1937
Museo Reina Sofía - Madrid
Pablo Ruiz Picasso (1881 - 1973)
Pablo Ruiz Picasso, que una vez consagrado como pintor firmaría sólo con el apellido materno nació en Málaga en una familia vinculada a la pintura. Su padre, José Ruiz Blasco, se ganaba la vida como profesor de dibujo, primero en Málaga y luego en La Coruña y Barcelona. Aunque ya en la ciudad gallega empieza sus estudios de Bellas Artes, será Barcelona, adonde la familia llega en 1895, el lugar en el que completa su formación y comienza su carrera de pintor. La excepcionalidad de sus dotes artísticas se manifiesta pronto, y la Mención honorífica obtenida por Ciencia y Caridad en 1897 parece augurarle un brillante futuro como pintor académico.
Años de bohemia
Lejos de seguir ese camino, Picasso se sumerge en la bohemia barcelonesa de principios de siglo. La capital catalana era entonces un centro artístico de gran vitalidad, donde el modernismo de la arquitectura y las artes decorativas convive con las grandes tendencias de la escena artística europea: el gusto poético del simbolismo, encarnado en pintores como Modest Urgell, y la nueva pintura clara y plenairista, que Casas o Rusiñol han importado de París. Picasso frecuenta la cervecería "4 Gats", donde conoce a todos los artistas catalanes del momento. En 1900 viaja a París con su amigo Carles Casagemas. Un año después celebra su primera exposición francesa y en 1904 se instala en el mítico Bateau-Lavoir de Montmartre. A caballo entre Paris y Barcelona discurre la primera etapa de su obra, los llamados períodos azul y rosa, que se extienden hasta 1906. Son cuadros en los que la figura, trazada con el dominio virtuoso del dibujo que siempre le caracterizó, se erige sobre fondos monocromos de los colores citados. Predomina la influencia de pintores catalanes como Nonell y su gusto por escenas alegóricas que aluden a los aspectos más desolados de la existencia.
El cubismo
Un siglo de guerras
Durante el período de entreguerras sigue ahondando en el cubismo a través de la pintura, el collage y la escultura, retornando eventualmente a una figuración clasicista y mediterránea (Tres mujeres en la fuente, 1921) La introducción de temas fantásticos llama la atención de los surrealistas, que siempre consideraron su figura con respeto. La guerra civil española marca un nuevo hito en su vida y su obra: Picasso abraza la causa de la República y acepta la dirección del Museo del Prado, desde la que contribuye a la salvaguardia del patrimonio artístico español. En 1937, la aviación alemana, aliada de los sublevados, bombardea Guernica provocando una verdadera matanza de población civil. La profunda sacudida que el horror provoca en Picasso se traduce en Guernica, exhibido en el Pabellón Español de la Exposición universal de París de ese año y que, con el tiempo, se convierte en el cuadro más famoso y reproducido del siglo XX. La estela del Guernica tiñe toda la obra de los años treinta de un peculiar expresionismo, en el que se otorga una nueva dimensión al tratamiento cubista de la figura humana. Son los años de su relación con Dora Maar, que sucede a Marie-Thérése Walter, madre de su segunda hija.
Los últimos años
Tras la Segunda Guerra Mundial, Picasso se instala en el sur de Francia, que viene frecuentando desde los años veinte. Su vitalidad artística le lleva a la cerámica y la escultura, que practicó con continuidad a lo largo de toda su carrera hasta el punto de contarse entre los grandes escultores de nuestro siglo. También su abundante obra gráfica merece por sí sola un lugar de privilegio en la historia del arte moderno. Sus dos últimas relaciones amorosas, con Francoise Gilot, que le daría dos hijos más, y con Jacqueline Roque, con la que se casa en 1961 y permanece hasta su muerte, le dan la estabilidad que hace posible el asombroso despliegue de su obra de vejez. Picasso utiliza entonces todos los recursos que ha ido descubriendo a lo largo de su carrera para hacer una pintura de extraordinaria libertad, que filtra de forma oblicua aspectos de su propia vida personal. Su legendaria vitalidad dionisíaca no lo abandona hasta su muerte, que le sorprendió en 1973 en plena actividad creadora.