¿Por qué algunas personas ven fantasmas?
Se suelen relacionar con alucinaciones visuales provocadas por la atrofia de determinadas áreas cerebrales o enfermedades como el alzhéimer.
Marisa Fernández
Si repasamos la historia de prácticamente cualquier lugar, raro es el sitio que no cuenta con una o varias apariciones fantasmales y experiencias extrasensoriales que incluyen la presencia de espíritus errantes. Pero, ¿por qué hay tanta gente que ve fantasmas? Esa es la pregunta que intentaron responder B. R. Kartheek y sus colaboradores en una interesante revisión de 2013, publicada en el ‘International Journey of Pharmaceutical & Biological Archives’.
Son muchas las distintas enfermedades cuyo listado de síntomas incluye la aparición de alucinaciones visuales. Algunas de los ejemplos más conocidos son la esquizofrenia, el párkinson o el alzhéimer, aunque hay otras que también provocan alucinaciones como la enfermedad de Creutzfeldt Jacbo o encefalopatía espongiforme bovina (la conocida ‘enfermedad de las vacas locas’) y la demencia por cuerpos de Lewy. Algunas de estas enfermedades hacen que se altere la percepción de los perceptos (término acuñado por el filósofo Giles Deleuze), las distintas percepciones que se pueden tener ante un mismo estímulo.
EL CEREBRO AL DESNUDO
Las redes del cerebro
Los autores del trabajo señalaron que la presencia de este tipo de fenómenos tendría una base neural, más concretamente relacionada con la atrofia de áreas cerebrales que se dedican a la percepción visual, como las áreas parietales. En otros trabajos, como el publicado en ‘Progress in Neurobiology’ en 2014, un equipo de investigadores australianos remarcaban una distinción interesante entre diversos tipos de alucinaciones y su relación con las redes cerebrales de la atención. Se diferenciaba entre las alucinaciones visuales simples en las que la atención no participa en la regulación del proceso perceptivo, las alucinaciones visuales complejas que están relacionadas con una alteración en las redes de control de la atención (llevaría a una interpretación errónea de los perceptos ambiguos) y las alucinaciones visuales complejas sin conciencia o sentimiento de que se tengan, las cuales pueden asociarse a una menor actividad de la red dorsal de la atención en la que están implicadas la corteza cerebral frontal y la parietal dorsal posterior.
Este conocimiento sobre el fenómeno permite eliminar el estigma que la visualización de espíritus o fantasmas tiene asociado desde hace mucho tiempo y permite poder generar estrategias de intervención adecuadas, como el entrenamiento en control atencional e inhibición, que puede mejorar este síntoma en determinados casos. Aunque se trata solamente de las primeras investigaciones, los resultados proporcionaron un buen conocimiento desde el que partir para nuevos proyectos que ahonden más en el tema.
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Marisa Fernández, Neuropsicóloga Senior, Unobrain.
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