto. Pero la copia francesa, a su vez, propició que más copias fueran realizadas y de esta forma, más personas tuvieran acceso al texto inscrito en ella.
Pieza fundamental para descifrar los jeroglíficos
Fue así como llegó a ojos de Jean François Champollion, un audaz lingüista y egiptólogo francés que dominaba la lengua antigua cóptica, que se deriva del demótico. Fue esta ventaja la que le permitió estudiar más a profundidad los textos inscritos en la piedra Rosetta y finalmente descifrar los jeroglíficos que los lingüistas llevaban ya muchos años tratando de comprender.
Se percató de que los jeroglíficos no eran ideogramas como se había especulado anteriormente, sino que se trataba de fonogramas. Gracias a esto, reconstruyó el alfabeto de caracteres jeroglíficos fonéticos que aparecen en su famosa carta a la Academia de las Inscripciones y Lenguas Antiguas, misma que marcó un parteaguas en el entendimiento de la cultura egipcia.
Champollion logró descifrar que la piedra había sido grabada por un motivo especial; la coronación del rey Ptolomeo V. En ella se inscribe el decreto de Menfis, que establecía el culto divino al nuevo gobernante y en donde además, dejaba constancia de que el Ptolomeo V regaló plata y grano a los templos, con el que aseguraba el favor de la casta sacerdotal. Finalmente se decretó que una copia de esta inscripción se erigiera en cada templo en el lenguaje de los dioses (jeroglíficos), el lenguaje de los documentos (demótico) y el lenguaje de los griegos.
Esta última orden de Ptolomeo V fue la que permitiera que milenios después de la creación de la piedra Rosetta, finalmente los jeroglíficos fueran descifrados.
____________
Fuente: