Uribe de la mano del patrón, en el G-8
Como premio al servilismo, Uribe a mantel blanco en el G-8
La vieja costumbre de crear dependencias entre trabajadores aparentemente ligados o aliados contra su patrón, o las diferentes formas de agradecimiento hacia él, o esa moderna manera de ver la complicidad de ciudadanos como un reconocimiento a quien ha gobernado bien o no tan mal, es ahora materia de debate en muchas esferas.
Porque la historia está llena de ejemplos de demasiada o poca servilidad, que no de responsabilidad de acción o de trabajo, y porque sobradamente se nos ha explicado que obedecer, servir, atender, alcahuetear, complacer y cumplir, son, entre comillas, virtudes de un buen trabajador,de un buen ciudadano, un buen hijo y hasta de un buen amante.
La integración o la llegada de inversiones extranjeras en países en desarrollo ha agudizado las contradicciones especialmente en América Latina y por supuesto ha generado actitudes de genuflexión y entrega por parte de los receptores. Alvaro Uribe experto en servilismo va a la mesa de los saqueadores, de la mano de su patrón. Van delegados de Jamaica y Haití como convidados de piedra también a presenciar una cumbre de quienes harto los han empobrecido.
El servilismo es una manera de decir gracias. Eso está claro, pero lo que más preocupa es el grado de dependencia que se crea y que en otros términos, nada semánticos, deberíamos decir que así, estamos frente a un largo período de subordinación, con todas sus secuelas de tipo social, económico y político que ello implica.
Mencioné como ejemplo la dependencia de trabajadores entre sí, porque como respuesta a formas se dominación, el patrón ha ido inventando maneras de hacer creer que esas alianzas son buenas pero que es necesario ponerles el contra o los contras. Se trata de crear necesidades entre sus subalternos, para nunca pensar en su libertad y respeto. Por eso presionan que nadie se sindicalice. Por eso criminalizan el derecho de asociación. Crean el temor.
Los contras, los alquilados, los del trabajo sucio, los que espían, los que chuzan y escuchan tras de las puertas y sobre todo los mercenarios, prolongan en el tiempo la subordinación y el servilismo. Eso pasa en el trabajo y en la sociedad.
En la medida en que haya alquien que ha llegado a verse como un subordinado o a sentirse como un esclavo del siglo XXI eso le conviene a los detentadores del poder político, económico y social. Serviles los hay por montones dado que la oferta de bienes y servicios es cada vez mayor a las pretensiones de consumo y buen vivir de la gente, lo que en últimas las frustra y por su frustración el servilismo es creciente en todos los campos.
Haciendo un poco de historia y de sus efectos en la dependencia, ahora que se habla de crisis económica, repasemos un poco los efectos de la crisis de 1929, cuando nuestra américa latina « sufre el agotamiento de su modelo primario-exportador, o hablemos de que por razones de la segunda guera mundial la región se ve en la necesidad de sustituir las importaciones , lo que provoca nuevas formas de subordinación frente a las metrópolis ».
Caso similar ocurre ante la presión ejercida por las jeraquias eclesiales desde el nacimiento hasta la muerte de las personas, con tales artificios de que servir sigue siendo para muchos una manera de obtener cononjías, premios, gavelas, satisfacciones terrenales y no terrenales, que dejan en el fondo de ellas un mensaje de la vida sin retorno si no se sirve o si no se reconoce en el otro o en los otros el régimen, el poder, el dominio, un Dios. Por eso los falsos positivos. Por eso las chuzadas del DAS para lograr el premio al servilismo. Por eso Colombia en el G-8, que se debería decir mejor, Uribe en la reunión a la que lo lleva su patrón.
A juzgar por lo que se oye y que pone al pueblo como responsable de su propia desgracia, diremos que es eso y precisamente eso lo que quieren que se crea. Los medios de comunicación, los curas, los patrones, hasta los padres de familia, papá y mamá, y los maestros han utilizado todas los caminos para hacernos creer que ya todo está consumado, que asi debe ser, que esa es la suerte que deben correr porque los serviles son pobres, empobrecidos diríamos mejor, y que cualquier intento de reacción ante el oprobio, será severamente castigado.
Quien maneja los hilos del poder se da el lujo de perpetuar el estado de las cosas que tienen como característica el servilismo y la abjección. Nada más indigno que vivir bajo la opresión y la dependencia, nada más grotesco que aprovecharse de tantos cientos de miles de serviles que creen que así alcanzarán la plenitud de sus conciencias o, por lo menos, el cielo. Por eso el uribismo a ultranza. Por eso las falsas encuestas de favorabilidad del presidente fascista.
Ahora bien, para quienes miran el problema desde las necesidades del sistema mundial imperante, es decir desde el sistema capitalista, nuestra saqueada y empobrecida américa latina desgraciadamente sólo incide en favorecer el avance de ese salvaje sistema a nivel planetario. Colombia y Chile son un claro ejemplo del fracasado modelo neoliberal con las índices crecientes de desempleo y pobreza.
Hasta ahora no sabemos quién es más indigno, si quien sirve creyendo alcanzar o conservar algo, o quien se sirve de que lo sirvan, amparado en las necesidades de quienes le sirven. La libertad para estos últimos no pasa de ser una palabra mientras continuen sirvienndo y de rodillas. De ahí es de donde surgen los movimientos políticos llamados independientes y alternativos, que por una parte cohonestan con la corrupta manera de elegir y ser elegido y por otra, hacen flaco favor a esta falsa democracia, la democracia de cartón, la democracia pegada con mocos hablando justamente de libertad. Hasta cuando !