CON EL PROTOCOLO DE LÓPEZ EL ESTADO BURGUÉS SE DEFIENDE SÍ O SÍ
“El Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) solo se usará en casos extraordinarios durante las jornada de protesta en Bogotá”, fue el anuncio de la alcaldesa de la ciudad. Pero más se demoró informando su nuevo protocolo de seguridad, que en mandar a los asesinos del Esmad a reprimir a la protesta que se desarrolló el pasado jueves en la Universidad Nacional.
Y es que este protocolo no es un asunto de poca monta. Claudia López es una asidua defensora de la democracia burguesa y por muy hija de profesora que sea, no quiere decir que vaya a administrar la capital del país en favor de las masas laboriosas. Las administraciones locales también hacen parte del Estado capitalista que representa los intereses de los ricos poderosos del campo y la ciudad y de los imperialistas. Por ello, sus pasos para atender la protesta, no son más que una forma de pescar incautos para que confíen en la democracia burguesa, mientras que las fuerzas represivas continúan sacando ojos, asesinando líderes, disparando gas y bala a todo el que se oponga al orden social de los explotadores.
Mientras en Bogotá se habla de una “invitación para que los participantes de las jornadas de las movilizaciones del próximo 21 de enero conformen una acción de sanción social contra quienes usen la violencia o atenten contra el patrimonio por medio del acompañamiento de madres gestoras de paz, reiterando que la participación del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) intervendría en las marchas como último recurso.”, el escuadrón de asesinos sigue reprimiendo bajo las órdenes de los gobernantes.
Mientras se habla de que la “interlocución con la movilización social no estará a cargo de la Secretaría de Seguridad, sino de la Secretaría de Gobierno, institución que será responsable del diálogo social, mientras que la otra será la encargada de garantizar los protocolos de Derechos Humanos establecidos para la Fuerza Pública.”, el asesino de Dylan Cruz, sigue campante jurando honrar su institución y defendiéndola sin reconocer que le disparó a sangre fría a un joven manifestante.
Al tiempo que se habla de que “durante las jornadas de marchas habrá escenarios con presentaciones artísticas y que las protestas no terminarán cuando los marchantes vuelvan a sus hogares, pues habrá una escucha activa para que las propuestas de los líderes se tengan en cuenta en el Plan Distrital de Desarrollo” el Código de Policía multa a los artistas cuando menos, porque en otros casos también los asesina, como sucedió con el joven grafitero Diego Felipe Becerra.
Y así, el protocolo anunciado por López parece alentador para la protesta, pero en un dos por tres demostró que no es más que un sofisma de distracción para apagar la lucha de las masas; sin embargo, el paro no se detiene, la juventud es rebelde y no se amilanó y se mantuvo en la calle, haciendo que la alcaldesa en pocas horas, usara el Esmad “como último recurso”, lo cual evidenció que este cuento no se diferencia en nada con la clásica represión burguesa, por el contrario todo su plan es mucho más reaccionario, crea la ilusión en que se puede resolver los antagonismos de clase sin desafiar el orden establecido, para después dar la estocada final con sus perros asesinos.
Pues bien, ellos defienden su democracia, pero el pueblo se va a mantener en las calles defendiendo sus derechos, que por cierto no se conquistan hablando con la secretaría de Gobierno, ni agachando la cabeza como hijos regañados. ¡NO! Los derechos se arrancan al calor de la lucha organizada; así lo demostraron los jóvenes universitarios y es hora que el pueblo entero se lo haga saber a los burgueses, terratenientes e imperialistas, con el Paro Nacional Indefinido que pare también la producción; así se defiende la vida de las masas, no con súplicas ni muros de lamentos, sino derrotando al Esmad para que realmente sea desmontado y obligando a los representantes de la burguesía a atender las exigencias del pueblo.
Ellos tienen a sus fuerzas represivas para defenderse, pero el pueblo tiene la fuerza de ser mayoría y, una vez organizado y dirigido por posiciones verdaderamente revolucionarias, conquistará sus exigencias y avanzará en su lucha por una sociedad distinta, donde los de arriba no pongan a los de abajo a enfrentarse unos a otros.
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