“Siento que la causa de todos los males de Colombia ha sido la dirigencia”: William Ospina
Por Nelson Lombana Silva
El escritor tolimense William Ospina, se hizo presente en el quinto encuentro nacional de poesía y narrativa “Ibagué en Flor”, que felizmente se desarrolla en la ciudad musical de Colombia por estos días, aprovechando el momento para presentar su más reciente obra literaria intitulada “En busca de Bolívar”. La inmortal sala “Alberto Castilla” del conservatorio de música del Tolima, se atiborró de público para escuchar al autor de la franja amarilla, Ursúa, el país de la canela, entre otras creaciones literarias, este jueves 23 de septiembre, a las tres de la tade.
Una vez presentó un perfil del libertador y de su obra literaria, quizás el Bolívar “tradicional” que pomposamente presenta la academia oficial, autografió su obra “en cantidades industriales” bajo el imperio dominante de las cámaras fotográficas. Con la paciencia de Job nos abrimos paso y con la sencillez, propia de los grandes, respondió los interrogantes formulados por la página Web: www.pacocol.org, el semanario VOZ La verdad del pueblo y demás abonados de nuestro blogspot en doce países.
Es tímido. Pocas palabras, pero certeras. Sobre la situación dramática que vive el país en medio de la violencia, la miseria y la descomposición social, hay una causa concreta que el maestro William Ospina no duda en denunciar: La clase dirigente nacional. Dice sin ambages: “Yo siento que la causa de todos los males de Colombia ha sido la dirigencia colombiana. Ha sido una dirigencia sin grandeza, que no ha sido capaz de dignificar al país”.
Habla sobre literatura colombiana y dice que esta vigorosa. No cree que pueda ganar el premio Nóbel de Literatura, pero agradece la opinión de un sector de la crítica especializada que lo ha venido candidatizando. No es fácil vivir en Colombia de las letras: “Hay que esperar mucho”, afirma. Se refiere también a la forma de escribir en la actualidad y dice que cada vez hay más libertad para hacerlo desde el punto de vista de los cánones o normas. Al preguntársele por el estado actual de la literatura colombiana y latinoamericana, responde: “La gente del futuro sabrá en qué estado esta en estos momentos la literatura colombiana. Tímidamente, se atreve a sugerir algunos consejos a los nuevos escritores y poetas que están metidos en el mundo literario o proyectan hacerlo.
La entrevista completa es la siguiente:
La crítica especializada lo candidatiza a premio Nóbel de literatura. ¿Cuál es su opinión?
Pues yo creo que eso no va a pasar, pero es muy generoso de parte de ellos decirlo.
¿En qué estado se encuentra hoy la literatura colombiana y latinoamericana?
En estos momentos es muy difícil decirlo porque nadie sabe qué se está haciendo en el presente, casi siempre uno puede hablar mal de lo que pasó que de lo que se esta haciendo, la gente del futuro sabrá en qué estado está en estos momentos la literatura colombiana. Nosotros sabemos lo que pasó en el siglo XIX, lo que pasó en el siglo XX, la segunda mitad del siglo XX, algunas cosas sabemos y bueno, eso está bien, porque no es necesario seguir la actualidad, todavía tenemos tantos autores que no hemos leído del siglo XIX, del siglo XX, que por ahora “desatrasarlos”, pero está vigorosa la literatura.
¿Cómo comienza a desarrollar su creación literaria?
Bueno, hace tanto tiempo que comenzó que no tengo ni muchos recuerdos de cómo fue. Pero, siempre me gustó escribir. Al comienzo escribía poemas, después con el paso del tiempo me fui animando a hacer ensayos, después de los ensayos me fueron exigiendo hacer relatos, ahora escribo novelas y vamos a ver qué más sigue.
En su libro la franja amarilla dice usted que la violencia de los 50s no fue entre liberales y conservadores, sino entre liberales pobres contra conservadores pobres. ¿Cómo es la cosa?
Pues, yo siento que la causa de todos los males de Colombia ha sido la dirigencia colombiana. La causa de las guerrillas, la causa de la delincuencia, la causa del narcotráfico, la causa del paramilitarismo, ha sido una dirigencia sin grandeza que no ha sido capaz de dignificar al país, de darle oportunidades, de abrirle oportunidades económicas, sociales, culturales a un país muy grande, muy recursivo, muy talentoso, que muchas veces ha tenido que verse obligado a optar por el camino de la delincuencia o por el camino de la rebelión porque no ha encontrado espacios en el campo de la legalidad. Basta que Colombia se vuelva un país generoso con su gente y la mayor parte de los problemas desaparecerán.
¿Cómo escribe William Ospina?
Bueno, cada vez que tengo tiempo y sobre todo cada vez que estoy inspirado, cada vez que siento entusiasmo y no a través de la disciplina, sino más bien a través del entusiasmo.
¿En el siglo XXI hay cánones específicos para escribir?
No, cada vez hay menos cánones, cada vez tendemos a mezclar más tradiciones, respetar más distintas maneras de entender la literatura, de entender el arte, ahora hay muchas estéticas, hay muchos caminos y hay una gran libertad.
Un poco sobre su última novela: En busca de Bolívar. Un tema tan “trillado”, pero dice usted tanto por decir sobre el general. ¿Qué decir?
Bueno, tratar de hacerlo con humildad. Yo no creo estar diciendo nada nuevo, estoy tratando de compartir un entusiasmo, de compartir unas emociones, de compartir unos asombros y me daría por satisfecho si ese libro logra estimular en algún lector el deseo de saber más de una vida tan rica y tan fecunda para todos como fue la de Bolívar.
Tengo entendido que usted mantiene unas muy buenas relaciones con el laureado escritor Gabriel García Márquez. ¿Es cierto?
Bueno, las tenía, en los últimos tiempos lo veo muy poco, pero, por supuesto que las mejores relaciones que se pueden tener con él, son las de leerlo con frecuencia y eso trato de hacerlo a menudo.
¿A qué horas del día escribe el maestro William Ospina?
Donde me coge la iluminación.
¿Cuál es el mensaje para los jóvenes que quieren o han ingresado al maravilloso mundo de la poesía o de la literatura?
Que solo escriban algo que necesiten profundamente escribir, que solo escriban de cosas en las que pueden creer, que lo hagan con convicción, que lo hagan con libertad y que el publicar no sea la primera prioridad, que lo más importante sea sentir las cosas y tratar de hacerlas de la mejor manera.
¿Se puede vivir de las letras en Colombia?
Pues, hay que esperar mucho.
Finalmente, ¿Cuál es su opinión sobre el encuentro nacional de poesía y narrativa “Ibagué en flor”?
Me parece estupendo. Yo creo que cada vez es más necesario que la literatura contribuya a la unión, que la literatura se pueda vivir como una ceremonia colectiva y en la lectura de poemas y en los encuentros literarios ocurre eso, que ya no existe solamente la relación silenciosa del lector con el libro, sino una relación entre seres humanos.
Ibagué, septiembre 24 de 2010
Es tímido. Pocas palabras, pero certeras. Sobre la situación dramática que vive el país en medio de la violencia, la miseria y la descomposición social, hay una causa concreta que el maestro William Ospina no duda en denunciar: La clase dirigente nacional. Dice sin ambages: “Yo siento que la causa de todos los males de Colombia ha sido la dirigencia colombiana. Ha sido una dirigencia sin grandeza, que no ha sido capaz de dignificar al país”.
Habla sobre literatura colombiana y dice que esta vigorosa. No cree que pueda ganar el premio Nóbel de Literatura, pero agradece la opinión de un sector de la crítica especializada que lo ha venido candidatizando. No es fácil vivir en Colombia de las letras: “Hay que esperar mucho”, afirma. Se refiere también a la forma de escribir en la actualidad y dice que cada vez hay más libertad para hacerlo desde el punto de vista de los cánones o normas. Al preguntársele por el estado actual de la literatura colombiana y latinoamericana, responde: “La gente del futuro sabrá en qué estado esta en estos momentos la literatura colombiana. Tímidamente, se atreve a sugerir algunos consejos a los nuevos escritores y poetas que están metidos en el mundo literario o proyectan hacerlo.
La entrevista completa es la siguiente:
La crítica especializada lo candidatiza a premio Nóbel de literatura. ¿Cuál es su opinión?
Pues yo creo que eso no va a pasar, pero es muy generoso de parte de ellos decirlo.
¿En qué estado se encuentra hoy la literatura colombiana y latinoamericana?
En estos momentos es muy difícil decirlo porque nadie sabe qué se está haciendo en el presente, casi siempre uno puede hablar mal de lo que pasó que de lo que se esta haciendo, la gente del futuro sabrá en qué estado está en estos momentos la literatura colombiana. Nosotros sabemos lo que pasó en el siglo XIX, lo que pasó en el siglo XX, la segunda mitad del siglo XX, algunas cosas sabemos y bueno, eso está bien, porque no es necesario seguir la actualidad, todavía tenemos tantos autores que no hemos leído del siglo XIX, del siglo XX, que por ahora “desatrasarlos”, pero está vigorosa la literatura.
¿Cómo comienza a desarrollar su creación literaria?
Bueno, hace tanto tiempo que comenzó que no tengo ni muchos recuerdos de cómo fue. Pero, siempre me gustó escribir. Al comienzo escribía poemas, después con el paso del tiempo me fui animando a hacer ensayos, después de los ensayos me fueron exigiendo hacer relatos, ahora escribo novelas y vamos a ver qué más sigue.
En su libro la franja amarilla dice usted que la violencia de los 50s no fue entre liberales y conservadores, sino entre liberales pobres contra conservadores pobres. ¿Cómo es la cosa?
Pues, yo siento que la causa de todos los males de Colombia ha sido la dirigencia colombiana. La causa de las guerrillas, la causa de la delincuencia, la causa del narcotráfico, la causa del paramilitarismo, ha sido una dirigencia sin grandeza que no ha sido capaz de dignificar al país, de darle oportunidades, de abrirle oportunidades económicas, sociales, culturales a un país muy grande, muy recursivo, muy talentoso, que muchas veces ha tenido que verse obligado a optar por el camino de la delincuencia o por el camino de la rebelión porque no ha encontrado espacios en el campo de la legalidad. Basta que Colombia se vuelva un país generoso con su gente y la mayor parte de los problemas desaparecerán.
¿Cómo escribe William Ospina?
Bueno, cada vez que tengo tiempo y sobre todo cada vez que estoy inspirado, cada vez que siento entusiasmo y no a través de la disciplina, sino más bien a través del entusiasmo.
¿En el siglo XXI hay cánones específicos para escribir?
No, cada vez hay menos cánones, cada vez tendemos a mezclar más tradiciones, respetar más distintas maneras de entender la literatura, de entender el arte, ahora hay muchas estéticas, hay muchos caminos y hay una gran libertad.
Un poco sobre su última novela: En busca de Bolívar. Un tema tan “trillado”, pero dice usted tanto por decir sobre el general. ¿Qué decir?
Bueno, tratar de hacerlo con humildad. Yo no creo estar diciendo nada nuevo, estoy tratando de compartir un entusiasmo, de compartir unas emociones, de compartir unos asombros y me daría por satisfecho si ese libro logra estimular en algún lector el deseo de saber más de una vida tan rica y tan fecunda para todos como fue la de Bolívar.
Tengo entendido que usted mantiene unas muy buenas relaciones con el laureado escritor Gabriel García Márquez. ¿Es cierto?
Bueno, las tenía, en los últimos tiempos lo veo muy poco, pero, por supuesto que las mejores relaciones que se pueden tener con él, son las de leerlo con frecuencia y eso trato de hacerlo a menudo.
¿A qué horas del día escribe el maestro William Ospina?
Donde me coge la iluminación.
¿Cuál es el mensaje para los jóvenes que quieren o han ingresado al maravilloso mundo de la poesía o de la literatura?
Que solo escriban algo que necesiten profundamente escribir, que solo escriban de cosas en las que pueden creer, que lo hagan con convicción, que lo hagan con libertad y que el publicar no sea la primera prioridad, que lo más importante sea sentir las cosas y tratar de hacerlas de la mejor manera.
¿Se puede vivir de las letras en Colombia?
Pues, hay que esperar mucho.
Finalmente, ¿Cuál es su opinión sobre el encuentro nacional de poesía y narrativa “Ibagué en flor”?
Me parece estupendo. Yo creo que cada vez es más necesario que la literatura contribuya a la unión, que la literatura se pueda vivir como una ceremonia colectiva y en la lectura de poemas y en los encuentros literarios ocurre eso, que ya no existe solamente la relación silenciosa del lector con el libro, sino una relación entre seres humanos.
Ibagué, septiembre 24 de 2010
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