1. Álvaro Uribe en prisión domiciliaria: Temer a las fieras heridas
Foto Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia
La noticia despertó alegría en unos y tristeza y rabia en otros. A la 1:12 pm del martes 4 de agosto el expresidente y senador Álvaro Uribe informó por redes sociales de la decisión tomada por la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia y que le impuso detención domiciliaria. Deberá responder por los presuntos delitos de soborno y fraude procesal. Litigio judicial cuya contraparte recae en el senador Iván Cepeda. La disputa ante ambos congresistas, representantes de partidos opuestos, llegó a los tribunales en el 2012.
El origen del litigio
El proceso que los enfrenta comenzó cuando el otrora presidente denunció al congresista Cepeda por presunta manipulación de testigos. En aquel entonces el senador del Polo Democrático Alternativo preparaba una denuncia en el Senado contra el Uribe Vélez por vínculos con el paramilitarismo, por lo que entrevistó a diferentes líderes de grupos paramilitares desmovilizados y que cumplían condenas en centros penitenciarios.
En 2018, la Corte Suprema de Justicia archivó el caso contra el senador Cepeda y abrió indagación al hoy senador del Centro Democrático quien es investigado por presuntamente haber intentado manipular el testimonio de Juan Guillermo Monsalve, quien lo ha señalado de fundar el bloque Metro de las Autodefensas.
Rueda de prensa
Conocida la decisión del alto tribunal, el senador Iván Cepeda, acompañado de su apoderado, el jurista Reynaldo Villalba, citó a rueda de prensa para entregar su opinión sobre lo decidido. En la misma, transmitida a través de Contagio Radio, medio de comunicación alternativo, estas fueron las declaraciones entregadas:
Reynaldo Villalba:
“No he sido notificado aún, el propio Álvaro Uribe dio la noticia. La Corte Suprema de Justicia contaba con absoluta y sólidas pruebas y era lo que se esperaba ocurriera en estricto derecho. Es una transcendental noticia para la justicia. Quiero rescatar la independencia de la Corte Suprema de Justicia pese a la enorme presión a la que fue sujeta estos días, incluso desde el propio gobierno de Iván Duque y sus Ministros”.
Senador Iván Cepeda:
“Es una fecha sin lugar a dudas transcendental. Considero que la decisión de la Corte Suprema de Justicia nos ayuda a consolidar la democracia en Colombia. Al senador y expresidente, Álvaro Uribe Vélez le han colocado una medida de aseguramiento. No hay individuos que estén por encima de la justicia y de la ley por muy poderosos e influyentes que sean. Esa es una lección fundamental que hay que asumir con serenidad.
Invitamos a todos los ciudadanos a asumir esta situación con total serenidad, es una decisión que ha producido un Tribunal. Es el comienzo de un proceso ante la eventualidad de un proceso de llamamiento a juicio, al cual, la contraparte tiene todas las herramientas, recursos y procedimientos que están para garantizar su derecho a la justicia. Debo señalar que este ha sido un proceso muy largo, recordar que comenzó el 23 de febrero de 2012. Es decir que cumplimos 8 años.
Este proceso tuvo 2 etapas donde el senador Uribe entabló una denuncia penal en mi contra y una segunda etapa que ha comenzado a partir de una denuncia que interpusimos con el abogado Reynaldo Villalba por información que tuvimos con gravísimos hechos que estaban ocurriendo con relación a presunto soborno de testigos que influiría la actuación de la justicia. En este largo proceso la actuación de nosotros se ha limitado a ejercer la defensa.
Nosotros no hemos llamado a ningún testigo perteneciente a grupos paramilitares u organizaciones criminales ante la Corte Suprema, quienes han recurrido a esos 22 testigos y han sido presentados ante la Corte ha sido la contraparte. Nosotros no hemos ocurrido a esos testigos, como se le ha hecho pensar a la opinión pública.
Así que hoy, estamos ante una decisión que ha sido objeto de una larga revisión. No se puede decir que la Corte haya tomado una decisión superficial, sin realizar un largo proceso de escucha de testigos y verificación de toda clase de pruebas. Hay abundante material probatorio que sustenta esta decisión. Y nosotros pues obviamente estamos listos para la nueva etapa. Sin ninguna clase de actitudes arrogantes o vengativas. Queremos mantener el llamado a la majestad de la justicia en este caso a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
Estamos listos, desde el primer día, a acatar sus decisiones. Queremos entregar hoy simplemente un mensaje, si bien expresamos nuestra alegría, llamamos a la serenidad. Que no haya incitación ni conmociones en la opinión pública sino como demócratas y ciudadanos recordemos que existe una Constitución, un ordenamiento legal y que en ese ordenamiento legal los jueces de la República tienen la posibilidad de ejercer justicia para el bien de los colombianos.
Esa es nuestra declaración. Les pedimos ustedes comprendan no queremos entrar a hacer comentarios sino simplemente, con humildad y serenidad, entregar este mensaje”.
Memoria y futuro
Para nadie es un secreto que para un sector no despreciable de la sociedad colombiana el otrora presidente es el responsable de la creación y prolongación del paramilitarismo en Colombia. Es decir, sobre él recae la sospecha por miles de asesinatos, así como del desplazamiento y despojo de la tierra y otros bienes de millones de campesinos. Sospecha extendida a la autoría intelectual de los falsos positivos, así como de las acciones del otrora DAS, como otras sindicaciones que nunca han sido probadas. Para este sector lo decidido hoy por la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia es el inicio del derrumbe del poder de quien atizó el odio y la muerte en Colombia.
Es un odio contra alguien que ciertamente alimentó el odio y el dolor en el país, que cuenta en el otro extremo de la opinión nacional con un mayoritario sector social que ve en el mismo personaje a alguien que fue capaz de enfrentar la guerrilla y arrinconarla estratégicamente hasta llevarla a la negociación, proceso que recogió y finalizo Juan Manuel Santos. Para este segmanto de la sociedad colombiana el sentimiento es dispar, y con seguridad se preguntarán por qué está detenido su ídolo y no sufren igual circunstancia los otrora mandos de las Farc, por ejemplo.
Como se recordará, es ese sector mayoritario en Colombia, que evidencia disminución pero no hasta ser minoritario, el que derrotó el referendo por la paz, como el que eligió a Santos –quien presumía como continuador de su patrocinador–, y luego a Iván Duque.
Es de suponer, por tanto, que la detención del hoy Senador no significa su derrota, y que por el contrario, como el mismo acostumbra –se defiende atacando–, puede implicar una ofensiva en distintos planos. Las semanas que vienen permitirán conocer sus planes y proyecciones, para lo cual contará con el apoyo de buena parte del Estado colombiano, siempre simulando legalidad.
Como puede recordarse, un juicio que lo llevó a una condena temporal también recayó sobre el dictador Gustavo Rojas Pinilla (condenado en marzo de 1959), la que anulada en diciembre de 1966 le permitió lanzarse a la arena política y ser elegido Presidente en 1970, elección usurpada por una conspiración oligárquica que ungió a Misael Pastrana como el elegido.
Es evidente, entonces, la verdad no es solo jurídica, también existe la verdad política, así como la verdad social, y en esta es donde debe centrarse la atención. Sin comprender los factores por los cuales la mayoría de la sociedad colombiana ha apoyado a quien carga con gravísimas sindicaciones que harían sonrojar a mentores como Hitler, Mussolini, Franco, Pinochet, no será posible derrotarlo y sacarlo de la arena política.
Paralelo a ello, sus contarios tensionarán las cuerdas con otras tantas fibras de la institucionalidad nacional, friccionada, y en la cual personajes como el expresidente Juan Manuel Santos conserva reservas. Antípoda de Uribe, no ahorrará influencia ni esfuerzos por ver morder el polvo a su oponente. La alianza Cepeda-Santos es evidente.
Por ahora, luego de legalizar la captura en contra de Uribe Vélez y definir el lugar de reclusión, vendrá un proceso probatorio hasta el cierre de la investigación en el que la Sala de Instrucción decidirá si precluye el caso o llama a juicio al exmandatario. De esta manera, y por el tiempo que esto se tome, el país ahonda su polarización la que, seguramente, marcará de nuevo el proceso electoral del 2022 para elegir sustituto de Duque.
La formalidad
Álvaro Uribe Vélez escribió en su cuenta de twitter sobre el suceso: “La privación de mi libertad me causa profunda tristeza por mi señora, por mi familia y por los colombianos que todavía creen que algo bueno he hecho por la patria”.
Hasta ahora nada está decidido, las alegrías pueden ser efímeras, la disputa en curso ha quemado una etapa y vendrán otras. ¿Le sucederá a Uribe lo vivido por Gustavo Rojas Pinilla?
Fuente:
En Colombia ningún presidente elegido democráticamente ha pasado por la cárcel, pese a que las acusaciones por corrupción, vínculos con el narcotráfico y violación de derechos humano
2. Álvaro Uribe en Colombia: por qué es tan poderoso el expresidente y qué significa su histórica detención preventiva
Daniel Pardo
Desde que apareció en escena, a finales de los 90, la política colombiana se define entre uribistas y antiuribistas. Derechos de autor de la imagen AFP Image caption
Las cacerolas y bocinas que sonaron en la noche del martes en algunas partes de Colombia no eran todas para celebrar la orden de prisión preventiva para Álvaro Uribe.
Algunas, como las que se oyeron en una larga fila de automóviles en Bogotá, eran para mostrar apoyo hacia el expresidente después de la histórica decisión de la Corte Suprema de privar de la libertad a un mandatario por primera vez en 60 años.
A diferencia de otros países de América Latina, en Colombia ningún presidente elegido democráticamente ha pasado por la cárcel, pese a que las acusaciones por corrupción, vínculos con el narcotráfico y violación de derechos humanos han sido una constante.
El único que estuvo tras las rejas fue un militar que lideró un gobierno de facto durante cinco años en la década del 50: el general Gustavo Rojas Pinilla.
Pero que ninguno haya estado preso no quiere decir que los políticos en este país no cometieran delitos, sino que durante décadas el conflicto entre el Estado y las guerrillas determinó todos los desarrollos judiciales y políticos en el país.
Los simpatizantes de Uribe, así como sus críticos, salieron a protestas tras la decisión de la Corte. Derechos de autor de la imagenAFP Image caption
"Durante muchos años imperó un 'canapé republicano' en el que se resolvía todo privadamente entre los partidos, hasta que el proceso de paz con la guerrilla rompió esa unidad entre las élites", dice León Valencia, analista crítico del uribismo.
Rafael Nieto, abogado y simpatizante de Uribe, añade: "Desde que (Juan Manuel) Santos dividió al país entre amigos y enemigos del proceso de paz, hubo una fractura en el país y hoy hay una parte de la política (el uribismo) que no encuentra garantías para ejercer y para que las decisiones de los tribunales se tomen en derecho".
Pero incluso antes de que, entre 2012 y 2016, el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dividiese al país, la política en Colombia ya estaba separada entre uribistas y antiuribistas.
Por eso, incluso si el exmandatario es declarado inocente en un caso que tomará años en resolverse, la decisión de la Corte el martes es extraordinaria: porque muestra que, para bien o para mal, incluso si Uribe es finalmente declarado inocente, hasta el político más poderoso de la historia reciente está sujeto al escrutinio judicial.
Por qué es tan importante
A finales de los años 90, Álvaro Uribe, por entonces en sus 40, surgió como una solución a todos los vicios de la política colombiana.
El fracaso del proceso de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las FARC fortaleció a la guerrilla y aumentó tanto el escepticismo hacia el diálogo como la voluntad de mano dura.
Y Uribe, que además hizo campaña fuera de los partidos tradicionales, fue la carta ganadora para esa coyuntura: arrasó en las elecciones en primera vuelta, en 2002, y dio inicio una política de "seguridad democrática" apoyada por Estados Unido en medio de la "guerra contra el terrorismo".
Además, combinó la bonanza de los precios de las materias primas, que benefició a toda América Latina, con un estilo directo y cercano a la gente. Y consolidó una alianza que hoy se mantiene con poderosos grupos empresariales, mediáticos y militares.
La detención de Uribe pone a Duque en una encrucijada más: respeta o no la independencia de la justicia y apoya o no la reforma de la justicia que propone su partido. Derechos de autor de la imagen GETTY IMAGES Image caption
Las guerrillas, en efecto, se vieron arrinconadas por Uribe, aunque no sin que las Fuerzas Armadas —según la justicia, investigaciones periodísticas y organizaciones humanitarias— cometieran crímenes, violaran los derechos humanos y se aliaran con los paramilitares.
Uribe, así como sus seguidores, ven esas acusaciones como falacias y una persecución política en contra de un hombre que, dicen, "devolvió la esperanza a Colombia".
Esa reputación de salvador le permitió, ya como senador, apadrinar la elección de dos presidentes —Juan Manuel Santos en su primer gobierno e Iván Duque en 2018— y liderar una coalición que ganó el plebiscito por el proceso de paz con las FARC en 2016.
Uribe es hoy un ídolo entrañable para muchos colombianos y su partido, el Centro Democrático, la fuerza política más importante del país, en parte porque la vigencia del conflicto y la polémica desmovilización y reintegración de guerrilleros mantienen viva la voluntad de mano dura y el escepticismo hacia el diálogo.
En 20 años, el antioqueño dio un revolcón a la política colombiana, pero no logró solucionar los vicios de la política que hoy, según la Corte Suprema, apuntan a él.
Uribe es visto por muchos colombianos como un salvador. Derechos de autor de la imagenAFPImage caption
Qué significa
La batalla judicial entre Uribe y las cortes no es nueva: desde su gobierno, el mandatario mostró desconfianza ante un sistema judicial que consideraba ineficiente y politizado.
Además, fue la Corte Constitucional la que, en 2009, le negó la posibilidad de lanzarse a una segunda reelección bajo el argumento de que sería un atentado a la democracia.
Desde entonces, Uribe propone unificar las cortes en una: "Un sistema de cinco cortes y 127 magistrados en un país de 49 millones de habitantes solo se presta para que haya enfrentamientos entre tribunales, burocratización de la justicia, ineficiencia en la resolución de litigios y clientelización del sistema", dice Nieto.
Valencia, sin embargo, discrepa: "La multiplicidad de cortes implica una diversidad de poderes independientes, mientras que una sola corte es más manipulable, que es lo que necesita el uribismo así como todos los proyectos políticos autoritarios, empezando por el chavismo".
Uribe llegó como una solución a los vicios históricos de la política. Hoy, sin embargo, es detenido precisamente por incurrir en ellos. Derechos de autor de la imagen GETTY IMAGES Image caption
El poder judicial colombiano actual es resultado de la iniciativa más ambiciosa y relevante que ha habido para acabar con los vicios de la política: la Constitución de 1991, considerada ejemplar por su carácter democrático e incluyente.
La Constitución se firmó tras un periodo de violencia atroz que incluyó, entre otras cosas, la ocupación, en 1985, del Palacio de Justicia por parte del M19, un movimiento guerrillero, y la masacre de civiles que dicha toma conllevó.
Pero ni la Carta Magna ni Uribe, con estrategias distintas y para muchos antagónicas, lograron resolver los vicios de la política en un país que sigue siendo uno de los más desiguales, corruptos y violentos del mundo.
Y la pregunta ahora es, a dos años de elecciones presidenciales, si el precedente político y simbólico que sentó la Corte al privar de su libertad al político más poderoso en décadas ayudará o no a que se resuelvan esos vicios.
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2. Uribe a detención domiciliaria
La Corte Suprema de Justicia ordenó la detención domiciliaria del paraco expresidente Álvaro Uribe Vélez, para que no se escape mientras continúa el proceso en su contra. Es natural que esta noticia despierte la alegría y esperanza de un gran sector de las masas que esperan se haga justicia contra este narcotraficante y asesino. Sin embargo, es necesario poner las cosas en su lugar antes de hacer grandes celebraciones: al mafioso lo llamaron a comparecer ante la Corte y ordenaron su detención pero no por los crímenes cometidos contra el pueblo. La justicia burguesa lo llama por delitos menores como soborno y fraude procesal, y no por los mal llamados falsos positivos o ejecuciones extrajudiciales, ni por las masacres de pueblos enteros con bombardeos incluidos a manos de las hordas paramilitares que él y su familia financiaron y conformaron, como por ejemplo la masacre de El Aro, demostrando que esa justicia burguesa es mutilada y parcializada hacia los intereses de los poderosos.
De igual modo, hoy Uribe no es culpable de nada ante los estrados judiciales; es una detención preventiva en su casa, algo así como cuando Pablo Escobar Gaviria, primo hermano del uribista José Obdulio Gaviria, lo metieron en La Catedral, sitio desde el que siguió controlando el negocio de la droga, asesinando detractores, comprando jueces, viviendo entre lujos y de la que finalmente salió cuando le dio la gana. En el caso de Uribe, después de la indagatoria en la Corte ha pasado un año y no ha dictado su veredicto, cuando normalmente se demora 48 horas y hoy apenas le dicta una detención preventiva, que si bien es producto de las contradicciones interburguesas, da la impresión de que los magistrados, o le temen al mafioso o éste aún no los ha terminado de comprar.
La mafia que hoy controla el poder del Estado y que ha puesto los últimos presidentes, también tiene alguna injerencia sobre el poder judicial que se presenta como incorruptible, insobornable e imparcial, y a lo máximo que llegará será a condenar a su peón Diego Cadena ―como lo hizo con Sabas, Yidis, “Uribito”― el cual se encargaba de comprar testigos para mantener inmune a su patrón, a quien probablemente le será levantada la orden de detención domiciliaria en unos meses.
Sin embargo, el pueblo debe sacar provecho de estas contradicciones interburguesas para hacer avanzar la revolución. Es secundaria la suerte que corra el paraco porque al final es solo un representante de la burguesía mafiosa, que ha puesto y quitado sus agentes o marionetas a lo largo del tiempo, como Samper, Uribe, Santos o Duque por nombrar algunos recientes, y que ya debe estar barajando el próximo que va a colocar en el poder del Estado. Las masas populares a lo suyo: a aprovechar la debilidad del régimen, a utilizar las contradicciones interburguesas que ocasionan crisis políticas por arriba y atizar la lucha directa contra el poder de los ricos y su dictadura de clase contra el pueblo.
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