HOMENAJE Y DENUNCIA
"Como siempre, los trabajadores son una cifra a la izquierda, a pesar de sumar a la derecha con sus vidas cercenadas".
"La construcción es el sector que más roba vidas a los trabajadores, seguido de la minería y la agricultura"
Se va la vida de quienes construyen el país
"La sociedad no puede ser indolente ante este rosario de muertes de la gente que construye nuestro país".
"El país requiere con urgencia una política de Estado que proteja la vida en su vínculo con el trabajo"
Desplome del puente Chirajara: la mancorna del poder financiero y el Gobierno colombiano
Mauricio Torres-Tovar / Alejandra Correa
Diez trabajadores muertos, 4 desaparecidos, y 8 heridos es el saldo arrojado hasta el momento por el desplome de uno de los puentes-viaducto en construcción en la vía Bogotá–Villavicencio, en el extremo derecho del sector de Chirajara, en hechos ocurridos el 15 de enero de 2018. Al momento del desplome los trabajadores laboraban a una altura de 280 metros.
Una historia ya vivida y padecida, una historia de nunca acabar: el sacrificio de cientos, de miles de trabajadores, de obreros, que son los que realmente construyen el país. En Colombia, entre el año 2005 - 2016 los datos oficiales reconocen 7.458 muertes de origen laboral por accidentes de trabajo; lo que implica cerca de 600 trabajadores/as muesrtos por año, al mes 52 y al día 2. Cifras desgarradoras.
Por sectores productivos, la construcción es el sector que más roba vidas a los trabajadores, seguido de la minería y la agricultura.
¿Quién construyó Teba, la de las siete Puertas?*
Si la historia de la humanidad pudiera contar las vidas perdidas por levantar sus obras de ingeniería, como las pirámides de Egipto y México, la infraestructura de los ferrocarriles y metros, el canal de Panamá, los grandes túneles, los inmensos rascacielos, los extensos viaductos, sería una cifra totalmente vergonzosa que nos produciría enorme escalofrió.
Muertes que no dejan de suceder, como si fueran ocasionadas por factores naturales, muertes que los responsables de las obras ya tienen previstas, muertes que se deben dar porque el “desarrollo” así lo demanda.
¿Son inevitables estos accidentes mortales? Si tal desarrollo tiene la ingeniería para realizar megaobras tan admirables como este viaducto que va a comunicar de mejor manera la ruta Bogotá-Villavicencio, por qué no hay tal desarrollo también para evitar que se sucedan este tipo de desgracias, que tienen como causa desde el desplome de materiales y herramientas en la cabeza de los “rusos”, pasando por la caída de ellos mismos desde las alturas, hasta el colapso de las estructuras que están construyendo, como acaba de acontecer, o como el del viaducto entre Pereira y Dosquegradas que cejó la vida de 6 trabajadores, o como el del edificio que se desplomó el año pasado en Cartagena que se llevó la vida de 21 obreros, o como el desplome del edificio Space en Medellín que sacrificó la vida de 12 personas.
La sociedad no puede ser indolente ante este rosario de muertes de la gente que construye nuestro país. El Estado tiene la enorme responsabilidad para evitar y prevenir tales hechos a partir de desarrollar sólidos procesos de inspección, vigilancia y control. Así mismo, los empresarios constructores tienen la obligación de no permitir que se pierda una sola vida en el levantamiento de sus obras a cargo y no simplemente emitir pronunciamientos de condolencias a las familias de las víctimas.
El país requiere con urgencia una política de Estado que proteja la vida en su vínculo con el trabajo, en donde los actores protagónicos de esa protección sean los propios trabajadores/as, exigiendo condiciones de trabajo absolutamente seguras; en donde el Estado cumpla su labor de rectoría en el control de las condiciones de trabajo desde un enfoque de salud y seguridad en el trabajo; donde los empresarios cumplan el deber de impulsar sistemas de gestión que protejan la salud y la vida de sus trabajadores y donde las aseguradoras de riesgos laborales inviertan realmente en desarrollar estrategias de prevención de la accidentalidad.
Que no sigan muriendo quienes realmente construyen nuestro país, es totalmente evitable.
Por Mauricio Torres-Tovar, Médico-Cirujano, Salubrista Laboral, Profesor del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia.
Desplome del puente Chirajara: la mancorna del poder financiero y el Gobierno colombiano
El 17 de noviembre de 2017, en la inauguración del puente Chirajara que une en el sector del mismo nombre la vía Bogotá-Villaviencio, el presidente Juan Manuel Santos, en compañía de su equipo de gobierno, celebró la entrega de la construcción diciendo “siempre he soñado que Colombia tenga unas autopistas, unos viaductos, unos túneles, unos puentes, similares a los que encuentra uno en los países desarrollados: Suiza, Alemania y Estados Unidos, y hoy hemos hecho realidad ese sueño, manejando por estos túneles, nada tienen que envidiarle a los túneles de los países más desarrollados”. Celebración antes de tiempo. En efecto, el 15 de enero de 2018, a dos meses de la entrega parcial de la construcción, el puente se desplomó dejando 10 personas muertas, 2 heridos y 3 desaparecidos.
Una vez anunciada la construcción, aún sin tener firmada la concesión, Coviandes contrató firmas extranjeras para los estudios y seguimientos “minuciosos” de las vías y túneles con modelos europeos –el nombre de dichas firmas es desconocido-. Cuando la concesión fue efectiva, Coviandes certificó seguridad y tecnología para estas construcciones, en ese entonces, Enrique Segura Echániz, subgerente de operación de túneles e integración vial de la firma, le expresó a la revista Dinero “esta carretera la vemos como un ser vivo que está en permanente cambio y crecimiento. Es por ello que se hace necesario combinar seguridad y tecnología para hacer más eficiente la operación”. (sic)
Dentro de las proyecciones y lo firmado con el Gobierno, el tramo Tablón–Chirajara consiste en 18 túneles y 46 puentes a cargo de la concesionaria, construcciones que proyectaron entregar en diciembre de 2017, pero el 17 de noviembre de ese año solo entregaron 15 puentes y 4 túneles, entre los cuales estaba el puente Guayabetal–Chirajara que con 5.6 kilómetros incluye 8 puentes y 5 túneles, integrando así el puente más largo hasta ahora construido en el país, según Juan Manuel Santos. Este trayecto costó un total de 540 mil millones de pesos. Desde la inauguración de diversos tramos de esta vía la empresa constructora no ha perdido ni un día para recoger los dineros acordados por la explotación económica (privatización) de la misma. Es así como en el 2016 con los peajes de Piripal: 81 mil millones, Naranjal: 60 mil millones y Boquerón: 76 mil millones.
A la fecha no hay pronunciamientos por parte del mandatario, pero se recuerda el agradecimiento dado en su discurso el 17 de noviembre, en la inauguración del puente, al empresario Luis Carlos Sarmiento Angulo, dueño del Grupo Aval al cual pertenece la concesionaria Conviandes.
El poder financiero, extendiendo sus téntaculos por todos los sectores económicos del país. Poder financiero y político, de nuevo entrelazados como una mancorna. Concentración de riqueza y poder del cual quedan excluidos los trabajadores, a pesar de ser los que garantizan los avances que en distintas áreas logra el páis. Como siempre, los trabajadores son una cifra a la izquierda, a pesar de sumar a la derecha con sus vidas cercenadas.
* Preguntas de un obrero que lee
Autor: Bertolt Brecht
¿Quién construyó Tebas, la de las siete Puertas?
En los libros aparecen los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió siempre a construir? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los constructores?
¿A dónde fueron los albañiles la noche en que fue ter-
minada la Muralla China? La gran Roma
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes
triunfaron los Césares? ¿Es que Bizancio, la tan cantada,
sólo tenía palacios para sus habitantes? Hasta en la
legendaria Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los que se hundían,
gritaban llamando a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Él solo?
César derrotó a los galos.
¿No llevaba siquiera cocinero?
Felipe de España lloró cuando su flota
Fue hundida. ¿No lloró nadie más?
Federico II venció en la Guerra de los Siete Años
¿Quién
venció además de él?
Cada página una victoria.
¿Quién cocinó el banquete de la victoria?
Cada diez años un gran hombre.
¿Quién pagó los gastos?
Tantas historias.
Tantas preguntas.
Fuente: https://www.desdeabajo.info/colombia/33352-se-va-la-vida-de-quienes-construyen-el-pais.html