Como perros en misa: ¡hasta en Europa se burlan de Duque!
Con el sofisma de la protección del medioambiente, ocultó la crisis humanitaria. Su intervención desató ira en algunos eurodiputados que sesionaban en Francia
Por: Eliécer Jiménez Julio
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Al presidente de Colombia, Iván Duque, en la que puede ser su última gira presidencial por instituciones europeas le fue como a los perros en misa, ya que con un discurso mentiroso y pedigüeño de carácter económico en el Parlamento Europeo (con el sofisma de proteger el medioambiente y la migración en Colombia, mientras da vía libre para deforestación y extractivismo de todo tipo en zonas y áreas protegidas en el país suramericano), ocultó la crisis humanitaria de centenares de masacres, los miles de asesinatos de líderes sociales, ambientales, étnicos y desmovilizados de las antiguas guerrillas de las Farc.
Además que engavetó los diarios escándalos de corrupción de su gobierno, la creciente exportación de drogas ilícitas junto con el fortalecimiento de los carteles de la misma, incluso con participación de miembros del ejército y policía, el aumento del hambre y la miseria de los colombianos.
La intervención del mandatario suramericano desató la ira de decenas de eurodiputados que sesionaban en el hemiciclo de dicha institución en Estrasburgo, Francia; los cuales, en un acto poco común de protesta contra altos dignatarios que visitan el europarlamento y en un alto gesto de dignidad y denuncia contra el gobierno de Duque, pero de solidaridad con las víctimas del pueblo colombiano, portaron camisetas con nombres de líderes asesinados rechazando las masacres.
Algunos incluso hicieron uso de la palabra para, en tono alto y palabras duras y fuertes críticas contra el mandatario colombiano, le recriminaron la alta ola de violencia, corrupción, hambruna y miseria que vive la mayoría de los colombianos, mientras otra decena de diputados se retiraron del recinto que reúne delegados parlamentarios de la Unión Europea.
Pero si en Estrasburgo le fue mal y con una manifestación de colombianos a las afueras del Parlamento Europeo, ya un día antes en la sede de la OTAN, ubicada en la Calle Boulevar Leopoldo III de Bruselas, Bélgica, otra manifestación de colombianos también lo esperó con pancartas y gritos de rechazo.
Asimismo, fue objeto de fuertes críticas y burlas en el ámbito mundial al terminar su discurso «guerrerista» al lado del noruego Jens Stoltenberg, actual secretario general de la OTAN, quien sonreía feliz por la posición genuflexa, entreguista y hasta irresponsable del gobierno colombiano de querer congraciarse con los miembros de la OTAN, pero en especial con el gobierno norteamericano, criticando y exigiendo al gobierno de Rusia que respetara y no invadiera a Ucrania (SIC).
Duque demostró, una vez más, su creencia de que la diplomacia internacional es como tocar guitarra, bailar, conducir cuatrimoto en la olvidada y semidestruida isla de Providencia o ir a parrandear con acordeón, Whisky y frichi a La Guajira, donde se han muerto miles de niños de pura hambre, o jugar con un balón.
Y este, como un joven inexperto, pendenciero, agraciado y metiche, asomó sus narices y metió la cucharada en un conflicto situado a miles de kilómetros de Colombia, no con un discurso de paz y diálogo, sino de alinderamiento y «lame botas» de los norteamericanos, ya que para Duque y su gobierno no le es suficiente ocuparse de la violenta situación colombiana (segunda en el mundo), la alta taza de violación de los derechos humanos, la seguridad de sus ciudadanos, la vida y el desarrollo de su pueblo y el conflicto interno, a lo cual se suman de nuevo los desplazamientos y fuerte salida de líderes sociales y ambientales hacia el exilio político lejos del país por miedo a ser asesinados en Colombia.
Muchos medios de comunicación importantes del mundo y dirigentes internacionales criticaron la intervención "lambona e irresponsable" del mandatario, que fue objeto de risas, burlas y memes al indicar el "miedo" que pudo despertar en el presidente Putin y el gobierno ruso el discurso genuflexo y "amenazas" de Duque.
La diplomacia internacional, especialmente europea, cada que anuncian la visita de Duque se frotan las manos, no por las ansias de saludarlo sino porque ya saben, como lo sabemos los colombianos residentes en el exterior, que nos hará pasar vergüenza y causará mucha risa y despertará el ingenio de los expertos en memes en todo en el mundo, incluida la diplomacia mundial, además de hacernos congregar para recibirle con manifestaciones y voces de rechazo a él en sus habituales paseos diplomáticos, o a la canciller y vice Martuchis.
Menos mal que Duque y su circo está de salida y desde la distancia guardamos la esperanza de que quien llegue este año a la Casa de Nariño en Bogotá cambie para bien la situación social, política, económica del país, y de millones de nuestros compatriotas.
Y, además, que en el exterior sepa comportarse a la altura de un mandatario, que no ande entrometiéndose en los asuntos internos de los países y sus gobiernos, sean vecinos o estén a miles de kilómetros de Bogotá, y no esté atizando fuegos y acciones guerreristas al otro lado de la Tierra. Además, si es para referirse a conflictos externos que sea para buscar el diálogo, la paz y la coexistencia pacífica entre las naciones y los pueblos, y no destruir procesos de paz, como lo ha hecho Duque con el de su propio país, recibiendo órdenes del innombrable.
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