¿Es posible adoptar la jornada escolar completa?
Es la bandera principal de este segundo gobierno de Santos, y es sin duda esencial para cerrar la brecha entre la educación oficial y la privada. Pero supone un esfuerzo gigantesco de construir colegios y mejorar salarios: ¿se encontrarán los fondos?
Ángel Pérez Martínez*
RazonPublica.com
Las propuestas de Santos
En su discurso de posesión, el presidente Santos anunció tres “pilares” que serán la base de su Programa de Gobierno 2014-2018: paz, equidad y educación. En educación mencionó seis propuestas:
Aumentar el presupuesto nacional destinado al sector; en campaña se comprometió con “más de 7 puntos del PIB” ;
Universalizar la atención integral para los niños entre 0 y 5 años, mediante la estrategia “De Cero a Siempre”;
Estimular a los mejores bachilleres para que sean maestros, y aumentar los ingresos y formación para los actuales docentes;
Mejorar la calidad e intensidad de la educación para niños y jóvenes, retornando gradualmente a la jornada completa;
Aumentar el acceso a la educación superior mediante la entrega de 400 becas a los mejores estudiantes del Sisbén 1 y 2; y
Cuidar y fortalecer al SENA como “la joya de la corona”.
Es sin duda el reto más complejo y más importante de política y gestión del sector educativo, debido al número de personas que beneficiaría y a los costos y recursos que involucraría.
Sobre las primeras cuatro propuestas de Santos, asociadas con la educación inicial, básica y media existe un relativo consenso, tanto internacional como nacional: la evidencia indica que son el camino para avanzar en cuanto a calidad, convivencia y desarrollo ciudadano de los estudiantes.
El problema es cómo lograrlo, cuando la experiencia señala que para alcanzar resultados significativos en estos niveles educativos se requieren políticas de más de cuatro años. Por ejemplo, Colombia necesitó más de diez años para universalizar la cobertura en el grado de transición (niños de 5 años).
Hay que destacar que Colombia llega obligada a estas propuestas debido a los malos resultados de sus estudiantes de 15 años en las Pruebas PISA que realizó la Organización para Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE) a comienzos de 2012.
Adicionalmente, el gobierno necesita un escenario de posconflicto con más equidad económica y más desarrollo sociopolítico, para lo cual será fundamental un sistema educativo que garantice no solo el derecho sino la calidad para los niños y jóvenes más pobres.
Discurso de posesión del Presidente Santos, el pasado 7 de agosto del presente año.
Foto: Presidencia de la República
¿Por qué jornada completa?
La decisión de ampliar la jornada escolar es sin duda el reto más complejo y más importante de política y gestión del sector educativo, debido al número de personas que beneficiaría y a los costos y recursos que involucraría.
Los estudiantes de la educación oficial, que son quienes tienen mayores necesidades educativas, solo acuden a media jornada escolar porque a partir de los años 1960 el Estado, en cabeza del Ministerio de Educación Nacional, decidió ahorrar recursos en infraestructura y usar las sedes de las escuelas y colegios oficiales en doble, y hasta triple, jornada con el propósito de aumentar la cobertura.
Este objetivo se logró en parte, pero creó una odiosa diferencia entre la educación oficial y la educación privada de buena calidad, que amplía la brecha entre niños y jóvenes según que accedan a uno u otro tipo de educación.
Hoy, cerca del 90 por ciento de los alumnos de los colegios oficiales solo asisten entre 5 y 6 horas diarias al sistema educativo, durante 38 semanas. La norma sostiene que deben ser 40 semanas, pero entre festivos, convocatorias de los sindicatos y día especiales se pierden en promedio 10 días al año.
La jornada escolar única busca copiar a los mejores colegios privados del país, a donde los muchachos asisten durante 8 horas al día, de 7:00 am a 3:00 pm, con un solo equipo de profesores y personal de apoyo que se involucra con los estudiantes y sus familias en torno a un Proyecto Pedagógico Educativo (PEI) y con un currículo único congruente con un proyecto de vida para los estudiantes.
Además, estos estudiantes normalmente reciben educación bilingüe, profundizan en campos del conocimiento donde el colegió establece el énfasis de acuerdo con el PEI, y participan de manera transversal en diferentes actividades artísticas y culturales.
La mayoría de los estudiantes solo van a media jornada escolar; en la mañana 5.700.921 estudiantes (54 por ciento) y en la tarde 2.228.316 (21 por ciento).
La diferencia más notable entre un colegio de jornada única y otro de media jornada es la posibilidad que tiene el primero de trabajar de manera integral en el PEI con un clima escolar y laboral más tranquilo. Allí, los profesores dialogan, pueden almorzar juntos o con sus alumnos y preparar reuniones y acciones de apoyo a los estudiantes con problemas de aprendizaje.
Además, la jornada completa permite reuniones y debates pedagógicos durante la jornada laboral de los docentes, los cuales se difunden luego mediante reflexiones con padres de familia, con estudiantes y otros actores del proceso educativo.
Por lo demás, en un colegio con jornada completa, rectores y coordinadores dedican un mayor tiempo a la gestión educativa, al acompañamiento y al soporte de los procesos pedagógicos y a los docentes, lo cual es un factor determinante en la calidad de la educación.
En cambio, los colegios oficiales están más dedicados a temas administrativos (piensen en el esfuerzo de directivos y de maestros en un colegio que debe empezar clases a las 6:30 am con 1.000 estudiantes y luego sacarlos del colegio hacia las 12:20 para lograr que a las 12:30 comience el ingreso de los 1.000 estudiantes de la tarde).
Estudiantes del Colegio Santo Domingo de Medellín.
Foto: medea_material
Estudiantes por jornada escolar
Según los datos del Ministerio de Educación Nacional (MEN), 10.629.565 estudiantes de colegios públicos y privados asistieron al sistema de educación básica y media en 2013, de los cuales, solo el 18 por ciento estudió en jornada única o completa.
La mayoría de los estudiantes solo van a media jornada escolar; en la mañana 5.700.921 estudiantes (54 por ciento) y en la tarde 2.228.316 (21 por ciento). Además, existen dos jornadas adicionales en la educación oficial a las cuales acuden jóvenes o adultos: fin de semana (sábados y domingos) 445.166 (4 por ciento) y nocturna 295.851 (3 por ciento).
Las matrículas en educación oficial básica y media alcanzaron los 8.887.010 estudiantes (84 por ciento del total) en 2013 y, según el MEN, solo 1.031.372 de estos acuden en jornada escolar completa.
El 88 por ciento de los estudiantes oficiales asisten a media jornada escolar: en la mañana 5.106.857 estudiantes (57 por ciento) y en la tarde 2.114.036 escolares (24 por ciento). El 7 por ciento de la matrícula oficial va a la jornada de fin de semana (4 por ciento) o la jornada nocturna (3 por ciento).
De acuerdo con lo anterior, la propuesta del gobierno Santos será lograr que cerca de 8 millones de estudiantes accedan a jornada única. Esta meta se puede acercar a 9 millones de estudiantes en el año 2025, en la medida que el programa sea exitoso, se acompañe de una reducción de la deserción escolar, y algunas familias decidan trasladar a sus hijos de la educación privada a la oficial.
La infraestructura: principal dificultad
Los estudiantes de la jornada de la mañana tienen sede educativa asegurada para la jornada completa, y quienes asisten los fines de semana o a la jornada nocturna no afectan al programa de la jornada completa.
Por lo tanto es necesario garantizar la infraestructura educativa para cubrir la jornada completa de quienes estudian en la tarde en la educación oficial, es decir 2.114.036 estudiantes.
Mientras no se resuelva esta necesidad de nuevos colegios para los estudiantes de la tarde, un número similar de estudiantes de la jornada de la mañana no podrán acceder a jornada completa. Es decir, en el corto plazo el problema de infraestructura afectará a más de 4 millones de estudiantes.
El 90 por ciento de los estudiantes de la jornada de la tarde se ubica en zonas urbanas, especialmente en las ciudades capitales. En Bogotá, sectores y barrios muy deprimidos se construyeron sin ninguna planeación y allí no existen lotes para construir nuevos colegios, razón por la cual en algunos casos se necesitará comprar manzanas completas.
La propuesta del gobierno Santos será lograr que cerca de 8 millones de estudiantes accedan a jornada única.
Según los antecedentes de construcción y dotación de colegios en Bogotá, años 2004 a 2008, un colegio nuevo tiene un costo promedio de 15.000 millones de pesos para 1.400 estudiantes. Sin embargo, por facilidad para localizar lotes, espacios recreativos y deportivos, calidad y posibilidades pedagógicas es preferible pensar en colegios para 700 estudiantes, razón por la cual se requieren 3.020 nuevos colegios para atender en jornada completa a los estudiantes de la tarde.
Así, si se proyecta a 10 años (2025 Colombia la más educada) a partir del 2015 Colombia debe construir por lo menos 302 nuevos colegios por año, con un costo total que superará los 23 billones de pesos.
El tamaño promedio de los centros educativos de la encuesta TALIS que se aplicó en 34 países de la OCDE es de 546 estudiantes con 45 docentes por escuela.
Sin embargo, son varios los beneficios de la jornada completa: en Chile, por ejemplo, mejoró la calidad educativa, disminuyó el embarazo juvenil y la deserción escolar, y tuvo efectos positivos sobre la convivencia escolar.
Colombia debe proyectar una mejora en la gestión de los colegios dadas las posibilidades de realizar y consolidar proyectos pedagógicos en dichas instituciones con menos estudiantes.
La jornada completa debe incidir para que pese más el efecto escuela que el efecto familia y el del entorno social donde conviven los muchachos, en un país violento y donde abundan las posibilidades armadas o delincuenciales para los jóvenes.
Además, la jornada completa implica aumentar los salarios de los docentes y garantizar su plena profesionalización.
La mayoría de los docentes de la educación oficial son mujeres (66 por ciento), y un estudio con los docentes de Bogotá demostró que ellas dedican gran parte de su tiempo libre a actividades del hogar, mientras que el 25 por ciento trabajaban en otras actividades una vez cumplen con la jornada laboral de 6 horas en los colegios de la ciudad.
Por esto en el diseño de los POT, el gobierno nacional, el Congreso y los gobiernos locales deben dar prioridad al uso del suelo para la construcción de sedes educativas, además de prohibir la construcción de barrios sin espacios reservados para la edificación de los correspondientes planteles.
*Profesor y asesor en temas educativos.
http://www.razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/7856-%C2%BFes-posible-adoptar-la-jornada-escolar-completa.html