Según los estrategas de JP Morgan, si las tensiones de Estados Unidos y China se intensifican, habrá mayor fragmentación global, lo que probablemente lleve a la desglobalización
Alfredo Jalife-Rahme
▲ La desdolarización comercial a corto plazo se da cuando se ha acentuado un declive de los intercambios comerciales con el dólar estadunidense (no confundir con otros tipos de dólares, como el de Hong Kong, Singapur, Canadá, Australia o de Nueva Zelanda).Foto Afp
Ha sido aquí la hipótesis de que la guerra en Ucrania es de carácter multidimensional cuando el campo de batalla militar se ha extrapolado a dos graves crisis de impacto global –la energética y la alimentaria– y, sobre todo, a una guerra geofinanciera del Sur Global que busca liberarse del dólar estadunidense mediante la muy de moda desdolarización.
A mi juicio, la tan cantada desdolarización comporta tres carriles, cronogramas y situaciones diferentes:
1. Desdolarización comercial a corto plazo: cuando se ha acentuado un declive de los intercambios comerciales con el dólar estadunidense (nota: no confundir con otros tipos de dólares, v. gr., el de Hong Kong, Singapur, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, etcétera.), que ha favorecido al advenimiento del petroyuan y el declive del petrodólar.
2. Paradoja de la desdolarización con revaluación del dólar. Mientras sucede la desdolarización comercial, se produce simultáneamente una revaluación (sic) del dólar, usado muchas veces de “arma financiera (https://bloom.bg/3DnyPs5)”, de castigo a sus enemigos, con su corolario de fuga de capitales, como sucede con muchas divisas de los mercados emergentes, como el peso argentino, la rupia paquistaní, la lira turca, la libra libanesa, el shilling de Kenia, el rand sudafricano, etcétera.
Ahora que viajé por 10 (sic) países de turismo cultural –desde el Medio Oriente, pasando por el subcontinente indio, hasta Indochina/Hong Kong–, viví en carne propia la omnipotencia del dólar y sus avatares con su tasa de cambio. Mi experiencia personal no tiene nada que ver con la desdolarización comercial ni con la desdolarización de la divisa de reserva, hoy hegemónica del dólar.
3. Desdolarización a mediano plazo: pérdida del estatuto del dólar como divisa de reserva.
Así que cuando se aborda en forma perentoria y temeraria el término desdolarización, habría que ser sumamente cuidadosos en puntualizar de cuál de las tres desdolarizaciones aludidas se trata.
Quizás el connotado geopolítico brasileño Pepe Escobar peque de híper optimista cuando se entusiasma con una sólida divisa del Sur Global y que hoy pueda alcanzar la conjunción de tres bloques geoeconómicos poderosos: el BRICS+ –donde hacen cola hasta 41 (sic) países para ingresar el 22 de agosto en la Cumbre de Johannesburgo (Sudáfrica)–, el Grupo de Shanghái (SCO, por sus siglas en inglés; https://bit.ly/3K7Wron) y la Unión Económica Euroasiática (https://bit.ly/3Y1rpnS).
Según los estrategas del megabanco JP Morgan, citado por el globalista y sinófobo Bloomberg, “los mercados no están plenamente reflejando el riesgo de un declive rápido y profundo del estatuto del billete verde como la divisa seleccionada para las reservas (¡mega-sic!) y el comercio global, proceso conocido como desdolarización. También deja al dólar caro en su base histórica (https://bloom.bg/3Q9Mj2b)”. Aquí, JP Morgan aborda los tres carriles diferentes de la desdolarización.
Según los estrategas de JP Morgan, si las tensiones de Estados Unidos y China se intensifican, habrá mayor fragmentación global, lo que probablemente lleve a la desglobalización (¡mega-sic!) del comercio y las finanzas cuando en finanzas también podría llevar a la desdolarización.
Entre los factores principales que pueden amenazar la hegemonía del dólar a largo plazo (sic) se encuentra la disfunción política en Estados Unidos, que puede bloquear los esfuerzos para manejar la deuda nacional.
Al unísono, las reformas económicas de China, desde la facilitación de las restricciones de capitales hasta la promoción de la liquidez del mercado, también amenazan la supremacía del dólar.
Quizás el mejor ejemplo lo constituya la divisa china, el yuan, que en el seno del Sur Global sería la más sólida para contender con el dólar cuando el petroyuan va viento en popa en detrimento del petrodólar, mientras la divisa china ha sufrido una devaluación (¡mega-sic!) de alrededor de 4.8 por ciento frente al dólar. Los mismos estrategas chinos aducen que la sustitución del dólar como divisa de reserva se encuentra en un horizonte mínimo de cinco años.
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