La solución, que se ha presentado en forma reiterada en esta columna, es un cambio drástico del modelo
El agotamiento del modelo económico
Por: Eduardo Sarmiento
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La crisis económica se origina en el modelo de libre mercado que está vigente desde 1990. En contradicción con el método científico, las soluciones se basan en las manifestaciones y no en diagnósticos. La reforma tributaria se justifica como una forma de reducir los monumentales déficits fiscales y mejorar la distribución del ingreso. Sin embargo, no se sabe porque surgieron los déficits fiscales. No es cierto que la reforma mejore el coeficiente de Gini de la distribución del ingreso.
La economía opera de tiempo atrás con un salario por debajo de la productividad, bajo ahorro y cuantioso déficit en cuenta corriente. De hecho, la distribución del ingreso se deteriora y la producción evoluciona por debajo del potencial. Al igual que en los últimos años, el país evoluciona con ascendente inequidad y deficiencia en la producción. El desajuste se vio incrementado por el coronavirus y el excesivo gasto público que redujeron el ahorro. La economía paso a operar con déficits fiscales de 8 y 9% del PIB, que corresponden a más de la mitad de la tasa de ahorro y no son sostenibles en países de ingresos medios. En este sentido, la reforma tributaria es una acción desesperada para detener los efectos de caja del descuadre macroeconómico.
De ninguna manera la reforma tributaria basada en impuestos indirectos y mayores tarifas a la renta, que reduce el salario, disminuye la participación de los ingresos del trabajo y aumenta el coeficiente de Gini, se puede presentar como una fórmula para mejorar la distribución del ingreso. Es un artificio que se advierte en las encuestas y las protestas sociales y le resta credibilidad a las instituciones.
La propuesta de bajar el salario no es nueva. Hace tres meses un grupo de 22 economistas suscribieron una carta solicitándole al Presidente reducir el salario en 20%. A los pocos días en otra carta de 52 economistas, en la cual mi nombre aparecía entre los firmantes, se advertían las graves consecuencia de reducir el salario. En su lugar, se planteaba cambiar el modelo. Pues bien, el Gobierno por la vía disimulada de los gravámenes fiscales se inclina del lado de los primeros firmantes.
La crisis se origina en el modelo económico de libre mercado. Las soluciones se basan en las manifestaciones y no en diagnósticos. La reforma tributaria se justifica como una forma de reducir los déficits fiscales y mejorar la distribución del ingreso. Sin embargo, no se sabe porque se dispararon los déficits fiscales y como su reducción contribuye a la reactivación de la economía y mejorar la distribución del ingreso.
El modelo económico propicia los déficits fiscales y pretende corregirlos con una reforma tributaria que amplía la brecha entre el salario y la productividad y es rechazada por la mayoría de la población. Lo que se requiere es un modelo que modere los déficits mediante cambios estructurales que eleven la tasa de ahorro y el salario.
El modelo económico está basado en premisas de la teoría neoclásica que son controvertidas por los hechos. Se considera que el crecimiento y la equidad son separables, cuando se encuentran en abierto conflicto. La recuperación del crecimiento se consigue a cambio de la represión salarial por debajo por debajo de la productividad. La solución, que se ha presentado en forma reiterada en esta columna, es un cambio drástico del modelo, que no se puede hacer intempestivamente. Solo es posible a la luz de un programa nacional de reformas estructurales al modelo económico que rápidamente reduzcan la pobreza y mejoren la distribución dentro del contexto de recuperación de la producción y el empleo.
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