Los científicos han logrado revertir la ansiedad equilibrando la amígdala en el cerebro.
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6 de noviembre de 2025
La amígdala cerebelosa
Los científicos han reequilibrado el cerebro: el mecanismo recién descubierto podría representar un principio general de regulación emocional.
Un equipo de investigadores acaba de descubrir un conjunto específico de neuronas en la amígdala —una región del cerebro asociada con el procesamiento de las emociones— cuya hiperactividad puede causar ansiedad, depresión y déficits sociales.
El estudio, dirigido por Juan Lerma y publicado en la revista iScience, demuestra que restablecer el equilibrio de la excitabilidad neuronal en un área específica de la amígdala es suficiente para revertir estos comportamientos, al menos en ratas de laboratorio.
Los científicos ya sabían que la amígdala desempeña un papel central en las respuestas de miedo y ansiedad, pero esta investigación identificó una población neuronal cuya actividad desequilibrada , por sí sola, es capaz de causar comportamientos patológicos.
El equipo utilizó ratones modificados genéticamente con sobreexpresión del gen Grik4 , responsable de aumentar la producción de receptores de glutamato de tipo GluK4 y, por consiguiente, la excitabilidad neuronal. Estos animales mostraron síntomas similares a los observados en personas con trastornos como el autismo o la esquizofrenia.
Al normalizar la expresión génica en neuronas de la amígdala basolateral, los investigadores lograron restablecer la comunicación con un grupo de neuronas inhibitorias de la amígdala centrolateral. Esta sencilla corrección bastó para revertir la ansiedad y los déficits sociales.
El equipo evaluó a los animales mediante registros electrofisiológicos y pruebas de comportamiento que miden la ansiedad, la depresión y la interacción social, incluyendo experimentos que analizan la preferencia por espacios abiertos o cerrados y el interés por otros individuos. Utilizando herramientas de ingeniería genética y virus modificados, los científicos lograron corregir con precisión la disfunción neuronal y observar los cambios de comportamiento correspondientes.
El mismo método se aplicó posteriormente a ratas no modificadas que, de forma natural, presentaban niveles de ansiedad más elevados. El tratamiento redujo igualmente estos niveles, lo que refuerza la idea de que el mecanismo descubierto podría representar un principio general de regulación emocional en el cerebro.
Si bien algunos déficits cognitivos, como las fallas en la memoria de reconocimiento de objetos, no se corrigieron —lo que sugiere la participación de otras regiones como el hipocampo—, los resultados abren nuevas perspectivas terapéuticas.
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