Un estudio revela que la autofagia es clave en la formación de glándulas lagrimales funcionales, y apunta a terapias regenerativas para tratar el ojo seco de forma duradera.
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Eugenio M. Fernández Aguilar
Físico, escritor y divulgador científico
muyinteresante.okdiario.com / 25.12.2025
Para muchas personas, tener los ojos secos no es solo una molestia ocasional. Es una sensación constante de picor, ardor o fatiga ocular que puede dificultar leer, trabajar o incluso abrir los ojos al despertarse. El síndrome del ojo seco, que afecta a entre el 5 % y el 15 % de la población, no solo causa incomodidad, puesto que puede dañar la superficie ocular y poner en riesgo la visión. Y sin embargo, sus tratamientos actuales —lágrimas artificiales, colirios o medidas ambientales— suelen ofrecer apenas alivio temporal.
Un estudio reciente publicado en Stem Cell Reports ha revelado un posible camino hacia una solución más duradera: la creación de glándulas lagrimales humanas funcionales en laboratorio. Estas estructuras, conocidas como organoides, se usaron para entender mejor por qué algunas glándulas dejan de funcionar correctamente, y el hallazgo más importante es que un proceso celular llamado autofagia es esencial para que estas glándulas se desarrollen y funcionen como deben.
Las lágrimas que faltan: un problema más serio de lo que parece
Las glándulas lagrimales son responsables de producir la capa acuosa de la película lagrimal, un componente fundamental para mantener los ojos húmedos, lubricados y protegidos. Cuando fallan —ya sea por edad, trastornos autoinmunes, cambios hormonales o causas aún no del todo conocidas— el resultado es la sequedad ocular, una condición que puede provocar infecciones, lesiones corneales y problemas de visión.
El problema central en muchos casos de ojo seco es que las glándulas no producen suficientes lágrimas o las producen con mala calidad. Pero aún no se entendía completamente qué mecanismos celulares explicaban esta disfunción. Hasta ahora.
El equipo dirigido por el investigador Sovan Sarkar, en la Universidad de Birmingham, descubrió que la clave podría estar en la autofagia, un sistema interno que tienen las células para eliminar sus propios residuos. Este proceso, vital para mantener el equilibrio celular, podría ser también esencial para que las glándulas lagrimales se formen y funcionen adecuadamente.

Fuente: Stem Cell Reports
¿Qué es la autofagia y qué tiene que ver con los ojos?
La autofagia actúa como un sistema de limpieza celular, eliminando proteínas dañadas, orgánulos envejecidos y otros elementos que impiden el buen funcionamiento de la célula. Este proceso se ha relacionado con la salud de múltiples órganos, desde el cerebro hasta el hígado. Sin embargo, su papel en las glándulas lagrimales no se había demostrado hasta ahora.
Para comprobarlo, los investigadores utilizaron células madre humanas y las modificaron genéticamente para desactivar el gen ATG5, indispensable para que ocurra la autofagia. A partir de estas células sin capacidad de autolimpieza, generaron organoides de glándula lagrimal en 3D, capaces de simular el desarrollo y funciones de las glándulas reales .
Los resultados fueron claros: cuando la autofagia estaba bloqueada, las glándulas se desarrollaban mal, producían menos proteínas lagrimales y mostraban más acumulación de desechos y muerte celular. En palabras del artículo: “la pérdida de autophagy conduce a un desarrollo inadecuado y una función secretora deficiente” .
Mini glándulas que revelan fallos reales
Uno de los aportes más valiosos del estudio fue la creación de estos organoides lagrimales, que permiten observar con precisión qué ocurre cuando algo falla en el desarrollo glandular. Estas estructuras incluían todos los tipos celulares presentes en una glándula lagrimal: células acinares (que producen la parte acuosa de la lágrima), ductales (que transportan la secreción) y mioepiteliales (que ayudan a su expulsión).
En los organoides deficientes en autofagia, no solo se reducía la cantidad de proteínas como lactoferrina, lipocalina-2 o la acuaporina AQP5, esenciales para la lubricación y protección del ojo. También se acumulaban proteínas mal plegadas —señal de estrés celular— y aumentaban los niveles de apoptosis, es decir, de muerte celular programada .
Esto sugiere que sin el proceso de reciclaje interno que ofrece la autofagia, las células de estas glándulas colapsan, comprometiendo toda la función lagrimal.
Fuente: ChatGPTEl papel inesperado de un viejo conocido: el gen PAX6
Un hallazgo inesperado del estudio fue el comportamiento del gen PAX6, muy conocido por su papel crucial en el desarrollo del ojo y el cerebro. En los organoides sin autofagia, la proteína PAX6 se acumulaba de forma anómala, a pesar de que sus niveles de ARN (es decir, la instrucción genética para producirla) estaban disminuidos.
Esto sugiere que, en condiciones normales, PAX6 también se elimina mediante autofagia, y su acumulación puede perturbar el desarrollo glandular. Según los autores, “PAX6 es un sustrato de autofagia que se acumula en condiciones deficientes de este proceso”.
El estudio incluso detectó que PAX6 colocaliza con las estructuras responsables de la autofagia (como LC3) y con los lisosomas, lo que refuerza la hipótesis de que su regulación depende del sistema de reciclaje celular.
¿Una posible vía terapéutica? El papel de la melatonina y NMN
Además de identificar el problema, el estudio probó dos compuestos conocidos para observar si podían revertir el daño causado por la falta de autofagia. Uno fue la melatonina, una hormona producida por varios tejidos oculares; el otro fue el NMN (nicotinamida mononucleótido), un precursor de NAD⁺, una molécula esencial para la energía celular y el equilibrio metabólico.
Ambos compuestos mejoraron la producción de proteínas lagrimales, y en el caso del NMN, también se observó una reducción en la acumulación de desechos celulares y un descenso en la muerte celular. Esto indica que aunque la autofagia no se puede restaurar sin el gen ATG5, algunos efectos negativos pueden mitigarse con intervenciones adecuadas.
Estos resultados abren la puerta al desarrollo de nuevos tratamientos que no solo sustituyan las lágrimas, sino que restauren la capacidad natural del ojo para producirlas.
Más allá del ojo seco
Este modelo de organoides lagrimales no solo sirve para estudiar el ojo seco. También podría usarse para probar fármacos, estudiar enfermedades raras de las glándulas, e incluso avanzar en medicina regenerativa ocular. El enfoque también podría aplicarse a otras glándulas que comparten mecanismos similares, como las salivales, pancreáticas o mamarias.
Aunque los resultados son prometedores, aún faltan estudios en modelos animales y ensayos clínicos. No se sabe, por ejemplo, si estos tratamientos funcionarían igual en tejidos reales o si podrían aplicarse en fases avanzadas del ojo seco.
Sin embargo, el trabajo representa un paso firme hacia un tratamiento más eficaz y duradero para una condición que, aunque común, sigue sin respuesta definitiva. Como concluye el estudio, “nuestro modelo ofrece una plataforma útil para investigar el papel de la autofagia en el desarrollo y función de la glándula lagrimal”.
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Referencias
Gamze Kocak et al. Autophagy is required for the development and functionality of lacrimal gland-like organoids. Stem Cell Reports, vol. 21, enero de 2026. https://doi.org/10.1016/j.stemcr.2025.102744.
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