¿Todo sigue igual?
Lo peor de la crisis ya pasó y el mundo comenzó a salir de la recesión en 2009. ¿Pero cambió algo del modelo económico que se supone causó el colapso? Parece que no, para muchos el capitalismo salvaje sigue vivito y coleando.
Hay un amplio consenso entre los analistas internacionales en que, pese a la gravedad de la crisis económica, el mundo logró evitar una segunda Gran Depresión y que ya se ve una luz más clara al final del túnel. En lo que si no hay tanta seguridad ni acuerdo entre los economistas es en que la historia no se repetirá. Este es el gran interrogante que aún queda entre los expertos y que no deja celebrar completamente el hecho de que lo peor de la crisis haya pasado.
Cuando comenzó el colapso financiero en 2008, casi todo el mundo hablaba del nacimiento de un nuevo modelo económico, incluso muchos llegaron a pensar que sería el final del capitalismo salvaje conocido hasta ahora. Se fue creando una conciencia generalizada sobre la necesidad de controlar el libre mercado y a los excesos del sistema financiero. Desafortunadamente, por lo que se ha visto este año, las cosas no parecen haber cambiado de manera tan radical como se presagió. Aunque ya muchos países han comenzado a salir de la recesión, las Bolsas han recuperado el terreno que perdieron y los bancos están dando utilidades, no hay seguridad de que se hayan corregido los errores del pasado.
Recientemente, la prensa económica mundial ha dado cuenta de nuevos excesos de los banqueros de Wall Street. Las bonificaciones de los ejecutivos en el principal centro financiero van camino a batir récord este año. El diario The Wall Street Journal estimó que las remuneraciones a pagar este año por un conjunto de firmas que cotizan en Bolsa superaría 130.000 millones de dólares. Un 20 por ciento más que el año pasado.
Y estas prácticas de la banca, a la que se les atribuye buena parte de la responsabilidad de la crisis, no se han podido corregir pese a la presión de la administración Obama, que se ha mostrado indignada con los bancos y con el fuerte lobby que han hecho para evitar reformar el sistema regulador. No es para menos: en Estados Unidos, el Congreso aprobó en febrero un plan de rescate para el sector financiero por 787.000 millones de dólares, que salió de las arcas del Estado.
Para tratar de darles un giro a las viejas prácticas de la banca, organismos multilaterales y gobiernos propusieron mecanismos que ayuden a minimizar los riesgos a los que se ve expuesto el capital de los clientes, pero hasta ahora no han pasado de ser buenas intenciones.
Hace un par de semanas, la Unión Europea (UE) propuso al Fondo Monetario Internacional (FMI) considerar la creación de una tasa global sobre las transacciones financieras. El G20 (el Grupo de los 20 países más industrializados) encargó al FMI estudiar los medios para que los bancos se responsabilicen de parte de los costos que los gobiernos y, por tanto, los contribuyentes, debieron asumir para rescatar a un buen número de entidades. Hace también unas semanas, hubo una propuesta del primer ministro británico, Gordon Brown, y del presidente francés Nicolas Sarkozy, de instaurar un gravamen mundial sobre las primas pagadas a los banqueros.
De ahí a que estas propuestas se vuelvan prácticas mundiales hay un gran trecho. Analistas creen que Estados Unidos no está dispuesto a apoyar esta iniciativa. El director general del FMI, Dominique Strauss-Kahn, advirtió que sería "imposible" aplicar una tasa de este tipo.
Lo cierto es que a la banca le siguen lloviendo críticas en todo el mundo, porque nadie ve reformas reales. Hace tres meses, el cineasta y periodista Michael Moore en su nuevo documental, titulado Capitalism: a love story (El capitalismo, una historia de amor), muestra cómo el modelo de libre mercado y sin controles que ha hecho ricos a unos pocos y empobrecido a muchos más sigue presente en Wall Street. Moore lanza un ataque contra el capitalismo, el que califica como una pirámide.
Por supuesto, los banqueros se han defendido. El Instituto Internacional de Finanzas (IIF), la mayor asociación de banqueros del mundo, asegura que el sector se encuentra inmerso en un proceso de reformas internas para mejorar la gestión de riesgos y recuperar la confianza de sus clientes. Un informe de la agencia EFE, en el que cita una encuesta realizada por Ernst & Young entre responsables de 38 entidades bancarias, señala que el sector financiero se ha comprometido a continuar con las reformas que buscan recuperar la confianza del público.
Según la nota, aunque queda mucho por hacer, las firmas han aprendido importantes lecciones de la crisis. "El sector está creando un marco financiero reformado y al finalizar este 2009, un número significativo de bancos habrá hecho cambios significativos en su modelo de negocio".
El presidente de la Reserva Federal (FED) (banco central estadounidense), Ben Bernanke, afirmó hace dos semanas que esta crisis debería hacer reflexionar a las instituciones financieras y los reguladores sobre su comportamiento. Dijo que la FED está exigiendo a las grandes empresas información más detallada y oportuna sobre las posiciones de riesgo y está fortaleciendo la supervisión. "Sería una tragedia que, después de todos los apuros que han pasado los norteamericanos en los últimos dos años, el país falle a la hora de dar los pasos necesarios para prevenir una crisis de una magnitud como la que acabamos de padecer", acaba de decir Bernanke.
En su visita a Colombia, el premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, dijo que no se pueden extraer lecciones sobre todas las formas y los tipos de capitalismo, más bien, anotó, quedan lecciones acerca del capitalismo no regulado. "Debemos aprender de nuestros abuelos que estaban en lo cierto al decir que se necesitaba una cierta cantidad de regulación financiera, que los gobiernos deben desempeñar un papel muy activo y que es muy importante contar con una red de seguridad social fuerte. La lección que podemos extraer de todo esto es que Keynes estaba en lo cierto, mientras que Milton Friedman no", dijo.
Lo único cierto es que después de esta crisis que sacrificó millones de empleos, llevó a la ruina a muchas familias que perdieron sus viviendas y borró de un tajo los ahorros de toda una vida, muchos creían que le había llegado la hora al actual modelo económico. Pero la realidad es otra.