POR RO
Una nueva masacre laboral en el Distrito Capital de Bogotá se avecina para este febrero de 2018, al cumplirse esta vez la promesa de campaña del alcalde Enrique Peñalosa de acabar con el servidor público del aseo en la ciudad, la empresa Aguas de Bogotá – AB; es decir 3.700 trabajadores y sus familias ven en este 2018 un nefasto porvenir frente a la gran tragedia de quedarse sin empleo de un día para otro.
Pero, ¿cuál fue el génesis de este conflicto? ¿qué responsabilidad le compete al anterior alcalde?
Quien lo creyera, pero Gustavo Petro mismo armó la trampa. Por un lado, le entregó a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá – EAAB el servicio de aseo y está a su vez a la filial Aguas de Bogotá – AB, pero por otro, nombró como gerentes a reconocidos enemigos del proletariado y el pueblo, venidos de las empresas de aseo privadas: uno en AB y el otro privatizador de raca mandaca como lo es Merlano quien hizo sus pinitos privatizadores en ECOPETROL. Eso es como “poner a dormir la doncella con el enemigo”, según el adagio popular. Fueron esos mismos gerentes de la EAAB y de AB quienes dividieron a los trabajadores en varios sindicatos (10 al 2015 y unos 13 al 2017) por nombres, colores, líderes e intereses particulares de pequeños caudillos al interior de la empresa; así desde el inicio mismo se dividió la fuerza de los trabajadores sumiéndolos en la impotencia y cuyas consecuencias se ven ahora cuando necesitan de la unidad y la fuerza para impedir la masacre laboral anunciada; y culmina la trampa del ex alcalde Petro al no intervenir en la licitación de aseo que asegurara por 2 o 3 administraciones la exclusividad por lo menos en una parte de la ciudad para AB.
¿Qué papel le corresponde a Enrique Peñaloza?
Dirán los seguidores del verdugo que solo está cumpliendo su promesa de campaña: “entregarles a los privados el servicio de aseo, porque lo público es malo” como dijo en el debate de candidatos a la Alcaldía el 28 agosto de 2015 en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Pero no es solamente AB; Peñalosa llegó para arrasar también con las finanzas de la Empresa de Energía de Bogotá, privatizar la ETB y privatizar o desmantelar la EAAB; es decir vino a firmar con pluma de oro y plata la culminación de la entrega de las empresas públicas al capital privado y a perpetrar la peor masacre laboral de los últimos 20 años en la capital de Colombia, 3.700 trabajadores próximos a quedar sin empleo e ingresos.
¿Qué papel le queda a los sindicatos, sus directivos sindicales y a los trabajadores de base de Aguas de Bogotá en esta masacre laboral?
Sin duda alguna la atomización en 10 o 13 sindicatos de base con diferentes concepciones e intereses, la falta de visión y experiencia en la lucha, el desprecio por las amplias asambleas obreras, e incluso obrero populares para hacer valer sus derechos, la desconfianza de los dirigentes en sus bases, no les han permitido convocar siquiera al 52% de los trabajadores sindicalizados y mucho menos al 100% de los afectados y a su influencia directa e inmediata; es decir, con solo movilizar a un familiar adicional por trabajador, estos obreros pudiesen no solo haber realizado movilizaciones, marchas, plantones y protestas de 7.000 personas, sin contar con los 20.000 beneficiarios directos de su trabajo en el aseo del 52% de la ciudad, e incluso sin contar a los usuarios del aseo sensibles a su problemática… contando solo con ellos y sus allegados, los trabajadores de Aguas de Bogotá tendrían una fuerza suficiente para hacerle pensar dos veces al déspota alcalde proseguir su plan antiobrero y antipopular. Pero necesitan de la UNIDAD por encima de las divisiones artificiales promovidas por los politiqueros y los enemigos.
La división de los trabajadores producto de los “consejos” de los falsos amigos del pueblo y la falta de una actuación oportuna y en las calles desde el 2 de enero de 2016 al 30 de octubre de 2017, les impidió luchar y ganar con la movilización en las calles, no solo la continuidad de los contratos de trabajo y la estabilidad laboral, sino además la prestación del servicio de aseo público yendo más allá de la trampa tendida por Petro. Pero fue tan débil la lucha y tanta la confianza en los enemigos de clase que ni siquiera la empresa AB se presentó a la licitación para disputarse por lo menos una de las 5 zonas en oferta. Todos los trabajadores deben aprender de estos hechos para el futuro.
De la experiencia del movimiento obrero se desprende que los trabajadores no tienen nada que perder bajo este putrefacto sistema más que las cadenas de la esclavitud asalariada, en cambio sí, tienen un mundo que ganar; por eso los trabajadores de Aguas de Bogotá deben confiar en la poderosa fuerza de la movilización, el mitin, la huelga y el paro, donde unidos con sus familiares y con sus iguales trabajadores de la EAAB, en alianza con las masas populares y contando además con la solidaridad de sus hermanos de clase de todas las empresas públicas y privadas, deben arreciar su movilización; deben acudir a las amplias asambleas para trazar el rumbo de la lucha y destacar las formas de organización y de acción que les permitan conservar sus puestos de trabajo, e incluso echar para atrás la cacareada licitación ya que ésta se puede reversar bajo las leyes de la misma burguesía.
¡ADELANTE COMPAÑEROS, LOS OBREROS NO TIENEN NADA QUE PERDER EN LA LUCHA, TIENEN EN CAMBIO TODO POR GANAR!
Fuente: https://www.revolucionobrera.com/masas/el-gran-conflicto-en-aguas-de-bogota-y-la-privatizacion-del-servicio-de-aseo/