Tercera manifestación en 13 días de paro en contra de la reforma previsional
1. La movilización no se desinfla en Francia
Lejos de desinflarse, la movilización mostró su fortaleza frente al proyecto de reformar el sistema de pensiones y cambiarlo por una jubilación universal por puntos...
El pueblo huelguista fue nutrido: ferrocarrileros, maestros, profesores, abogados, enfermeros, policías, empleados del sector público o privado. La jornada de protesta resultó un éxito.
Eduardo Febbro
Manifestación en Nantes durante el paro en contra de la reforma previsional. Imagen: AFP
Desde París.
Nadie está de acuerdo con la cifra de los manifestantes: 650 mil según la policía, más de un millón ochocientas mil personas para la CGT. En donde hay convergencia es en el peso de la continuidad de la huelga de transportes decretada por los sindicatos que se oponen a la reforma del sistema de pensiones presentado por el Primer Ministro Edouard Philippe. En el decimotercer día de huelga y la tercera manifestación, el tráfico ferroviario estuvo muy perturbado, hubo 8 líneas del Métro cerradas y la circulación de los autobuses restringida. El pueblo huelguista fue nutrido: ferrocarrileros, maestros, profesores, abogados, enfermeros, policías, empleados del sector público o privado. La jornada interprofesional de protesta resultó un éxito.
Lejos de desinflarse, la movilización mostró su fortaleza frente al proyecto de reformar el sistema de pensiones y cambiarlo por una jubilación universal por puntos. Esta fue la primera vez desde que se desató el movimiento social (5 de diciembre) que los sindicatos desfilaron por las ciudades francesas bajo la bandera de la unidad. Aliada al gobierno, la CFDT terminó por unirse al paro y a las manifestaciones a raíz de una frase del proyecto de ley: “l’áge pivot”, la edad de equilibrio fijada a los 64 años para jubilarse con todos los derechos contra los 62 actuales. ”Pese a los intentos de división del gobierno, la jornada ha sido un claro éxito”, dijo Philippe Martinez, el Secretario General de la CGT. Las líneas no se han movido. En vísperas de un encuentro entre el jefe del Ejecutivo y el conjunto de las centrales sindicales Edouard Philippe reiteró que su “determinación y la del conjunto del gobierno es total”.
El gobierno apuesta al desgaste del movimiento y al hartazgo de la opinión pública en un momento tan especial del año como el de las navidades. Hasta ahora, la estrategia de apostar por la calle contra los sindicatos no ha provocado las fisuras esperadas. Como hace un año con la revuelta de los chalecos amarillos, el presidente Emmanuel Macron vuelve a confrontarse a una oposición social que mantiene su vigencia pese al paso de las semanas. Aunque defiende con todo firme su reforma, el Ejecutivo salió más debilitado esta semana luego de la renuncia de Jean-Paul Delevoye, el ex Alto Comisionado para la jubilación y encargado de implementar la reforma. El diario Le Monde descubrió que Jean-Paul Delevoye estaba en el centro de un conflicto de intereses entre su función en el gobierno y sus actividades privadas no declaradas. Hubo una suerte de cortocircuito moral al mismo tiempo que una prolongada ausencia de respaldo social en torno a una reforma que debía ser de “arquitectura” para luego tornarse penalizadora para muchas categorías socio profesionales, empezando por las mujeres y terminando por la extensión de dos años suplementarios de la “edad de equilibrio”.
Unificar los 42 regímenes de pensiones existentes en uno solo “universal” era una idea planteada por Emmanuel Macron en su plataforma electoral y respaldada por la opinión pública. Sin embargo, cuando, hace unos diez días, se conocieron los pormenores, las interrogaciones se hicieron cada vez más insistentes y el frente social más sólido. El gobierno les pide a los sindicatos que hagan “una pausa” durante las fiestas de Navidad y fin de año, pero las centrales sindicales sienten que el Ejecutivo está en la cuerda floja y saben que la sociedad, por ahora, los respalda.
Atravesar el corazón de las manifestaciones parisinas era escuchar la misma indignación: una reforma inigulitaria, que castiga a las mujeres, que amplía la edad de la jubilación y un calculo, el punto, cuyo valor real es el segundo tema de desconfianza. Las pancartas y los grafitis muestran que ese tema del valor del punto mediante el cual se calculará el monto de la jubilación es, más que la edad, el detalle que cristaliza toda la bronca. ”No le tenemos confianza al macronismo. Ese cuento del punto es una manera disfrazada de que las jubilaciones bajen”, decía, motivada, Veronique, una enfermera del hospital parisino de la Pitié-Salpêtrière.
Cuanto más transcurren los días más crece el recelo. La intención del gobierno de llevar a cabo una reforma clara, segura, que inspire confianza y que sea equitativa desembocó en una percepción de todo lo contrario: la reforma es percibida como confusa, socialmente insegura, poco confiable y desigual. Esta situación se refleja en las altas cifras de participación. Durante la primera manifestación nacional del 5 de diciembre hubo 860 mil manifestantes (fuentes oficiales), en la segunda (10 de diciembre) 340 mil y en la tercera 650 mil. Entre la primera manifestación y la de ayer también cambiaron los perfiles: el 5 de diciembre la gente salió a la calle en modo advertencia, sin conocer el contenido de la reforma. Un par de días después, el Primer Ministro la hizo pública y, desde entonces, las marchas son contra el proyecto. Entre tanto se instalo una sólida conciencia de que, lo que estaba en juego, era el futuro de varias generaciones jóvenes. Ello explica en mucho las ambivalencias del presente sobre quién ganará este ajedrez social.
Fuente:
https://www.pagina12.com.ar/237061-la-movilizacion-no-se-desinfla-en-francia
Contra la reforma previsional del gobierno
2. FRANCIA EN PIE DE LUCHA
El jueves 5 de diciembre comenzó en Francia una huelga de cuatro días contra la reforma del régimen de pensiones (jubilaciones) promovida por el presidente Emmanuel Macron.
La huelga fue convocada por todos los sindicatos: CGT, FO, FSU, Solidaires, UNL y UNEF. Se paralizó el transporte. Once de las 14 líneas del metro (subterráneo, el principal medio de transporte urbano) de París permanecieron completamente cerradas. El 20% de los vuelos fueron cancelados, mientras que el 90% de los trenes de alta velocidad y el 80% de los regionales fueron suspendidos. Atracciones turísticas como la Torre Eiffel y museos como el Louvre, el más visitado del mundo, estuvieron cerrados o sólo parcialmente abiertos.
Una gran parte de las escuelas y colegios del país tampoco abrieron sus puertas debido a que fue muy importante el paro docente: el 51% de los profesores de primaria y 42% de secundaria se declararon en huelga. En el caso de los docentes, también reclaman una actualización de los salarios. La huelga afectó notablemente a las compañías de gas y electricidad donde trabajan 140.000 personas. Hubo paros menores en Renault y en los hospitales. Los diarios nacionales no pudieron publicar sus ediciones impresas.
Siete de las ocho refinerías francesas estaban también paradas. Algo “inédito”, según el secretario federal del sector del petróleo de la CGT. Si la movilización continúa, esto aumenta el riesgo de una escasez de combustible si la movilización continúa.
Se realizaron unas 245 manifestaciones en París y en todo el país. Más de 1.500.000 franceses según los sindicatos, y 800.000 según el gobierno salieron a las calles. En París se produjo la manifestación central, con cientos de miles de participantes. Se sumaron policías, recolectores de basura, abogados, jubilados. También los “chalecos amarillos”, que al ser un movimiento asambleario integrado por trabajadores precarios y no sindicados, se hicieron notar sobre todo en la calle.
Hubo enfrentamientos con la policía, en París, Nantes, Toulouse, y Rennes. Se destaca el apoyo a la huelga, como “una huelga de todo el pueblo, de los ciudadanos”. “Pensiones por puntos, trabajo sin fin” decía una pancarta en París. Ha sido un verdadero estallido de indignación popular. Un dato importante es que según encuestas de opinión pública hay un 70% de apoyo a la movilización, principalmente entre quienes tienen de 18 a 34 años.
Una nota sorpresiva la dio el grupo de desobediencia civil Extinction Rebellion (XR) que denuncia que los monopatines eléctricos son una “catástrofe ecológica”, y saboteó y destruyó alrededor de 3.600 de estos aparatos, la mayoría en París y Lyon. Dan una serie de argumentos de que presentarían problemas para el medio ambiente.
Ciento ochenta y dos artistas e intelectuales, entre ellos el economista Thomas Piketty, el director de cine Robert Guediguian, el filósofo Etienne Balibar y la escritora Annie Ernaux, lanzaron un manifiesto de apoyo a la huelga. Señalaron que “nuestro presente y nuestro futuro surgirán de las luchas sociales y políticas… las luchas plurales que estructuran una gran parte de la sociedad francesa son un punto de partida para la construcción e implementación de nuevos paradigmas”, entre los que citaron “poder vivir en lugar de poder comprar, globalidad frente a globalización, justicia social y no la ley del más fuerte, y la emancipación individual y colectiva frente al éxito individual”.
El documento también alentó a participar y reflexionar junto a los grupos que trabajan por un futuro de esperanza, continuando la lucha “este 5 de diciembre y en los días que seguirán”, “porque nuestro futuro está al alcance de nuestras inteligencias colectivas”.
La reforma previsional
Si bien el gobierno habla de terminar con “privilegios”, como los de ferroviarios, la mayor parte de la población, que apoya la huelga, considera que el nuevo régimen previsto disminuirá el monto de las pensiones y “degradará los derechos de todos, especialmente de los más precarios y de las mujeres”. Pretenden sustituir los 42 regímenes actuales por un sistema por puntos en el que cada euro cotizado dé los mismos derechos al alcanzar la jubilación, independientemente del tipo de tareas realizadas, además de prolongar la edad jubilatoria. Pero las manifestaciones abarcaron a muchos más que los “regímenes especiales”.
El gobierno justifica la decisión porque la esperanza de vida se está alargando. Pero hay diferencias en la esperanza de vida según las categorías sociales, como argumenta Piketty. Los ejecutivos viven más tiempo, pero también con mejor salud que los trabajadores: su esperanza de vida a los 35 años sin problemas sensoriales y físicos es de 34 años, frente a solo 24 años para los trabajadores, según las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas de Francia.
Macron, que se ha marcado el objetivo de presentar la reforma ante el Parlamento a inicios de 2020, dijo el jueves estar “determinado” a llevar a bien su proyecto “escuchando y consultando”. Su primer ministro Edouard Philippe aseguró que presentará las “grandes líneas” de la reforma a mediados de esta semana. Al cierre de esta nota, el lunes 9, la ministra de Solidaridad y Salud, Agnes Buzyn, y el alto comisario encargado de las pensiones, Jean-Paul Delevoye, recibían a los sindicatos para “negociar” varios puntos, una reunión de último minuto.
Durante el paro no hay servicios mínimos. El Consejo Constitucional de 2004 dictaminó que “garantizar un servicio normal por tramos horarios” sería “una injerencia desproporcionada en el derecho de huelga”. La última huelga tan grande como esta fue en 1995. También contra el aumento de la edad jubilatoria. Paralizó el país durante varias semanas y acabó forzando a retroceder al primer ministro Alain Juppé, que tuvo que retirar su propuesta.
Los sindicatos, como en 1995, amenazan con prolongar la huelga de forma indefinida. Se prevé nuevo paro y manifestaciones para el martes 10 de diciembre. El sector agrario protagonizó también protestas hace poco tiempo. Los sindicatos no ceden en sus demandas.
Escribe Irene Alonso
Hoy N° 1795 12/12/2019
Fuente:
https://pcr.org.ar/nota/francia-en-pie-de-lucha/
3. Gobierno de Francia modificará la reforma pensional pero no la retira
Presidente Emmanuel Macron dijo que la idea es unificar los 42 regímenes especiales que hay.
Las huelgas en Francia ya completaron dos semanas. Foto: Efe
París (Efe)
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, no renunciará a la reforma de las pensiones, contra la que los sindicatos vienen protestando desde hace dos semanas, aunque no descarta introducir mejoras en el plan presentado el pasado jueves por el Gobierno.
"El presidente no abandonará el proyecto" ni le privará de su esencia, pero "está dispuesto a mejorarlo", aseguraron este miércoles fuentes del Elíseo, pocas horas antes de que comience una ronda de contactos del Gobierno con los interlocutores sociales.
En esas entrevistas con los líderes sindicales, que el martes convocaron multitudinarias manifestaciones en el país contra la reforma, se podrá negociar la edad mínima de jubilación, fijada en los 64 años, agregaron las fuentes.
Precisamente, las diferencias sobre ese último punto explica que el sindicato CFDT, mayoritario en el sector privado, se sumara a los desfiles, lo que llevó que por vez primera desde 2010, las principales centrales del país se manifestaran de forma conjunta.
La CFDT acepta otros de los puntos del proyecto gubernamental, como la eliminación de los regímenes especiales, mientras que otros sindicatos, como la CGT, piden la retirada total de la reforma.
Presidente de Francia, Emmanuel Macron. Foto: Reuters
El Elíseo indicó que Macron también puede hacer concesiones en el calendario de entrada en vigor de la reforma de las pensiones.
El primer ministro, Edouard Philippe, había asegurado que también podrían mostrarse flexibles en otros puntos, como la pensión mínima de 1.000 euros, la anticipación de la jubilación para trabajos con condiciones más duras o la transición al nuevo sistema por puntos de funcionarios y beneficiarios de los regímenes especiales.
Entre estos últimos figuran los trabajadores de las empresas de transportes públicos, los más activos en la protesta, que en las dos últimas semanas mantienen parcialmente bloqueado al país, sobre todo en la capital y otras grandes ciudades.
En este sentido, el Elíseo indicó que Macron ha pedido al Gobierno que mantenga las negociaciones durante el periodo navideño, y a los sindicatos que detengan los paros en esas fechas para permitir a los franceses viajar esos días con normalidad.
Las dificultades en los desplazamientos se mantuvieron este miércoles, con suspensión de trenes y cierre de líneas de metro, pese a que la participación en los paros en la empresa pública de ferrocarriles SNCF se redujo al 13,6 %.
No obstante, dos tercios de los maquinistas continuaron en huelga.
Fuente: