El capitalismo terminó apropiándose también del saber y del conocimiento: Víctor Manuel Moncayo
Por Fernando Arellano Ortiz
“En la época contemporánea la tendencia es que el trabajo material e inmaterial y su medida (la teoría del valor trabajo), pierdan importancia, el capitalismo no tiene otra alternativa que nuevos ‘cercamientos’, en esta ocasión sobre el saber-conocimiento y lo vivo”, señala el científico social colombiano, Víctor Manuel Moncayo Cruz para explicar la esencia de lo que se ha denominado capitalismo cognitivo.
“La expropiación no versa ahora sobre la tierra, sino sobre elementos del común construidos en los lugares más avanzados del desarrollo de las fuerzas productivas, que han permitido una economía fundada sobre el conocimiento”, afirma.
“El capital como propiedad, por consiguiente, se independiza cada vez del capital como gestor, y éste por el propio desarrollo de la subsunción real cede el lugar a la reapropiación del conocimiento/saber por los trabajadores, hasta tal punto que el capital puede extraer plusvalor sin necesidad de ejercitar ninguna función directa en la organización del trabajo. Y es por ello que ya lo que recibe el capitalista deviene únicamente renta por la propiedad, pues no desempeña función alguna en el proceso de producción”.
“En otros términos, lo que sucede –agrega- es que al entrar en crisis la ley del valor fundada sobre tiempo de trabajo, el trabajo inmediato participa cada vez menos en el valor monetario de la producción y, por ende, de la ganancia, haciendo necesario, para mantener el valor de cambio y salvaguardar la ganancia, apelar a la exigencia del plusvalor por la vía de la renta”.
Moncayo Cruz es abogado con estudios de posgrado en Ciencia Política de la Universidad Católica de Lovaina. Es profesor emérito de la Universidad Nacional, de la cual ha sido decano de la Facultad de Derecho y rector durante seis años. Su vasta producción académica alterna estudios sobre teoría del Estado y del Derecho con análisis de políticas públicas, siempre en una perspectiva crítica de la organización social y productiva vigente.
Participó como conferencista en el VII Seminario Internacional Marx Vive, América Latina en disputa y POLO lo abordó para entrevistarlo.
- Usted ha señalado la necesidad de hacer una nueva lectura de la realidad del sistema capitalista en esta coyuntura histórica. ¿Por qué?
- Lo que yo he querido recoger es un planteamiento que no es nuestro sino de un movimiento europeo en el sentido de que las transformaciones que han ocurrido en los últimos 20 años han conducido a un agotamiento de lo que se conoció como la época del capitalismo industrial, y hemos entrado en una fase distinta, igualmente capitalista, que está presidida por el tema del conocimiento. No es la misma tesis de la sociedad del conocimiento, ni de las TIC (Tecnologías de la información y la comunicación), sino que el papel del conocimiento en la etapa industrial estaba más ligado a su incorporación o materialización al sistema de máquinas. De alguna manera, los trabajadores eran saqueados desde el punto de vista del conocimiento, se convertían en apéndices de las máquinas. El proceso curiosamente en esta etapa del capitalismo es que la importancia del conocimiento ha regresado a los sujetos. Pero como ya no los tienen en las fábricas, es preciso reflexionar cómo capturar la generación de conocimiento y actividades inmateriales de los sujetos fuera de ellas, lo cual tiene unas transformaciones inmensas. Es la tendencia que se denomina capitalismo cognitivo.
- ¿Y por que habla usted de una nueva gramática del Estado en América Latina?
- Gramática de la multitud, tomando la expresión de Paolo Virno, una forma de leer y entender los conceptos de una época distinta ya que se volvieron caducos, obsoletos. Ahora, la nueva comprensión de la época exige un nuevo instrumental, una nueva caja de herramientas, porque ya no nos sirven términos clásicos como el de jornada, plusvalía, la misma composición técnica y orgánica es otra cosa. Es decir, hay una redefinición conceptual completa que es la que está construyéndose.
- Esa redefinición completa también toca el término de imperio. ¿Usted que entrevistó hace algunos años al filósofo marxista italiano Antonio Negri, coincide con su controversial concepto sobre “imperio sin imperialismo”?
- El último libro de Negri, Commonwealth, que no ha sido traducido aún al español, es muy revelador en ese sentido. Lo que él ha querido explicar en relación con el concepto de imperio es que las estructuras de la época anterior del capitalismo tenían unas organizaciones ligadas al elemento imperialista tradicional, de la supremacía de una nación sobre otra, y todos los espacios creados por el Derecho Internacional clásico como Naciones Unidas. Ahora lo que plantea es que hay un nuevo espacio en construcción a nivel global, y un signo de ello es la ruptura del unilateralismo, en lo cual Estados Unidos fracasó con sus invasiones a Irak y Afganistán. El capitalismo cada vez es menos un problema de países, de capitales nacionales. A eso alude Negri cuando habla de imperio, no es que se haya creado una superestructura nueva que agrupe a todos los Estados desarrollados, sino una estructura más flexible, más difícil de identificar, que estaría en construcción, porque esto de hoy en día es una transición.
- ¿En esta transición del capitalismo, la humanidad va de mal en peor?
- Esta crisis del capitalismo es absolutamente novedosa y por eso las respuestas que el mismo capitalismo da no apuntan a su resolución, porque no ha encontrado el Keynes para esta época. La solución financiera es la respuesta que ha encontrado y que permite ir más allá de las unidades empresariales que ya no tienen el control y cuyos propietarios han fluido hacia el mercado de valores, entre otras cosas porque el papel de lo financiero permite llegar a las cosas nuevas, como por ejemplo, la apropiación del conocimiento y los inmateriales, a valorizar el capital por encima del problema de las máquinas. Ya las empresas no valen por las máquinas sino por los inmateriales que poseen.