En Suecia, en los colegios públicos está incluida la enseñanza sobre como entender las fuentes de información, esto ayuda a la sociedad a tener ciudadanos que no son tan fáciles de engañar mediante la manipulación informativa...
Ante el peligro que supone la aplicación de tecnologías militares para el control de la población civil, es necesaria la desinformación para evitar posibles reacciones sociales
Por Ramón Martínez
30 de junio de 2024 /
Podemos definir desinformación como dar información intencionadamente manipulada al servicio de ciertos fines. Estos fines suelen obedecer a intereses políticos o de poder en general y en lo que a ciencia se refiere es innegable que saber es poder. En este ensayo pretendo mostrar que intereses puede haber en usar la desinformación en el ámbito científico.
Si hay algún sector de la ciencia que ha obtenido cantidades desorbitadas de presupuesto en las últimas décadas, este ha sido sin lugar a duda la neurociencia y así ha sido denunciado por doctores en neuroética y en diversos medios se denuncian los peligros de los avances científicos en este sector como por ejemplo DW. La razón de esta alarma sobre la desproporcionada inversión en tecnologías basadas en neurociencias es que su interés está centrado especialmente en usos militares y que su posible aplicación en la población civil supone un peligro para la sociedad que es evidente si tenemos en cuenta la enorme corrupción que asola occidente en especial.
Ante el peligro que supone la aplicación de tecnologías militares para el control de la población civil, es necesaria la desinformación para evitar posibles reacciones sociales. Así las cosas, surgen supuestos eruditos que pretenden “informar” sobre el estado actual de las neurociencias e influir en la opinión pública basando la fiabilidad de su información en criterios de autoridad sin tener una formación especifica en el terreno de la ciencia que están juzgando. Voy a poner como ejemplo al filósofo e ingeniero Dr. Ricardo Manzotti con un análisis que titula “El gran farol de la neurociencia” y que basándose en publicaciones antiguas y obsoletas del mundo académico pretende hacer creer que las enormes inversiones en investigación en neurociencias son inútiles, pero en el Departamento de Defensa americano no son tan ingenuos al invertir en investigación en neurociencias más que en investigación en el resto de todas las fuerzas armadas juntas, según desvelan los presupuestos del Departamento de Defensa para el año fiscal del 2011. Este filósofo pretende centrarse en la relación entre la materia y la consciencia como si fuese este el objetivo principal de las investigaciones.
Centrarse en el concepto de “consciencia” es como centrarse en el concepto de “energía” la cual es difícil conceptuar con precisión y solo podemos describirla por sus manifestaciones de las que podemos hacer uso (calor, fuerza, etc.) y es precisamente el uso de la neurociencia lo que despierta interés en la agencia científica del Pentágono : DARPA. Pero este filósofo es además es doctor ingeniero y para ilustrar lo que un ingeniero puede saber sobre neurociencias, voy a referir una anécdota que ocurrió hace casi 20 años cuando pregunté a un ingeniero, catedrático de una universidad española, si se podían leer los pensamientos por medio de las ondas cerebrales, este catedrático parece ser que consultó a un médico y me respondió que era imposible. Años mas tarde se publicó en el mundo entero que se había conseguido telepatía artificial mediante tecnologías de Brain Computer Interface leyendo las ondas cerebrales. Todos los médicos a los que he preguntado sobre si es posible leer los pensamientos me responden que “no se sabe” y con esto muestran su falta de rigor y honestidad porque con esta respuesta se entiende que ellos saben todo lo que se sabe y lo que no conocen no existe. Obviamente los avances publicados en neurociencias no existen porque a los médicos formados en las universidades convencionales no los han puesto al día y especialmente en lo que se refiere a avances en tecnología militar. Pero, aunque no sepan, probablemente siempre van a encontrar una excusa para desvirtuar el contenido de la información si es que se les da una patada en las narices mostrándoles informaciones como esta. Siempre el criterio de autoridad es un arma para anular la capacidad propia de discernir y juzgar las fuentes. Aunque este criterio es un arma de doble filo. Un médico sabe más que tú en medicina, pero un médico no está en condiciones de cuestionar a doctores en neurociencias en publicaciones científicas.
Es llamativo que el Dr. Manzotti no mencione a importantes neurocientíficos responsables del desarrollo de esta rama de la ciencia como el Dr. Delgado, quien siendo un polémico catedrático de neurofisiología en la Universidad de Yale trabajó tanto en investigaciones pagadas por la CIA para la Oficina de Investigación Naval de USA como para el Opus Dei dirigiendo el centro Ramón y Cajal dependiente del CSIC.
En Suecia, en los colegios públicos está incluida la enseñanza sobre como entender las fuentes de información, esto ayuda a la sociedad a tener ciudadanos que no son tan fáciles de engañar mediante la manipulación informativa. Pero la tendencia en los medios de dar como referencia a “famosos” como fuente de credibilidad es un síntoma de manipulación informativa porque muchos de los “famosos” lo son por un apoyo de quienes tienen interés en mantener un poder corrupto y el interés del Opus Dei para manipular la información es conocido desde hace mucho tiempo. Por otra parte, es conocida la presión sobre periodistas que denuncian la corrupción.
Para comprender mejor el peligro real de los avances en neurociencias aplicados a la sociedad civil que en occidente se pretende ocultar, solo basta leer el testimonio de una víctima sueca Magnus Olsson quien asesora en un programa de la televisión rusa (RT) en español:
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