BOLETIN EMANCIPACIÓN OBRERA No. 125
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La ruptura de la burbuja quebró la consistencia macroeconómica. En camino a la recesiónPor: Eduardo Sarmiento
25 Oct 2008 - 10:00 pm
El libre mercado propició una competencia que llevó a colocar el salario
por debajo de la productividad y se manifestó en grandes excedentes de ahorro, que se difundieron en el mundo para financiar la valorización de los activos.
Hace quince días señalé que la economía se encontraba en diagnóstico reservado, y en los primeros días de la semana aparecieron los reportes de la ANDI y el DANE que revelan que la industria entró en recesión. En dos trimestres consecutivos (el segundo y el tercero) la producción descendió con respecto al mismo período del año anterior y la tendencia se acelera, lo que se ajusta a la definición internacional.
Las dos encuestas revelan un estado generalizado de deterioro de la industria. Prácticamente todos los sectores registran caídas en lo corrido del año con respecto al mismo periodo del año anterior. La contracción, que en un comienzo se concentraba en las confecciones y en los automóviles, se extendió a los materiales de construcción y la maquinaria y equipo.
En el resto de sectores el proceso es variado. El comercio y la construcción siguen un comportamiento paralelo a la industria, en tanto que los servicios, el transporte, las comunicaciones y el financiero descienden lentamente. El sector externo es cuento aparte; en agosto, las exportaciones no tradicionales cayeron 31% en toneladas.
No es necesario entrar en grandes disquisiciones numéricas. Ambas encuestas revelan que el consumo, la inversión y las exportaciones crecen por debajo de la población y el empleo baja. La economía tiende a un crecimiento de 2% en el segundo semestre y a un promedio de 3% en el año, como lo vaticiné de tiempo atrás.
Las cifras de la ANDI van muy por delante de su presidente, que reacciona cuando los acontecimientos lo arrollan. En el diario Portafolio del 10 de septiembre afirma: “Si bien hay sectores que están resentidos, hay otros que pueden permitir que el crecimiento esté en 5%, e incluso un poco más”. Lo mismo puede decirse del Ministro de Hacienda y distinguidos economistas, que en la misma publicación coincidían en el buen desempeño de la economía, con algunos pequeños lunares.
¿Como es posible que estos personajes, luego de presentar durante seis años la economía como un milagro que debía imitarse en otros lugares, en un mes salen a gritar que ya llegó el lobo de la recesión? Todos ellos cabalgan en la premisa de la teoría neoclásica de que las economías son estructuralmente estables; cuando se presenta una perturbación, el mercado genera fuerzas que tienden a retornarlo a la tendencia histórica, o el Banco Central la corrige con medidas de liquidez. Mal podría caberles en la cabeza que la economía pasará de 8% a 2% en pocos meses.
La realidad es muy distinta. El libre mercado propició una competencia que llevó a colocar el salario por debajo de la productividad y se manifestó en grandes excedentes de ahorro, que se difundieron en el mundo para financiar la valorización de los activos propiciada por la desregulación de las instituciones financieras. Así, el estimulo a la inversión extranjera ocasionó la revaluación del peso, la elevación de las cotizaciones de la bolsa y la construcción y la explosión del crédito, que no eran sostenibles. La ruptura de la burbuja provocada por el alza de la tasa de interés quebró la consistencia macroeconómica; a la destrucción del sector externo se adicionaba la contracción ocasionada por la caída de los precios de los activos y la disminución del crédito. Se configuró un cuantioso exceso de ahorro que contrae la demanda efectiva y reduce el crecimiento, lo que acentúa el exceso de ahorro. El sistema es estructuralmente inestable y la política monetaria convencional es insuficiente para detener el proceso recesivo.
Parte de los errores de interpretación y de política se originan en que la conducción de la política y la opinión nacional e internacional se encuentran en manos de los economistas neoliberales que crearon la crisis por acción o por recomendación, y ahora pretenden salir del paso con paños de agua tibia. El problema es mas serio.
No obstante que el modelo de libre mercado ha venido fracasando de tiempo atrás, no se ha avanzado en una teoría que se acerque más a la realidad, ni en instituciones alternativas. Una de las excepciones ha sido el trabajo de investigación que realicé en los últimos diez años y plasmé en cuatro libros. Muchas de las ideas y propuestas, que hubieran podido adoptarse en forma planeada y ordenada, se están imponiendo por el dictamen de los hechos. En un plazo corto veremos el abandono del criterio de la inflación objetivo del Banco de la República, la intervención abierta en el mercado cambiario, la reforma de los fondos privados de pensiones y la aparición de cuantiosos déficits fiscales, entre otros.
• Eduardo Sarmiento
Declaración de la
Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico
ante la crisis económica mundial
Salvar a los pueblos, no a los bancos
Vivimos una crisis estructural del sistema capitalista. No es hora de creer en su salvataje, pero sí de trabajar para su transformación. Los pueblos latinoamericanos se han visto obligados, más de una vez, a socorrer a los banqueros a costa de sus sufrimientos. Es hora de cambiar la historia y no repetir el rescate de los financistas. Nuestra prioridad son las necesidades populares.
La crisis económica que se deriva de la financiera y que está en curso en estos días puede prolongarse por mucho tiempo. No es posible establecer, seriamente, el tiempo en que ella se mantendrá y la forma de su desarrollo, pero lo que se puede decir es que es la más grave y más profunda desde 1929/30, que se propaga a una velocidad mucho mayor que aquella por poseer un carácter totalmente global.
Hay que decir, además, que la crisis económico-financiera actual ocurre dentro de un contexto de múltiples otras crisis, como la de los alimentos, de las materia primas, de la energía, del ambiente y, también, de una crisis militar donde no se descarta el uso de armas de destrucción masiva.
La economía norteamericana, en razón de sus tres deudas (privada, pública y con el exterior) se encuentra en riesgo de fuerte inestabilidad. Su hegemonía económica está debilitada y cuestionada. Su hegemonía geoestratégica sobrevive, aunque ya ha sufrido reveses significativos. Por las mismas razones, el momento actual es particularmente peligroso para toda la humanidad ya que EEUU no renuncia a la hegemonía y dominio unipolar en los diferentes campos. Ese país intenta incluso mantener su hegemonía ideológica y cultural, que sin duda se ve afectada por las contradicciones que surgen de la misma crisis a nivel interno y con sus aliados.
A partir de la crisis, se agudizará la contradicción antagónica con el capitalismo a escala global. Se abre un extenso periodo de convulsiones cuyos resultados están abiertos. Las clases dominantes intentaran reconstituir el sistema con mayores niveles de explotación de los trabajadores, quienes deberán fortalecer sus organizaciones para enfrentar esa agresión. América Latina ha sido el subcontinente que mayor resistencia opuso al neoliberalismo escenario también de grandes rebeliones populares. La experiencia social y política acumulada en algunos de nuestros países puede marcar un camino en la articulación de esa necesaria respuesta.
Los gobiernos neoliberales y social liberales de nuestra región, aun los llamados “progresistas” , mantendrán su creencia en la lógica del capital y su intervención buscara preservar el funcionamiento del mercado capitalista y el dominio de las empresas transnacionales que ocupan nuestros territorios. Permitirán la quiebra de una u otra gran empresa especulativa o productiva, pero intervendrán inmediatamente en aquellas que puedan poner en riesgo la lógica del capital en el ámbito de su país. Eso significa que seguirán permitiendo y aun promoviendo la voracidad de la ganancia exigida por los mencionados capitales. La crisis fiscal de Estado se profundizará reduciendo la inversión pública, el gasto social y los subsidios.
Dichas políticas incrementarán aun más el desempleo, la precariedad del trabajo, la reducción de salarios y pensiones, con lo que aumentarán la pobreza, la miseria y la exclusión social.
Hay, sin embargo, en América Latina gobiernos que, sin necesariamente plantear una ruptura completa con el sistema del capital, intentan encontrar una política capaz de enfrentar de manera distinta las inevitables consecuencias de la crisis mundial en sus países.
En cualquiera de estas circunstancias los trabajadores y los movimientos sociales deben conquistar y preservar su independencia frente a los Estados y luchar decididamente contra las políticas antipopulares que pretenden trasladar los costos de la crisis del capital al trabajo y de los países centrales a los periféricos.
Por eso necesitamos definir una pauta de política económico-social dentro de una estrategia de sobrevivencia y resistencia de los sectores populares, en particular de los trabajadores, para el difícil periodo que se avecina, acompañada de una ofensiva ideológica contra el sistema capitalista que muestra con esta crisis su absoluta incapacidad para atender las necesidades de nuestros pueblos.
Proponemos entonces este conjunto de medidas de política económica:
1. Es urgente e indispensable la custodia de la banca privada que, dependiendo de cada país, puede ser por control, intervención o nacionalización sin indemnización, siguiendo el principio de no estatizar deudas privadas ni volver a transferir esos activos a manos privadas.
2. Control y bloqueo de la salida de capitales, evitando su fuga.
3. Centralización y control cambiario con política de cambios múltiples y diferenciados.
4. Moratoria e inmediata auditoria de la deuda pública, liberando recursos para atender las necesidades sociales.
5. Control de precios de los productos básicos.
6. Mantenimiento y recuperación de los salarios reales de los trabajadores, asociado a una política de tributación progresiva que afecte al capital y sobre todo a la especulación.
7. Políticas de protección e incentivo al mercado interno y a las actividades económicas con alta generación de empleo. Para ese fin la inversión pública juega un papel fundamental.
8. Seguro de desempleo y políticas de protección social a los trabajadores desempleados e informales.
9. Re-estatización de las empresas estratégicas. Nacionalización de las grandes empresas privadas en proceso de quiebra. Recuperación del control nacional de los recursos naturales.
10. Una integración regional de atienda a los intereses de nuestros pueblos y no a los del capital.
Tales medidas inmediatas constituyen una respuesta al drama social que impone la crisis e iniciarán transformaciones que, para realizarse plenamente, requieren avanzar hacia un horizonte socialista.
Salvar a los pueblos, no a los bancos, este es el objetivo de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Critico frente a la crisis y sus consecuencias sociales.
Dada en Buenos Aires, a los 23 días de octubre de 2008.
Junta Directiva de la SEPLA
Enviado por
Revista Koeyú Latinoamericano