Ucrania: Los imperialistas rusos y estadounidenses se aproximan tambaleantes a un conflicto directo, lo que aumenta el peligro de una guerra nuclear
El lanzamiento de misiles ATACMS suministrados por Estados Unidos desde un sitio no identificado en Ucrania, 19 de noviembre de 2024. Foto: Lachen Pyshe Telegram via AP
Hace casi tres años, los soldados rusos invadieron a Ucrania, un país de Europa del Este que comparte una larga frontera con Rusia. Estados Unidos, bajo el mando de Biden, comenzó inmediatamente a enviar cantidades masivas de armas y otras formas de apoyo militar a Ucrania, y movilizó a los países de la OTAN para que hicieran lo mismo. (La OTAN es una alianza militar controlada por Estados Unidos, cuyos miembros incluyen a la mayoría de los países europeos. Durante las últimas tres décadas, Estados Unidos ha dirigido a esta alianza militar a admitir nuevos países que colindan directamente con Rusia.).
La guerra en Ucrania se convirtió en una guerra de sustitutos entre las potencias imperialistas de Rusia y Estados Unidos. La población y los soldados ucranianos han sido usados como carne de cañón para promover los intereses imperialistas estadounidenses. Esta guerra ha cobrado un saldo enorme para el pueblo ucraniano. Esta semana ha presenciado una escalada que conlleva el peligro de derivarse en una espiral hacia un conflicto directo entre Estados Unidos y Rusia, ambas potencias imperialistas con suficientes armas nucleares para destruir el mundo muchas veces.
Biden da luz verde a ataques con misiles en el interior de Rusia
El 18 de noviembre, Joe Biden anunció que Estados Unidos había aprobado el uso por Ucrania de misiles ATACMS1de fabricación estadounidense. Estos misiles posibilitan que Ucrania lance ataques muy en el interior de Rusia, con conocimientos técnicos proporcionados por Estados Unidos. Se trata de una escalada cualitativa de la guerra, que conlleva la amenaza de escaladas aún mayores.
Los dirigentes ucranianos han solicitado que Estados Unidos permita el uso de los ATACMS desde poco después de que comenzara la guerra. Biden se negó durante unos dos años, argumentando que no quería correr el riesgo de un conflicto directo que pudiera llevar a Estados Unidos a una guerra abierta con Rusia. Ahora, está dispuesto a hacer esa apuesta y, al hacerlo, aumenta significativamente el nivel de violencia en Rusia y Ucrania y aumenta el riesgo de que la guerra involucre a más partes de Europa, y posiblemente más allá. Poco después del anuncio de Biden, misiles similares suministrados por Inglaterra comenzaron a dar a objetivos rusos. Y el 19 de noviembre dispararon los primeros ATACMS, suministrados por Estados Unidos, contra una instalación militar a 110 kilómetros (70 millas) dentro de Rusia.
En respuesta, el mismo día —el día 1.000 de esta espantosa guerra— Rusia declaró que a partir de ahora considerará la posibilidad de usar un arma nuclear en el caso de que la ataque un país no nuclear (como Ucrania) que esté respaldado por una potencia nuclear (como Estados Unidos o Inglaterra).
El embajador de Rusia ante Inglaterra dijo que Inglaterra está “ahora directamente involucrada” en la guerra con Rusia. Vladimir Putin, presidente de Rusia, declaró que los misiles estadounidenses y británicos que impactaron en Rusia le dieron a la guerra “elementos de carácter global… Nos consideramos con derecho a usar nuestras armas contra las instalaciones militares de aquellos países que permiten que sus armas se usen contra nuestras instalaciones. Si alguien más duda de esto, pues se equivoca: siempre habrá una respuesta”.
Pensemos en el peligro extremo que provoca Estados Unidos y en cómo responde Rusia. Son gánsteres imperialistas que no sólo se niegan a dar marcha atrás, sino que se incitan mutuamente a dar respuestas que entrañan el peligro del uso de armas que podrían acabar con la civilización humana.
Los intereses de los imperialistas no son nuestros intereses
Edificios de departamentos en Dnipró arrasados por proyectiles rusos, enero de 2023. Foto: AP
Los cadáveres de soldados rusos en el campo de batalla, septiembre de 2023. Foto: AP
Durante casi tres años espeluznantes, la guerra en Ucrania ha sido un infierno de muerte y destrucción. Ha arrasado pueblos y aldeas enteras, ha bombardeado grandes ciudades, ha envenenado las tierras de cultivo y ha contaminado las fuentes de agua. Las fuerzas fuertemente armadas de Rusia —una de las dos máximas potencias nucleares del mundo— y Ucrania, con el respaldo de Estados Unidos (la otra máxima potencia nuclear), están alineadas frente a frente a lo largo de un trecho de aproximadamente 2.400 kilómetros (1.500 millas). Alrededor de un millón de ucranianos y rusos han resultado muertos o mutilados. La guerra ha “desplazado” de sus hogares a millones de ucranianos, y millones viven como refugiados a lo largo y ancho de Europa. En la primera mitad de 2024, en Ucrania murieron tres veces más personas de las que nacieron. Ahora Ucrania se convulsiona con una violencia aún mayor y con la amenaza de una guerra nuclear.
Esta guerra no guarda ninguna relación con “defender la democracia”, como afirman Biden, Harris y otros. Un año después de que comenzara la guerra, el líder revolucionario Bob Avakian fue al meollo del asunto:
Estados Unidos y sus “aliados” están enviando extensos suministros de armamento a Ucrania a fin de utilizar a Ucrania como medio de beneficiar sus propios intereses imperialistas — debilitando a Rusia (y a aquellos que están aliados con ella), y a la vez fortalecer la alianza imperialista “occidental” (OTAN) encabezada por Estados Unidos, que es en sí un vehículo de agresiones militares.
A la explosiva incertidumbre de esta situación se suma el hecho de que el régimen de Trump y Vance tomará el poder en enero. Tanto Rusia como Ucrania ahora están tratando febrilmente de hacer más avances en la guerra, consolidar los logros que han alcanzado e infligir el mayor daño posible a su oponente, antes de que Biden deje el cargo.
Trump y Vance han criticado duramente la política de Biden en Ucrania2. No se sabe con certeza si Estados Unidos continuaría esta guerra bajo el mando de Trump y cómo lo haría. Tampoco hay certeza sobre el impacto que tendría un fin de la guerra sin una victoria clara de Estados Unidos y la OTAN en la alianza de la OTAN, en Europa del Este y en las relaciones mundiales en general.
Lo que es cierto es que los intereses de los pueblos ucraniano y ruso, y los intereses de la humanidad, no están representados en este conflicto. Como dijo Bob Avakian hace años:
Los intereses, objetivos y grandes planes de los imperialistas no corresponden a nuestros intereses — no corresponden a los intereses de la gran mayoría de la población en Estados Unidos ni de la abrumadora mayoría de la humanidad. Hay que entender las dificultades en que se han metido los imperialistas en aras de sus intereses, y hay que responder a ellas, pero no desde su punto de vista y sus intereses sino desde el punto de vista de la gran mayoría de la humanidad y de la necesidad básica y urgente de un mundo diferente y mejor, de otro camino. (Lo BAsico 3:8, Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian)
[A]hora mismo, el peligro de una guerra entre potencias imperialistas con armas nucleares está aumentando una vez más, con la intensificación de la rivalidad entre Estados Unidos y China, y particularmente ahora con la guerra en Ucrania, que se inició con la invasión de Ucrania por parte de Rusia pero rápidamente se convirtió en una guerra en la que Estados Unidos y Rusia se están combatiendo, hasta ahora, indirectamente entre sí, en que Estados Unidos (y sus “aliados” en la OTAN) está armando fuertemente y en esencia dirigiendo a las fuerzas ucranianas, utilizando soldados ucranianos como “carne de cañón” en esta guerra con Rusia.
Todo esto ilustra poderosamente la importancia literalmente de vida o muerte de mi declaración de que:
Nosotros, la gente del mundo, ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas sigan dominando al mundo y determinando el destino de la humanidad. Y es un hecho científico que la humanidad no tiene que vivir así.
Del mensaje de Bob Avakian en las redes sociales @BobAvakianOfficial: REVOLUCIÓN #42 “El imperialismo — y la guerra imperialista: cuál es y cuál no es su motivación fundamental, su naturaleza y su papel, y cómo se le puede poner fin finalmente”.
Una escalada sísmica
El uso de los ATACMS suministrados por Estados Unidos por parte de Ucrania fue la punta de lanza de la intensificación de una serie de movidas y contramovidas, una “espiral en escalada” en la guerra en Ucrania. Otros acontecimientos incluyen:
17 de noviembre: Rusia lanzó ataques masivos con drones y misiles contra una gran extensión de Ucrania. Kiev, la ciudad más grande de Ucrania, fue golpeada con especial dureza. También lo fue la infraestructura energética de Ucrania. Estos ataques tienen como objetivo aterrorizar a los civiles y dañar gravemente la capacidad de Ucrania para generar energía a medida que se acerca el brutal invierno ucraniano.
19 de noviembre: La administración Biden anunció un nuevo envío militar de $7 mil millones a Ucrania, incluidos drones, municiones y morteros. Esto se suma a los $275 millones que Estados Unidos se ha comprometido a entregar antes de que Biden deje el cargo.
20 de noviembre: Biden dijo que Estados Unidos está enviando cantidades masivas de minas terrestres antipersonal a Ucrania. Más de 160 países han renunciado a estas minas y las han condenado, países que han firmado la “Convención sobre la prohibición de minas antipersonales” debido al peligro directo y a largo plazo que estas armas representan para civiles inocentes. Ni Estados Unidos ni Rusia firmaron este tratado. Ucrania ya es el país más fuertemente minado de mundo.
20 de noviembre: los informes indican que algunos de los 10.900 soldados norcoreanos que llegaron hace poco para apoyar a Rusia han empezado a participar en batallas contra las fuerzas ucranianas.
20 de noviembre: se informa que dos cables submarinos de telecomunicaciones en el mar Báltico fueron cortados. Los cables se utilizan en comunicaciones de alto nivel entre los miembros de la OTAN en el norte de Europa, para los que el mar Báltico es el “lago OTAN”. Funcionarios europeos dijeron que el daño fue un acto de “sabotaje”. Se produjo semanas después de que Estados Unidos emitiera una advertencia contra la posibilidad del sabotaje submarino de las instalaciones de la OTAN por parte de Rusia.
21 de noviembre: funcionarios militares ucranianos dijeron que están “95% seguros” de que Rusia utilizó un misil balístico intercontinental (ICBM) para dar a un objetivo dentro de Ucrania. Los ICBM son una piedra angular de los preparativos de guerra nuclear de Estados Unidos y Rusia3. Son capaces de transportar bombas nucleares para dar a objetivos a miles de kilómetros de distancia. Nunca se han utilizado en una guerra, y Rusia niega haber utilizado un ICBM contra Ucrania.
22 de noviembre: el gobierno ucraniano canceló las sesiones de su Parlamento por primera vez en la historia. Dijo que lo hizo porque temía bombardeos rusos.
22 de noviembre: el secretario de Defensa británico concluyó que la línea del frente en la guerra ahora es “menos estable” de lo que ha sido desde que comenzó la guerra en febrero de 2022.
El 22 de noviembre, LA CNN resumió que los acontecimientos de la semana pasada signaron una “escalada sísmica” de la guerra en Ucrania.
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NOTAS:
1. ATACMS es acrónimo de Army Tactical Missile System [Sistema de Misiles Tácticos del Ejército]. [volver]
2. En septiembre 2023, Bob Avakian analizó el contenido de estas discrepancias en el seno de la clase dominante:
[E]stos sectores opuestos de la clase dominante estadounidense están profundamente divididos no sólo sobre la manera de gobernar al propio Estados Unidos, sino también sobre la manera de conseguir su objetivo perverso de mantener a Estados Unidos como el “Número Uno” — el explotador, opresor y saqueador número uno en el mundo. Los fascistas (o al menos algunos de ellos) creen que estar involucrados en muchas alianzas formales con otros países (menores) quizá restringa la libertad de actuar del imperialismo estadounidense —inclusive con violencia y destrucción irrestrictas— para hacer valer sus intereses, en cualquier lugar en el mundo. Y, más específicamente, al menos muchos de estos fascistas consideran firmemente que la guerra de sustitutos que Estados Unidos, bajo la batuta de Biden, está librando contra Rusia en Ucrania es una distracción del necesario enfoque de oponerse a China y utilizar todos los medios que sean necesarios para impedir que China supere a Estados Unidos como potencia imperialista dominante en el mundo, tanto en el ámbito militar como económico. Y estos fascistas consideran que la guerra en Ucrania fortalece los vínculos de Rusia con China, lo que hace más poderosa la oposición a la dominación estadounidense. Por otro lado, Biden —y sus aliados en la clase dominante— están librando una guerra de sustitutos con Rusia en Ucrania, y están aumentando continuamente la injerencia de Estados Unidos en dicha guerra (utilizando a los ucranianos como “carne de cañón” en esta guerra) porque esta parte de la clase dominante estadounidense está convencida de que derrotar y debilitar a Rusia, y su capacidad para desafiar al dominio estadounidense, es importante en sí y también abrirá una cuña entre Rusia y China.
No debería ser necesario decir que este tipo de consideraciones, en cualquiera de los bandos, no tiene ninguna relación con los intereses fundamentales de las masas de personas en Estados Unidos y en el mundo en su conjunto.
3. Rusia dice que no utilizó un misil balístico intercontinental (ICBM) sino más bien un misil “hipersónico” de alcance intermedio. Por “hipersónico”, quiere decir que se desplaza muchas veces más rápidamente que la velocidad del sonido y es más difícil de derribar. Por “intermedio”, quiere decir que no puede desplazarse tan lejos como un misil balístico intercontinental. Ambos misiles tienen una capacidad nuclear y el uso de cualquiera de éstos representa una escalada importante.
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Fuente:
