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DIPLOMACIA Y GUERRA: UNA RELACIÓN DIALÉCTICA EN EL TABLERO MUNDIAL (I Y II)

 Balance de coyuntura sobre la situación de la guerra en Ucrania
El objetivo de este artículo ayudar que pensemos integralmente cada uno de los planos de desarrollo de la conflictividad internacional 


Por Guillermo Martín Caviasca
rebelión.org | 03-04/09/2025

I

En este artículo presentaremos un balance de coyuntura sobre la situación de la guerra en Ucrania. Lo haremos desde un punto de vista estratégico que articula los diferentes planos de la guerra, especialmente la articulación de diplomacia y combate militar, ampliando nuestro foco y solo bajando al terreno en lo indispensable para aclarar el panorama. Teniendo en cuenta la situación general del momento actual, vemos que la guerra se encuentra en una situación donde el militar juega fuertemente en el terreno de la diplomacia y esta última aparece con grandes dinamismos. Así la diplomacia el terreno central donde se despliega el esfuerzo político en la coyuntura. No es que hayamos pasado del terreno de la guerra al de la diplomacia, sino que la guerra y la diplomacia juegan interrelacionadas, se co-determinan y especialmente en este momento cada pequeño o gran triunfo, aunque sea un combate aún no definido, refuerza o debilita a las partes en la mesa de negociaciones o sea la coyuntura militar pesa estratégicamente en la mesa diplomática cuando esta está en el centro de la escena global. Debemos señalar que esta interrelación no es novedosa, sino que es una regla, una parte de las operaciones militares de la segunda guerra mundial, estuvieron determinadas por necesidades externas a consideraciones militares estrictas o para ser jugadas en mesas de negociaciones, tanto por los aliados occidentales o por la URSS, como por Alemania.

Veamos brevemente algunas distinciones entre lo que es “diplomacia”, “relaciones internacionales” (RRII) y “geopolítica”. Esta última es una ciencia que estudia las determinaciones e interrelaciones entre geografía y política en las comunidades políticamente organizadas (CPO), tomando en cuenta la historia y el conjunto de la formación económico social, esto permite tendencia de largo plazo que trascienden a regímenes o épocas. Las RRII son el conjunto de relaciones económicas, políticas, culturales, públicas o privadas, entre CPO. Y, por último, la diplomacia (nuestro objeto en este artículo) es el conjunto de relaciones establecidas entre cuerpos políticos con poder soberano y reconocido formalmente, mediante cuerpos de funcionarios, con reglas establecidas y tratados de diversa obligatoriedad que regulan las relaciones entre estados y estructuran organismos internacionales. A lo largo de esta breve nota utilizaremos en forma tipológica a riesgo de ser simplificadoras, las categorías Globalistas/idealistas/liberales vs. realistas/nacionalistas o trumpistas, etc. en diversos casos; ambas tendencias no son homogéneas ni se manifiestan como bloques estables. Aunque en términos más teóricos sí podemos afirmar que el realismo vs. el liberal-idealismo son marcos conceptuales doctrinales de las RRII. Además, en este texto, al no ser académico, nos tomaremos algunas licencias de redacción y opinión.

Si la diplomacia se encuentra en el centro de la cuestión actual de la guerra es debido a dos razones centrales. Una: los actores ven gran dificultad en una victoria militar contundente que sea lograda mediante la confrontación total contra un enemigo sólido y unido en un plazo razonable. Y dos porque en el campo occidental se produjo un cambio sustancial en la orientación de la política de los EEUU.

Desde la asunción de Donald Trump la política de Washington se caracteriza por una serie de iniciativas que deterioraron, o al menos confundieron, la voluntad del bloque Otanista de apoyar a Ucrania. No fue solo esto lo que afectó Trump, sino que desarrolla una serie de medidas características de una confrontación comercial, fueron anunciadas con espectacularidad el recientemente pasado 2 de abril del 2025 como “Dia de la Liberación”, o “día de la independencia económica”. Estas se caracterizan como una guerra arancelaria prácticamente con todos los países del mundo especialmente varios de sus aliados más destacados, aunque el objetivo final sea fortalecer a EEUU contra China.

Es parte de una política destinada a recuperar la centralidad productiva material de los EEUU. Si bien esta cuestión no es objeto de este artículo debemos tenerla en cuenta, ya que como parte de la política de RRII de los EEUU hoy la cuestión de la amenaza comercial está en el centro más que la militar, ya que en muchos casos esta guerra comercial se realiza contra aliados. Aunque como sabemos por la historia “lo comercial” es una parte de los conflictos y lo militar otra (la diplomacia de las cañoneras, por ejemplo). Pero la clave a pensar aquí se encuentra en la acción de EEUU respecto de la guerra de Ucrania (y las guerras en general).

EEUU busca eliminar de sus preocupaciones internacionales los conflictos que no hacen a su estrategia principal: la recuperación del rol de EEUU como principal potencia, aunque este rol sea en un mundo de varias potencias de primero o segundo orden. Así Trump responde a la amenaza china de superarlo en todos los aspectos que hacen a la base del poder: producción industrial, vanguardia en las industrias clave del periodo, vanguardia en tecnología, investigación… etc. lo que lleva al poder militar e influencia internacional. Ucrania y Rusia están para Trump fuera de esa ecuación. De hecho (y no se equivoca en esto) la guerra perjudica la política de EEUU (aunque lo beneficie económicamente, como siempre si se asume como el “arsenal de la democracia”) y ayuda a en su posición y libertad de acción internacional China (que sería desde la perspectiva occidental liberal “el arsenal de las autocracias” jaja).

Esta lectura es clave para entender el rol de Trump en Ucrania respecto a Rusia y Europa. No es que Donald quiera la derrota de Kiev, o que sea indiferente a la posibilidad de que las tropas de Rusia conquistaran Kiev, o un cambio de gobierno que implique la incorporación de Ucrania a la esfera de influencia rusa (una “retroversión” del “Euromaidan”); todo lo contrario.

Sin embargo, a diferencia de los Globalistas (la mayoría de los gobiernos europeos, los demócratas de EEUU, el capital financiero sin base territorial y su brazo armado la OTAN) Trump y los suyos parten de una visión de las RRII y la geopolítica distinta. Frente a liberal/Idealismo de los progresistas, aparece el Realismo de los “nacionalistas”, “conservadores”, “patriotas”, “fascistas” “imperialistas clásicos” o cualquier calificativo que se le pueda a uno ocurrir según las usinas ideológicas del liberal progresismo. Para estos últimos la clave es el poder nacional y el balance real de fuerzas en un mundo de múltiples poderes, donde cada uno lucha por tener la mejor posición en todos los planos, a partir de una visión cercana al materialismo histórico. Así un estado (o poder equivalente que aspire a la soberanía) puede aliarse o enfrentarse, convivir o no, con diversos regímenes y estados sin importar demasiado su forma de gobierno o sus intereses regionales, siempre y cuando puedan establecerse “fronteras geopolíticas” aceptadas. Y para Trump eso es lo que debe negociarse en Ucrania: un reparto acorde a la realidad del poder.

Para ser justos debemos señalar que esta discusión estuvo presente en el campo del “occidente geopolítico”1 desde el inicio de la guerra (o desde el inicio formal en el 2022). Mas allá de que Putin siempre fue claramente “realista” en sus propuestas para Europa de cómo construir un orden regional no así sus interlocutores. En occidente geopolítico en el mismo foro de Davos, existió en el 2022 un debate notorio entre dos nonagenarios de extrema influencia intelectual: George Soros (un financista más que un intelectual en sentido estricto), y Henry Kissinger. Mientras que el primero abogaba por derrotar a Rusia a como fuera para salvar el mundo progresista, sus reglas de RRII nacidas de la caída de la URSS, su orden económico, cultural y político. El famoso Kissinger señalaba, rememorando su rol en los acuerdos entre Nixon y Mao, que había que negociar y ceder a Rusia algo que satisficiera de mínima sus intereses, ya que la guerra era muy difícil de ganar y de hecho perjudicaba al conjunto de occidente, debilitando la capacidad sostener el rol de las potencias occidentales en un orden mundial en transformación y ante el ascenso de China.

Esta es la razón que impulsa (con su estilo particular) a Trump a intentar imponer una paz o tregua en la guerra. Y por ello ha roto con la voluntad guerrerista de los “globalistas”. Dos advertencias; los que acá simplificamos llamando “globalistas” han demostrado una muy limitada visión de lo que es la guerra en concreto (como se vio en la suicida ofensiva suicida ucraniana de Zaporiya del 2023, que los “capitostes” de este grupo empujaban y festejaban en forma irresponsable). Su voluntad de “derrotar a Rusia” en el campo de batalla (no es otra cosa que esto “volver a las fronteras de 2022”) no parece estar acompañada de las medidas militares, de RRII, industriales, etc. que permitieran sostener una guerra de este tipo con posibilidades de victoria en un plazo razonable, teniendo en cuenta que Ucrania sin dudas sufre mucho más la guerra que Rusia. En realidad, es impulsar la guerra sin posibilidades de éxito en las condiciones actuales.


Lo cierto es que la “sorpresa” del cambio de política de EEUU a partir de Trump, recién ahora comienza a instalar la discusión política seria de lo que debería ser un “rearme europeo” para una “guerra prolongada”, algo extraño para quienes pretenden que Ucrania venza a Rusia…. Siendo que Kiev es una extensión material de la voluntad guerrera de ellos. Con esto no queremos sostener que no existe en Ucrania amplios sectores de la población mayoritarios que ven en Rusia a un agresor, y que sostienen el esfuerzo de guerra: Ucrania no es un simple títere, pero es indudable que no hay estrategia ni grandes operaciones militares que se realicen sin la aprobación y consulta de occidente, con el material occidental, el sostén económico y el apoyo en inteligencia. O sea, de hecho, Ucrania entra en la categoría “proxi”.

Segundo insistimos, EEUU busca una salida que sea un compromiso en el cual Rusia deba ceder aspectos de sus motivaciones geopolíticas centrales. Lo que parece en este caso no ser completamente entendido. Rusia no “quiere conquistar provincias”2, sino lograr un equilibrio de seguridad que respete lo que considera su espacio de influencia irrenunciable que es desde los zares una constante. Y Ucrania, o la mayoría de esta nación, es ese espacio. Solo vemos la historia, no es un capricho de Putin. Si los europeos parecen anclados en una idea del mundo que ha quedado atrás: el globalismo noventista unipolar, el mundo acorde a normas con valores occidentales liberal democráticos. Trump (quien no comparte esos valores claramente) se encuentra en la dificultad de imponer a Rusia una salida que le obligue a resignar parte de sus aspiraciones geopolíticas, en una situación en la que (si bien es una potencia determinante ya no dominante) no conduce en forma plena al bloque occidental. Y Ucrania no es un simple proxi que equivalga a títere, sino que se mueve entre los posibles apoyos que le permitan resignar los menos posible. Aunque es claro que su insistencia en no renunciar a territorios de hecho dificulta cualquier conversación. Recordemos que los territorios que Rusia reclama y ha incorporado a su estructura, son poblados mayoritariamente por gente que se identifica como rusa, y que tanto las fronteras como la nacionalidad ucraniana es difusa, con espacios más definidos y otros ambiguos e históricamente de distinta formación.

Esta composición étnica se ha alterado a partir del 2014 con procesos de nacionalización compulsiva

Pero es de destacar un problema para la juridicidad de posguerra. Una decisión de la pos segunda guerra mundial es que, después de impresionantes modificaciones de fronteras y limpiezas étnicas masivas, los límites de los estados no debían cambiar. Aunque sea llamativo si miramos Yugoeslavia, donde occidente mide las cosas con otra vara, lo cierto es que la modificación de las fronteras internacionalmente reconocidas por medio de una guerra, aunque este mediado de reclamos de población local o plebiscitos, atenta contra todo el statu quo. A pesar de que nosotros sepamos que las fronteras no las delineó Dios el domingo mientras descansaba, sino que son productos histórico sociales que cambian con el tiempo, lo cierto es que la modificación de fronteras por la guerra contra la voluntad del occidente geopolítico es algo a tener en cuanta hacia el futuro.

Señalamos que en esta etapa de la guerra la diplomacia juega un rol clave, es el epicentro de la atención. Todos los focos como el “ojo de Sauron” concentra su mirada hacia las instancias que con energía plantea Donald Trump. Pero también como en la famosa saga, los combates se desarrollan y son fundamentales en la resolución final, tanto de la línea de combate como de las posibilidades de negociación diplomática misma, quien se debilite en el terreno de combate por falsas expectativas o dudas puede perder resquebrajar su frente. Si Rusia llega a la mesa con un espíritu de victoria (no de relato hacia el mercado interno, sino un claro escenario de operaciones que innegablemente la favorece en la coyuntura de la mesa de negociaciones) podrá pararse con más firmeza en sus reclamos más avanzados. Si los Ucras mostraran la capacidad de neutralizar e impedir los avances estabilizando la línea de frente (descartamos al menos con los datos que tenemos, cualquier posibilidad de una real contraofensiva victoriosa de Kiev) las posiciones occidentales se pueden reforzar.

Ciertamente esto no es todo. De hecho, la diplomacia también actúa en la guerra (como la economía, la propaganda, las acciones hibridas de diverso tipo) y en ese terreno los rusos, desde nuestra visión, están logrando victorias. En primera instancia ganan tiempo en un escenario militar que les es favorable por ahora, y es ahora que debe aprovechar su “tempo”. Mantienen a los occidentales divididos y potencian sus vacilaciones, parecieran haberle “tomado el tiempo a Trump”. Es lógico, así como nosotros presentamos aquí las opciones de los EEUU actualmente y sus necesidades y expectativas, los rusos, su diplomacia que es muy profesional y con cuadros de envergadura, también lo hace. Y así juega ganado tiempo e intentando mantener el factor Trump a su favor. Aunque esto no puede ser eterno hasta ahora le ha dado resultado.

Aquí podemos ver en la cumbre de Alaska del 15 de agosto como Rusia salió favorecida. Una reunión secreta sin siquiera traductores, con el mismo Putin en territorio de los EEUU, dando por tierra todas las “capturas” y demás “tonterías para perdedores” de las instituciones globales. Una reunión en que hablaron en inglés cuyas conclusiones, acuerdos o desacuerdos serán solo sabidas por los mismos protagonistas de máximo nivel que estuvieron presentes. El resultado en términos de acuerdo concreto pareció insulso. Ni tregua, ni alto el fuego, ni plan de paz, ni fechas. Sin embargo, no lo fue en lo que hace a seguir manteniendo las mesas de negociaciones, la expectativa y división de occidente geopolítico, dando a Rusia aire frente a una intensificación posible del apoyo a Ucrania. Y Ucrania cada vez parece más débil y necesitar más apoyo a medida que el tiempo pasa, con desmoralización de sus fuerzas, carencia de reemplazos y agotamiento de su población. No es sorprendente que el relativo éxito de Rusia se haya dado en un momento en que todas las fuentes de información hablaban de una posible ruptura del frente ucraniano (que no sucedió).

Un par de aclaraciones. El frente diplomático occidental, como ya indicamos, no se encuentra sólidamente unido. Pero creemos que más allá de malentendidos o medias verdades, ni siquiera los EEUU (el actor determinante y partidario de terminar el conflicto con la concesión a rusia de territorios) acepta las que aparecen como “reivindicaciones de seguridad de Rusia respecto de Ucrania”: en sencillo, el desarme de Ucrania, la exclusión de cualquier fuerza extranjera occidental de su territorio, la eliminación de partidos, doctrinas, versiones de la historia, etc. contrarias a Rusia, la definición de cláusulas que haga a Rusia parte de los garantes de seguridad ucraniana, etc. O interpretan esto de otra manera. Trump pareciera estar convencido que el hecho de ofrecer pingues negocios basta, y Putin parece haber comprendido la visión económica del líder yanqui y hacerla valer, al hablar en la conferencia de prensa de la multitud de negocios posible en Rusia Ucrania etc. que podría traer la paz.

Tampoco el frente europeo se encuentra unido. Sus líderes (salvo Georgia Meloni que es la única que aparece sólida, y que pertenece a la nueva generación de políticos europeos) son líderes cuyas bases internas tiemblan y que cuentan con muchas dificultades para el consenso “democrático”, manipulando alevosamente el sistema para reproducir su línea en el poder. Por debajo las fuerzas “patrióticas”, “fascistas”, “alternativas” etc. Disputan en todos los países el poder y mantienen una línea respecto de la Guerra muy distinta a la elite globalista. De hecho, no es que estas fuerzas alternativas sean “prorrusas” como los globalistas las acusan. Son en realidad emergentes realistas que manifiestan una conciencia de grandes masas sobre que “Europa” es de una elite ajena, que la política internacional no es beneficiosa a las naciones europeas y su desarrollo, y que los valores “progresistas” son molestos a las tradiciones nacionales y culturales de los pueblos europeos.

Por otro lado, las diferentes regiones de Europa son disímiles. Europa del Este otrora dominada por la URSS y con una cierta conciencia histórica de miedo al gigante del este, las bases sociales y políticas respecto de la guerra son más belicistas (de hecho, no es claro si las nuevas fábricas ucranianas que producen masivamente drones y misiles, se encuentran bajo tierra en Ucrania o al menos algunas se encuentran en Polonia). Pero estos estados son débiles y ni siquiera están unidos. De hecho, países como Eslovaquia y Hungría manifiestan otra línea distante de los Ucras3. Los mismos Balcanes en el Este sur, aparecen como otro foco de disensiones para el occidente geopolítico, en Rumania por ejemplo las instituciones supranacionales europeas apoyar una acción contra fuerzas que se veían triunfantes, de forma que en cualquier país fuera de su espacio sería considerado un golpe de estado institucional. Es el occidente tradicional y Alemania quienes deciden.

Por otro lado, la sociedad ucraniana está manifestando sus límites respecto de una guerra que pronto tendrá cuatro años de duración y un desangre nacional que excede con mucho las sin dudas enormes bajas en el campo de batalla. No es que los ucranianos que hoy viven en las Ucrania con capital en Kiev, sean “prorrusos”. Muy probablemente la guerra haya acentuado el peso de las posiciones nacionalistas ucranianas. Sumado a que la emigración fue masiva y que las zonas “prorrusas” en gran parte son hoy rusas. Sino que es evidente, por más propaganda de guerra sobre la población, que esta se está tornando interminable, que no se avanza todo parece indicar que no se va a poder avanzar, y el que defiende siempre y retrocede paso a paso si además es más pequeño sufre más las perdidas: al final, tarde o temprano será derrotado (como señaló Trump hace dos días, el que no ataca nunca no gana). Si a esto le sumamos que evidentemente los ucranianos tomarán nota de la realidad diplomática y las vacilaciones e imponencia de Europa más el accionar de Trump…. Es lógico que el mínimo sentido común acompañe el deseo de terminar el asunto lo mejor posible y desaliente a mandar hombres a morir en una guerra que no se va a ganar.

Por último, Si bien Rusia está aprovechando un tempo militar favorable. No debemos exagerar con su éxito, como veremos más adelante sus avances siguen siendo lentos y como señalamos anteriormente en otros artículos, el objetivo de una guerra de desgaste no es el desgaste en sí mismo, sino que este lleve al derrumbe del enemigo y/o a generar en el bando opuesto rupturas del frente que permitan avances de características operacionales al menos.

Y por ahora el desgaste continúa, si bien se anuncia periódicamente una ruptura en ciernes ante cada esfuerzo ruso, los ucras, o recomponen el frente cediendo espacio, o contraatacan localmente con algún éxito, o abandonan una posición luego de meses de sangrientos combates reconstruyendo otra unos km más atrás otras posiciones. Siendo así la prolongación de la guerra en exceso no es un buen augurio para Rusia. El tiempo diplomático favorable puede cambiar negativamente. El frente geopolítico puede mostrar retrocesos en otros espacios (como ha sucedido en el Cáucaso o Siria, y no son espacios de menor importancia). O puede ser que la relación de fuerzas frente a China se deteriores en favor del gigante asiático del cual Rusia puede depender cada vez más. O puede la situación económica interna deteriorarse dada la presión acumulada por la guerra. Situación que los responsables económicos del gobierno ruso ya advierten. Por eso “ganar tiempo” para seguir aprovechando la situación militar favorable es una estrategia que está dando éxito, pero no deberían confiar solo en eso. De hecho, la situación no se asemeja a una ofensiva Vístula Oder de 1945, cuando loa soviéticos demolieron en semana a los alemanes empujándolos desde Varsovia a las puertas de Berlín, ni por aproximación.

En la parte siguiente de este artículo avanzaremos en una presentación de lo militar, donde pondremos el foco en por que cuales de las operaciones concretas se interrelaciones con la lucha diplomática en sentido fuerte, como lo hacen y que representación hacen de ellas los actores.


Notas:

1 Cuando hablamos de “occidente geopolítico” no nos referimos a una categoría estrictamente geográfica. Sino a un ordenamiento. Occidente geopolítico es sin dudas Europa occidental y EEUU, pero también la anglósfera (Australia y Nueva Zelandia), Japón, Corea del Sur, Taiwán. Lo geopolítico debe distinguirse del “occidente histórico” o cultural, nadie puede dudar que el este de Europa reúne características de occidente) cristianos para empezar, pero sus ideas, cultura, etc. es parte de un entramado común del mundo occidental. O América latina, pero esta no es “Occidente geopolítico” claramente a pesar de su ubicación geográfica (por más que muchos lideres se esfuercen), aunque si cultural e histórico.

2 Mas allá del debate semántico entre si la anexión de los cuatro oblast de Donetsk, Luhansk, Zaporiya y Jerson, es una conquista militar pura y dura o una reivindicación de la población local, desde el punto de visita geopolítico, históricamente, Rusia manifestó su necesidad de disponer de fronteras seguras en el oeste. La esfera geopolítica de seguridad de Rusia está marcada por la necesidad de contrarrestar vulnerabilidades geográficas históricas, como la falta de barreras naturales en su frontera occidental, y por la búsqueda de un estatus de gran potencia para mantener su soberanía e integridad territorial. Señalamos que el corazón de Rusia (formado desde Pedro el Grande en el siglo XVII) una línea que va desde San Petersburgo, pasa por Moscú y desciende hasta Rostov, es el corazón de Rusia allí se encuentra la mayoría de la población, el centro político, cultural y económico de la nación. Hacia el este están los Urales y la despoblada Siberia (cuyas amenazas son otras), hacia el oeste en cambio solo hay llanuras y poderosos estados y formaciones sociales al menos competitivas. Desde la misma formación de Rusia duras guerras con Polonia, Suecia, Alemania, Turquía, disputaron esos territorios de población mezclada y ambigua en muchos casos. Y desde allí vieron las grandes invasiones desde los suecos en el siglo XVIII, pasando por Napoleón, los polacos, los alemanes dos veces… (bueno, desde la otra trinchera se vería al revés, es importante señalarlo). O sea, Rusia sea Zarista, Soviética o Republicana, siempre manifestó la necesidad de seguridad que implica la existencia de un espacio colchón entre Berlín y Moscú: una serie de estados tapón satélites o neutralizados. O la incorporación a Rusia de los espacios más afines. Por eso los rusos hoy no rescatan a la URSS o a Stalin por ser comunista o por ser un dictador muy duro, sino por haber alcanzado las máximas aspiraciones geopolíticas de Rusia: corrido la “frontera geopolítica” hasta el Oder.

3 Por ejemplo, tanto Eslovaquia como Hungría manifiestan en forma permanente su distancia con Kiev. Y de hecho presionan a la UE para que obligue a Ucrania a dejar de atacar la infraestructura energética rusa (que es parte de la estrategia militar ucraniana clave en esta etapa de la guerra y aspira a ir incrementando estas acciones), especialmente claro es el caso de los ataques al envió de gas ruso a Europa que afecta muy específicamente ambos países del Este. Peor estos en vez de pedir a Europa y EEUU que repongan sus pérdidas, centran sus críticas y acciones diplomáticas contra Kiev: eso es una posición clara en este escenario.


II

En esta sección de este artículo analizaremos la cuestión de la guerra, aunque no específicamente desde el punto de vista de las operaciones militares en forma detallada, ni nos adentraremos en cuestiones tácticas, de orden de batalla o sistemas de armas, sino que abordaremos la guerra en lo que hace a la relación con el campo de la diplomacia y la política, y específicamente debe ser vista como un complemento de la primera parte.1 A pesar de esta advertencia es necesario para comenzar hacer un recuento general del frente de batalla que es en concreto lo que afecta las mesas de negociación, porque para ver como la guerra afecta la diplomacia hay que hablar y comprender de la guerra, “su gramática”, pensándola como parte de un todo.

Debemos comprender que la representación de los hechos (el “relato”, las “narrativas”, la “construcción de la memoria”, todos distintos de la Historia en tanto ciencia social) aparece como un arma que opera sobre las decisiones, un aspecto de la guerra cognitiva como esta es un aspecto de la guerra híbrida. Hoy este tipo de guerra es considerado un requisito de seguridad nacional para los estados. La guerra cognitiva es una forma de guerra que se centra en influir en el razonamiento, las decisiones y, en última instancia, las acciones para asegurar objetivos estratégicos sin luchar o con menos esfuerzo militar de lo que se requeriría de otra manera. Sean China, Rusia, Ucrania, los EEUU, (o Inglaterra sobre Argentina), etc. utilizan cada vez más la guerra cognitiva y métodos híbridos para operar sobre la toma de decisiones de sus adversarios. Este modo híbrido de guerra es mucho más que desinformación, propaganda o contrainformación. Utiliza una serie de herramientas, entre ellas el uso de la verdad selectiva y parcial en redes, a menudo integrada con acciones económicas, diplomáticas y militares, hasta grandes o pequeñas operaciones de combate. Son en un aspecto o completamente movimientos de generación de opinión y operar sobre las ideas, para hacerlas afines a nuestro relato, trabajando en el largo o mediano plazo.

Su objetivo es lograr influir en las percepciones del oponente y en la toma de decisiones para evitar o facilitar el uso directo de la fuerza en la consecución de los objetivos políticos, o para operar sobre una situación política de influencia militar en una coyuntura. Una acción militar presentada de determinada forma en el momento preciso y acompañada por una amplia campaña de “influencia” sobre el adversario, puede generar que los decisores políticos o militares enemigos o adversarios sean condicionados por nuestra forma de ver las cosas y así facilitar nuestras posiciones. Lo que a su vez redunda en el campo de batalla y en la moral. O al revés, una acción militar bien presentada en el momento preciso, un arma “milagrosa”, una foto o video bien manipulado, opera sobre el campo de las decisiones diplomático políticas.

Vayamos al frente de batalla. Las operaciones se siguen realizando con el mismo sentido general que vemos desde hace más de un año (febrero de 2024) luego de la toma de Avditka por las fuerzas rusas. Los combates mantienen una secuencia en muchos casos micro táctica (sin grandes intentos de unidades mayores al pelotón o compañía) acumulativa que en su conjunto van mostrando una lenta pero sostenida evolución rusa, que en el sector mencionado del frente es claramente visible. La secuencia se caracteriza por una presión rusa que consigue ciertos avances, contraataques ucranianos que recuperan algún territorio, nuevos pequeños avances rusos y contraataques ucranianos. En el balance las fuerzas de Moscú ganan sistemáticamente pequeños territorios, aldeas, algunas casas, una fábrica, un ala de una fábrica, un monobloc, una elevación (todo en ruinas). Como se ve en el mapa a lo largo de este año han conquistado el espacio que aparece en amarillo mientras que los de Kiev recuperan lo que se ve en verde en estos días. Aquí vemos el primer y más directo escenario de construcción de relato: no hay grades avances rusos ni los ucranianos aparecen en condiciones de hacer otra cosa que retroceder paso a paso, sin embargo, en el escenario público los “combatientes” del frente de generación de ideas nos dicen otra cosa. De hecho cada bando ha logrado que su relato sea asumido por decisores políticos, con el daño que esto puede implicar para afrontar la realidad (sin dudas mas en el caso de Europa donde parece que las esferas superiores de decisores estar imbuidas de su propia “narrativa”).

El mapa muestra los movimientos de este año 2025. Desde el inicio de la ofensiva frente a la ciudad de Donetsk (frente principal hoy) en Advitka casi un “arrabal” de la capital provincial en Octubre del 2023, el avance ha sido de entre 50 y 70Km de acuerdo desde donde se mida

Las operaciones se desarrollan si recorremos de norte a sur en los sectores de Kupiansk en el Oblast de Járkov, generando un intento de cerco operativo sobre esta ciudad; la que había sido recuperada por Ucrania a fines del 2022, y capital rusa del Oblast durante la administración de Moscú. Bajando una segunda línea operativa de da en dirección de Izium-Liman-rio Oskill, posiciones estratégicas también recuperadas por Ucrania en setiembre-octubre del 2022 en una ofensiva exitosa de ese año (después de duros combates en todo al intento ruso de cruzar el río); estas posiciones, de tener éxito la progresión rusa, serian claves para amenazar a Slaviansk desde el norte y colocar a las fuerzas rusas en condiciones de plantearse tomar todo Donetsk. Más hacia el sur en la zona de Bajhmut y Toresk los rusos presionan de frente hacia Kromatovsk desde las posiciones que dejo la acción protagonizada por Wagner. Mas al sur se sigue desarrollando la que ha sido todo el 2024 y 2025 el principal esfuerzo ofensivo ruso que absorbe según algunas informaciones a más de 100000 hombres rusos y algunos menos de Ucrania, es el intento de toma de Pokrovsk en donde vemos dos brazos que constituyen ya un “cerco operativo”; hace unos meses en el 2025 el peso de los combates se corrió del brazo sur al norte, allí este mes de agosto se produjo una ruptura rusa táctica que amenazó ser operativa y encendió todas las alarmas en occidente, Kiev concentró grandes esfuerzos de contención y contraofensiva hasta hoy con éxito. Siguiendo hacia el oeste los rusos han penetrado levemente en el oblast de Dnipropetrovsk, allí también existen varias aldeas en disputa y contraofensivas ucranianos estos días, aunque dudamos que este sea un frente donde se canalice el esfuerzo principal ruso. Finalmente, en el oeste sobre el río Dniéper, frente de Zaporiyia se registran asaltos rusos de pequeñas unidades y fuertes ataques con drones sobre a retaguardia inmediata de las fuerzas ucranianos (estos bombardeos masivos de artillería y drones son una característica de todas las zonas donde se realizan o van a realizar operaciones), aunque si bien no podemos negar que no haya esfuerzos rusos de envergadura en el futuro, no pareciera ser una dirección primordial en este momento. Este vuelo de pájaro sobre el frente y sus zonas de combate no niega que en todos los sectores del frente se pelea en forma permanente, pero más allá de esto se encuentran “casi” fijos a lo largo de este año (los que mencionamos como sujetos a operaciones son más de la mitad de los Km no cubiertos por el rio Dniéper).


En los mapas anteriores vemos las zonas donde se dan los combates más intensos en el conjunto del frente y específicamente en el Donbass donde se señalan con más intensidad la batalla por Pokrovsk y en segunda instancia la intensificación de los combates en la línea operativa de Liman e Izium

En artículos anteriores hemos dado algunas explicaciones sobre como se desarrollan las operaciones a nivel táctico, y sobre la razón de que no veamos ya hace un tiempo prolongado intentos de ataques, rupturas u ofensivas en las que carros de combate o cualquier tipo de gran plataforma blindada como protagonista: básicamente son blancos fáciles para un campo de batalla “transparente” donde los enemigos parecen tener una conciencia situacional plena y disponer de abundante munición de precisión y drones de distintos tipo listos para neutralizar cualquier blanco de cierta envergadura. Por ello las operaciones las desarrollan unidades de infantería en pequeños grupos, en motos, etc. Se ven a las fuerzas rusas usar tácticas de infiltración operando en pequeños grupos de cinco militares, que se infiltran detrás de las líneas ucranianas, esperan y se acumulan, y luego atacan en diferentes direcciones simultáneamente, como veremos que sucedió al norte de Pokrovsk. O como el portavoz de una brigada ucraniana que opera en la dirección de Lyman informó el 27 de agosto, señalando que las fuerzas rusas “cambiaron recientemente de tácticas y ahora están acumulando fuerzas para atacar posiciones ucranianas en pequeños grupos desde múltiples direcciones”.


La situación militar es de sostenida iniciativa estratégica rusa desde hace más de un año. A partir del fracaso de la contraofensiva ucraniana en Zaporiyia dirección mar de Azov, que se estrelló previsiblemente contra las posiciones fortificadas rusas y se agotó, no hubo otra iniciativa de envergadura que pueda ser considerada estratégica, ni Ucrania se aproximó a intentar recuperar la iniciativa. En este marco la guerra avanzó en un combate donde se masificaron los drones y desaparecieron del campo de batalla las fuerzas blindadas hasta en las ofensivas tácticas, (solo aparecen como apoyos coyunturales a la infantería). Se intensificó el “intercambio de salvas” (dentro de las posibilidades de cada bando) tanto en lo táctico, como en la retaguardia inmediata operacional y estratégica para destruir infraestructura de país. Los ucranianos incrementaron sus capacidades y obtuvieron el beneplácito de occidente para acciones de mayor profundidad, y los rusos multiplicaron exponencialmente su capacidad de producción y utilización de drones.

Los ucranianos intentaron compensar su incapacidad de realizar ofensivas con ataques en profundidad hechos por fuerzas de “inteligencia”. Son acciones de sabotaje que tienen un gran peso simbólico. Pero no solo “simbólico” es el resultado de sus acciones ya que causan graves daños, aunque no de carácter suficiente para alterar la capacidad operacional rusa. La más conocida y potente fue la muy exitosa operación “telaraña”2 que golpeó bases de bombarderos estratégicos rusos destruyendo o dañando un número indeterminado (fuentes rusas occidentales y ucranianas difieren demasiado para poder aproximarnos a una cifra), sin embargo la complejidad y creatividad de la operación, más la capacidad de vulnerar las defensas de bases de bombarderos con capacidad nuclear de largo alcance fue sin dudas una mojada de oreja al Kremlin, pero no afecta el rumbo de las operaciones ni la capacidad de disuasión estratégica de Rusia.

Esta fue la muestra más impactante, pero desde el inicio de la guerra los ucranianos operan al interior de Rusia (y en el extranjero) con su servicio de inteligencia en acciones de sabotaje, algunas legitimas dentro de la lógica de atacar infraestructura y otras que pueden ser calificadas de terroristas. En la primera parte del artículo mencionamos el ataque a oleoductos y como opera en las posiciones internacionales de los países afectados, sin embargo, debemos señalar que Ucrania ataca en forma permanente infraestructura energética rusa, sean oleoductos, refinerías, etc. Esto, si bien no detiene la producción o comercialización, debe significar necesariamente un aumento de los costos operativos, que en una situación como la actual en la que Moscú ya vende energía a precios más baratos, le implica una pedida adicional de ingresos. No está de más recordar que la capacidad de Rusia de dañar la infraestructura ucraniana en mucho mayor, pero la cuestión es que Kiev ya sobrevive con sostén externo y Rusia mayoritariamente se vale de si misma.

Por último, a nivel operacional Ucrania intento una ofensiva en la zona Sumi-Kursk. Fue exitosa al conquistar rápidamente unos 1000 km2 lo que para esta guerra es muy notable. Aunque es de destacar que aún es difícil determinar cual era el posible objetivo de la acción más allá de demostrar la voluntad de ataque. Ya hemos escrito en otro artículo un análisis de esta ofensiva. Quizás su objetivo militar más importante era obligar al Ejército ruso a desviar fuerzas desde su esfuerzo principal en Pokrovsk, si era ese (probable) no se logró, y de hecho los ucranianos invirtieron decenas de miles de hombres que debieron sustraer a otros frentes y sus escasas reservas a disposición. Pero la última contraofensiva rusa (por demás muy bien hecha) contra esta opresión ucraniana logró a principios de este 2025 hacer colapsar el frente ucraniano en Kursk y a un repliegue no muy ordenado hacia en interior de su país, dejando como saldo un nuevo frente sin haber debilitado a los rusos en Donetsk. Una iniciativa interesante, pero fracasada. Es de destacar que allí operaron con éxito los hombres del ejército coreano. Es una cuestión a tener en cuenta en este artículo que un factor para realizar esta ofensiva, estratégicamente cuestionable, no era un “objetivo operacional” en el campo de batalla, sino un objetivo estratégico en la arena de la diplomacia y las RRII: mostrar la vulnerabilidad rusa y la voluntad ucraniana para operar en las mesas de negociaciones del propio campo incentivando profundizar el esfuerzo de guerra de los aliados.

Se señala que Rusia no puede realizar o no quiere realizar ataques que rompan el frente enemigo más allá de pequeñas operaciones de infantería y conquistas de hormiga. En este último ataque en Kursk, sí realizó una ofensiva que fue más allá de la infiltración y operaron fuerzas de cierta envergadura. Pero este éxito, o esta intención, no se ha repetido.

Por último, señalamos que mientras los rusos presionan en todo el frente avanzando paso a paso de caserío en caserío. En una progresión lenta, pero sin pausa, los ucranianos resisten con firmeza y realizan contraataques locales en forma permanente, eso es de destacar. Reconquistando en ocasiones pequeños poblados o algunas casas. En un vaivén de ida y vuelta que al final termina favoreciendo a Rusia, pero que muestra que el ejército de Kiev no está pasivo. Sin embargo, los analistas señalan que Ucrania adolece de un problema que está en dificultades de superar: la carencia de personal lo que redunda en menor densidad de tropas en el frente y menos reemplazos y rotación (descanso). Los rusos por el contrario mantienen una recluta adecuada. Esto tiene que afectar la moral.

El último mes se produjo en el frente de Pokrovsk una situación que despertó todas las alarmas en occidente. Una fuerza de infiltración rusa rompió el frente en la pinza norte y avanzó más de 10Km en dos días, casi sin encontrar resistencia. La 132 Brigada de Infantería Motorizada rusa, desplegada cerca de Konstantinovka, demostró un estilo de combate verdaderamente audaz y agresivo del que no estábamos acostumbrados. En tres días, avanzaron 18 kilómetros. La observación de esta ruptura y el posicionamiento de las fuerzas rusas las colocaba en situación de terminar el cerco de Pokrovsk y avanzar sobre la línea que comunica esta ciudad con Kromatovsk. De haber sucedido esa maniobra rusa unas 30000 (las cifras son imposibles de dar con certeza) tropas ucranianas pasarían de una situación de semicerco (caldero o kessel) a una situación de cerco y tener que huir con el riesgo de debacle que el estar sometido a cerco puede desencadenar. Por otra parte, se anunciaba que si los rusos consolidaban esta ruptura y la aprovechaban podríamos hablar de la segura caída “catastrófica” de Pokrovsk y del inicio de la campaña por Kromatovsk. Con ella la batalla final por Donetsk.


A eso se sumaba los avances y la cada vez mayor presión rusa en dirección a Liman lo que cerraría por el extremo norte del oblast una pinza sobre Slaviansk. Esta hipótesis estuvo en debate en los medios especializados y en los especialistas militares por más de una semana. Es de destacar que esto se dio en medio de la nueva etapa diplomática con la iniciativa de Alaska, lo que colocó a la delegación rusa en una posición sumamente ventajosa, y a los europeos con “la cola entre las piernas”. Aunque debemos señalar que aun con esta (no sucedida) victoria del avance ruso, si bien importante, no implicaba la caída de la mayoría de Ucrania. Aunque probablemente sí un enorme desafío para los occidentales al tener que reconstruir un nuevo frente, con los ucranianos habiendo sufrido una derrota de proporciones destacadas. Ucrania parecía estar al borde del colapso, sino en todo el frente es una parte sustancial y central en las negociaciones diplomáticas que tienen como una de las bases mínimas para comenzar a discutir la retirada de Ucrania de Donetsk.


Pero eso finalmente no sucedió3. El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania movilizó urgentemente al 1er Cuerpo de Azov para detener la fuerza de ataque rusa y estabilizar el frente. Los Azov, que son la elite ucraniana, descubrieron la debilidad de la fuerza de ataque rusa: el rápido avance, la falta de suministros logísticos y la estrecha anchura de la punta de lanza. No sabemos (o no estamos en condiciones de afirmar) cuántas fuerzas implicaron los rusos en esta ruptura (debe tenerse en cuanta que cuando se habla de “Brigadas” se refiere a componentes de estas: un batallón o una parte menor muchas veces). Las ideas planteadas van desde grupos de infiltración de infantería apoyados por drones (varios cientos y no mucho más). Hasta la implicancia de fuerzas operativas de mayor rango para intentar realizar la maniobra que describimos, o ampliar y consolidar la saliente (que no era poco).

Los rusos disponen en la zona de unos 50000 o 70000 hombres de cuatro ejércitos que se encuentran a un porcentaje de su plantilla. La ruptura pudo darse en nuestra perspectiva por una situación que sufren los ucranianos y que venimos señalando desde hace tiempo: carecen de fuerzas y de suficiente rotación de las mismas para sostener una línea de frente suficientemente densa. Compensan con drones, pero esto no es suficiente aún siguen siendo necesarias las “botas en el terreno” y la ciencia no ha progresado (aun) para que unidades de combate más autónomas puedan cubrir zonas del frente por sí mismas. Los rusos disponen de más fuerzas, más capacidad de generarlas, más reposición y rotación de las mismas. Pueden presionar en más lugares al mismo tiempo y alternar el eje con nuevas fuerzas con mayor facilidad. Al norte de Pokrovsk esto, y más probablemente un jefe audaz con el espíritu de las “tropas de asalto”, les permitió encontrar y generar una brecha y en el momento internacional diplomático preciso. Esta acción en esta coyuntura operó sobre el escenario diplomático internacional muy favorablemente a Rusia ya que se encontraba en un momento intenso del encuentro de Alaska y sus consecuencias.

Sin embargo, los ucranianos recurrieron a su fuerza más potente y de moral de combate más elevada el otrora “batallón Azov”4, después brigada y hoy una fuerza de mayor envergadura el “Cuerpo Azov”. El cual junto a otras fuerzas sustraídas de otras secciones del frente (esto no es un dato menor), realizó un fuerte contraataque que se mostró exitoso, después de otra semana de combate la saliente rusa había sido seccionada y neutralizada, al menos es ese sector y hasta hoy. No sabemos de qué forma esta concentración de fuerzas, para cerrar esa brecha, producirá efectos en otras secciones del frente. Los ucranianos con gran sacrificio volvieron a resistir. Aunque cualquiera con un simple sentido común que vea el mapa podrá saber que Pokrovsk más temprano que tarde lo más probable es que caiga, la cuestión es la forma, el desgaste y el impacto en las RRII. Ya que la capacidad que Rusia o Ucrania puedan mostrar hacia afuera de vencer o resistir afecta directamente el escenario de las RRII en sentido general tanto para los directamente implicados como para los que “miran desde afuera” y se ubican acorde a sus propios intereses.

Que haya sido el “Cuerpo Azov” el que resistió y estabilizó el frente no significaría nada más allá de lo militar si ésta fuera una unidad común, sin embargo, los Azov no lo son. Son tanto constituyentes de la identidad ucraniana hoy y de la construcción de un mito nacional; como de la condena rusa al nazismo (reestablecida en forma intensa como “memoria” en su relato actual), como un requisito de su “extirpación” para un acuerdo de paz.

¿Qué es el “Batallón Azov”? héroes o criminales de guerra. El antiguo y polémico Batallón Azov hoy Cuerpo de Ejército Azov, es una organización militar casi mítica, se le adjudican crímenes y hechos de armas audaces de todo tipo. Los rusos exigen su enjuiciamiento como organización criminal, para los ucranianos son héroes, y para occidente … depende del momento… jaja. La base de la cuestión es que se los acusa de Nazis, herederos de Stepan Bandera. Y Stepan Bandera para Ucrania es un prócer. Es bueno recordar que Stepan Bandera fue el líder ucraniano que buscó el respaldo de Alemania durante la invasión Barbarroja entrando a la URSS con tropas propias junto a la Wehrmacht para proclamar la independencia de su país, bajo protección alemana debe suponerse de hecho. Esto le valió que el muy racista Hitler lo metiera en un campo de concentración contra la opinión de muchos estrategas que veían la posibilidad de apoyo de una parte de la población ucraniana como algo importante. Y así encarcelado quedó hasta que un el cambio de tornas en la guerra hizo que lo liberaran para conseguir apoyos. Eso no impidió que muchos, muchísimos ucranianos colaboraron, o directamente formaran parte del ejército alemán y de la SS, a pesar de que el comisario nazi asignado al país carencia de todo tacto y visión estratégica (básicamente era un carnicero).

No vamos acá a discutir sobre las razones de los ucranianos, que se enraízan en las décadas pasadas inmediatas a este hecho que describimos, es otra historia. Solo que una serie de símbolos y emblemas hoy profusamente usados fueron los símbolos de las divisiones, partidos, y unidades que de diferente forma actuaron contra la URSS en ese periodo. ¿Qué importa esto? La “Operación militar especial” constituye su relato justificador en relación a la “des nazificación de Ucrania”. Y el nazismo es un anatema también en occidente (de forma distinta a Rusia) y los símbolos que mencionamos son los del Batallón Azov. En realidad, de muchos grupos y unidades paramilitares o militares, pero Azov es la más conocida y exitosa. Ciertamente Azov como movimiento político y milicia paramilitar surge de una reivindicación de la historia ucraniana vinculada a Bandera y la colaboración con los nazis, y sus miembros eran parte de esa amplia corriente europea (especialmente fuerte en el este de Europa y también en Rusia) donde una serie de valores fascistas están presentes. Los Azov aparecen, cuando era un grupo político no estatal, antes de ser tan famosos, relacionados con el universo neonazi y se conocen fotos levantando el brazo en el sentido conocido por todos. Bueno si tiene cola y hace miau es gato, podría concluirse. Aunque aquí podríamos señalar y matizar, o más bien problematizar, que para muchos pueblos o fracciones de ellos Rusia y la URSS puede tener un significado de “imperio” más peligroso y dominador que Alemania, como otros “imperios” lo tienen por nuestros territorios y otros lugares del mundo. Y que las ideologías nacionalistas suelen apoyarse en el enemigo del enemigo principal, como suena lógico.

Es Azov la fuerza militar que ha actuado en varias batallas claves desde su bautismo de fuego en Mariúpol en mayo de 2014, hasta hoy en la contraofensiva reciente sobre el norte de Pokrovsk, y en general son soldados aguerridos. Recordemos que en relación a su identificación nazi y a los crímenes de los que se los acusa5, los Azov fueron vetados para cualquier tipo de ayuda por los EEUU entre el 2015 y el 2018.

El Batallón Azov se conformó como un cuerpo de voluntarios ultranacionalistas nutrido de grupos de choque y barras bravas ucranianas. Actuaron junto con otras formaciones durante el “Euromaidan” el golpe híbrido proccidental, y en la represión violenta a quienes se oponían, en varios casos con crímenes que parecen comprobados. Pero Azov (nombre del mar entre Crimea, Ucrania y Rusia) como unidad militar se formó en los combates contra los rebeldes prorrusos del Donbass combatiendo por la ciudad de Mariupol y venciendo en ese combate al mantener la ciudad bajo autoridad ucraniana. Esto fue en el 2014, entre esa fecha y el 2022 ante la ofensiva rusa, los Azov pasaron de batallón a Regimiento y fueron incorporados a la Guardia Nacional. Con esa entidad dieron un duro combate por la cuidad cercada en la que resistieron casi tres meses en la planta siderúrgica de Azovstal, en ese momento eran unos 2000 e incluían mujeres. Su rendición los llevo, al ser considerados en Rusia criminales no soldados, a ser juzgados y condenados con penas altísimas. Las negociaciones llevaron a que sus lideres fueran internados en Turquía para su seguridad, pero Erdogan el líder turco resolvió su liberación en el 2023, siendo recibidos en Kiev como héroes, construyendo un mito y ejemplo para el relato nacional actual. Allí nació la reconstrucción de Azov como Brigada, ya una unidad compleja de unos 5000 hombres (para poner una cifra aproximada) con batallones de artillería, de drones, de inteligencia, ingenieros, de carros blindados etc. Una unidad de elite comprometida en las más duras zonas del frente. Los Azov son desde su incorporación a las FFAA oficialmente parte formal del estado, pero no del ejército sino de la “Guardia nacional”. Es de destacar que otras fracciones de Azov son el núcleo de unidades del ejército como la 3ra Brigada de asalto (otra unidad considerada de elite). La fama de los Azov le permite incorporar buenos reclutas, y para abril del 2025 se transformó en Cuerpo de Ejército con 5 brigadas, una fuerza que debería tener varias decenas de miles de hombres. Este raconto es para que sepamos de que hablamos cuando se escucha tanto en el escenario internacional diplomático como en el campo de batalla de Azov. Es un eje clave de la “des nazificación”, muy difícil de acordar; básicamente, mientras Ucrania no sea completamente derrotada no puede ceder a sus mejores soldados, sean lo que sean. Aunque, suponemos, que en la mesa de negociaciones las cosas pueden alterar su significado y corregirse o crear un nuevo relato.

Conclusiones

Las negociaciones de paz parecen un diálogo de sordos. Con sus grandes diferencias el bloque del occidente geopolítico plantea unas condiciones de mínima que chocan con las de mínima que sostiene Rusia. Especialmente este choque se ve en lo que hace a las “garantías de seguridad”. Para occidente implica la presencia de tropas y/o acuerdos formales de protección militar de Ucrania contra Rusia. Para Rusia cuando acepta “garantías de seguridad” entiende que implica que no haya ningún país de OTAN de ninguna manera con tropas en Ucrania y que Rusia sea parte de esas garantías.

Los rusos, la diplomacia rusa, construye una “narrativa” hacia adentro (como todos). Pero hacia afuera utiliza una capacidad de maniobra diplomática que le permite “mostrar coincidencias” en la búsqueda de la paz, especialmente con EEUU (o con Trump). Pero que en realidad las coincidencias no son tales. No “miente”, solo que sostienen “estamos en la misma”: queremos la paz y (como señala Trump y muchos trumpistas) Rusia tiene razones valederas y Ucrania debe ceder a la realidad. Pero, en lo concreto la paz y las “garantías de seguridad” para Ucrania, en el lenguaje ruso son garantías de seguridad para Rusia, porque en la visión nacional rusa Ucrania es Rusia, esencial histórica y geopolíticamente, es su origen, y esas garantías no pueden estar escindidas de esta conciencia existencial. No hay garantías de seguridad para Ucrania “contra” Rusia, que es claramente lo que sostienen Occidente y Ucrania.

Así vemos las operaciones militares. Llama la atención que en el marco de las negociaciones se agudiza el enfrentamiento militar. Cada vez que Trump habla con Putin y anuncia acuerdos, poco tiempo después en los medios anuncian ataques masivos rusos contra infraestructura ucraniana. No debería llamar la atención. Primero suele ser que en los momentos de negociación las partes buscan la mejor posición militar posible para aparecer más fuertes en la mesa. Segundo que en occidente se suele propagandizar de una manera los ataques rusos y de otra los ucranianos, así descontextualizando respecto de la dinámica del combate y contextualizado en función de otro interés del relato.

Tercero, que la guerra en realidad tiene una dinámica propia. O como señalaba Clausewitz: “La guerra tiene su propia gramática, pero no su propia lógica”. Por ello diplomacia y guerra están articuladas por esa misma lógica, mientras que la “ejecución” de la misma se desarrolla en forma independiente. Esto se relaciona con otra idea que se manifiesta en la obra del general prusiano: que la guerra es una forma de diplomacia o sea una forma de la política internacional. Pero si bien la guerra es “la política por otros medios” y la forma pacífica de esta en algún punto se transforma en “guerra” (aunque debemos destacar que nunca hay “paz absoluta” o “guerra absoluta” abstraídas ambas, sino que es todo un continuo parte de la lógica política que convive con todas sus formas que se interrelacionan). La diplomacia y la guerra coexisten. Una acción militar grande o chica puede ser decidida con fines diplomáticos, en forma directa como el hundimiento del crucero Belgrano y tener más incidencia diplomática que militar. O una declaración diplomática puede hacer que la guerra sea mas dura e intensa y cerrar salidas, como la conferencia entre Inglaterra y EEUU de Casablanca en 1942 que decidió le derrota total de Alemania sin negociaciones ni rendiciones condicionadas.

Señalamos ahora solo como mención ya que no es el centro de este artículo un problema que se suele ignorar en nuestra región. Es un problema en Latinoamérica (no así en “occidente geopolítico”) que pareciera no entendemos que lo está en disputa “también” cuando se habla de “Globalismo” vs “multipolaridad” (o el lenguaje que usen los actores y/o analistas para describir ir la guerra actual) va más allá de modelos de relaciones interestatales. No es solo una cuestión de reglas de la economía mundial o de sistemas políticos e instituciones internacionales, sino que pareciera ser algo “civilizatorio”, de orden político, económico, cultural, etc. Es muy claro en el discurso y en los documentos que guían las acciones o las expresan tanto de occidente como de Rusia que se enfrentan “cosmovisiones”. Los rusos son muy claros: pelean contra la “bandera multicolor”, las “políticas de género”, concepciones de educación, familia, hombre y mujer, etc. Y sostienen una visión del ser humano, la familia y la sociedad tradicional y opuesta a la que señalan se promueve en occidente. En esto los lideres europeos y los demócratas de EE.UU. son también claros y señalan que eso divide aguas es parte de la guerra hasta en los documentos de la OTAN. Allí Trump, Putin, Le Pen, Erdogan, etc. tiene un lenguaje común; mientras que Biden, Macron o Sánchez (y varios líderes de nuestro continente) otro. Acá en Latinoamérica existe una negación a introducir ese factor en el análisis, pero no debe ignorarse y en este artículo solo lo señalamos en estas conclusiones.

Por último, indicamos que es el objetivo de este artículo ayudar que pensemos integralmente cada uno de los planos de desarrollo de la conflictividad internacional. Mover una unidad militar es un hecho que juega en el terreno militar claro. Pero desde una visión más completa debemos entender que muchas veces juega más en otros tableros, por ejemplo, el diplomático (como el económico, etc., etc.); de la misma forma que la percepción del mismo (su “relato”) hecho hace a su influencia, como en el truco. El truco se juega con todas las cartas.

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Notas:




4 “El Cuerpo Azov no estableció posiciones de bloqueo de inmediato; en su lugar, lanzó un contraataque sorpresa. La 12 Brigada Azov y la 14 Brigada Kalina del 1er Cuerpo Azov se encontraban en plena lucha. Al noreste de Pokrovsk, los ucranianos cortaron directamente la parte más estrecha de la punta de lanza de la 132 Brigada de Fusileros Motorizados rusa (…) incluso envió a la 83 Brigada Aerotransportada y un batallón de la 93 Brigada de Asalto Mecanizado, lanzando un ataque desde el pie del “saliente”, con el objetivo de cortar completamente la ruta de retirada de la 132 Brigada de Infantería Mecanizada” Ver: Báo Khoa học và Đời sống (2025) “La contraofensiva de Ucrania se enfrenta a cuatro ejércitos rusos en Pokrovsk (…) Sin embargo, el Grupo Central de la RFAF desplegó la 18.ª División de Infantería Motorizada en esta zona. La especialidad de la 18.ª División es el combate defensivo “ en: Vietnam.vn

Guillermo Martín Caviasca. UBA/UNLP
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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative

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