La trata de personas está estrechamente relacionada con la opresión a la mujer y la doble explotación a la que es sometida la mujer obrera y campesina bajo el sistema capitalista; de allí que las mujeres y las niñas sean particularmente vulnerables debido a que para el capital las mujeres son una mercancía más que se comercializa
POR REVOLUCIÓN OBRERA
En diciembre del 2013 la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 30 de julio como el Día Mundial contra la Trata de Personas. La trata de personas es un delito que está definido por las Naciones Unidas como: «Captar, transportar, trasladar, acoger o recibir personas recurriendo a la amenaza, al uso de la fuerza u otras formas de coacción».
Sin embargo, las declaraciones burguesas contra la trata de personas no es más que fingida compasión de la miseria del proletariado, por cuanto la trata de personas es un mal ligado a la sociedad capitalista, es una clara manifestación de la podredumbre del capitalismo donde, no conformes con la esclavitud moderna ─la explotación asalariada─, la voracidad en la acumulación de riqueza genera la explotación más despiadada de seres humanos. Los traficantes de personas se benefician enormemente de las precarias condiciones de vida, la demanda de mano de obra barata y la prostitución, características propias de la sociedad burguesa.
La trata y el tráfico de personas son las actividades criminales que más ganancias generan anualmente, es el tercer negocio ilícito más lucrativo después del tráfico de drogas y de armas. Se estima que la industria de la trata genera alrededor de 150 mil millones de dólares al año. Cifras exorbitantes que son obtenidas de la abyecta comercialización de niños, niñas, adolescentes, hombres y mujeres en diferentes tipos de trata de personas que contemplan la esclavitud sexual; el trabajo forzoso en sectores de fabricación, limpieza, construcción, producción textil y aseo doméstico; la mendicidad ajena para la que se usan infantes, adultos mayores y personas en situación de discapacidad; la servidumbre y la extracción ilegal de órganos.
La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés) ha documentado los casos de hasta 225.000 víctimas de trata de personas ocurridos entre 2003 y 2016. La mayor parte de las víctimas son mujeres adultas (49 %), seguidas de las niñas (23 %). La explotación sexual es el principal tipo de explotación en mujeres y niñas, mientras que los trabajos forzados es el principal en hombres y niños. La explotación sexual es el principal motivo de trata de personas en todas las regiones del mundo salvo en África, donde son los trabajos forzados. África Subsahariana y Asia Oriental son los territorios donde más víctimas de trata se han encontrado en el exterior de sus fronteras.
La migración forzada también está relacionada con la trata de personas. Los desplazamientos forzados debido a las guerras reaccionarias, los desastres naturales, las persecuciones y las condiciones de miseria aumentan las posibilidades de las personas a ser víctimas de la trata. Los grupos más vulnerables a la trata incluyen a las minorías étnicas, los refugiados y los migrantes, así como personas en situación de extrema pobreza.
Lo anterior sirve para señalar que las declaraciones de todas las instituciones de la burguesía y los imperialistas en las que dicen luchar contra la trata de personas, en las que se proponen reducir y atacar este problema que afecta principalmente a las masas más empobrecidas por el sistema, no son más que falsas promesas en endebles proyectos.
La trata de personas no es simplemente una cuestión de individuos «malvados» o «perversos», sino que está arraigada en las desigualdades económicas y sociales perpetuadas por el sistema capitalista; es la consecuencia directa de un sistema que busca maximizar las ganancias a expensas de la explotación del hombre por el hombre.
De igual manera, la trata de personas está estrechamente relacionada con la opresión a la mujer y la doble explotación a la que es sometida la mujer obrera y campesina bajo el sistema capitalista; de allí que las mujeres y las niñas sean particularmente vulnerables debido a que para el capital las mujeres son una mercancía más que se comercializa.
La lucha real contra este mal que afecta especialmente a las familias obreras con mayores necesidades económicas en el mundo, solo la puede librar exitosamente el proletariado, guiado por las ideas revolucionarias, porque es el único capaz de comprender que la única solución es luchar contra las condiciones inmediatas que más precarizan la vida de los trabajadores. De allí que sea urgente la lucha decidida, directa y organizada por alza general de salarios, por empleo y contratación directa, por salud, y educación para el pueblo… todo esto es fundamental para detener la degradación moral y física de la clase obrera que es lo que lleva a ser víctimas de la trata.
Sin embargo, para acabar totalmente con la trata de personas, es necesaria una radical transformación de la sociedad y ello solo se puede lograr destruyendo el capitalismo y todas sus formas de explotación, pues al ser un sistema de producción para el que la mayoría de hombres, mujeres e infantes son simples instrumentos de producción, un sistema que promueve la búsqueda de la ganancia a toda costa, alimenta indiscutiblemente la trata.
Para acabar con la trata de personas, es necesario luchar por el socialismo, un sistema donde las ramas de la producción pasarán a manos de toda la sociedad y serán administradas en beneficio de toda la sociedad; donde las personas no sean tratadas como mercancías y se priorice el bienestar del pueblo por encima de las ganancias. Una sociedad que al suprimir la propiedad privada burguesa elimina la raíz de la desigualdad de género, pues al decir de Engels: «La prostitución descansa en la propiedad privada y desaparecerá junto con ella».
La burguesía y los imperialistas tuvieron que pronunciarse sobre la trata de personas por las inocultables cifras de explotación que promueve su moribundo sistema; los revolucionarios decimos al proletariado mundial que la lucha contra la trata de personas, otro de los males del capitalismo, sirva de empuje de todo el proletariado subyugado hacia la revolución.
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