Estamos abocados a un colapso energético a cámara lenta
RedacciónT21
A la crisis climática y sanitaria, se une la amenaza de un colapso energético global que puede provocar una caída del 50 por ciento de la producción de petróleo en 2025 y un colapso a cámara lenta de nuestra sociedad.
Los próximos años vendrán marcados por un decrecimiento energético global que provocará una crisis continuada y una espiral de degradación de la economía que solo podría terminar con algo semejante a un colapso en cámara lenta, explicó el investigador del CSIC, Antonio Turiel, en la segunda sesión del ciclo “La ciencia del fin del mundo” que, organizada por el Club Nuevo Mundo, se desarrolló la semana pasada en el canal TV de Tendencias21 (Prensa Ibérica).
Añade Turiel que “el petróleo barato, que impulsó el proceso de la globalización, hace tiempo que se acabó. Las compañías petroleras vienen reduciendo su inversión en la búsqueda y desarrollo de nuevos yacimientos desde 2014, una tendencia que la llegada de la CoVid-19 ha agravado. El fracking se hunde. Los yacimientos rentables decaen sin remisión. Según las peores previsiones, la producción de petróleo podría desplomarse hasta un 50% de aquí a 2025. Una caída extraordinariamente rápida. La petrocalipsis podría llegar ya si no hacemos nada.”
Según Turiel, el decrecimiento es inevitable y las energías “verdes” no darán ni para cubrir el 40% de la demanda actual de energía. Y, además, para una efectiva transición energética también harán falta décadas. Como en el cambio climático, hemos perdido casi 50 años frente a un problema bien conocido, en una huida hacia delante.
Cuestión de modelo
El Doctor en administración de empresas Rafael Morales Sánchez, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, planteó en su intervención que la crisis que atravesamos es una consecuencia del modelo económico que rige nuestras sociedades y que se caracteriza por tres características: la acumulación de la riqueza en manos de unos pocos, el agotamiento de los recursos y el aumento de la importancia de la economía financiera sobre la economía “real” (no financiera).
Considera Morales que la sociedad del siglo XXI exige que todos los agentes sociales maduren hacia modelos económicos que sean conscientes de su interdependencia, y que reflexionar sobre el sentido y propósito de las empresas no es una oportunidad, sino una necesidad.
“Las empresas deben abandonar su posición de privilegio para convertirse en motores de una sociedad más humana”, enfatizó Rafael Morales, añadiendo: “estamos a tiempo: la clave está en repensar el valor de las cosas y trabajar por ello”.
Nuevo modelo sanitario
La crisis provocada por la pandemia plantea a su vez un replanteamiento del modelo sanitario, explicó por su parte el Doctor en Medicina y Cirugía, Salud Pública y Ética, y Doctor en Economía y Gestión Sanitaria, Eduardo García Toledano.
Señaló que “el cambio climático y la crisis de la biodiversidad se vincula, entre otras cosas, a la enfermedad de la COVID, porque las enfermedades transmitidas a través de vectores, se ve favorecida principalmente por los cambios en el clima y el mal funcionamiento de los diferentes ecosistemas”.
Planteó por último que la crisis sanitaria representa una oportunidad única para construir un mundo mejor: más verde, más saludable, más sano, y concluye: “No solo estamos a tiempo, sino que sabemos hacerlo. En otras ocasiones no se ha tenido el conocimiento; ahora tenemos el conocimiento, hay que tener las ganas y luchar por ello. Es complicado, pero se puede, evidentemente”.
Repensar la política
La sesión concluyó con la intervención de la Catedrática de Historia Contemporánea en la Universidad de Aix-Marsella, Agnes Délage, quien analizó la incapacidad de las democracias para afrontar los problemas globales y explicó la experiencia de las asambleas ciudadanas como una fórmula original y práctica de recuperar el espíritu participativo en las decisiones colectivas.
Añadló que, en 2020, el estado de emergencia y la excepcionalidad fueron las primeras respuestas ante la crisis sanitaria, pero que la gobernabilidad democrática también generó otros mecanismos que pueden tener futuro y sobre todo impacto de transformación profunda de nuestras sociedades a largo plazo.
Explicó al respecto las lecciones que se pueden extraer de las 3 asambleas climáticas europeas, convocadas a raíz de las olas de movilizaciones ecologistas de 2019, y que se han reunido en plena pandemia en Francia, Reino Unido y Escocia.
Para Agnes Délage, “estas asambleas ciudadanas son semillas de futuro, pues las asambleas, para dar un resultado político robusto necesitan una tarea colectiva de cultivo democrático activo”.
Suma y sigue
Esta segunda sesión del ciclo sobre la ciencia del fin del mundo es continuación de la celebrada con notable éxito el 29 de septiembre, con la participación de los científicos Eduardo Costas, Fernando Valladares, Emma Huertas y José Esquinas.
Si la primera sesión abordó los aspectos cruciales de la problemática global, como la crisis de la vida, de la biodiversidad, de los océanos y del sistema agroalimentario, la segunda sesión profundizó en cuestiones derivadas de esas problemáticas, aportando algunas ideas sobre qué podemos hacer al respecto.
Este ciclo responde a la necesidad de arrojar luz sobre los problemas globales desde una perspectiva científica, con la finalidad de contribuir a la clarificación de los diferentes aspectos de la crisis de nuestra civilización y contribuir a una mejor gestión de las soluciones.
El Club Nuevo Mundo, organizador del encuentro, es una iniciativa de Tendencias21 (Prensa Ibérica) que reúne a expertos y científicos de primer nivel para, desde el diálogo ciencia-sociedad, aportar visiones y soluciones rigurosas e innovadoras a los problemas globales.
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Foto: Bessi, Pixabay.
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