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LIBERALISMO, DEMOCRACIA Y DINASTIAS
El liberalismo colombiano es una dinastía de tipo feudal.
Por Ulises Casas Jerez
Cuando en el mundo prácticamente han desaparecido los partidos liberales, en Colombia subsiste uno en el cual impera una dinastía de familias provenientes de la colonia y prolongado en la República hasta nuestros días. Casi desaparecido en años anteriores ha tenido un resurgimiento con el cual ha revivido la sucesión dinástica de aquellas familias.
El liberalismo es una ideología política correspondiente a los primeros ciclos del capitalismo de plena competencia; ese liberalismo sustentaba los principios de libertad, igualdad y fraternidad de la revolución francesa de 1789, porque esta revolución fue la expresión ideológica de la burguesía europea suficientemente fuerte para derrocar las monarquías feudales teocráticas.
En Colombia los principios liberales aparecen cuando las familias de los criollos poseían suficiente poder económico en los sectores del comercio y una incipiente industria dependiente de las grandes potencias mundiales en donde la burguesía había alcanzado un grado elevado de su desarrollo; en la década de 1840 se manifiestan las corrientes políticas liberales y conservadoras en Colombia. El liberalismo se enmarca en los espacios de las reivindicaciones populares y el conservatismo en los de la producción agrícola, minera y ganadera de la mano de la clerecía católica porque la Iglesia era el mayor terrateniente colombiano de ese entonces.
En esa dirección las corrientes liberales llevaban en su ideario los postulados de las logias masónicas y con ellos avanzaron en reformas económicas, sociales, políticas y culturales que beneficiaron el desarrollo de la nación colombiana entre los años de 1845 y 1886. En ese ciclo histórico, Mosquera expropió las tierras y bienes de la Iglesia católica, expulsó del país a los clérigos enemigos de las reformas y la Universidad Nacional pasó a ser el centro de la cultura y el conocimiento de los colombianos todos.
La dirección de la corriente liberal colombiana estaba en cabeza de insignes personajes que venían de las guerras de independencia pertenecientes a los criollos que forjaron la nacionalidad. Esos criollos, hijos de españoles pero nacidos en estos territorios, formaron una casta política, social y cultural que sobrevive en los actuales dirigentes políticos.
Actualmente, la descendencia de esa casta criolla se encuentra al frente del Estado: el Presidente de la República proviene de la familia Santos de la cual surgió el Presidente Eduardo Santos, propietario del periódico El Tiempo primero y, luego, Presidente de la República en el período presidencial de 1938 a 1944. Se distinguió por haber frenado las reformas de su antecesor el Presidente Alfonso López Pumarejo. La Alcaldesa actual de la capital de la República proviene de esas familias aristocráticas, los López y los Obregón; su tío Alfonso López Michelssen fue Presidente de Colombia entre los años 1974 y 1978 y los Obregón son una familia de aristócratas vinculados a los sectores financieros del país. El ministro de Gobierno es nieto de Carlos Lleras Restrepo, quien fue Presidente del país entre 1966 y 1970; se distinguió por impulsar reformas de carácter progresista burgués a la estructura económica.
En la reciente convención liberal fue elegido un hijo del expresidente César Gaviria, quien abrió las puertas del neoliberalismo en el país llevando a la ruina a miles de medianos y pequeños industriales, comerciantes y otros sectores productivos. Y el partido denominado Cambio Radical, una corriente liberal reformista de la cual era jefe, antes de ser nombrado ministro de gobierno el actual, ya citado, Vargas Lleras, se encuentra el hijo de un dirigente liberal importante asesinado hace varios años, Luis Carlos Galán Sarmiento.
En manos de esa dirigencia liberal se encuentra el país. Los liberales y similares movimientos políticos elevan permanentemente un discurso demagógico y populista y grandes masas los acompañan engañados por ellos. Pero la democracia que predican solo se realiza en sus cerrados círculos dinásticos. Claro que el rótulo liberal y el rótulo conservador son, actualmente, banderas de la misma naturaleza y solo sirven para confundir a quienes viven en la ignorancia política partidista de Colombia.
Ulises Casas Jerez
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