DOSSIER:
Mueren cuatro menores wayús por desnutrición en La Guajira
Mueren cuatro menores wayús por desnutrición en La Guajira
Ya son 87 los niños muertos por esta causa en lo que va corrido del año, en ese departamento.
Por: RIOHACHA
Este sábado se reportaron las muertes de cuatro niños wayús por desnutrición en La Guajira. Dos de los menores de edad, procedentes de la Alta Guajira, fallecieron en la Clínica Renacer, en Riohacha; mientras que los otros dos decesos se registraron en la zona rural del municipio de Manaure.
Según se pudo conocer, uno de los menores, de 6 meses, había sido trasladado desde Nazareth (Alta Guajira), con problemas de desnutrición, gastroenteritis aguda, deshidratación, trastorno metabólico y enfermedad diarreica aguda.
Así mismo, procedente de Punta Cañon, muy cerca de Punta Gallina (Alta Guajira), llegó otro de un año, con diarrea y deshidratación.
El líder indígena Javier Rojas confirmó la muerte de un tercero por causas asociadas a la desnutrición, en la comunidad de Shiruria. El infante estaba afiliado a la IPS Comparta y estaba focalizado por problemas de desnutrición. En los últimos días venía presentando vómito y diarrea.
El cuarto, una niña de 3 años, fue en la comunidad de Kaution, ubicada en zona rural de Manaure. La menor de edad había estado recluida en el Hospital Armando Pabón, de esta localidad.
Con la ayuda de las autoridades, los cuerpos sin vida de los dos niños fallecidos en Riohacha fueron trasladados a sus comunidades de origen para darles cristiana sepultura -debido a que sus padres son de bajos recursos económicos-.
Rojas denunció un nuevo caso con el ánimo de que sea atendido por las autoridades de salud. Se trata de un menor de edad con problemas de desnutrición y microcefalia. El niño, de 2 años, habita en la comunidad de Jarara, ubicada en zona rural del municipio de Uribia.
Con estos casos se eleva a 87 el número de menores muertos por desnutrición en lo que va corrido del año, en La Guajira.
RIOHACHA
http://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/desnutricion-en-la-guajira-los-ninos-wayuu-que-lloran-y-no-botan-lagrimas/15450336
Líder indígena Javier Rojas denuncia que son 12 los niños Wayú muertos por desnutrición en la última semana. Van 89 este año. | Foto: teleSUR
En 2014 unos 48 niños fallecieron por desnutrición, en 2015 un total de 38 y suman 89 en lo que va de 2016.
Representantes de la comunidad wayúu afirman que existe una crisis humanitaria por falta de acceso de alimentos, agua y servicios de salud. Conozca las cifras que dibujan la profunda crisis económica y social que sufren los habitantes de La Guajira colombiana.
- El 55 por ciento de la población de La Guajira colombiana vive en pobreza extrema.
- El 98 por ciento de los niños indígenas que mueren por desnutrición alcanzan a tener solo un 1 año de edad.
- El 40 por ciento de la población no tiene acceso a los alimentos.
El departamento de Guajira es uno de los lugares de Colombia donde se registra temperaturas superiores a los 40 grados, aunado a esto, el suministro de agua falla principalmente por las actividades mineras y el calentamiento global. Según el Instituto Nacional de Salud de Colombia cada 33 horas muere un niño.
Otros dos niños murieron esta semana en La Guajira colombiana debido a los altos niveles de desnutrición que padecían. Ambos indígenas wayúu, son decesos que se suman a las decenas que se han registrado por las mismas causas en este departamento de Colombia.
José Epieyú Uriana de 1 año y Fredy López de seis meses murieron por desnutrición hoy 16 de diciembre
Miembros de la comunidad Wayúu aseguraron que no entienden cómo los niños siguen muriendo de hambre a pesar del acompañamiento internacional, el respaldo de las altas cortes del país y de la orden que impartió la Corte Suprema de Justicia para que el presidente de ese organismo solucionara la crisis en La Guajira.
La tasa de desnutrición en Colombia se ubica en 13,2. Esta cantidad contrasta con la de algunas regiones como Vaupes (Departamento ubicado en la Amazonía Colombiana), en la que la tasa alcanza los 34,7 por ciento y en La Guajira, en la que la desnutrición crónica afecta al 27,9 por ciento de los menores de cinco años.
En 2015, la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó medidas cautelares en el departamento colombiano de La Guajira para atender la crisis agraria y muertes por desnutrición del pueblo originario wayuú.
Por: teleSUR - KP
Siguen muriendo niños Wayuu por desnutrición, Colombia no atiende medidas de CIDH
Sofia
A punto de cumplirse un año de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgara medidas cautelares a favor de los niños, niñas y adolescentes de las comunidades de Uribia, Manaure, Riohacha y Maicao del pueblo wayuu, en La Guajira, frente a temas que los aquejan como la desnutrición infantil, la falta de agua y el acceso a un buen servicio de salud, en este departamento van 81 menores que han muerto por esta causa.
Cinco de estos niños murieron entre el viernes 9 y el sábado 10 de diciembre en los municipios de Uribia y Manaure, según denunció el peticionario de estas medidas, el líder wayuu Javier Rojas Uriana.
Dentro de las medidas, la Comisión solicitó al Estado colombiano que adopte las medidas necesarias para preservar la vida e integridad personal de los menores wayuu de dichas poblaciones y socialice las medidas que se adoptarán con los beneficiarios y sus representantes.
Según Rojas “hay un exterminio sistemático porque los niños siguen muriendo a pesar de esta decisión de la CIDH, pero el gobierno aún no toma acciones reales para proteger la vida de nuestros niños”.
Dijo que son 37 mil niños que han sido identificados con desnutrición en La Guajira según el informe de la crisis humanitaria de la Defensoría del Pueblo, pero “el gobierno no nos escucha”.
Agregó que la teoría de que es un tema cultural no es válida, porque ningún padre wayuu quiere que se mueran sus hijos y prueba de esto es que hay cerca de 300 tutelas en los juzgados de La Guajira para pedir la protección de unos tres mil niños indígenas.
“Además hay unas nueve mil mujeres lactantes y gestantes que están en riesgo de morir de hambre según cifras de nuestra asociación”, aseguró.
La abogada que lo acompañó en la petición a la CIDH Carolina Sáchica, igualmente se mostró indignada y dijo que “los niños wayuu son víctimas del abandono estatal, ya que hace un año se dieron las medidas y no sus vidas no han sido protegidas”.
El secretario de Salud departamental, César Ballesteros, aseguró que “esto es una gran tragedia, pero son muchas las causas por las cuales los niños están muriendo, por ejemplo las vías en mal estado que no permiten que sean llevados a tiempo a los centros asistenciales”.
Indicó además que aparte de la situación que hay en La Guajira, el flujo de la población wayuu venezolana y de niños enfermos la agrava. “Tenemos registros de atención que superan los $1.500 millones en atención a esta población, lo cual se suma a la falta de empleo y falta de agua en comunidades indígenas”, afirmó.
Los últimos
De los cinco niños que fallecieron el fin de semana, tres murieron el sábado y otros dos el viernes, según informó Javier Rojas. Explicó que un niño de un año, perteneciente a la comunidad indígena Urú, en Uribia, falleció por desnutrición severa en una clínica de ese municipio. Añadió que una niña de dos años, que residía en la comunidad Juyasiraim, también de Uribia, murió por la misma causa en el Hospital de San Juan del Cesar, mientras que otro menor de un año, internado en el Hospital de Manaure por desnutrición, falleció cuando lo llevaban en ambulancia camino a Maicao.
Dos niños fueron rescatados en la Alta Guajira. Dos menores, de 2 y 4 años, con un alto grado de desnutrición, fueron evacuados de Punta Gallinas en la Alta Guajira, en una misión humanitaria coordinada por el Centro Nacional de Recuperación Personal y la Secretaría de Salud del departamento.
Al conocer el caso de los menores, las autoridades pusieron a disposición personal médico altamente capacitado que llegaron al lugar y evacuaron a los niños en un helicóptero de la Fuerza Aérea Colombiana.
Los menores, que pertenecen a una misma familia, fueron trasladados hasta el hospital Nuestra Señora de los Remedios, de Riohacha, y a una Unidad de Cuidados Intensivos en Maicao, donde son atendidos.
El pediatra Abudi Dasuki del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, afirmó que los hermanitos llegaron con diarrea, vómito, fiebre y padecen de desnutrición aguda severa, por lo que están en muy mal estado general.
Agregó que en total son diez hijos los que tiene esta familia, pero que además la madre tiene cuatro meses de embarazo, por lo que se averigua si los demás hermanitos también tienen desnutrición para coordinar su traslado también.
“En los últimos meses la Institución Aérea ha realizado 5 evacuaciones aeromédicas en el mismo sector por casos de desnutrición, atendiendo las solicitudes en el menor tiempo posible observando los más altos estándares de seguridad requeridos para la operación”, afirmó la Fuerza Aérea.
https://www.desdeabajo.info/colombia/30419-siguen-muriendo-ninos-uayuu-por-desnutricion-colombia-no-atiende-medidas-de-cidh.html
Hambre en La Guajira
Jamu (el hambre) persigue y atormenta a los wayús arrojando flechas sobre sus huellas. Ha llevado a la tumba a 4.770 personas en los últimos 8 años y 34.000 están desnutridas. La etnia hizo el censo de sus penurias para llamar la atención del Gobierno y del mundo. El fantasma de la escasez y de la miseria convive con sus habitantes en esa gran nación ubicada en la parte más septentrional de la América del Sur, en territorio colombiano y venezolano.
Las mujeres, dueñas de una tradición culinaria excepcional, hoy se lamentan porque sus fogones están apagados. Por generaciones prepararon en ellos yajaushi (mazamorra espesa de maíz, leche y sal), yaja (especie de bollo de maíz acompañado de carne de chivo fresca), las arepas de pulpa del cardón o el yosu, cuya fruta llamada igüaraya tiene gran cantidad de proteínas. Históricamente estos alimentos fueron la base del sustento de la etnia; pero la escasez de agua ha hecho que estas tradiciones se pierdan y con ello lleguen el hambre y la desnutrición.
Cuando la sequía no está presente, el desierto es el rey de una producción de süchon (frutos) que crece en la gran nación wayú. En los meses de septiembre y octubre, y hasta finales de diciembre se extiende el periodo de lluvias, el cual es aprovechado por los wayús para sembrar. Durante este lapso, parte de la dieta indígena se compone de ahuyama, sandía, fríjol, y la recolección e ingesta de frutos del bosque, entre otros.
El pueblo crece y se extiende con sus problemas. Hay alimentos esenciales en la vida wayú que tienen dificultades para su producción en un medio desértico sin lluvias y que son reemplazados en el mercado alijuna (el de la gente blanca). Se dejó de sembrar y procesar la caña de azúcar, el ajonjolí, el maguey. Y es creciente la compra en el mercado de productos como arroz, pastas, manteca de cerdo, gaseosas. Este es uno de los mayores problemas de la dieta actual wayú, por su enorme aporte en carbohidratos y calorías, en detrimento de proteínas, vegetales y vitaminas.
La sequía que trae la muerte
Según el Instituto de Hidrología Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), el déficit de lluvias en La Guajira es del 70 %.
Explica el antropólogo Wílder Guerra, uno de los más estudiosos del pueblo wayú, que jamu, entonces, va y viene con la brisa que sopla sobre la geografía guajira y deja una marca que lleva a vincular al territorio con seres humanos condenados a la esterilidad de sus tierras y a prolongados períodos de debilidad por falta de alimento.
En el 2013, por ejemplo, disminuyeron considerablemente las lluvias. Y en esos mismos años, según reportó el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane), los menores de 5 años fallecidos por desnutrición aumentaron en diez casos, pasando de 33 a 43, casi un niño más muerto cada mes de ese año. A menos lluvias, menos agricultura y más animales muertos; por tanto, no hay proteínas para alimentar a los menores.
A la sequía le siguen el hambre, la desnutrición y, solo entonces, la muerte, que pone fin a la tortura que significa vivir sin comer. Mariángela Epiayú, de 18 años, relata su historia. El hambre le arrebató a su única hija. No valieron las visitas al médico. Jamu se metió en el cuerpo de la bebé y robó su vida. “Siento dolor por haber perdido a mi hija, la extraño. Ahora, al llegar a la casa no la encuentro y me siento muy mal”.
Según estudios recientes, las alarmas sobre el estado nutricional de la población indígena son cada vez más frecuentes. Los indígenas wayús no comen bien. De hecho, el 90 % de las familias padecen de escasez cíclica de alimentos.
La encuesta nacional de salud y situación nutricional de Colombia, 2010, confirma que en La Guajira el índice de desnutrición global es del 11 %. Así mismo, el 3 % de los niños menores de 5 años padecen desnutrición crónica y el 11 %, desnutrición global.
Según un estudio del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), reportado por la fundación Juan Felipe Escobar, que adelantó una brigada de atención en el departamento en el 2014, más de 2.000 niños menores de 5 años resultaron con problemas graves de desnutrición, de los cuales por lo menos 500 tienen desnutrición severa y riesgo de fallecer. También se registran altos índices de mortalidad materna.
Rafael Epiayú es palabrero y maneja el arte wayú de negociar los pleitos. Él, como autoridad máxima de la ranchería Cachuama (Manaure), se lamenta porque la sequía está evaporando todo, hasta las tradiciones. “Nadie nos ayuda ni nos tienen en cuenta. Parece que estamos condenados a morir de hambre”, dice en wayuunaiki.
Y va más allá en lo que significa no tener alimentos, como los chivos, que también son su moneda de cambio. “No tener chivos afecta las relaciones que tenemos en la comunidad; por ejemplo, para tener una unión marital, porque no podemos pagar las mismas dotes. Si antes pedían 100 chivos los entregábamos porque había, ahora no tenemos y hay que caminar de comunidad en comunidad para que nos fíen chivos y así poder cumplir esas peticiones de dote o de invitaciones que haya en alguna otra comunidad”. La escasez extingue su cultura.
CIDH le quiere ganar a ‘jamu’
En medio de un panorama desalentador, los wayús ganaron una primera batalla que comenzaron en febrero del 2015. Reclamaban acceso a agua potable y seguridad alimentaria para los niños.
Javier Rojas Uriana, líder de la Asociación Shipia Wayuu, explicó que el Cerrejón (la mina que explota carbón a cielo abierto en La Guajira) consume 34.903 metros cúbicos de agua al día, en comparación con el consumo de las rancherías más cercanas, que solo pueden consumir entre 2.000 y 5.000 metros cúbicos al día, una cantidad que no es suficiente para satisfacer sus mínimas necesidades.
Eso los llevó a solicitar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) las medidas cautelares en favor de los niños de Uribia, Manaure, Riohacha y Maicao, y el organismo se las concedió, ordenando al Gobierno colombiano a que le haga frente a un tema de seguridad alimentaria.
La CIDH considera que los miembros de estas comunidades se encuentran en una situación de gravedad y urgencia; por tal medida, la exigencia al Gobierno es asegurar la disponibilidad, accesibilidad y calidad de los servicios de salud, con un enfoque integral y culturalmente adecuado, con el fin de atender la desnutrición infantil, así como tomar medidas inmediatas para que esas comunidades puedan tener a la mayor brevedad agua potable y alimentos de calidad y en cantidades suficientes.
Javier Rojas recita de memoria los múltiples intentos de los wayús por lograr la reivindicación de sus derechos a un ambiente sano y seguro, pero nunca han obtenido una atención adecuada de parte del Estado colombiano. Explica el líder indígena que “el Gobierno habló de la puesta en marcha de un programa de recuperación nutricional que beneficiará a 7.000 niños, cuando el censo nuestro indica que 34.000 están en graves problemas. Entonces, nos preguntamos: ¿y los restantes? Parece que no han querido mirar a La Guajira como debe ser”.
‘Juya’ (lluvia) de dinero, no de agua
El incontrovertible riesgo que padece en la actualidad la población wayú disparó una juya (lluvia) de dinero que no para. Según datos del ICBF, en los años 2013, 2014 y 2015 se han invertido $ 171.124 millones en contratos con 75 fundaciones de La Guajira, para atender a la primera infancia en todo el departamento.
Lo anterior, sin contar con los recursos que también han destinado otras organizaciones internacionales, la empresa privada y la gobernación del departamento, específicamente para combatir la desnutrición.
La gobernación de La Guajira, en los años 2013 y 2014, ha invertido $ 35.000 millones para atacar el problema de la desnutrición infantil. Y en el 2015, $ 17.500 millones.
El secretario de Salud Departamental, Gonzalo Francisco Araújo Daza, asegura que sí han atendido el problema. Niega que hayan muerto todos los niños que reporta Javier Rojas Uriana. “Según la estadística oficial, en el 2013 fallecieron 23 niños por causas asociadas a la desnutrición; en el 2014 la cifra fue de 46 y en lo que va del 2015, faltando algunos reportes, 32. Sobre eso es bueno aclarar que en los últimos cuatro años se reportan más los casos que en los años anteriores”.
Para el médico Spencer Rivadeneira, la discusión por las cifras no va a remediar el problema de desnutrición que está asociado a varios aspectos que merecen ser atacados por el Gobierno y el pueblo wayú de diferentes maneras. A sus palabras se suma el antropólogo Wílder Guerra. Ambos dejan ver que temen porque esas políticas no cambien, ya que se invierte dinero, pero el problema sigue igual o peor.
La lluvia de dinero dizque para salvar al pueblo wayú, hasta ahora solo ha servido para que decenas de fundaciones contraten con el ICBF y la Gobernación desarrolle los programas que tiene a su alcance, mientras el pueblo intenta sobrevivir en el desierto, en condiciones cada vez más lamentables.
Jamu persigue a los wayús
Wilder Guerra, antropólogo de La Guajira, explica las duras condiciones en que sobreviven los wayú
Recursos para atender a la primera infancia
El ICBF ha desarrollado varias estrategias de inversión que beneficien a los niños en Colombia.
Investigación Unidad de datos
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