El mundo la desperdicia como si no hubiera un mañana, según los expertos
El riego de tierras agrícolas en regiones áridas es uno de los mayores consumidores de agua subterránea. / LUMIN OSITY EN UNSPLASH.
Eduardo Martínez de la Fe
Madrid 29 ENE 2024 9:15
Un estudio global revela que los niveles de agua subterránea están bajando en la mayoría de las regiones del mundo y que el ritmo de descenso se ha intensificado en el siglo XXI. Sin embargo, también muestra que hay casos de éxito en la gestión y recuperación de este recurso vital.
El agua subterránea es el agua que se almacena bajo la superficie de la tierra, en los poros y las grietas de las rocas. Es una fuente esencial de agua dulce para la agricultura, el consumo humano y la industria.
Europa se está quedando sin aguas subterráneas
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el agua subterránea representa el 43% del agua utilizada para el riego y el 36% del agua potable en el mundo.
Sin embargo, el agua subterránea no es un recurso renovable ilimitado. Se recarga lentamente por la infiltración de la lluvia y el agua superficial, pero se extrae más rápido de lo que se repone. Esto provoca una disminución de los niveles de agua subterránea, que puede tener graves consecuencias para el medio ambiente y la sociedad.
Alarma científica
Un equipo internacional de investigadores, liderado por el profesor Scott Jasechko, de la Universidad de California en Santa Bárbara (EE. UU), ha realizado el estudio más amplio hasta la fecha sobre la evolución de los niveles de agua subterránea en todo el mundo.
El estudio se basa en los datos de los últimos 40 años de más de 170.000 puntos de medición de aguas subterráneas y de 1.700 sistemas de aguas subterráneas, que abarcan el 75% de las extracciones mundiales de este recurso.
Los resultados, publicados en la revista Nature, son preocupantes: desde 1980 los niveles de agua subterránea están disminuyendo en el 71% de los acuíferos del mundo, y el ritmo de descenso se ha acelerado en el siglo XXI.
Los datos también revelan que la disminución del nivel de las aguas subterráneas se ha acelerado en las últimas cuatro décadas en el 30% de los acuíferos regionales del mundo.
El mundo tiene un problema: en todos los continentes habitados, los recursos de agua subterránea cuyos niveles han disminuido en distintos grados están marcados con zonas de color rojo claro a oscuro. / SCOTT JASECHKO, UCSB.
Tendencias sistémicas
Otro dato relevante: la disminución del nivel de las aguas subterráneas a principios del siglo XXI superó a las de finales del siglo XX con mucha más frecuencia de lo que cabría esperar si todo esto estuviera ocurriendo por casualidad.
Además, los casos de disminución acelerada del nivel de las aguas subterráneas son más del doble de frecuentes de lo que cabría esperar de fluctuaciones aleatorias en ausencia de tendencias sistémicas en cualquiera de los dos períodos, enfatizan los investigadores en su artículo, poniendo de manifiesto la naturaleza estructural o tendencial del proceso.
Riego agrícola
Los autores estiman que el volumen de agua subterránea perdido entre 2000 y 2019 equivale al triple del volumen del lago Superior, el lago más grande no solo de América del Norte, sino también del mundo, y el tercero por volumen, con 12.232 km³.
Las zonas más afectadas son las que tienen una alta demanda de agua para la agricultura, como el norte de la India, el norte de China, el oeste de Estados Unidos, el norte de África y Oriente Medio. En estas regiones, la sobreexplotación del agua subterránea ha provocado una caída de los niveles de más de medio metro por año.
El mundo desperdicia agua subterránea como si no hubiera un mañana”, afirma Hansjörg Seybold, científico principal del Departamento de Ciencia de Sistemas Ambientales de la ETH Zurich y coautor del estudio.
Riesgos de la sobreexplotación
La disminución de los niveles de agua subterránea tiene múltiples efectos negativos, tanto a nivel local como global.
Entre ellos figuran la reducción de la disponibilidad y la calidad del agua para el consumo humano y la agricultura, lo que puede generar conflictos, migraciones y hambrunas.
También la intrusión de agua salada en los acuíferos costeros, lo que puede contaminar el agua dulce y afectar a los ecosistemas marinos.
A ello hay que añadir el hundimiento del suelo, lo que puede causar daños en las infraestructuras, la erosión y el aumento del riesgo de inundaciones.
Otra consecuencia directa de este proceso es la disminución del caudal de los ríos y los humedales, lo que puede alterar el ciclo hidrológico y la biodiversidad.
Y, por último, el impacto del aumento del nivel del mar sobre los acuíferos, que puede amenazar a las poblaciones costeras y las islas.
Gestión sostenible
Ante este panorama, los autores del estudio hacen un llamamiento a una gestión sostenible del agua subterránea, basada en el conocimiento científico, la cooperación internacional y la participación de los actores locales.
Entre las medidas propuestas figuran, en primer lugar, el seguimiento continuo y preciso de los niveles de agua subterránea, utilizando tanto a través de los datos de los pozos de seguimiento como los de los satélites.
En segundo lugar, la regulación y el control de la extracción de agua subterránea, mediante el establecimiento de cuotas, impuestos, incentivos o sanciones.
En tercer lugar, la promoción de prácticas agrícolas más eficientes y respetuosas con el agua, como el riego por goteo, la selección de cultivos adecuados o la rotación de cosechas.
En cuarto lugar, la mejora de la infraestructura y la tecnología para el almacenamiento, el transporte y el tratamiento del agua, así como para la captación de agua de lluvia y el reciclaje de aguas residuales.
Por último, la sensibilización y la educación de la población sobre la importancia y el valor del agua subterránea, así como sobre las formas de reducir el consumo y el desperdicio de agua.
Es posible hacer algo
A pesar de la gravedad de la situación, los autores del estudio también destacan algunos ejemplos positivos de recuperación de los niveles de agua subterránea.
Estos casos se han dado en regiones donde se han aplicado políticas de gestión sostenible, como en el sur de Australia, el norte de Europa o el sur de Brasil. Estos ejemplos demuestran que es posible revertir la tendencia y preservar el agua subterránea para las generaciones futuras.
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Referencia
Rapid groundwater decline and some cases of recovery in aquifers globally. Scott Jasechko et al. Nature, volume 625, pages715–721 (2024).
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Fuente: