Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Nueva York, esto sucede especialmente en aquellos entornos sociales en los que los mandatos de género son más rígidos.
Los alumnos de una clase de 1º Bachillerato del Instituto Calderón de la Barca en Gijón. Foto de archivo. — Jorge Peteiro / EUROPA PRESS
EFE
MADRID15/07/2024
Los adolescentes varones pueden responder de forma agresiva cuando sienten que su masculinidad está amenazada, en especial los que crecen en entornos con normas de género rígidas y estereotipadas. Así lo revela un estudio realizado por la Universidad de Nueva York y publicado en la revista Developmental Science. La investigación analiza los efectos de la presión social que sufren muchos chicos durante la pubertad para ser estereotípicamente masculinos.
El autor principal del estudio, Adam Stanalad, ha señalado que, en el caso de los adultos, esa respuesta agresiva se produce sobre todo en los hombres cuya masculinidad se ve presionada socialmente. Además, estima que ahora tienen "pruebas de que ciertos chicos adolescentes responden de forma similar, lo que apunta a los fundamentos de estos procesos potencialmente dañinos".
Al igual que los hombres adultos jóvenes, los adolescentes varones de mediados a finales de la pubertad (pero no antes) responden con agresividad a las amenazas percibidas a su tipicidad de género. Ésta crece entre los chicos cuya motivación para ser típicos de su sexo se debe a la presión de los demás, es decir, a las expectativas sociales, más que a su propia motivación.
Asimismo, aquellos niños más propensos a revelar esta "motivación presionada" son aquellos cuyos padres apoyan creencias estereotipadas sobre el estatus y el poder de los hombres. Los resultados del estudio llaman a "desafiar activamente" las normas restrictivas y la presión social a la que se enfrentan los chicos para ser estereotípicamente masculinos.
Más allá de la mera agresión, las amenazas a la virilidad se asocian a una amplia variedad de comportamientos negativos y antisociales, como el sexismo, la homofobia, el fanatismo político e incluso el antiecologismo.
El equipo de expertos del estudio llevó a cabo un experimento en el que participaron 200 adolescentes varones de Estados Unidos y en el que plantearon cinco preguntas estereotipadas de masculinidad, como ¿cuál de estas herramientas es un destornillador Phillips?, y a otras tantas asociadas a la feminidad.
A un grupo al azar se le dijo que su puntuación era atípica para su género, es decir, más parecida a la de las chicas y una "amenaza" para su masculinidad, y a otro que era típica para su género. Para medir la agresividad, pidieron a los participantes que completaran una serie de palabras, por ejemplo, "gu_", lo que podía hacerse de forma agresiva, como "gun" (pistola), o no, como "guy" (chico). En esa prueba el indicador clave es la proporción de palabras completadas de forma agresiva.
Ante estos resultados, el también firmante del artículo, Andrei Cimpian, subrayó que la agresividad masculina plantea retos a las sociedades de todo el mundo, desde la seguridad pública hasta las relaciones personales íntimas. Al identificar cuándo y por qué ciertos chicos empiezan a mostrar respuestas agresivas ante las amenazas a la masculinidad, este estudio, según el investigador, constituye "un primer paso para prevenir el desarrollo de masculinidades 'frágiles', que necesitan ser constantemente probadas y reafirmadas, y sus muchas consecuencias negativas entre los hombres adultos".
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