El dinero no es todo
Por: FRANCISCO CAJIAO
Va siendo hora de repensar todo el sistema educativo, especialmente en sus deficiencias estructurales, si queremos salir de los puestos de honor de los países más desiguales del mundo.
Hay que repensar el sistema educativo para dejar de ser uno de los países más desiguales del mundo.En días pasados, la revista Dinero publicó los primeros resultados de la prueba Saber 11. Todavía no figura la clasificación de los colegios en las categorías habituales, pero se sabe el lugar que ocupó cada uno en un orden consecutivo de acuerdo con el promedio obtenido por los bachilleres.
Como lo afirma la directora del Icfes, la prueba es apenas un indicador de calidad entre muchos. Sin embargo, tiene una importancia indudable, ya que los estudiantes con bajos puntajes tienen muy pocas oportunidades de acceder a buenas opciones de educación superior y, especialmente, a la universitaria de calidad.
La mayor parte de las mejores universidades públicas y privadas tienen como criterio de admisión el nivel obtenido en este examen, de modo que los colegios que no logran que sus estudiantes obtengan buenos puntajes están fracasando en un objetivo social esencial que es la movilidad social y el acceso equitativo al conocimiento. Por ende, a adquirir las capacidades que abren el camino para ocupar posiciones destacadas en la sociedad.
El promedio nacional de los colegios privados de estratos altos es de 54,8 por ciento, mientras el de los colegios de nivel económico bajo es de 41,2, de acuerdo con la publicación citada. Dentro de los 500 mejores colegios solo aparecen 19 públicos, y de estos solo 6 de Bogotá. Entre los 500 y los 1.000 hay solo 7 de esta ciudad. Pero lo peor es que entre el puesto 7.000 y el 10.500 hay más de 100 colegios públicos de la capital del país: esto es, cerca del 30 por ciento de la educación oficial de la entidad territorial que ha hecho mayores inversiones en los últimos ocho años.
En Bogotá se han construido cerca de sesenta colegios con dotación y equipamiento de primer nivel, se estableció la gratuidad para todo el sistema de básica y media, se instalaron restaurantes escolares y programas de nutrición, se implantaron subsidios condicionados a la asistencia escolar, se articularon proyectos de salud con la secretaría respectiva... Al sumar los recursos de las transferencias que provienen de la Nación y la inversión de recursos propios de la ciudad, se obtiene una cifra de gasto educativo per cápita de casi el doble de lo que se gasta en la educación de los niños del resto del país. Aun así, la calidad, en lo que respecta a los resultados académicos que mide el Icfes, parece seguir estancada y, por lo tanto, los jóvenes bogotanos aún no logran garantías reales del derecho de recibir una buena educación.
Las razones de esta situación, que marca una pauta terrible en la perpetuación de la pobreza, son múltiples y complejas. Hay causas socioeconómicas, que incluyen un entorno cultural precario, pocos recursos para acceder a bienes culturales y bajas expectativas con respecto al futuro (una especie de pesimismo colectivo). Hay problemas comunes a toda la educación pública del país que afectan a la ciudad, como el elevado tamaño de los grupos y la ausencia de programas serios de educación inicial en manos de profesionales. Iniciar el aprendizaje de la lectura y la escritura con grupos de más de 30 niños, o pretender que grupos de 45 y 50 adolescentes aprendan matemáticas es poco menos que perder el dinero.
Pero también hay factores políticos y administrativos que tienen que ver con la idoneidad de quienes diseñan las políticas de calidad nacionales y locales, las prioridades que se asignan a la inversión de cuantiosos recursos dedicados a este propósito y la contratación de cientos de entidades, capacitadores, asesores y expertos dispersos, que más que ayudar en los colegios los saturan con un reguero de exigencias.
Va siendo hora de repensar todo el sistema educativo, en especial en sus deficiencias estructurales (las que tienen que ver con el conocimiento), si queremos salir de los puestos de honor de los países más desiguales del mundo.
frcajiao@yahoo.com
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