Tendencias ideológicas
Por: Rodolfo Arango
SUPERADA LA HEGEMONÍA URIBISTA y posicionado Santos en la Presidencia, las aguas empiezan a aclararse en la política colombiana.
Cuatro tendencias se perfilan para el futuro: el conservatismo uribista, el liberalismo, la izquierda democrática y los independientes. Conviene intentar describir sus rasgos fundamentales para hacer claridad a los votantes.
El conservatismo uribista es autoritario, paternalista, patrimonialista, patronalista, populista, jerárquico y confesional. No asombran sus similitudes con el Partido Popular español. Su cercanía a los poderes instituidos, su gusto por el dinero y los negocios, su defensa del statu quo le aseguran fuentes de financiación siempre dispuestas a invertir para defender privilegios. En un país de derecha, machista y católico, esta tendencia ideológica tendrá grandes ventajas sobre las demás. El milagro uribista adiciona a este entramado de valores e intereses una alta dosis de personalismo carismático que combina hábilmente demagogia y clientelismo mediante el manejo de subsidios gubernamentales a los pobres para asegurar el triunfo electoral. En el camino queda rezagado el conservatismo social respetuoso de principios morales y con talante republicano.
Al liberalismo, recompuesto con la alianza entre el Partido Liberal y Cambio Radical, lo acompaña una herencia laica, progresista, modernizadora, sensible a la desigualdad social y amante del cambio, no exenta de altas dosis de oportunismo para volver una y otra vez al poder. A diferencia de su contradictor histórico y actual compañero en la gran coalición de Gobierno, el liberalismo defiende los derechos, las libertades y las garantías establecidos en la Constitución de 1991. El sector social demócrata de esta tendencia, representado por la actual canciller María Ángela Holguín, está más cerca de la social democracia europea que de Aznar, Sarkozy o Berlusconi. El liberalismo mezcla el pragmatismo del Presidente de la República con la tradición reformista y protectora de sectores discriminados y personas desfavorecidas.
La izquierda democrática, liberada de narcisismos, podría tener potencial de futuro. Su valor fundamental es la emancipación humana. En este propósito se opone a sistemas y estructuras de dominación y sujeción, nacionales o internacionales. Para lograrlo deberá reinventarse y construir, mediante una transformación cultural, una sociedad igualitaria, justa y pacífica. Su lento aprendizaje opaca el hecho de que el pueblo es su mejor aliado. Esta tendencia ideológica reúne multitud de movimientos sociales, étnicos, de género, culturales, de campesinos, de obreros, estudiantiles y víctimas, esto es, la enorme mayoría de la población colombiana, generalmente escéptica y despreciativa del poder político. La principal tarea de esta tendencia consiste en movilizar democráticamente a la inmensa mayoría excluida para acompañarla en su emancipación material y cultural.
Los independientes, no exentos de innovación y visión alternativa, son una fuerza refrescante que busca identidad. El ecologismo, la pedagogía y el respeto por los valores democráticos son su distintivo. La esperanza despertada en las nuevas generaciones podría granjearle a esta tendencia importantes triunfos electorales, si no sucumbe antes al individualismo personalista de disidentes liberales o de izquierda.
Mientras disminuyan maestros y escuelas, como en efecto sucede, será el conservatismo uribista el gran ganador, seguido de su pragmático compañero de Gobierno. El reto del Polo y del Partido Verde es invertir estos desarrollos, aumentar los recursos educativos y poner fin a la política de excepcionalidad y de guerra que rige aún al país.
Por: Rodolfo Arango
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