Venezuela: No hay invasión, sufrimos intervención y golpe manso
Toby Valderrama y Antonio Aponte
Batalla de ideas
Ponemos toda la atención en la invasión gringa, en el golpe cruento tradicional, y descuidamos las nuevas maneras de intervención del imperio
Ahora, sin percatarnos, sufrimos el golpe manso, una intervención de cirugía política poco invasiva, con nuevos métodos. Veamos.
La doctrina del nuevo plan consiste en manipular la política de un país, desmontar la posibilidad revolucionaria con movimientos puntuales sutiles, lo más desapercibido posible: presionar un poco, amenazar otro tanto, halagar, dividir. Funciona muy bien -piensan ellos- en Revoluciones Pacificas, éstas son más vulnerables, son atrapadas, inmovilizadas, por la democracia burguesa, pero sobre todo por la lógica capitalista. El plan nos recuerda aquella advertencia de los abuelos: del agua mansa líbrame Dios, que de la brava me libro yo.
El plan tiene componentes precisos que se van asomando con claridad. Unos destinados a la distracción, pretenden que la Revolución se prepare para otros escenarios, para dar batalla en el vacío. Mientras, otros van desplegando el plan, atenazando a la Revolución hasta dejarla inerme, derrotada, sin capacidad de respuesta.
El primer paso fue la desaparición del líder, comprendieron que era fundamental para desarrollar todo su proyecto, sabían, lo estudiaron a fondo, que Chávez entendería la nueva modalidad de ataque casi de inmediato, que la desmontaría, que no la transitaría, la experiencia de años de gobierno, de soportar ataques, lo habían enseñado, era lo que llaman los taurinos un “toro aprendido”, ya no lo engañaba la oligarquía con trapos rojos. El magnicidio fue el primer paso del plan, y ya anunciaba su nueva modalidad: sutil, manso, dulce, sin producir rechazos, sin ser percibido, aceptado a lo sumo como un hecho aislado, divorciado de la política que lo precedió y de la que de allí en adelante se produce.
El segundo paso es privar a la Revolución, a los dirigentes y a la masa de su condición política, para esto despojan a la Revolución de su base de apoyo, la separan de sus dirigentes, la confunden, la desencantan. El principal objetivo es elevar los niveles de individualismo, que procuren soluciones aisladas, egoístas, en otras palabras, alejarlas de la política, que se importen sólo por lo mezquino y desde esa visión corta tomen las decisiones políticas: voto castigo por tonterías, voto supersticioso, abstención. Este paso se potencia con nuestros errores, que al no reconocerlos facilitamos la operación enemiga.
Dentro de esta vasta operación de despolitización de la sociedad presentan a la despolarización como un hecho positivo, que equivale a ocultar la lucha de clases, proteger a las clases dominantes y al sistema capitalista, desproveer a las masas de objetivos importantes por los cuales luchar, limitar la pelea a la superficie, a lo trivial, dar a la política la misma importancia que un juego de dominó o de pelota el fin de semana donde todos somos iguales y sólo escarceamos. Para esta despolitización, este ocultamiento de las razones sagradas por las cuales luchar, movilizan a todas las fuerzas de la dominación, desde el exterior, mercosur, unasur, hasta la iglesia católica, coinciden en proponer la convivencia de tío tigre y tío conejo, del capitalismo con los desposeídos. Se encargan las economías capitalistas del continente de que la Revolución no se salga del establo. Recordemos las diligencias de lula y la extraña posición del Brasil: siempre que hay definiciones se hacen los pendejos.
El pacto del pacífico se encarga de la parte dura del plan, son sus agentes en el continente, la lideran piñera y santos, no es por azar que esas sean las visitas de capriles.
Junto a este ataque, enfilan todas sus baterías contra el gobierno, contra el Presidente Maduro, esta operación tiene agentes especializados en fina guerra psicológica. Intentan sembrar la división, estimular planes paralelos, sembrar desconfianza, aislar a los revolucionarios, impedir que lleguen las ideas a la masa, llenarlas de estulticias, de contenidos banales. Pretenden desprestigiar al Presidente Maduro, centrar la lucha sobre su calidad, desvían de esta manera la atención de los campos principales de la confrontación.
Los gringos intervienen descaradamente en nuestra política, opinan, certifican, declaran, a veces abrazan, a veces amenazan, sondean al gobierno, averiguan hasta dónde y cómo responde, quién responde, estimulan a la oposición. Recordemos el abrazo de kerry, el beso de judas deberíamos decir, y la amenaza de la embajadora en la ONU, respaldada por el departamento de estado gringo.
El plan, el golpe manso, nos debilita, nos lleva al patíbulo de unas elecciones en plena intervención, o a un golpe al cual no podremos responder. No nos extrañemos si en su afán de acorralarnos asoman acciones terroristas.
El plan del golpe amerita toda nuestra atención, los cuerpos de Seguridad del Estado deberían abocarse a estudiarlos con atención, es un problema ante todo de inteligencia, de pensar, de mesa, de estudio. Los ministerios de información deberían diseñar una agresiva política de enfrentamiento al golpe manso, en lugar de andar persiguiendo las ideas que no son adulatorias.
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