El ejército israelí aplasta los últimos reductos de Hamás en Gaza, ahonda en su estrategia de exterminio de civiles y reduce a escombros la Franja para su anexión.
Palestinos desplazados por los ataques israelíes se refugian en el campamento de refugiados de Jabaliya el 8 de mayo de 2025.Mahmoud Issa / REUTERS
Juan Antonio Sanz
Madrid -10/05/2025
Esta semana, el Gobierno israelí anunció un golpe de timón en la guerra de exterminio lanzada en Gaza desde octubre de 2023. Esta nueva hoja de ruta reconoce sin titubeos los planes de conquista y ocupación de Gaza por Israel, con la consiguiente erradicación de los palestinos que hayan sobrevivido al genocidio y el desmantelamiento de todas las infraestructuras en la Franja. La liberación de los 21 rehenes israelíes aún en manos de Hamás queda supeditada a los objetivos bélicos, aunque vaya en ello su vida.
“Le digo una cosa a Hamás: las reglas cambiarán muy pronto”. Así de taxativo se mostró el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en una visita a un campamento de entrenamiento militar de reservistas en el kibutz Tze’elim. Éste es uno de los centros que está acogiendo a los miles de soldados en la reserva llamados a filas en las últimas semanas. El ejército israelí está preparando su asalto final a Gaza, con la ocupación de buena parte de este territorio palestino y la expulsión de sus habitantes a zonas de hacinamiento en el sur de la Franja.
Zafarrancho de combate israelí para culminar la conquista de Gaza
La incorporación a filas de decenas de miles de reservistas y su despliegue en la retaguardia y en las fronteras con Cisjordania y Líbano permitirá enviar a las unidades más veteranas a Gaza, para su ocupación definitiva. En esa misma arenga, Netanyahu indicó que el primer objetivo de la nueva ofensiva militar israelí es “eliminar y derrotar a Hamás, y la segunda meta, liberar a los rehenes.
Son 21 los israelíes que permanecen cautivos en Gaza, en escondites de Hamás desperdigados por las ruinas y subterráneos de las ciudades destruidas en 19 meses de invasión y bombardeos. En el ataque que lanzó Hamás el 7 de octubre de 2023 contra el territorio israelí, fueron asesinados 1.200 civiles y militares, y se capturó a 251 rehenes.
La mayor parte fueron liberados en las dos únicas treguas que ha tenido el conflicto, pero aún quedan esas dos decenas de cautivos y un número indeterminado de cuerpos de los rehenes muertos en la ordalía desatada por Israel en Gaza, algunos de ellos ejecutados por Hamás, pero la mayor parte destrozados por las mismas bombas que han convertido en un infierno la Franja, según el panorama descrito por la propia ONU.
Desde que comenzó la venganza contra la población de Gaza, el ejército israelí ha asesinado a cerca de 52.800 personas, la mayor parte mujeres y niños. Además hay 119.000 heridos y podría haber decenas de miles de muertos más bajo los escombros en los que se ha convertido ese territorio palestino.
La ONU advierte del “abismo” abierto en Gaza
Un veintena de expertos de Naciones Unidas reunidos por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU reclamó una respuesta internacional para impedir la “aniquilación” total de los palestinos en Gaza. Israel ha redoblado en las últimas semanas sus ataques mortales contra la población civil, con decenas de muertos diarios, incluso en los campamentos y escuelas que les sirven de refugio y donde no hay objetivos militares.
El equipo de expertos indicó el miércoles que el mundo afronta una “drástica disyuntiva”: o “permanecer impasible y presenciar la masacre de inocentes o participar en la búsqueda de una solución justa” a este conflicto. La comunidad internacional debe evitar “el abismo en el que nos estamos hundiendo”, aseguraron los especialistas de la ONU.
Los dos meses del último bloqueo israelí en Gaza han impedido el paso de cualquier tipo de asistencia humanitaria. En estos momentos, la hambruna afecta a prácticamente la totalidad de la población gazatí. La carencia de medicinas, agua corriente y electricidad está contribuyendo igualmente a que se disparen las enfermedades infecciosas sin apenas posibilidades para tratarlas en los pocos dispensarios médicos que aún funcionan para los más de dos millones de gazatíes que sobreviven a duras penas en el enclave palestino.
La ofensiva final israelí: invasión y ataques aéreos masivos
Y en medio de esta situación dantesca, por si fuera poco, el 5 de mayo, el Gabinete de Seguridad comandado por Netanyahu ordenó esa ofensiva final en Gaza que permitirá ocupar la mayor parte de territorio posible, arrinconando a los palestinos en el sur de la Franja y controlando la distribución de la ayuda humanitaria una vez que se permita su paso.
Dada la celeridad que se quiere dar a esta etapa de refuerzo del ejército a fin de desplegar un contingente de ocupación, solo se está convocando a los militares en la reserva que pueden incorporarse a sus unidades de manera inmediata.
Según indicó el portavoz del ejército israelí, Effie Defrin, la ofensiva masiva en ciernes incluirá “un ataque a gran escala y el desplazamiento de la mayoría de la población palestina a una zona en la que esté libre de Hamás”. El general de brigada fue tajante, confirmando la amenaza de Netanyahu. “Habrá continuos ataques aéreos, se eliminará a los terroristas y se desmantelará la infraestructura”, indicó.
Tabula rasa para las infraestructuras gazatíes
Lo cierto es que muy poca infraestructura queda en pie en Gaza, especialmente en las grandes ciudades; desde Ciudad de Gaza, en el norte, hasta Rafah, en el sur, todas las localidades han sido arrasadas, con menos de un 20% de las viviendas, escuelas, hospitales y centros públicos aún en pie y sin daños.
Además de los bombardeos de estas instalaciones, Israel está ordenando el cierre de las escuelas de Naciones Unidas donde no solo se sigue tratando de mantener la educación de los niños y jóvenes palestinos. Esas escuelas han servido como refugio para miles de refugiados expulsados por los tanques israelíes de las zonas atacadas. El comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA), Philippe Lazzarini, denunció esta semana los asaltos israelíes a sus escuelas y el cierre de las mismas, y calificó tales ataques como “una flagrante violación del derecho internacional”.
La intención es simplemente no dejar un espacio habitable en las áreas de Gaza desalojadas a la fuerza por Israel, convertidas, así, en descampados para sus excavadoras y buldóceres.
La traición de Netanyahu a los rehenes
En estas circunstancias, hay mucho temor entre las familias de los rehenes israelíes aún con vida por la suerte que pueden correr sus allegados cautivos en caso de que la nueva ofensiva militar israelí acabe por convertir Gaza en un erial sin posibilidad de refugio sobre la superficie o bajo tierra. Según las filtraciones de la inteligencia israelí, tres de esos 21 rehenes podrían estar en unas condiciones de salud críticas.
El mes pasado, el ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, uno de los miembros más reaccionarios y extremistas del Gobierno de Netanyahu, dijo en voz alta lo que nadie quería oír, pero que se sabe que va a ocurrir: “la recuperación de los rehenes no es lo más importante”. Smotrich es uno de los portavoces de la estrategia de aniquilación de los palestinos y de la anexión de Gaza y Cisjordania para su reocupación por colonos judíos.
Que Netanyahu estos días haya insistido en que la destrucción de Hamás es la prioridad, deja clara cuál ha sido siempre su estrategia y da la razón a quienes en todo momento han pensado que el primer ministro israelí estaba utilizando a los cautivos de Hamás como un pretexto para lanzar el genocidio de los palestinos.
El diario israelí Haaretz, muy crítico con Netanyahu, ha publicado un documento confidencial del Gobierno en el que se destacan los seis principales objetivos que quiere lograr el ejército de Israel con esta nueva fase de la guerra desatada contra Gaza. Solo en el sexto y último lugar aparece la liberación de los rehenes.
El documento, según Haaretz, establece los siguientes objetivos: en primer lugar, la derrota militar y eliminación de Hamás. En segundo, el control operativo del territorio de Gaza. Como tercer objetivo sitúa la desmilitarización de la Franja. Como cuarta meta se indica el ataque al Gobierno de Hamás, que controlaba también políticamente Gaza antes de la guerra. En quinto lugar, el desplazamiento de la población gazatí y su concentración en las áreas destinadas para tal propósito. Y en sexto lugar, como se ha indicado, la liberación de los cautivos israelíes prisioneros de Hamás.
Es decir, la prioridad de Netanyahu y sus pretorianos es completar la limpieza étnica de Gaza, matar o desplazar a sus habitantes a campos de concentración en el sur de la Franja, donde los supervivientes serán alimentados con cuentagotas por el ejército, y convertir a los rehenes israelíes que habrán dejado morir el primer ministro y sus acólitos en mártires que sirvan de recordatorio para justificar futuras ofensivas en Cisjordania, el Líbano, la vecina Siria o el lejano Yemen.
En seis meses, los palestinos dejarán Gaza, dice ministro extremista
Lo dijo esta semana el ministro Smotrich en un mitin en un asentamiento judío de la Cisjordania ocupada: en menos de seis meses “no habrá Hamás en Gaza” y la población palestina comenzará su éxodo a otros países.
Todo ello a la mayor gloria del Gran Israel preconizado por el titular de Finanzas israelí y el resto de ultraderechistas judíos, y que comienza ya a pergeñarse con la conquista de Gaza ordenada por Netanyahu. Una ocupación bendecida además por su aliado, el presidente estadounidense, Donald Trump, mientras los líderes europeos oscilan como veletas con sus ponderadas críticas a las matanzas, mientras sus países siguen comprando o vendiendo armas a Israel.
Fuentes gubernamentales indicaron al diario Haaretz que Trump estaría presionando a Netanyahu para que alcance un acuerdo con Hamás antes de que el mandatario estadounidense visite Oriente Medio la próxima semana, en concreto a Arabia Saudí, Qatar y Emiratos Árabes Unidos. Unas presiones que difícilmente llegarán a ninguna parte.
Netanyahu ha dinamitado una tras otra las treguas y negociaciones con Hamás y no parece que, a punto de completar su sangrienta victoria en Gaza, vaya a hacer caso a Trump. Al fin y al cabo, para contentar a su amigo de la Casa Blanca siempre puede recordarle los pingües negocios que podrá hacer en una Franja de Gaza vacía de palestinos y convertida en la Riviera del Mediterráneo propuesta por el propio Trump.
Juan Antonio Sanz*
_________________
*Periodista y analista para Público en temas internacionales. Es especialista universitario en Servicios de Inteligencia e Historia Militar. Ha sido corresponsal de la Agencia EFE en Rusia, Japón, Corea del Sur y Uruguay, profesor universitario y cooperante en Bolivia, y analista periodístico en Cuba. Habla inglés y ruso con fluidez. Es autor de un libro de viajes y folclore.
__________
Fuente:
