La Guajira no solo es pionera en los rankings de productividad nacional, sino que además encabeza las estadísticas de desigualdad, pobreza, corrupción y desnutrición
Juan Camilo Hernández Cardoso
Foto: Petruss - CC0
El departamento de La Guajira es un territorio ubicado en el extremo norte de la región Caribe colombiana, cuya extensión terrestre es de 20.848 km2, superficie en la que confluyen características socioeconómicas y naturales únicas en Colombia que lo clasifican como un departamento estratégico.
En su informe económico de crecimiento nacional, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (2022) indicó que La Guajira es uno de los departamentos mas importantes para el país, puesto que durante el 2021 fue tanto el motor del crecimiento económico, como la radiografía de la recuperación de la productividad en Colombia. El estudio señala que de los 32 entes territoriales, en solo 11 se presentó un repunte por encima de la media nacional, destacando a La Guajira como el departamento de mayor crecimiento en el PIB, una representatividad del 32,5%, con un cierre fiscal de 14.466 mil millones de pesos.
El informe de coyuntura económica regional de La Guajira sostiene que el crecimiento reflejado durante los años 2021 y 2022 tiene como base el acelerado proceso de explotación minero- energética, específicamente del carbón y el gas natural, actividades que desde el 2014 vienen creciendo en un promedio de 4,4 %, con una fluctuación entre los 23,4 y 60,2 millones de toneladas para exportación, lo que significa en términos económicos una recaudación entre los 383.000 y 400.000 millones de pesos por concepto de regalías, y otros 534 millones de dólares en ganancias por ventas al exterior.
Pese a las exorbitantes cifras que enuncian las entidades encargadas de la medición económica, el departamento parece atrapado entre la magia financiera que representa la explotación de sus recursos naturales y el realismo de las problemáticas sociales, una paradoja difícil de comprender. No se entiende cómo un departamento tan próspero en lo económico, puede ser tan decadente en lo social;
Y es que La Guajira no solo es pionera en los rankings de productividad nacional, sino que además encabeza las estadísticas de desigualdad, pobreza, corrupción y desnutrición, problemáticas que son evidentes segundos después de arribar a Riohacha.
El DANE (2022) expuso que en Colombia el 39,3% de la población es económicamente pobre y el 12,2 % están en situación de pobreza extrema, de los cuales el 3% se encuentran en territorio guajiro, es decir, que de los 20 millones de nacionales que no cuentan con los recursos mínimos para satisfacer las necesidades básicas del ser humano, más de 1 millón habitan en el departamento.
Lo anterior es una problemática de doble connotación, en primer lugar, porque la situación de pobreza evidencia el nivel de desigualdad existente en el país y la incidencia que la inequidad presenta en La Guajira. en sus informes semestrales de medición de equidad, el Banco Mundial (2022) muestra que Colombia es de los países más desiguales del mundo, con un indicador del 0,54 (coeficiente de Gini) que se traduce en que más del 70% de la población nacional vive en situación de vulnerabilidad, problemática que es encabezada por La Guajira a nivel nacional con una representación poblacional del 67,4%.
En segundo lugar, porque la pobreza extrema marca una tendencia hacia la desnutrición, el Instituto Nacional de Salud (2022) evidenció que en el país se están presentando 22.000 casos de desnutrición aguda, de los cuales 1.270 se encuentran en La Guajira, aspecto que se presencia tanto en la capital, Riohacha, como en el trayecto hacia la parte norte del territorio, donde grupos de menores de edad, en su mayoría pertenecientes a la comunidad indígena Wayuu, por medio de improvisados peajes, le piden a los visitantes alimentos e hidratación.
Frente a la problemática de la corrupción, La Guajira no es indiferente al panorama nacional. La Contraloría General de la Nación (2022) por medio de un seguimiento a las entidades territoriales encontró que en Colombia hay 1.093 proyectos sin concluir, elefantes blancos que representan un detrimento patrimonial superior a los 6,5 billones de pesos, de los cuales 64 obras avaluadas en más de 800 mil millones se encuentran en el departamento, lo que clasifica a La Guajira como uno de los territorios que encabezan la lista.
Lo anterior evidencia que el Departamento de La Guajira, más allá de requerir con urgencia la presencia del Gobierno Nacional, necesita de la transformación de la cultura política de sus habitantes, que les permita comprender que su territorio no es sinónimo de pobreza y explotación económica, sino que es un departamento con un potencial geográfico único en el mundo, que fácilmente puede garantizar a sus pobladores el desarrollo integral de la vida y no la condición vitalicia de pobreza a la que por décadas los niños y niñas están condenados.
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