Los microplásticos son capaces de burlar la barrera hematoencefálica y entrar al cerebro luego de ser ingeridos, por lo que podrían ser más peligrosos de lo que se estimaba.
Microplásticos son detectados en el cerebro solo dos horas después de su ingestión. Imagen: https://cerebrodigital.net/
Los microplásticos son un problema que ha crecido enormemente en los últimos años. Ya no sólo se trata de un problema de contaminación hacia el medio ambiente, sino de contaminación de los cuerpos vivos y por lo tanto, se le considera ya como una problemática de salud. Los últimos hallazgos sugieren que los microplásticos son capaces de burlar la barrera hematoencefálica y entrar al cerebro luego de ser ingeridos, por lo que podrían ser más peligrosos de lo que se estimaba.
Invasión de microplásticos
En un día cotidiano no nos percatamos de la existencia de los microplásticos, no obstante, este tipo de contaminantes están presentes en casi todos los rincones del planeta. Se han encontrado microplásticos en el Everest, la Antártida, las abejas, los nidos de aves y ahora podría haber microplásticos en el cerebro de las personas.
Se trata de partículas increíblemente pequeñas que se desprenden de contaminantes plásticos más grandes. Se les han llamado microplásticos pero la realidad es que su tamaño es 99% más pequeño que el resto de plásticos, alcanzando tamaños de nanómetros. Es debido a esto que es posible que ya no quede un lugar para esconderse de ellos.
Constantemente estamos en contacto con este tipo de partículas que pueden ingresar al cuerpo humano a través del agua potable embotellada en recipientes plásticos. Se estima que en un solo ser humano pueden ingresar hasta 90 mil partículas de microplásticos al año, como consecuencia del consumo de agua y alimentos embotellados.
Microplásticos en el cerebro
Investigadores de la Universidad de Viena se adentraron en el cerebro para averiguar si los microplásticos son capaces de burlar la barrera hematoencefálica. Esta es una barrera que separa la sangre que circula del fluido extracelular cerebral en el sistema nervioso central, y que se encarga de permitir el paso únicamente a los compuestos esenciales para el correcto funcionamiento cerebral.
Descubrieron que los nanoplásticos tardan tan sólo dos horas en llegar al cerebro luego de ser ingeridos. Usando simulaciones por computadora, identificaron que el mecanismo de transporte hacia el cerebro es ayudado por moléculas de colesterol. Una vez allí, los nanoplásticos podrían aumentar el riesgo de una gran variedad de enfermedades graves.
“En el cerebro, las partículas de plástico podrían aumentar el riesgo de inflamación, trastornos neurológicos o incluso enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson”, dijo Lukas Kenner, coautor del estudio.
Los investigadores sugieren una exposición mínima a productos envasados en plástico para evitar que los nanoplásticos logren infiltrarse en el cerebro. “Para minimizar el daño potencial de las partículas microplásticas y nanoplásticas para los humanos y el medio ambiente, es crucial limitar la exposición y restringir su uso mientras se realizan más investigaciones sobre los efectos”, explicó Kenner.
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Referencias:
Kenner, L. et al. Micro- and Nanoplastics Breach the Blood–Brain Barrier (BBB): Biomolecular Corona’s Role Revealed. Nanomaterials, DOI.
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Fuente:
