Las probabilidades de impactos catastróficos han subido hasta un 10 por ciento en los últimos 30 años
Redacción T21
El aumento de misiones espaciales y de la población humana ha convertido la basura que generan los cohetes en una amenaza real para las personas: objetos del tamaño de una lavadora no solo pueden alcanzar a personas en tierra, sino que también pueden impactar a un avión de pasajeros en pleno vuelo.
Un nuevo estudio ha calculado que hay entre un 6 y un 10 por ciento de posibilidades de que la basura espacial hiera gravemente o mate a alguien en la Tierra en la próxima década. Los resultados de esta investigación, dirigida por Michael Byers, de la Universidad de Columbia Británica en Vancouver, se han publicado en la revista "Nature Astronomy".
El principal riesgo de lesiones o muerte proviene de las partes abandonadas de los cohetes que quedan en órbita después de los lanzamientos, una práctica que se espera aumente a medida que más países y empresas lanzan objetos al espacio.
Los autores del estudio aclaran que el análisis de su equipo solo aborda las posibilidades de que un individuo sea golpeado por escombros en el suelo y no otros "peores escenarios", como la posibilidad de que un trozo de escombros golpee un avión en pleno vuelo, algo que tampoco puede descartarse.
Según los investigadores, muchos de estos desechos pueden ser relativamente grandes: “mientras que algunos tienen la masa de una lavadora promedio, otros tienen masas de hasta 20 toneladas”, señala el coautor Ewan Wright. “Esto tiene que ver con la cantidad de material que se quema en la atmósfera”, añade.
ANTECEDENTE PREOCUPANTE
En mayo de 2020, los escombros de un misil chino Larga Marcha 5B golpearon dos aldeas en Costa de Marfil, en África Occidental. Bajo los escombros se descubrió un trozo de tubería de 12 metros de largo. Los desechos espaciales de ese misil dañaron varias casas, pero ninguna persona resultó herida. Hasta la fecha, no se ha informado de ningún caso en el que la basura del espacio haya dañado a un ser humano.
Sin embargo, debido al aumento del número de lanzamientos de cohetes y al aumento de la población mundial, los investigadores han constatado que el riesgo está aumentando. Para sus cálculos, cuantificaron cuántas partes del cohete tienen una órbita de menos de 600 kilómetros de altitud: hay 651. A esta altitud, el aire es extremadamente delgado, pero puede afectar a la estructura de un cohete.
En ese supuesto, el cohete o parte de su estructura pierde altura y finalmente ingresa a la atmósfera: como es más densa, quema gran parte de su masa antes del impacto.
Asimismo, los investigadores calcularon las veces en que se ha producido el reingreso de partes de cohetes a la atmósfera en los últimos 30 años.
Combinando ambos datos, el equipo de Byers comprobó que se ha producido un ligero aumento anual en el riesgo por metro cuadrado de la superficie terrestre, en paralelo a un aumento anual en la población mundial del uno por ciento.
RIESGO MAYOR EN LOS PAÍSES MÁS POBRES
Ambos cálculos arrojaron un resultado similar: "suponiendo que cada reingreso esparce escombros mortales sobre un área de diez metros cuadrados, concluimos que las prácticas actuales tienen un diez por ciento de probabilidad de alcanzar a una o más víctimas humanas durante una década", escriben los investigadores.
Byers y sus colegas añaden que el riesgo de ser alcanzado por escombros de cohetes es mayor en los países más pobres que en las naciones espaciales más ricas.
"Las latitudes de Yakarta, Dhaka, Ciudad de México, Bogotá y Lagos tienen al menos tres veces más probabilidades de que un cohete pase por encima de ellos, respecto a las de Washington, Nueva York, Pekín o Moscú", señalan.
Manuel Metz, del Centro Aeroespacial Alemán (DLR) en Bonn, explica que el mayor riesgo para los países cercanos al ecuador tiene que ver con el hecho de que muchos cohetes ponen satélites en órbita geoestacionaria.
Esta órbita recorre el ecuador y asegura que los satélites estén siempre en el mismo lugar en el cielo cuando se ven desde la Tierra. Esto es importante para muchos satélites de comunicaciones, televisión y meteorológicos, pero al mismo tiempo pone en mayor riesgo a los habitantes de países próximos al ecuador terrestre.
MEDIDAS PREVENTIVAS
Ante este riesgo evidente, los autores solicitan medidas políticas a nivel mundial que impongan obligaciones preventivas a las naciones espaciales, de tal forma que programen un ingreso controlado de los restos de un cohete. De esta manera, las partes del cohete pueden orientarse para que caigan en regiones marinas remotas.
Actualmente existen diseños de tecnología y misiones que pueden eliminar en gran medida este riesgo, incluso incorporando a los cohetes motores que se vuelven a encender, así como combustible adicional, para guiar los restos de los cohetes de manera segura a áreas remotas del océano.
Pero estas medidas cuestan dinero y actualmente no hay acuerdos multilaterales que obliguen a las empresas a realizar estos cambios, se lamenta Byer.
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REFERENCIA
Unnecessary risks created by uncontrolled rocket reentries. Michael Byers et al. Nature Astronomy (2022). DOI :https://doi.org/10.1038/s41550-022-01718-8
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Fuente: