Las condiciones de degeneración del modo de producción capitalista se agudizan
1ª parte
1. Un
capitalismo en la UCI
2. Acumulación
bélica de capital
2ª parte
3. Algunos
entresijos de la Guerra Total o Guerra sin fin
4. El asedio a
Rusia dentro de la Guerra Total: ciertos pasos decisivos
3ª parte
5. Por qué estas
batallas de la Guerra Total no son una lucha entre imperios
6. El fin del
orden mundial del siglo XX
4ª Parte
7. El Gran
Reinicio y las luchas de clase horizontales intercapitalistas y entre élites
***
Me es de especial interés mostrar cómo
este desarrollo bélico está protagonizado, como resulta lógico con la Historia,
la Política, la Economía y Ecología, por la potencia en decadencia y, en
general por el Occidente Colectivo, que resulta cada vez más subordinado a
aquélla y relegado por ella, pero que ha configurado y comandado un Sistema
Mundial capitalista hasta hoy. En ese objetivo es imprescindible señalar
también el momento de enorme peligro de guerra nuclear que atraviesa el mundo.
Así mismo, destacar el fin de la mayor parte del entramado institucional, de
gestión política, regulación social y de formas convivenciales que conocíamos
hasta ahora.
Lo intentaré mostrar a lo largo de 4
entregas, de dos apartados cada una, excepto la última, según el índice que se
adjunta a continuación:
1ª entrega
1. Un capitalismo en la UCI
2. Acumulación bélica de capital
2ª entrega
3. Algunos entresijos de la Guerra Total
o Guerra sin fin
4. El asedio a Rusia dentro de la Guerra
Total: ciertos pasos decisivos
3ª entrega
5. Por qué estas batallas de la Guerra
Total no son una lucha entre imperios
6. El fin del orden mundial del siglo XX
4ª entrega
7. El Gran Reinicio y las luchas de
clase horizontales intercapitalistas y entre élites
1. Un capitalismo en la UCI
Las condiciones de degeneración del modo
de producción capitalista se agudizan. El menguante desarrollo de las fuerzas
productivas va dando paso a cada vez más fuerzas destructivas, con el
consiguiente declive del conjunto de la civilización a que dio paso. Ello
radica en toda una cadena de razones, como la dilución del valor y mengua del
plusvalor, la galopante reversión del capital a su forma simple de dinero, un
endeudamiento público y privado insostenible, una economía crecientemente
ficticia, un acuciante estrés climático, el manifiesto agotamiento de
materiales y energía fósil, así como la imparable expansión de un “valor
negativo”: plagas, epidemias, deterioro de recursos, saturación de sumideros,
contaminación generalizada, pérdida de fertilidad, salinización, estrés
climático, desaparición de nitratos y de fósforo, sobreexplotación,
sobreempobrecimiento y extenuación de las poblaciones…).
Todo ello da como resultado lo que
algunos autores han señalado como una “tormenta perfecta”, pues la hipotética
solución a uno de esos factores significaría el agravamiento inmediato de
otros. La destrucción social y ambiental, el desmoronamiento de las sociedades,
así nos lo testimonia.[1]
La gran paradoja de un capitalismo
extenuado es que es la exacerbación financiera la que le está insuflando vida
artificial mediante la desmaterialización del dinero (que ha quedado desligado
de cualquier anclaje material, como el oro) y la ingente creación de capital
ficticio.[2] Desmaterialización que, en el colmo de la irrealidad, fue
seguida del dinero mágico o inventado (que ha recibido el
elegante nombre de “flexibilización cuantitativa”, y que entraña la máxima
expresión de la desmaterialización del dinero, porque le desliga del valor
producido) por no menos de 20 billones de dólares entre los Bancos centrales de
las principales economías. Pues sólo convirtiendo el dinero en pura ficción,
sin ninguna vinculación con el capital productivo, puede seguir aparentándose
un satisfactorio funcionamiento económico de este Sistema.
La flexibilización cuantitativa (QE) y
el ajuste cuantitativo (QT) han permitido hasta muy recientemente la emisión de
enormes cantidades de dinero sin respaldo (a intereses nulos o incluso
negativos) y sin afectar a la inflación, en contra de lo estipulado en
cualquier manual de economía.
“Sólo era necesario que los Bancos
Centrales manejaran las palancas de política monetaria de los tipos de
interés”, la QE y el QT “de forma adecuada para mantener la magia de los
déficits interminables, financiados a través de la impresión de dinero (avalada
por la Teoría Monetaria Moderna), que alimentaba el gasto” [Alastair
Crooke, La desesperación imperial: Insistir en la dominación
mientras se irradia debilidad | Diario Octubre (diario-octubre.com)]
Pero ese misterio puede entenderse si
tenemos en cuenta la parálisis productiva y la creciente escasez de demanda
solvente, por un lado, más la inundación de mercancías baratas del Oriente
Global y especialmente de China, así como la afluencia de la también barata
energía rusa para el caso de Europa, o la del Golfo Arábigo para EE.UU. y el
Occidente Colectivo en general.[3] Sin embargo, en estos momentos EE.UU. ha
decidido cortar ambos suministros, imponiendo aranceles a las exportaciones
chinas y boicoteando la energía rusa, con especial daño para Europa, como
veremos en los apartados siguientes, mientras que se complica también para sí
mismo la baratura de la energía petrolífera más superficial y fácil de obtener
del planeta, la de la península arábiga, en razón de la desconfianza que
inspiran los repetidos bloqueos y sanciones que administra por doquier y de los
intentos de imponer precios máximos a la principal fuente de riqueza de los
productores energéticos.[4]
Con todo ello ahora sí la inflación
comienza a hincharse como un gran monstruo, y las políticas de los centros de
mando del capital priorizan el ataque a ese ogro (que deshilacha las acreencias
y pone en jaque a un sistema cada vez más basado en deudas), a costa de la
población trabajadora, de los medianos y pequeños capitales y de la sociedad
toda. De hecho, el mortífero «juego global» al que está apostando la Reserva
Federal de EE.UU., y que es seguido por los Bancos Centrales del Occidente
Colectivo, es a subir las tasas de interés para, entre otras razones, proteger
el «privilegio del dólar» de poder intercambiar el dinero que imprime de la
nada por mano de obra, riqueza social, energía y materias primas bien reales en
todo el mundo (algo que también hacen las otras monedas centrales pero sin la
repercusión hegemónica que mantiene el dólar y que las termina perjudicando
frente a él), con un ingente trasvase de riqueza de la población trabajadora
hacia los detentadores del capital.
En términos generales podemos decir que
la clase capitalista transnacional ha utilizado diversos mecanismos que se
intensifican desde 2008 para intentar sostener el crecimiento, aun a costa a
menudo de la acumulación global. Entre los más destacados:
a. El pillaje y saqueo de las finanzas
públicas: se da una transferencia de riqueza sin precedentes del ámbito público
a las arcas del capital transnacional. Se socializan las pérdidas en un momento
en que las grandes empresas transnacionales registran niveles récord de
ganancias. Los Estados extraen también cada vez más excedente de las sociedades
para entregárselo a las finanzas globales, mientras se mercantiliza el conjunto
de actividades de la vida social y natural. Todo vinculado también a una
montaña de deuda que ya supera el 365% del PIB mundial.
b. La especulación financiera (ya en
2008 los mercados de derivados alcanzaron un valor de 2.3 billones de dólares
al día) y la masiva emisión de dinero sin valor, primero a tasas de interés
cero o incluso negativas y después alzadas bruscamente en el camino de arruinar
a buena parte de los actores económicos (incluida la mayor parte de la
población) y quedarse aún más deprisa con sus activos, propiedades y
patrimonio.
c. Frente a la crisis de
sobreacumulación[5], la economía de guerra se vuelve también eje central de
crecimiento en la economía global, lo que se conoce como acumulación
militarizada o exacerbación bélica de la Desposesión, con la
consiguiente reordenación de todo el entramado sistémico del capitalismo, que
da pie, entre otras muchas consecuencias, a que vaya calando estructuralmente
de nuevo una cultura fascista.
Esto es lo que intento explicar a
continuación.
2. Acumulación bélica de capital
EE.UU. como hegemón mundial ha venido
encargándose desde el fin de la 2ª Gran Guerra de crear o recrear, organizar y
dirigir el conjunto de instituciones mundiales necesarias para la gestión y
regulación global del Sistema Mundial capitalista. Esa formación social
imperial, como veladora última del funcionamiento del capitalismo global, ha
asumido también la función de establecer el entramado jurídico-institucional
valedor de su acumulación de capital a escala planetaria (ONU, FMI, BM, OMC,
cumbres o entidades de coordinación con el resto de las principales potencias
subordinadas, tribunales de arbitraje internacional, etc.). Su ambicioso
proyecto de construcción del capitalismo global a imagen propia no hacía sino
trasladar la jurisprudencia USA al resto del planeta, y con ella después su
conjunto de dispositivos y medidas tendentes a garantizar la reproducción
ampliada del capital a escala propia pero también global. La Cooperación y
el Desarrollo servirían, en cuanto que paradigmas mundiales,
como tejedores de un entramado global de intervenciones e injerencias (por lo
general forzadamente) consentidas.
Esos dispositivos y medidas irían
mayoritariamente destinados más tarde, ante la creciente obstrucción de la
acumulación capitalista, a la procura de crecimiento por Desposesión, la cual
pasaría a blindarse, especialmente tras la caída de la URSS, mediante toda
clase de Acuerdos y Tratados de comercio e inversiones (llamados “libres”).
“Tratados de Libre Comercio e Inversiones” (TLC) que se potenciarían como una
de las vías privilegiadas de “cosechar” dinero, y que han venido creando una
especie de “derecho internacional” informal que en realidad está basado en las
leyes y la jurisprudencia de EEUU (porque ningún Tratado o Acuerdo con este
país puede contradecir las leyes o el Congreso de EEUU, ni EE.UU. acepta
ninguna decisión de organismo multinacional que le contravenga). Es decir, que
todos los Tratados firmados por este país institucionalizan de iure la
aplicación extraterritorial de las leyes de EEUU (al igual que ocurre con las
disposiciones internacionales y las “sanciones” contra países que decide la
potencia hegemónica). De hecho, los países signatarios de acuerdos de
liberalización comercial ceden su soberanía nacional y popular, y dejan
indefensas a sus sociedades frente al multiplicado poderío de los mercados
reguladores (que no regulados). A este festín se sumarían en una u
otra medida el resto de potencias capitalistas.
En conjunto, y una vez eliminado el
enemigo sistémico soviético, en los años 90 del pasado siglo se terminaría de
crear un entramado legal supranacional que consagraba un creciente peso o
dominio del capital globalizado sobre las dinámicas de territorialidad política
de los Estados (exceptuando al propio hegemón, claro). De hecho, quedaría
abolido de facto el sistema internacional basado en el principio de soberanía
de los “Estados nacionales” heredado de Westfalia, que se sacrificaba al
objetivo de proteger todas las formas de acaparamiento y propiedad del gran
capital, especialmente las rentistas[6] (obviamente, cualquier atisbo de
“soberanía popular” resultaba asimismo desterrado). Muy especialmente, ese
proceso se cebó con el Sur y el Oriente Globales, desbaratando el impulso
unitario y las posibilidades de su erección en un sujeto colectivo
internacional asociado a los esfuerzos históricos de la Internacional Comunista,
de la Conferencia de Bandung y de la Tricontinental, entre otros.
Con ello se produjo el espejismo de la
ahistoricidad del Sistema: el capitalismo pasaba a contemplarse como
imperecedero; de lo que se trataría en adelante, en el mejor de los casos, era
de regular en algo su funcionamiento o de pasar lo más desapercibido posible
bajo su manto.
Sin embargo, como sabemos, se trata en
el fondo de un Sistema gangrenado al que le falta con creciente angustia “la
sangre” del valor-plusvalor.
Para ubicarnos estratégicamente en un
mundo acelerado, con patente inclinación hacia el caos, es preciso tener claro
que estamos más allá de un capitalismo estancado, pues es nítidamente
degenerativo, en el cual no se vislumbran sendas estables de incremento de la
tasa media de ganancia, de la productividad, de la formación de capital ni del empleo.
A ello se añade la particular decadencia de su potencia hegemónica, directora
del funcionamiento sistémico capitalista.
La acumulación militarizada busca
paliar ese estancamiento en EE.UU. (y en una medida más cuestionable y en todo
caso subordinada, en el resto de los centros del Sistema Mundial u Occidente
Colectivo) a través de, entre otros mecanismos, la acentuación del expolio
de recursos del Sur y el Oriente Globales, la destrucción masiva de medios de
producción y de capital fijado al territorio (infraestructuras), así como la
exacerbación de la explotación de las poblaciones, la extracción de un tributo
económico a través de una deuda dolarizada (que se paga imponiendo depresión y
austeridad en cada país) y el reciclaje de dólares del resto del planeta a
través de mecanismos bancario-financieros y monetarios posibles por la
condición de moneda internacional que ostenta el dólar y su dominio sobre el
sistema internacional de compensación de pagos (SWIFT). Tal proceso está
vinculado también al propio “reseteo” del capitalismo para desatar formas
despóticas de ingeniería social.
Contra esa degenerativa economía-mundo
que construyó el Occidente Colectivo, e intentando escapar de ella,
ha ido perfilándose un mundo emergente, que para algunos autores, siguiendo más
o menos la formulación teórica de Mészáros[7], podría ser también una última
salida del capital a través de su compenetración con el Estado
(en forma de “capitalismo de Estado” plenamente desarrollado, con una cada vez
mayor centralización del capital), la cual da como resultado hoy en China una
economía crecientemente planificada y unos recursos clave y servicios básicos
(entre los que se cuenta el dinero y el crédito) bajo control estatal y en
favor del conjunto de la población. En tal camino, China se debate entre esa
“última salida capitalista” y el emprendimiento decidido de una transición
socialista. Esta formación socio-estatal traza la única contra-dinámica con
posibilidades de universalidad altersistémica en la recuperación de una territorialidad
político-estatal soberana frente al desenvolvimiento mundial del capital
degenerativo[8]. Así, China está intentando construir una forma de internacionalización que
comienza a despegarse de la actual globalización del capital, por
lo que en vez de estar basada en el desenfreno financiero, la especulación, la
rapiña de recursos mundiales, la multiplicación de recortes sociales y planes
de ajuste, la corrupción como vía privilegiada de beneficios, “paraísos
fiscales” y capital ficticio, busca proporcionar un entramado
energético-productivo y comercial sustentado en diferentes polos de
autodesarrollo (lo cual no quiere decir que algunos de aquellos rasgos no estén
presentes también en su expansión económica, lo que pasa es que no alcanzan ni
de lejos el papel preponderante que tienen en el capitalismo degenerativo
actual). Toda un área transcontinental integrada económicamente mediante la que
se ha designado como nueva “Ruta de la Seda”. En ella se intenta incluir a la
Unión Económica Euroasiática, con India y su zona de influencia, pero también
América del Sur, Sudáfrica y la Unión Africana. Una red con moneda
internacional centrada en el yuan, que pretende complementarse con una canasta
de monedas (de los llamados BRICS, que ven cómo poco a poco pero sin parar se
suman las solicitudes para ampliar su membrecía), y que cuenta con un Banco de
Infraestructura y Desarrollo, un Fondo de Fomento, un sistema propio de
compensación de intercambio, una Bolsa Internacional de Energía, un plan de
infraestructura y desarrollo que enlaza continentes, además del RCEP o mayor
tratado comercial de la historia.
La Ruta de la Seda o
“Un Cinturón una Ruta” en la terminología china, cubriría, de completarse, al
65% de la población mundial, mediante conexiones con más de un centenar de
países de los cinco continentes. Involucraría un tercio del PIB global.
Movilizaría una cuarta parte de los bienes planetarios, suponiendo algo así
como un tipo de “New Deal” a escala global capaz de insuflar algo más de vida
al capital productivo, pero también de constituirse en una de las últimas
posibilidades de hacer una “reconversión suave” del capitalismo a otro modo de
producción.
En todo ese proceso ha surgido una Rusia
re-soberanizada, que está poniendo su poderío diplomático-militar al servicio
de tal proyecto, al que parece comenzar a entender como su vía de futuro, con
el fin de crear una Zona de Estabilidad fuera del caos del
capital degenerativo y de los coletazos destructivos de la territorialidad
política imperial estadounidense en decadencia. Hay que tener en cuenta que esa
alianza entra dentro de la estrategia de Moscú para adherir económicamente
Europa y Asia en el súper-continente que realmente es: Eurasia.
Proyecto que por fin le permite a Rusia desconectar de su larga historia de
intentos de insertarse de forma periférica en Europa, para pasar a ser el
fulcro euroasiático.
No solamente esto debilita aún más la
globalización neoliberal, sino que fortalece las economías estatales
implicadas, así como el proceso multilateral y regional, lo que explica que la
comunión de ambas formaciones sociales (Chinusia)[9] haya ido creando
semejante Zona de Estabilidad y de previsibilidad en materia
de relaciones internacionales, de relaciones comerciales, económicas y
monetarias, fortaleciendo la opción de un sistema multipolar basado, hoy por
hoy, en el respeto y beneficio mutuo entre Estados. Ese proyecto en curso
contrasta vivamente con la imprevisibilidad y arbitrariedad de las decisiones
político-estratégicas estadounidenses y los terribles abusos de su
unipolaridad.
Tal proyecto no es sino parte de
históricas luchas, de un proceso de descolonización y soberanía de ya larga
data, recuperando el espíritu de la Conferencia de Bandung para
“desengancharse” del Occidente Colectivo o potencias centrales confeccionadoras
del Sistema Mundial capitalista, con sus imposiciones colonizadoras, su
división internacional del trabajo, su deterioro de las relaciones de
intercambio, su succión del trabajo y de los recursos ajenos. Cuba, Venezuela,
Bolivia, Nicaragua, Irán, Zimbabue, Corea, Rusia, China, Vietnam, son ejemplos
de realidades enormemente diferentes, mas con un denominador común: la
persecución de soberanía frente al orden neocolonial
occidental, frente a su imperialismo inveterado.
Pero ante la mera posibilidad de un
nuevo entramado mundial productivo-energético, que paradójicamente, como se ha
dicho, podría prolongar la propia vida del capital, la territorialidad política
del hegemón en declive opone una tenaz resistencia.
EE.UU. no va a dejarse relevar sin
destruir. Sin guerra.
Su peligrosidad es mayor si tenemos en
cuenta que su zona de seguridad y reserva energética está precisamente en Asia
Occidental, el nudo gordiano entre sus intereses y los del “cinturón” de
conexión mundial chino. En el conjunto de Asia (y en lo que desde los centros
de poder de Washington se diseñó como Medio Oriente Ampliado, desde
el Magreb hasta Paquistán, pasando por el Cuerno de África), la “geo-ecología”
o pugna por la energía, recursos, materias primas y “tierras raras” de
minerales estratégicos (fundamentalmente localizados en el corazón asiático y
especialmente en Siberia –y también en China-), se erige en motivo primordial
de la geo-estrategia global.
EE.UU. ha decido por tanto emprender una
suerte de golpe de Estado mundial contra el posible mundo pluriversal,
multipolar. Y lo ha hecho ya, antes de que tal posibilidad pueda terminar de
consolidarse y antes de que su propia decadencia le impida enfrentarla más
adelante. Es una jugada a todo o nada, en la que arrastra a sus subordinados
europeos, a todo el Occidente Colectivo, pero también en sus consecuencias al
conjunto de la humanidad, dado que Estados Unidos y su brazo armado global, la
OTAN, están metiendo al mundo entero en una Guerra Total,
definitiva, sin fin. Una guerra que como tal entraña un espectro completo (que
el término “híbrido” apenas alcanza a definir): es militar (aunque no
necesariamente convencional), paramilitar, terrorista (con interposición de
yihadistas, mercenarios, ejércitos privados y bandas criminales de distinto
pelaje), biológica y bacteriológica; es económico-financiera y judicial, pero
también mediática, cognitiva, ideológica e incluso cibernética y librada
igualmente en la estratosfera.
La desmenuzamos brevemente en la próxima
entrega.
Notas:
[1] No puedo desarrollar aquí, ni es el
lugar, estos puntos, por lo que tengo que remitir para su desarrollo, así como
en general para lo expresado en estas entregas, a mis trabajos y conferencias
al respecto, destacando aquí dos de mis últimos textos: a) La tragedia
de nuestro tiempo. La destrucción de la sociedad y la naturaleza por el
capital. Análisis de la fase actual del capitalismo.Anthropos. Barcelona,
2017. b) De la decadencia de la política en el capitalismo terminal.
El Viejo Topo. Barcelona, 2022.
[2] El capital a interés deviene ficticio cuando
el derecho a la remuneración o rendimiento del interés o deuda contraída viene
representado por un título comercializable, con posibilidad de ser vendido a
terceros (y esta es sólo una de las maneras de que el capital se haga
“ficticio”). Es decir, cuando comienza a comercializarse un capital que es deuda
y que en realidad no existe (esta es la base de su ficción, que
después las finanzas complejizarán sobremanera). Esa venta y su posterior
reventa, genera todo el ciclo de ficción del capital a interés. Una deuda puede
ser así revendida muchas veces. Con ello se realiza en apariencia el máximo
sueño (“ilusorio”) de la clase capitalista: que el capital se auto-reproduzca
más allá del trabajo humano, más allá de la riqueza material y más allá de las
bases naturales-energéticas que posibilitan esta última.
[3] El Eje Anglosajón impuso y ha venido
sosteniendo a las oligarquías feudales del Golfo, donde la subida al poder y
alianza político-militar con la estirpe de los Saud en Arabia Saudita, a cambio
de suministro energético barato garantizado y apoyo al islamismo yihadista
contra el panarabismo nacionalista y marxista, ha sido una de las más
destacadas. La simbiosis con el engendro artificial de Qatar, “creado” por Gran
Bretaña, también está entre las que merecen ser resaltadas, especialmente en
estos momentos en los que el país arábigo lleva a cabo un descomunal intento de
lavado de imagen a través de una gran transfusión de fondos al ya de por sí
corrupto mundo del fútbol, y en donde al menos 6.500 trabajadores han fallecido
en la construcción de las instalaciones propias del mundial futbolístico, según
cifras admitidas, tras trabajar en condiciones aberrantes, como lo hace la
mayor parte de la inmigración en los reinos medievales del Golfo.
[4] Tener la moneda de reserva mundial
le supone a EE.UU. un enorme beneficio y es uno de los puntales de su hegemonía
mundial, para lo que precisa que “el mayor número posible de Estados esté en el
«canal del dólar» y comercie en dólares. Y que coloquen sus ahorros en bonos
del Tesoro estadounidense. La Reserva Federal está haciendo todo lo posible
para derrumbar la cuota de mercado del euro y así trasladar los euros y
eurodólares al sindicato del dólar. Estados Unidos amenazará a Arabia Saudí, a
los Estados del Golfo y a Turquía para evitar que salgan del canal. Se trata de
la «guerra» contra Rusia y China, que está sacando a una gran parte del mundo
del sindicato del dólar y llevándola a una esfera no dolarizada. El
incumplimiento de la pertenencia al sindicato del dólar se responde con
diversas herramientas, desde sanciones, congelación de activos y aranceles,
hasta el cambio de régimen” [Alastair Crooke. https://observatoriodetrabajadores.wordpress.com/2022/10/28/las-numerosas-guerras-entrelazadas-una-guia-aproximada-a-traves-de-la-niebla-alastair-crooke/]. A algo de
ello atenderemos en el apartado 3 y también en el último.
[5] Muy brevemente, la sobreacumulación
deviene del aumento del peso relativo del capital fijo (maquinaria) sobre el
variable (seres humanos) en la composición orgánica del capital. Además, al
reducirse relativamente la fuerza de trabajo en un determinado proceso
productivo, se reduce también la masa de valor representada por ella (que a la
postre se traduce en plusvalor, y que sólo se extrae de los seres
humanos), con lo que cada vez queda menos margen para que los aumentos de la
productividad repercutan en la elevación de la tasa de plusvalía, y ésta en
beneficio.
[6] La propia Unión Europea se concibe
como una vía para puentear los parlamentos y las instituciones estatales,
sustrayendo las decisiones e intereses del Gran Capital a las luchas de clase a
escala estatal que forjaron las distintas expresiones nacionales de la
correlación de fuerzas entre el Capital y el Trabajo. Se trata de una
construcción supraestatal destinada a mantener relaciones de desequilibrio
entre sus partes, un sistema deficitario-superavitario diseñado para trasvasar
riqueza colectiva de unos Estados (la mayoría) a unos pocos (sobre todo
Alemania y su “hinterland” centroeuropeo), especialmente mediante el mecanismo
de la moneda única. Constituye el mayor ejemplo mundial de institucionalización
del neoliberalismo a escala de un continente entero. Una institucionalidad
concebida y conformada para ser irreformable (pues requiere de unanimidades
casi imposibles para que no sea así). Si la “Europa socialdemócrata” fue la
mayor manifestación del reformismo capitalista cuando éste todavía impulsaba
con vigor el desarrollo de las fuerzas productivas, hoy la Unión Europea es el
primer experimento de ingeniería social a escala regional o supraestatal en
favor de la institucionalidad de las estructuras financieras de dominación.
Supone en sí un cuidadoso plan de desregulación social de los mercados de
trabajo (lo que significa la paulatina destrucción de los derechos y conquistas
laborales) y de las condiciones de ciudadanía. Es, por supuesto, mucho más un
“mercado” que una entidad social aglutinadora de pueblos, como lo demuestra la
falta de sentimiento identitario colectivo, la carencia de sistemas públicos y
servicios propiamente “europeos”, y ni siquiera partidos ni instituciones de
soberanía popular dignos de tal nombre. Desafortunadamente, las izquierdas
integradas en toda Europa no ponen en cuestión esta estructura política del
Gran Capital, mirando como mucho de mejorar o paliar algunas de sus
disposiciones más duras.
[7] Ver especialmente Mészáros,
István. Beyond Capital. Toward a Theory of Transition. Monthly
Review Press. New York, 2010.
[8] China es la única formación estatal
que ha reunido las condiciones para romper su periferización, precisamente por
seguir un modelo propio de desarrollo con características socialistas. “China,
que había ocupado durante siglos o milenios una posición destacada en el
desarrollo de la civilización humana, todavía en 1820 tenía un PIB que
constituía el 32,4% del producto interior bruto mundial; en 1949, en el momento
de su fundación, la República popular china es el país más pobre, o uno de los
más pobres del mundo” (Losurdo, Domenico. Stalin. Historia y crítica de
una leyenda negra. El Viejo Topo. Barcelona, 2011, pg. 328). Entre esos dos
momentos históricos tenemos las guerras imperialistas contra China, conocidas
como “guerras del opio” (1839-1842 y 1856-1860, como consecuencia de que China
se negara a dejar circular “libremente” el opio por su país, siendo esta una de
las principales mercancías del primer narco-imperio mundial: Inglaterra). En
ellas todas las potencias militares del momento sumaron parcialmente sus
fuerzas para reducir al milenario gigante asiático. Después, la revuelta de los
Taiping (1851-1864) contra el comercio del opio, se convierte en la guerra
civil más sangrienta de la historia mundial, con veinte a treinta millones de
muertos (Losurdo, Domenico. Contrahistoria del liberalismo. El
Viejo Topo. Barcelona, 2005). Las potencias “occidentales”, más la Rusia
zarista y Japón, se repartirían el control de un territorio indefenso y
maniatado. La gran hambruna de China del norte (1877-1878) mata a más de 9
millones de personas. Esas hambrunas, como las de India y tantos otros países,
fueron la consecuencia directa de la colonización europea, especialmente la
británica (aquí es imprescindible leer a Davis, Mike. Los holocaustos
de la era victoriana tardía. Universitat de València. València, 2006). El
siglo XX despierta con el “levantamiento de los bóxer” (1899-1901) contra el
control extranjero de la economía china. Su represión deja al país sumido en la
impotencia. A principios del siglo XX el Estado está prácticamente destruido.
Entre 1911 y 1928 se desarrollan 130 conflictos entre unos 1.300 señores de la
guerra; el bandidaje se extiende por todo el país y la disolución de los
vínculos sociales se hace galopante. Las potencias tenían planeado repartirse
el control del territorio en pequeños y manejables pedazos. Al llegar el año
1949 probablemente sólo Bangladesh era más pobre que China. Tras la revolución
socialista, el país es asediado y bloqueado: alimentos, medicamentos, recambios
de la maquinaria agrícola, etc., son impedidos. El Gran Salto adelante es un
intento desesperado y bastante catastrófico de afrontar el embargo; embargo del
que se jactarían miembros de la administración Kennedy, como Walt Rostow,
diciendo que había retrasado el desarrollo de China en decenas de años. Con la
obligada apertura al capitalismo que tuvo que realizar en los años 70, a China
no le quedó más remedio que emplearse a fondo para lograr salir de la
destrucción económica que heredaba, en un proceso de muy duras condiciones
laborales y de deterioro ambiental. Sin embargo, la singularidad de tener un
Estado volcado en la soberanía nacional, en el que el interés privado no logra
ponerse por encima del colectivo, conseguiría finalmente hacer remontar todos
los indicadores económicos y sociales de China, cuyo único parangón se
encuentra en las proezas realizadas por la Unión Soviética (y luego, en otra
escala, por Cuba o Vietnam). Hoy, de la mano de una economía planificada, y a
pesar de haberse visto forzado a dar participación al capital extranjero, el
Partido Comunista ha logrado conservar el poder de decisión final en cada
renglón de la economía, con el objetivo de asegurar un mínimo de equilibrio
social, pilar fundamental de la revolución, para enfrentar el enorme desafío de
elevar los niveles de vida de más de 1.400 millones de personas. En la
actualidad ha logrado erradicar la pobreza extrema y ha sacado de la pobreza en
la última década a unos 800 millones de seres humanos (justo cuando en el resto
del mundo aquélla aumenta a pasos agigantados), mientras que el nivel de vida
del medio rural casi se ha duplicado en los últimos diez años, proeza combinada
con decididas políticas de recuperación ambiental y de transición a energías
limpias a medio plazo. A contracorriente también de lo que sucede en casi todo
el resto del mundo, las condiciones salariales y laborales mejoran
permanentemente (los salarios reales, de hecho, se han disparado). Demás está
decir que estos procesos y políticas reflejan culturas, experiencias políticas
y maneras de ser y de organizarse muy antiguas, y a pesar de todas sus
deformaciones, problemas y peligros, China vuelve a ser (partiendo de la caída
a la nada) la principal potencia económica mundial en términos de paridad de
poder adquisitivo (sus importaciones energéticas, las mayores del mundo,
atestiguan también esa primacía). Sin embargo, lo que no ha cambiado es que hoy
EE.UU. siga con las mismas pretensiones de empobrecer a China y hacerla la
guerra económica, violando cualquier principio elemental de eso que tanto
predican como “libre mercado” [Restricciones tecnológicas de EE.UU. contra China ¿A
quién pueden perjudicar más a largo plazo? – RT (actualidad-rt.com)]
[9] Esta alianza parece hoy a prueba de
cualquier intento de desestabilización occidental. En los 38 encuentros que han
mantenido Putin y Jinping, las declaraciones que han emitido no pueden ser más
significativas. Así, por ejemplo, una del líder chino: “China y Rusia
constituyen un pilar fiable para unir al mundo a la hora de superar la crisis y
defender la igualdad, haciendo realidad conjuntamente el auténtico
multilateralismo, con un espíritu democrático”. En su encuentro del 7 de
febrero de 2022, ambos mandatarios declararon que la de Rusia y China es “una
amistad sin límites ni áreas prohibidas de cooperación”, y se reconocen como
“grandes potencias para liderar un mundo cambiante hacia una trayectoria de
desarrollo estable y positivo”.
2ª Parte
3. Algunos entresijos de la Guerra Total
o Guerra sin fin
En esta guerra Estados Unidos no
necesita, por lo general, mayor triunfo militar que generar el caos, la
destrucción y/o la fragmentación de los países que no se le subordinen y de las
zonas y territorios que puedan ser receptáculos o vías de proyectos
alternativos. Tras sus intervenciones no queda sino destrucción, agujeros
negros de barbarie, sin poder central capaz de oponerse a la rapiña
estadounidense de los recursos propios, ni de insertarse en la Zona de
Estabilidad chino-rusa: Afganistán, Irak, Yemen, Siria, Somalia,
Etiopía, Libia, Sudán, Yugoslavia… han constituido dramáticos ejemplos de ello.
La única posibilidad táctica que le
queda a EEUU mientras sea incapaz de transformarse a sí mismo frente a sus
síntomas de declive, es ser el agente del caos, generando todos los
problemas posibles a quienes unilateralmente decide que son sus enemigos, para
que se desorganicen y colapsen. En estos momentos ha resuelto que le basta con
destruir para impedir que los demás construyan. Eso quiere decir que en la
etapa de tanatocapitalismo en la que hemos entrado –con la
demolición de condiciones sociales, laborales y ecosistémicas- se activa
también un turboimperialismo donde todo el entramado de
agresión, imposición, destrucción y violencia
político-económico-cultural-ideológica, se acelera, entrañando por eso al mismo
tiempo un alto componente suicida y de devastación total.
Esta ofensiva del hegemón es de larga
data, por lo que me interesa destacar un poco más algunas de las dimensiones de
esta Guerra de espectro total.
Dimensión mediático-cognitiva
Hoy la mayoría de los medios de difusión
de masas en casi todo el mundo están en manos de grandes conglomerados
mediáticos, que son el resultado de la absorción o fusión de grandes grupos
multimedia, que a su vez devienen de la fusión o absorción de diferentes
industrias culturales, las cuales por su parte son el producto de la concentración
en pocas entidades empresariales de las fuentes de información, formación,
comunicación, entretenimiento, música, cine, etc. (los grupos multimedia le
añadirían a ello el internet y luego otros dispositivos comunicacionales
digitales). Los conglomerados mediáticos significan la unión de todo ese
‘software’ con el ‘hardware’ industrial, dando como resultado algunos ejemplos
muy significativos, como Time Warner, Comcast, Disney o New Corporation.
Pues bien, hoy los mayores fondos de
inversión del mundo (o “fondos buitre”, entre los más importantes Vanguard
Group, BlackRock, State Street Corporation, Fidelity Management and Research,
Geode Capital Management y Northern Trust) controlan gran parte del
accionariado de las GAFAM (por sus iniciales): Google (Alphabet), Amazon,
Facebook, Apple y Microsoft. De esos fondos, BlackRock, Vanguard y State
Street. También detentan gran parte del accionariado de las transnacionales
farmacéuticas y de las empresas con mayor valor en Bolsa, controlando muy
especialmente el sector de la vivienda y de la alimentación, así como los
propios conglomerados mediáticos, en un proceso de brutal concentración de la
propiedad, la decisión política, el pensamiento y el poder.
En estos momentos, en el Reino de España
BlackRock y otro fondo buitre, CVC, son los principales propietarios del Grupo
Prisa (incluyendo a El País y la cadena Ser). Además, BlackRock posee parte del
accionariado de Atresmedia (propietaria de Antena 3 y la Sexta) y de Mediaset
(propietaria de Cuatro y Telecinco). ¿De qué pluralidad mediática estamos
hablando?, ¿dónde está aquí el derecho a una información independiente?
Más allá de estas preguntas elementales,
hemos de considerar también que con esos fondos buitres de capital sobre todo
estadounidense y ligados al Estado norteamericano, la dominación (el “poder
blando”) de la principal potencia mundial se hace más holística, más profunda.
El control del Relato, la fabricación del Enemigo, la imposición de la Verdad y
el moldeamiento de las conciencias mundiales también. Hoy en todo el Occidente
Colectivo los medios de difusión de masas trasmiten sin cesar las mismas
consignas, pura propaganda de guerra contra Rusia (como antes contra Irak,
Libia, Siria, Yugoeslavia o Venezuela, y como muy pronto intensificarán contra China
y ya han acentuado contra Irán –en donde se intenta provocar un enfrentamiento
civil, infiltrando armas y paramilitares, como se hizo en Siria-), a la par que
sus medios están censurados.[1] Y es que Censura y Propaganda de Guerra han ido
siempre de la mano, claro está. Y la persecución a quienes denuncian el
entramado de mentiras y complots a menudo asesinos, también, como tan duramente
le está tocando padecer a Julian Assange (con el clamoroso silencio y
complicidad de la mayor parte del periodismo del Occidente Colectivo).
Toda esta guerra cognitiva ha tenido su
ramificación en el mundo académico-intelectual, donde la OTAN cultural (todo
el ramillete de instituciones, organismos y fundaciones financiadas por el Eje
Anglosajón-red mundial sionista) se ha empleado a fondo para fabricar el marco
de las ideas a partir del que se piensa.[2]
Dimensión económica
La dimensión económica de la Guerra
Total ha sido a menudo sublimada bajo el eufemismo de “sanciones” (aceptándose
que un Estado se pueda arrogar el derecho a juzgar y sancionar a otros, sin
juicio, ni audiencia de partes y exposición de motivos ni pruebas, bajo
cobertura supuestamente imparcial y legítima, como la de las Naciones Unidas).
La guerra económica es una particular
modalidad de guerra que practica EE.UU. y que puede permitirse por gozar de la
“moneda global” y del sistema de compensación de pagos SWIFT. Se lleva a cabo
de diversas maneras, siendo una de ellas la de la “sanción económica” contra
países, que también obliga al resto del mundo a seguir, ejerciendo a su vez
sanciones contra quienes no la secunden. En los últimos años ha venido
agrediendo así nada menos que a Bielorrusia, Burundi, China, Corea del Norte, Cuba,
Irán, Libia,
Nicaragua, República
Centroafricana, República Democrática del Congo, Rusia, Sudán, Siria, Venezuela y
Zimbabue; Estados a los hay que agregar entidades como las Repúblicas Populares de la región de Donbass (en Ucrania) y el
Hezbollah libanés (así como buena parte de la población de Yemen, donde los hutíes han sido sólo recientemente retirados de la lista
de “terroristas” dictada por EE.UU.), entre otras. Esas sanciones
constituyen actos de guerra condenados por la ONU, que causan indescriptibles
sufrimientos y mortandad en las poblaciones afectadas, a menudo más que los
ataques militares, pero que pasan mucho más desapercibidas para las sociedades
del mundo[3]. Cumplen, además de con los objetivos geoestratégicos descritos,
con metas geoeconómicas y geoecológicas sustitutorias de la acumulación de
capital, en lo que se ha llamado acumulación militarizada.
Dentro de esa ofensiva en la que se
combina Destrucción y Desposesión, EE.UU. (bien solo o con la ayuda de alguno
de sus subordinados) se viene dedicando al pillaje sistemático de las reservas
en divisas, bonos y oro de los países que unilateralmente considera merecedores
de ser robados. La lista es larga desde 1979, cuando incautara el oro de Irán,
tras el derrocamiento de la dictadura del Sah protegida por la potencia
norteamericana; hasta los más de 300.000 millones de $ en divisas rusas robadas
en 2022, pasando por las reservas de Libia (que “desaparecieron” tras la
ofensiva militar de la OTAN), las de Afganistán (que EE.UU. se niega a
devolver, aun a costa del sufrimiento de una de las poblaciones más pobres del
mundo), y el oro robado a Venezuela (31 toneladas de lingotes valorados en unos
mil doscientos millones de dólares, en el Banco de Inglaterra, además de 7.000
millones de dólares que USA tiene bloqueados de los activos de PDVSA, la
principal empresa petrolífera de Venezuela; amén de otros $11.000 millones
retenidos de sus exportaciones), entre otros latrocinios.
Parece ser que en eso consiste hoy la
geoeconomía de EE.UU., en sanciones sin fin con las que esa formación
socioestatal intenta sabotear la economía de cualquiera que no siga sus
dictados o que sea capaz de competir con ella, a mayor gloria del “libre
mercado”[4].
Golpes de colores más poder blando
En esa línea de destrucción de países
rivales o díscolos es de interés comentar los Golpes de Estado que los centros
de inteligencia y sabotaje del Eje Anglosajón (EA) -que incluye a la red
mundial sionista (rms)-, llaman “revoluciones”, a las que otorgan distintos
colores, por cierto, y hacen referencia a ciertas movilizaciones políticas que
se dieron en el espacio exsoviético y en las
que se solió adoptar como símbolo un color específico diseñado por los
servicios de inteligencia del EA que da nombre a su movilización: “revolución
rosa” de Georgia, “tulipán” de Kirguizistán, “naranja” de Ucrania… de donde se
pasaría a las “primaveras árabes” y otros focos de desestabilización.[5] Se
instigan o se aprovechan así protestas basadas en un descontento real, casi
siempre ocasionado por bloqueos o sanciones previas, o por las políticas que
las instituciones globales controladas por el Eje Anglosajón-rms, como el FMI y
el BM, imponen a unos y otros gobiernos, y se hace todo lo posible por
exacerbar esas protestas. Se combina aquí el uso de la presión
político-económica con operaciones militares en sus diferentes expresiones
(operaciones subversivas, actuaciones clandestinas y golpes de falsa bandera,
guerra por delegación y proxy-guerras…), incluida la utilización de cuerpos
armados irregulares y redes terroristas potenciadas o creadas ad hoc. También
mediante la propaganda, la cibernética y la inteligencia artificial… con
armamento sofisticado, cuerpos paramilitares infiltrados entre la multitud, con
gran capacidad operativa y de incitación de masas, así como de sabotaje o
acciones directas; lanzamiento masivo de noticias falsas (sobre políticas
gubernamentales, daños económicos o sociales, asesinatos…) que se expanden por
la red a través de miles de cuentas de perfiles falsos creadas para multiplicar
su efecto; la demonización permanente y sistemática del líder o líderes a
derribar y una cobertura mediática mundial cómplice y coactuante, gracias al
control de la mayor parte de cadenas de TV, radio y periódicos, además de
Internet, Twitter, Facebook, etc., con las que se lleva a cabo la fabricación
de la Realidad a partir de la Mentira sistemática y sistémica,
haciendo de la falsedad un arma geoestratégia.
Esto es lo que se conoce como “poder
blando” que empotra la guerra mediática y cognitiva en la Guerra Total, como
hemos anticipado al tratar mínimamente esa dimensión mediática. Aquí entra en
juego la construcción de las conciencias a escala mundial, de
manera que los individuos lleguen a creer que lo que piensan sobre el mundo
proviene de ellos mismos, y no de la “fábrica de sentido” que pone a pleno
rendimiento el gran capital y su hegemón; pasando así desapercibida la
propia mass-mediatización de la realidad a la que están
sometidos, sin fuentes de formación alternativas.
Golpe judicial
Dentro del asedio y de los golpes de
Estado insertos en la estrategia híbrida de la Guerra Total, está
también la modalidad del golpe judicial (gracias al control de los órganos
judiciales de unos y otros países), y que se lleva a cabo mediante la
acusación, la destitución e incluso el encarcelamiento de la jefatura de Estado
o presidencia de gobierno que no sea excesivamente dócil a los mandatos de USA
y resto del “Occidente Colectivo”. En Nuestraamérica se sabe bien: al menos
Honduras, Ecuador, Brasil, Paraguay, Bolivia y ahora Argentina y Perú, han
sufrido o están sufriendo golpes de esa índole, los cuales están implicados en
el concepto estratégico de “lawfare”, “acuñado en 2001 por el general de
división de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Charles Dunlap, quien proponía
la utilización de los magistrados y procuradores ‘como un sustituto de los medios
militares tradicionales para lograr un objetivo de combate bélico’”. El
Departamento de Justicia de Estados Unidos ha constituido la Oficina
Internacional para el Desarrollo, Asistencia y Capacitación de los Sistemas de
Justicia (OPDAT, por sus siglas en inglés), para ese fin. Esta
Oficina está financiada por el Departamento de Estado y el Pentágono. Se
conformó en 1991 para “contribuir a la reforma de los sistemas de justicia
extranjeros (…) en consonancia con los objetivos de seguridad nacional de los
Estados Unidos”.
Otra agencia judicial bélica es el Centro de
Estudios de Justicia de las Américas (CEJA),
dependiente de la OEA, organización al servicio de EE.UU. La CEJA tiene por
presidenta a Jenny Willier, una ex
funcionaria de USAID de la CÍA. En conjunto, las agencias
judiciales estadounidenses “apelan a un entramado de normas –de pretensión
extraterritorial– apto para intervenir en forma directa, a través de la
mediación de organismos multilaterales, y a las articulaciones con entidades de
la sociedad civil” (todos los entrecomillados en Jorge Elbaum, HIS MASTER’S VOICE: El despliegue de agencias de
EE.UU. para influir y controlar a jueces y fiscales en América Latina. Jorge
Elbaum. (wordpress.com), donde se especifican los objetivos principales del
“lawfare” y las agencias estadounidenses; importante ver también El
lawfare. Golpes de Estado en nombre de la ley, de Arantxa Tirado).
“La guerra jurídica asimétrica o lawfare no
es estrictamente una nueva fase en la estrategia de desestabilización y derribo
de los procesos políticos progresistas. Más bien es una nueva forma de
exteriorizarse que fue naciendo conforme se constataba la poca eficacia a largo
plazo de la traumática intervención militar directa, por su alto
coste en vidas y por la infracción de derechos frente a la comunidad
internacional.
El Informe del Encuentro de
expertos en Cleveland sobre el 11S y sus consecuencias, del año 2010, describe
el lawfare como la herramienta que persigue la victoria en un
campo de batalla de relaciones políticas públicas, paralizando política y
financieramente a los oponentes o inmovilizándolos judicialmente para que no
puedan perseguir sus objetivos ni presentar sus candidaturas a cargos
públicos.” (Lawfare. Golpes de Estado en nombre de la ley |
(nocierreslosojos.com)
Pero no pensemos que esa guerra judicial
es sólo contra gobiernos no suficientemente sumisos a EE.UU. También se lleva a
cabo contra compañías transnacionales y empresas que pueden perjudicar los
intereses de las empresas estadounidenses. Y aquí el hegemón se ha cebado con
las entidades europeas. Así por ejemplo Alstom (transnacional francesa), cuando
su director ejecutivo fue encarcelado mientras estaba a punto de realizar una
‘joint venture’ con la compañía china Shanghai Electric.
“… Durante las últimas dos décadas,
EE.UU. ha logrado desestabilizar a las multinacionales europeas más grandes al
encarcelar a sus ejecutivos bajo el pretexto de luchar contra la corrupción, al
tiempo que obtiene miles de millones de dólares en multas y obliga a sus
empresas a declararse culpables. Los expertos llaman a estas prácticas
“lawfare”, que consiste en utilizar el sistema legal contra un enemigo para
deslegitimarlo, causándole el máximo daño y obligándolo a cumplir mediante la
coerción. Entre 2008 y 2019, 30 corporaciones pagaron multas por más de $100
millones al Tesoro de los EE.UU., siendo la mayoría europeas. La amenaza de
enormes multas y largas batallas legales también se ha utilizado para engatusar
la adquisición de empresas europeas por parte de corporaciones estadounidenses
como General Electric, al tiempo que les impide desarrollar asociaciones más
estrechas con empresas con sede en China. (…) En 1998, el Congreso enmendó la
Foreign Corrupt Practices Act para tratar de castigar a los rivales globales de
EE.UU., dando a la ley un alcance extraterritorial. Ahora los ejecutivos de
firmas extranjeras podrían ser procesados siempre y cuando hayan concluido contratos en dólares estadounidenses, o incluso si se
intercambiaron correos electrónicos en los
EE.UU. La Junta Asesora de Inteligencia Extranjera había priorizado
anteriormente la recopilación de inteligencia comercial, y los gigantes
digitales de EE.UU. (Google, Facebook, YouTube, Microsoft, Yahoo, Skype, AOL y
Apple) ahora están obligados por ley a compartir los datos solicitados.”
[Jeremy Kuzmarov https://covertactionmagazine.com/2022/10/14/how-much-longer-can-the-u-s-continue-to-wage-economic-war-on-europe-and-much-of-the-world-without-a-major-blowback-effect/].
Ningún caso ejemplifica mejor lo
expuesto, en ningún ejemplo se concitan de manera tan intensa el conjunto de
dimensiones de la Guerra Total en estos momentos que en el
acoso a Rusia (el país más sancionado del mundo) que lleva a cabo el Eje
Anglosajón-rms desde la caída de la URSS, pues no contento con el fin y
desmembración de esa federación de repúblicas, persigue también la fragmentación
de la propia Rusia (al menos en 3 partes: la Rusia europea, la siberiana y la
extrema oriental. Pero los planes varían aquí, pues pueden ser muchas más las
divisiones buscadas, hasta lograr “un ramillete de mini-estados sometidos a
Washington” [6]).
Vemos algunos de los más importantes
movimientos en el asedio a Rusia con un poco más de detalle.
4. El asedio a Rusia dentro de la Guerra
Total: ciertos pasos decisivos
En esa ofensiva desesperada y demencial,
la potencia en declive junto a su subordinado británico [Eje Anglosajón
(EA-rms) o Eje del Caos][7] ha resuelto acosar primero a la parte
más económicamente débil (si bien la más fuerte energética y militarmente
hablando) de la dupla emergente: Rusia.
Tras la caída de la URSS la ofensiva
desestabilizadora contra Rusia se activaría pronto, aun a pesar de que esa
formación socio-estatal abrazó subordinadamente los principios del orden
capitalista estadounidense (“el mundo basado en reglas” que dictaba el EA). Se
intenta primero acentuar la ingobernabilidad de Georgia, que ya había sufrido
una guerra civil entre 1988 y 1992, por la oposición del régimen georgiano a la
reintegración de Osetia del Sur en la Federación rusa[8]. Situación que se
reproduciría con Abjasia entre 1992 y 1993. En 2008, por encima de los acuerdos
anteriores, se producirían ataques de Georgia a Osetia. Esta sería la primera
vez que Rusia, una expotencia que se había empobrecido drásticamente pasando a
formar parte de la periferia del Sistema, hace frente a las potencias dominantes
del mismo, interviniendo directamente en defensa de la población osetia, que
consigue así su independencia y unos acuerdos de paz mediados por la UE.
Una situación altamente desequilibrante
tuvo que enfrentar Rusia también en Chechenia, con dos guerras, la primera en
1994-96 y la segunda nada menos que de 1999 a 2009. Guerras que constituyeron
un buen campo de operaciones para que el EA-rms comenzara a infiltrar
masivamente sus contingentes yihadistas y otras facciones
terroristas-paramilitares, buscando ahogar en el caos a la sociedad chechena,
así como su retroceso social más drástico. A Rusia le costó sufrir grandes
dosis de acciones terroristas y un permanente nicho de yihadismo interno
(algunas explicaciones aquí: La
república de Chechenia: cómo Occidente financió el terrorismo en Rusia –
YouTube).
Ya en la segunda década del siglo XXI el
Eje Anglosajón, sobre todo a través de Inglaterra (esta vez con el apoyo
inestimable de Turquía), estaría detrás de las guerras entre Azerbayán y
Armenia (en 2016 y 2020), con estallidos hasta hoy mismo, en el punto sensible
de la “panza blanda” rusa en sus fronteras centroasiáticas.
Más tarde aún los intentos de golpe de
Estado en la Bielorrusia de Lukashenko y en Kazajistán, donde Rusia y la OTSC
(Organización del Tratado de Seguridad Colectiva que forma Rusia con 5
repúblicas exsoviéticas) sí intervinieron raudas (además, la OCS -Organización
de Cooperación de Shanghai- anunció a partir de entonces que no permitiría
ninguna nueva “revolución de color” en sus territorios ni territorios
limítrofes). Y es que puede decirse que EE.UU. ha convertido a toda Europa
oriental, así como a toda Asia occidental y central en un escenario de guerra
fría que se asemeja al que desplegara contra la Unión Soviética.
Pero, obviamente, la palma en esa
escalada se la lleva el golpe de Estado, este sí exitoso, en Ucrania (2014). De
nuevo las mismas tácticas, guerras de cuarta generación o “híbridas”, que
combinan el uso de la presión político-económica, los “levantamientos
populares” y el terrorismo en sus diferentes expresiones, incluida la
utilización de cuerpos armados irregulares. Se usa también la propaganda
mediática, la cibernética y la inteligencia artificial (ver, por ejemplo, «Ucrania en llamas»: Un documental de Oliver Stone
sobre el Golpe de estado del Maidán – Bing video). En adelante
Ucrania será utilizada para llevar a cabo una guerra por procuración contra el
gigante eslavo.
Todas estas agresiones contra Rusia y su
zona de seguridad hay que contemplarlas dentro de la dinámica de expansión
ofensiva de la OTAN, en una guerra planificada de larga trayectoria
(especificada incluso en sus metas finales por la Rand Corporation: Overextending and Unbalancing Russia[9]), como se
indica en el cuadro 1.
Cuadro 1
Algunas fechas clave para entender la
ofensiva de la OTAN contra Rusia
· 1990 Carta de París
Firmada por los jefes de Estado
europeos, más los de Canadá, EE.UU. y la URSS.
Parecía el Acta de defunción de la
“Guerra Fría” dado que proclamó el “fin de la división de Europa” y ligó la
seguridad de cada Estado a la de cada uno de los demás.
Con el fin de la URSS la OTAN perdía
toda razón de ser y debería haberse disuelto en ese mismo momento, aún más tras
la firma de la mencionada Carta y sus promesas. Entre ellas estaba la de no
extender la OTAN hacia los antiguos países del Este ni desplegar fuerzas suyas
allí (esta fue una de las promesas hechas en ese marco, aunque parece ser que
nunca firmadas, a cambio de que Rusia no pusiera ningún reparo a la
reunificación de Alemania y la consiguiente disolución de la DDR). Incluso muy
probablemente Gorvachov llegó a sugerir la entrada en la OTAN.
“Los líderes rusos se entregaron a la
esperanza de que, como lo expresó el presidente Putin, se crearía una economía
paneuropea desde Lisboa hasta Vladivostok. Se esperaba que Alemania, en
particular, tomara la iniciativa de invertir en Rusia para que este país
reestructurara su industria con líneas más eficientes. Rusia pagaría por esta
transferencia tecnológica suministrando gas y petróleo, además de níquel,
aluminio, titanio y paladio.” [Hudson, El Nuevo Orden de Estados Unidos y la posición de
Alemania*** – Observatorio Crisis].
· 1994 Memorándum de Budapest
En él se establece un acuerdo político
ofreciendo garantías de seguridad por parte de sus signatarios con respecto a
la adhesión de Ucrania al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
El Memorándum fue originalmente suscrito
por la Federación de Rusia, los Estados
Unidos y el Reino
Unido, debido al por entonces miedo del Eje Anglosajón a
que una Ucrania vinculada a Rusia demandara estatus de potencia nuclear.
· 1997 Acta Fundacional sobre las Relaciones
Mutuas de Cooperación entre la OTAN y Rusia
En este Acta firmada por el secretario
general de la Alianza atlántica, Javier Solana, y el ministro
ruso de Asuntos Exteriores, Yevgueni Primakov, la Alianza
añade un corolario a su compromiso, según el cual no tiene «ni razones, ni
intenciones, ni planes» de desplegar nuevas armas nucleares en Europa”, lo cual
amplia la sensación de seguridad de Rusia. A cambio, Primakov desistió de fijar
un techo máximo (del 5%) para el aumento de las fuerzas convencionales[10].
· 1997 Rusia solicita su entrada en la UE
El primer ministro ruso, Víktor
Chernomirdin, planteó el ingreso de Rusia en la Unión Europea, como objetivo al
que debe «desembocar todo nuestro trabajo».
En la sede de la Alianza se puso en
marcha el Consejo Conjunto Permanente OTAN-Rusia. Además Rusia vuelve a dejar
sobre la mesa la posibilidad de integrar la OTAN.
· 1999 Cumbre de Washington: ‘derecho a la
guerra preventiva’
Tras el “Consenso de Washington” para
establecer las nuevas reglas del juego mundial contra el Sur Global o
periferias del Sistema, tendría lugar la “Cumbre de Washington”, en la que la
potencia hegemónica comienza a evidenciar un giro en esa política de
entendimiento con la Rusia de Yeltsin derrotada y subordinada al “Occidente
Colectivo”. Ahí se acentúa y acelera también la acumulación bélica de capital.
«EE.UU. se reserva el derecho de tomar
medidas anticipatorias para defenderse, incluso aunque haya incertidumbres
sobre el lugar y el momento del ataque del enemigo. EE.UU. apoya los
movimientos e instituciones democráticos en cada nación y cultura, con el
objetivo último de acabar con la tiranía en el mundo».
Los “regímenes despóticos” a los que
había que combatir no podían ser otros que Irak, Irán, Bielorrusia, Myanmar,
Corea del Norte, Cuba, Siria y Zimbabue.
· 1999 Comienza la expansión de la OTAN hacia el
Este
Se incorpora a Chequia, Hungría y
Polonia a la OTAN, violando la Carta de París, el Tratado de Reunificación de
Alemania y hasta la propia Conferencia de Yalta.
· 1999 Destrucción de Yugoslavia
70 días de bombardeos ininterrumpidos,
en los que fueron lanzadas entre 10 y 15 toneladas de uranio empobrecido que
provocaron un desastre ambiental y la multiplicación por cinco de los casos de
enfermedades oncológicas. Esos dos meses y medio de ataques aéreos incesantes
se cobraron la vida de miles de civiles, entre ellos 88 niños, dejaron miles de
heridos y llevaron a numerosos crímenes de guerra[11]
· 1999 Compromiso de Estambul de la OSCE
La OSCE (Organización para la Seguridad
y Cooperación de Europa) es la organización de seguridad regional más grande
del mundo, con 57 Estados de Europa, Asia central y Norteamérica. Hizo entonces
la siguiente declaración:
“Declaramos nuestro firme compromiso con
un área de la OSCE libre, democrática y mejor integrada, en la que los Estados
participantes estén en paz unos con otros y en la que las personas y las
comunidades vivan en paz, prosperidad y seguridad”
Para poner en práctica ese compromiso se
acordó “adoptar una Plataforma para la Seguridad Cooperativa, con el fin de
intensificar la cooperación entre la OSCE y otras organizaciones e
instituciones internacionales, haciendo así un mejor uso de los recursos de la
comunidad internacional. – Desarrollar la función de la OSCE al servicio de la
paz, reflejando así mejor su enfoque global de la seguridad.”
· 2002 Conferencia de Praga – hito en la
historia de la expansión de la OTAN hacia el este de Europa
Abre la puerta a una Alianza de 26
miembros, con la incorporación de más países del antiguo “espacio soviético”.
Lituania, Letonia, Estonia (que hasta
hace apenas una década formaban parte de la Unión Soviética), Rumania,
Bulgaria, Eslovaquia y la república ex yugoslava de Eslovenia se incorporan en
2004 a la OTAN, en lo que supone la mayor ampliación en los 53 años de historia
de esta organización.
Albania y Croacia lo hacen en 2009.
Montenegro en 2017 y Macedonia del Norte en 2020.
· 2002 Abandono del Tratado ABM (misiles
balísticos) por parte de EE.UU.
La potencia estadounidense levanta bases
militares en Alaska, Europa del Este (Polonia y Rumanía), Japón y Corea del
Sur, envolviendo a Rusia de armas letales de destrucción masiva.
Después se negaría a firmar el Tratado
de Prohibición de Armas Nucleares y el Tratado de No Militarización del
Espacio. Tampoco se comprometería a no usar primero armas nucleares, como sí
firmó Rusia. De hecho, en su “Nueva Estrategia de Defensa Nacional” no descarta
usar armas nucleares contra amenazas no nucleares (El Pentágono no descarta usar armas nuclear contra
amenazas «no nucleares» de China y Rusia | Perfil).
· 2007 Conferencia de Seguridad de Munich (Foro
Atlantista)
Ya Putin al frente del Estado ruso
propone una Europa unida, con Rusia como parte de ella.[12]
Reitera la propuesta de Gorbachov: un
esquema de seguridad europea integrada (en donde nadie puede sentirse seguro si
algún miembro se siente amenazado). Advierte sobre la inviabilidad de pisotear
la legalidad internacional con intervenciones militares contrarias a la ONU y
de que Rusia no retrocederá más.
· 2014 Declaración de Astaná – Cumbre de la OSCE
Entre sus principales declaraciones:
* La seguridad de cada uno de los
Estados participantes está indefectiblemente vinculada a la de todos los demás.
* Todo Estado participante goza de igual
derecho a la seguridad.
* Todo Estado tiene también derecho a la
neutralidad.
* Cada Estado participante respetará los
derechos a ese respecto de los demás Estados.
* Ninguno de ellos fortalecerá su
seguridad a expensas de la seguridad de los demás Estados
* Hacia una verdadera comunidad
euroatlántica y euroasiática, con una seguridad unida e indivisible.
Traducción: si uno de sus miembros se
siente amenazado los demás no pueden sentirse seguros.
· 2014 Golpe cruento de Estado en Ucrania
Fuerzas ‘banderistas’, filonazis, se
ponen al frente y controlan los resortes de poder del país, en estrecha
colaboración con los centros de mando e inteligencia del Eje Anglosajón-rms y
la OTAN.
Entre las principales disposiciones
represivas que se adoptan bien inmediatamente o en lo sucesivo:
* Se arrincona la lengua rusa (y otras
lenguas minoritarias), exigiendo que toda la documentación se haga en ucraniano
y sólo en ucraniano, tanto en administración pública como en la empresa
privada.
* Las minorías étnicas del país son
privadas de la enseñanza en su lengua y en su historia y cultura.
* Prohibición de casi la totalidad de
los partidos políticos de la oposición. 13 en total hasta el momento: Bloque de
Oposición, Socialistas, Partido Justicia y Desarrollo, Nashi, Estado, Bloque de
Vladimir Saldo, Oposición de Izquierda, Partido Sharia, Unión de Fuerzas de
Izquierda, Plataforma de Oposición-Por la Vida, Partido Socialista Progresista
de Ucrania y Partido Socialista de Ucrania. Cualquier partido que se oponga a
las políticas filonazis y de represión del Gobierno es acusado de “prorruso” y
eliminado de la escena política.
* Persecución (y desaparición) de
comunistas (como máxima expresión de esa represión de la oposición)
* Encarcelamiento del líder del segundo
partido más votado, Víktor Medvedchuk, de Plataforma de Oposición-Por la Vida
* Se atenta contra la memoria histórica,
derribando monumentos a los liberadores del nazismo, mientras se ensalza a los
que colaboraron con él.
* Se toman medidas anti-sindicales y de
drástico deterioro del mercado laboral. Se rompe la negociación colectiva,
introduciéndose contratos individuales para las personas que trabajan en las
pequeñas y medianas empresas, y se da al empresariado ucraniano el derecho a
despedir sin motivo alguno. El mercado laboral pasa a estar regido por el
código civil (que predica la igualdad de condiciones y poder entre empleador y
empleado), como en el siglo XIX. Esto se hace, según el gobierno ucraniano,
para “des-sovietizar” la legislación laboral. Entre algunas de las perlas del
nuevo código laboral ucraniano:
- La reducción de los derechos y de
las posibilidades de defensa de los intereses de los trabajadores.
- La evasión masiva, por parte de los
empleadores, de la firma de convenios colectivos.
- La adopción de una jornada de
trabajo abusiva y no regulada, en vez de la internacionalmente reconocida
jornada de ocho horas
- La ruptura y el debilitamiento del
movimiento sindical, al separar el papel de los sindicatos en función de
su representatividad.
Puede que se trate de un adelanto de lo
que le espera al resto de Europa, ya que sus líderes alaban sin cesar al
gobierno ucraniano.
A todo ello hay que sumar el asedio
permanente a la población prorrusa del Donbass, con bombardeos que ocasionarían
hasta febrero de 2022 más de 14.000 muertes, sin que los grandes medios ni los
líderes europeos levantaran la voz en defensa de esa población ucraniana.[13]
Rusia fuerza los Acuerdos de Minsk
(Protocolo de Minsk) para intentar distender la zona y que se respete a las
gentes del Donbass y su territorio. Sin embargo, la población continuaría
sufriendo el hostigamiento del ejército ucraniano, con muertes y destrucción de
infraestructuras, fuentes de energía y viviendas.
· 2016 Cumbre de Varsovia – despliegue militar
de la OTAN en el este de Europa
Haciendo caso omiso a la Declaración de
Astaná, así como de las propuestas rusas, la OTAN despliega en Europa oriental
sistemas antimisiles, bombas nucleares avanzadas y batallones de diversos
países.
· 2017 Cumbre de Bruselas
Se establece el compromiso de aumentar
un 2% los gastos militares de los países miembros de la OTAN, mantener una
estructura militar permanente de la UE, así como que ésta se hiciese cargo de
los gastos de infraestructura de la organización del tratado del Atlántico
Norte.
También se dieron los acuerdos para una
futura incorporación de Japón, Corea del Sur y Colombia.
· 2019 Estados Unidos se retira del Tratado de
Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF) de 1989 U.S. Withdraws From Intermediate-Range Nuclear
Forces Treaty > U.S. Department of Defense > Defense Department News
· 2019 Ucrania proclama querer desligarse del
Memorandum de Budapest y hace pública su pretensión de nuclearizar la península
de Crimea
Esto constituye ya una amenaza directa a
Rusia.
Misiles nucleares desde Ucrania pueden
alcanzar Moscú en 5 minutos, sin tiempo de respuesta para activar las defensas
y el contragolpe ruso. Rusia quedaría indefensa (por eso no es una cuestión de
“pacifismo”, lo que se le pediría a Rusia en caso de no intervenir militarmente
es aceptar la propia destrucción, toda vez que, además, el resto de países
firmantes de los Acuerdos de Minsk o los obvian o incumplen sistemáticamente,
negándose también a ofrecer las garantías de seguridad que Rusia demandaba, con
una OTAN pegada a sus fronteras.
· 18 de febrero de 2022
Se intensifican los bombardeos que desde
2014 el ejército ucraniano lleva perpetrando contra la población ucraniana del
Donbass. Se disparan contra esa población 1.400 obuses durante el transcurso del día.
En los 2 días siguientes
unos 100.000 ucranianos del Donbass huyeron de la línea del frente. Se replegaron hacia el interior del Donbass o hacia
Rusia.
· 19 de febrero de 2022 Conferencia sobre la
Seguridad de la OTAN en Munich
El presidente ucraniano,
Zelenski, anuncia que quiere obtener la bomba atómica frente a Rusia.
Las cartas estaban definitivamente
echadas.
(abajo el mapa de la expansión de la
OTAN en Europa, frente a un país que había perdido la guerra, había sufrido
dócilmente la “doctrina del shock” de los organismos globales controlados por
EE.UU. y en consecuencia se había empobrecido sobremanera, había solicitado
formar parte de la UE e incluso de la OTAN. ¿Por qué esa saña, entonces, contra
Rusia?)
Ucrania no ha sido sino el cordero
sacrificado en esta Guerra Total.
[palabras del ex cónsul en Moscú, José
Zorrilla: Ucrania:
¿cómo hemos llegado a esta situación? | San Telmo Museoa – YouTube; vienen al caso
también estas declaraciones del primer secretario del PC ucraniano: Primer Secretario del PC de Ucrania en el XXII EIPCO
– Patria Roja
.
En la próxima entrega: por qué
estas batallas de la Guerra Total no son una lucha entre imperios
Notas:
[1] Dejo aquí algunas referencias al
respecto: CORONEL
BAÑOS «hay una verdadera censura en Europa, para el que vaya en contra de la
línea oficial.» – YouTube]. La Censura y la Propaganda se han utilizado para
sembrar el espacio mediático de mentiras sistemáticas y sacos enteros de ‘fake
news’. Algunos ejemplos: https://tenacarlitos.wordpress.com/2022/03/03/el-dia-en-que-el-periodismo-europeo-decidio-acabar-con-la-libertad-de-expresion-obedeciendo-una-orden-de-corte-neonazi/. Esta Gran
Censura es fuente de seria preocupación en casi todo el resto del mundo, que
mira cada vez con más recelo los famosos derechos de los que hacen gala los
europeos (¿Ha renunciado
Occidente a la libertad de expresión?, por Thierry
Meyssan (voltairenet.org); https://observatoriodetrabajadores.wordpress.com/2022/11/21/la-responsabilidad-periodistica-se-desvanece-al-informar-sobre-los-paises-objetivo-de-ee-uu-caitlin-johnstone/; https://actualidad.rt.com/actualidad/422498-periodistas-peru-rechazo-censura-medios-rusos). Interesante
también este programa: Propaganda occidental: el arte de mentir | Diario
Octubre (diario-octubre.com)
[2] Adueñándose de buena parte de los
ámbitos intelectuales y académicos, donde hace incluso de la teoría crítica
también un elemento anticomunista (ver Gabriel Rockhill, https://canarias-semanal.org/art/33563/gabriel-rockhill-la-industria-de-la-teoria-global-capitalista-al-descubierto-video).
[3] Sin embargo, ese mismo abuso a
cuenta del poder mundial de su moneda puede estar trazando el principio del fin
de su importancia, dado que impele a cada vez más países a buscar vías
alternativas al dólar, prccisamente para librarse de sus imposiciones y
consecuentes sanciones en caso de cualquier incumplimiento o “desobediencia” (https://vk.com/wall-211725988_12362).
“La hegemonía del dólar se ha ido
erosionando desde hace un par de décadas, principalmente debido al aumento del
comercio a escala regional y como respuesta de los países que quieren escapar
del dominio de la moneda estadounidense. Entre 1999 y 2021, las reservas en
dólares de los bancos centrales cayeron del 71% al 59%. Además, hoy en día el
dólar representa el 40% de las transacciones internacionales, el euro el 35%,
la libra el 6% y el yuan el 3% […] A estas alturas de la historia, la economía
estadounidense tiene un carácter fuertemente parasitario. Incluso más que en la
época de la hegemonía británica. El imperialismo británico podía contar con los
recursos extraídos de las colonias, en particular de la India, de las que el
excedente comercial fluía hacia el centro financiero de Londres. Sin embargo,
la libra se basaba en algo tangible, el oro. Hoy en día, el dólar no tiene nada
tangible y real detrás, aparte del ejército estadounidense” (Doménico
Moro: https://www.lahaine.org/mundo.php/el-capital-en-el-siglo).
Esto contribuye sobremanera a hacer de la Guerra un
recurso último, permanente y cada vez más rayano con lo desesperado, para
EE.UU.
[4] De nuevo, la persecución,
encarcelamiento o eliminación de quienes intentan desafiar los dictados
extraterritoriales de EE.UU. es el precio a pagar, como el diplomático
colombiano-venezolano, Alex Saab, ejemplifica (detenido en Cavo Verde a
instancias de la potencia imperial y encarcelado en USA por “violar” su asedio
económico contra Venezuela -destrozando todos los acuerdos sobre inmunidad
diplomática que sostienen el orden mundial-).
[5] Cuando esas “revoluciones de
colores” no se consuman, en su defecto se desata la desestabilización
sistemática de los países atañidos y la extenuación de sus sociedades.
Concreciones de ello tenemos, además de las mencionadas aquí o que referiremos
más abajo, en Cuba (ejemplo histórico por excelencia), Venezuela, Honduras, Nicaragua,
Bolivia, Nigeria, Burkina Faso, Siria, Irán, Hong Kong… Habría que señalar,
además, la partición de Sudán y la que se está intentando ultimar con Etiopía y
Congo, como más destacadas.
[6] Zbigniew Brzezinski, conocido
estratega estadounidense, propuso en su momento desmembrar Rusia en al menos
cuatro Estados, con una república de Extremo Oriente, otra siberiana, una Rusia
europea y una confederación caucásica. Este es, en general, uno de los mayores
peligros de la estrategia anglosajona-rms a escala planetaria: la persecución
de la división de países díscolos para convertirlos en pedazos manejables e
inviables por sí mismos.
[7] Desde 1700 que domina el Sistema
Mundial capitalista, la obsesión del Eje Anglosajón ha sido controlar el centro
o el “corazón” del mundo, la principal masa de tierra, población y recursos del
planeta: Eurasia. Es famosa la frase que se atribuye al que está reputado de
ser el primer estratega moderno, Harold Mackinder: “Quien rija el Este de
Europa comandará el Heartland. Quien rija en el Heartland comandará la Isla del
Mundo. Quien rija en la Isla del Mundo comandará el Mundo”. La “Isla del Mundo”
no es otra que Eurasia y su corazón coincide en buena medida con la masa de
tierra rusa.
[8] Este territorio fue anexado al Imperio
ruso. Posteriormente, Osetia del Sur quedó bajo el
tutelaje de la Georgia soviética, con el nombre de Óblast Autónomo de Osetia del Sur. Durante
el colapso de la URSS, Georgia proclamó
su independencia de la actual Federación Rusa el 9 de abril de 1991 y se
convirtió en un Estado independiente, reclamando como parte de sus territorios
a Osetia y Abjasia. La inclusión
de los mismos supuso el estallido de las tensiones, pues ni Osetia ni Abjasia querían
formar parte de Georgia.
[9] Entre los objetivos sintetizadores
del informe, puede leerse: “aislar a Rusia en el escenario internacional,
alentar protestas internas, utilizar sanciones económicas para lograr que
Europa reduzca la importación de gas ruso y lo reemplace con gas licuado
estadounidense. Y finalmente, armar a Ucrania para explotar la mayor
vulnerabilidad externa de Rusia.” Clarificador también atender a la Nueva
Estrategia de Seguridad Nacional recién formulada por EE.UU.: «Superar a China
y restringir a Rusia»: https://actualidad.rt.com/actualidad/444591-eeuu-presenta-estrategia-seguridad-nacional. “La era de la
postguerra fría ha concluido definitivamente y está en marcha una competición
entre las principales potencias para dar forma a lo que vendrá a continuación”,
anuncia Biden en la introducción al documento. Y sigue: “China es el único
competidor con intención de redefinir el orden internacional que dispone de las
capacidades para hacerlo”. Aquí Taiwán (¿y toda el área del Pacífico?) parece
estar llamada a ocupar el papel de Ucrania.
Adjunto dos interesantes enlaces sobre
lo que se urde mediante la guerra por procuración en Ucrania y las nuevas
alianzas en el Pacífico-Índico contra China: El
Nuevo Orden Mundial que se pretende crear manipulando la guerra en Ucrania (video), por Thierry
Meyssan (voltairenet.org); Algunas reflexiones en torno a la crisis en Ucrania
(observatoriocrisis.com).
[10] «Es una gran victoria para la razón
y para la comunidad mundial», dijo Primakov. «La razón ha prevalecido, el
camino para firmar en París está desbrozado», apoyó Solana, que reconoció a su
interlocutor «la misma firmeza en la defensa de los intereses de su país que yo
he puesto en la de los intereses de la OTAN». En la sede de la OTAN, en
Bruselas, los 16 embajadores recibieron el texto con entusiasmo. EE.UU.,
Francia, el Reino Unido, Italia y España lo asumieron en declaraciones
públicas.
[11] Nunca las potencias centrales
perdonaron a este país su soberanía, su proyecto social y de desarrollo
autónomo durante la Guerra Fría, como tampoco su rechazo a la expansión de la
OTAN hacia el Este (y menos aún a formar parte de ella). Tras la agresión,
Yugoslavia tiene hoy todavía el sector industrial destruido, las cadenas económicas
rotas, muchos puestos de trabajo perdidos, con una migración laboral masiva de
jóvenes, una existencia a expensas de las inversiones extranjeras, la
importación desaforada, años de crecimiento negativo del PIB y sueños poco
realistas de volver al nivel de desarrollo económico de los años 80. A más
de 20 años de los
bombardeos, no hay datos oficiales exactos sobre los daños
causados (pueden sobrepasar los 100.000 millones de $), pero las consecuencias
indirectas son mucho peores. La salud de los ciudadanos se ha visto socavada,
se han producido daños irreparables al hábitat y se ha dado una gran pérdida de
su fuerza productiva (https://mundo.sputniknews.com/europa/201906081087552607-bombardeos-de-yugoslavia-la-destruccion-del-pais-a-escala-industrial/).
[12] “En 2001, mientras los americanos
se deshacían de algunos de los acuerdos de desarme más importantes de la guerra
fría (por ejemplo el acuerdo antimisiles, ABM) y descafeinaban otros, y
mientras tras la caída de Milosevic en una de esas revoluciones de colores
el Washington Post editorializaba anunciando que la siguiente
jugada sería en Bielorrusia y Ucrania, Putin propuso su colaboración a Bush en
el esfuerzo ‘antiterrorista’ posterior al 11-S. Cedió acceso a Afganistán por
la puerta trasera de Asia Central ex soviética y cooperó en logística e
inteligencia todo lo que pudo. Todo eso no sirvió para nada.”
En 2009 el presidente Dmitri Medvedev
propuso celebrar en Berlín “una cumbre paneuropea, abierta a Estados Unidos”
(fijémonos en el detalle) para “preparar un acuerdo sobre seguridad europea
jurídicamente vinculante” que ponga fin a las actuales tensiones. En lugar de
globalizar la OTAN, usurpando el papel de la ONU, Europa debe recrear la
Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (aquella OSCE de la Carta de
París de 1990).” Reventando el polvorín ucraniano – Rafael Poch de
Feliu
[13] Ninguna de estas terribles medidas
y acciones parece haber inquietado a las izquierdas integradas (por lo general
institucionalizadas, incluyendo por activa o por pasiva buena parte de los PC)
europeas, en su apoyo “incondicional” al régimen de Zelenski y sus nazis (con
sus promotores anglosajones-sionistas), a quien aplauden en los distintos
Parlamentos europeos. Para colmo de aberraciones, el propio Parlamento de la UE
concede al presidente ucraniano el premio a la “libertad de conciencia” (claro,
que viniendo precedido del nombre de “Sájarov” igual lo podemos entender mejor).
Bueno, ese “colmo” parece no llenarse nunca, porque acabando estas páginas el
Parlamento europeo declara a Rusia “país promotor del terrorismo” (justo al
único que ha luchado en distintos frentes en Asia y África contra los
yihadistas del Eje Anglosajón-rms y la OTAN), más allá de la incongruencia de
mantener con él relaciones diplomáticas. El cierre hacia una reescritura de la
historia de corte reaccionario-autoritario, como acompañante del proceso de
cierre democrático anejo al tanatocapitalismo, va a toda velocidad
en Europa (¿cómo habrían llamado a la URSS ahora esos ínclitos parlamentarios:
“país promotor del comunismo”? Sin duda). Con una UE cada vez más
indistinguible de la OTAN, más empotrada subordinadamente en ella.
3ª Parte
5. Por qué estas batallas de la Guerra
Total no son una lucha entre imperios
Rusia está intentado frenar la
desestabilización de sus fronteras y en sus
fronteras, causada por la OTAN,[1] y busca marcar su posición en el mundo como
potencia soberana a respetar. Entre otras muchas opciones, promoviendo el
proyecto multipolar frente a la dominación unilateral norteamericana, en
estrecha unión con China para el desarrollo, entre otras variadas opciones, de
la Ruta de la Seda.
Pero, en contra de tanta obstinación por
parte de los centros de inteligencia de la OTAN de presentar a esta formación
socioestatal como un imperio más, y a su pugna con la OTAN como una “lucha
entre imperios”, consignas que siguen tan acrítica como absurdamente buena
parte de las izquierdas integradas europeas [la mayoría de ellas financiadas,
infiltradas o cooptadas para ello (ver al respecto, por ejemplo, Michael Hudson: «La guerra es contra Europa y
Alemania» | Burbuja.info; pero especialmente de interés es la entrevista a
Frances Stonors: «LA CIA Y A LA GUERRA FRÍA CULTURAL» [1999]»
Entrevista a la Autora:Frances Stonors Saunders – Bing video, así como la
conferencia de Gabriel Rockhill, Gabriel Rockhill, “Critical and Revolutionary
Theory» – YouTube); además: Slavoj Žižek y la izquierda como defensores del
capitalismo de guerra OTAN-Occidente | Geopolitica.RU (geopolitika.ru)], -sobre todo
agresivas las provenientes del mundo del trotskismo, el anarquismo, el
“verdismo” y las del ámbito “post” o neosocialdemócrata-[2], Rusia está lejos
de poder ser calificada como “imperialista”. Veamos algunas razones[3].
Rusia viene de una URSS disuelta y
vencida en una guerra que duró unos 45 años tras la ya previa agresión masiva
contra la URSS desatada como 2ª Guerra Mundial. Brutalmente empobrecida y
condenada a una reprimarización (a exportar de nuevo sus recursos básicos y la
producción del sector primario), con una altísima destrucción del tejido
productivo y de los pilares sociales[4].
En la actualidad, y a pesar de su
proceso de re-soberanización, no forma parte del grupo económico dominante del
capitalismo mundial. No tiene apenas importancia dentro del mundo financiero.
En la década pasada contaba con una sola entidad entre los principales 50
bancos del mundo (en términos de activos) y sólo dos entre los 100 mayores.
Arrastra, además, un bajísimo desarrollo
del circuito crediticio interno. Al contrario de lo que ocurre con las
potencias imperiales, Rusia ha venido sufriendo una permanente fuga de divisas
(la primera formación socioestatal del mundo en fuga de divisas, acometida por
la nueva oligarquía que EE.UU.-OTAN propiciaron en el país y cuyos fondos están
centrados en inversiones inmobiliarias o paraísos fiscales, además de
especulación financiera global: nada que ver con inversiones de corte
“imperialista”). A continuación, algunos datos de Katz:
“La economía rusa tampoco es influyente
en la exportación de capitales. En este plano se ubica apenas por encima de
Finlandia y por debajo de Noruega.
Esa reducida incidencia es coherente con
la baja gravitación de sus exportaciones de mercancías. En 2017 el país ocupó
el puesto 17 en el volumen de las ventas mundiales, detrás de varias economías
que nadie situaría en el club de los imperios (México, Emiratos Árabes Unidos,
Singapur).
El petróleo y el gas representan el
grueso de los productos comercializados en el exterior, que están integrados en
un 82% por materias primas. Este perfil primarizado no se amolda con el retrato
de una economía imperialista.
El país cuenta con un PIB inferior a la
mitad del prevaleciente en Estados Unidos y la productividad de su mano de obra
se ubica también en la mitad de la media europea. La producción manufacturera
no dista de India, Taiwán, México o Brasil y suele lidiar con serios escollos
para ascender a un escalón superior de la división global del trabajo.”
Fijémonos en lo que nos dice otro
solvente autor sobre el tema:
“El papel de Rusia en ‘la formación de
asociaciones capitalistas monopolistas internacionales que se reparten el mundo
entre ellas’ puede medirse por la posición de las corporaciones del país entre
las 2000 corporaciones internacionales más importantes.
Forbes hizo una lista de las 2000
empresas más importantes del mundo basándose en las ventas totales, los
beneficios, los activos y el valor de mercado. De las 10 primeras empresas, 5
son chinas y 5 estadounidenses. China alberga 291 empresas del Global 2000
(frente a sólo 43 en 2003). Estados Unidos está a la cabeza con 560. Canadá
tiene 50, Australia 39, India 58.
Rusia sólo tiene 4 entre las 100
primeras, en los puestos 43, 47, 73 y 98. Sólo tiene 6 entre las 500 primeras y
25 entre las 2000 primeras.
Su cuota empresarial total muestra una
ligera tendencia descendente, no ascendente: en el periodo 2008-2013, entre 29
y 30 empresas rusas entraron en la lista Global 2000. Las 2000 empresas de esta
lista representan 39,1 billones de dólares en ventas, 3,2 billones en
beneficios, 189 billones en activos y 56,8 billones en valor de mercado. Las
ventas de las 252 empresas rusas ascienden a 568.000 millones de dólares,
apenas un 1,45% del total. Sus activos colectivos ascienden a 1.757.300
millones de dólares, lo que supone algo menos del 1% del total. Entre los
monopolios internacionales, Rusia es un actor muy minoritario.” [Stansfield
Smith, EsRusiaImperialista.pdf (lahaine.org) (recomiendo
su lectura completa)].
Si nos vamos al gasto militar, las
razones sobre su condición imperial tampoco se sostienen.
Reconocido oficialmente (los gastos
militares siempre son mayores de los que se admiten en las cuentas del PIB),
EEUU representaba en 2019 un 38% del gasto militar total, con 732.000
millones de dólares (más de 800.000 en 2021 y superará el billón en 2027: dos
terceras partes del dinero público de Estados Unidos pasa por los bolsillos de
los militares –El presupuesto del Pentágono superará el billón de
dólares dentro de 5 años – mpr21). Por su parte, el conjunto de la UE gastó en 2020,
198.000 millones de euros. Es decir, entre ambas entidades políticas sumaron
cerca de 1 billón de dólares. Teniendo en cuenta que el gasto militar total en
2019 fue de 1,91 billones de dólares, quiere decir que entre las dos reúnen
casi el 50% del gasto militar mundial [El gasto de los países de la OTAN en defensa,
estadísticas, datos y gráficos (epdata.es)].
Si terminamos de incluir ahí al conjunto
de la OTAN, en 2021 el total del gasto militar de los 30 países que integran la
OTAN ascendió a 1.048.511 millones de dólares constantes de 2015, y representa
un incremento del 2,11 % respecto a 2020. Presupuesto que financia a
3.317.000 militares que integran los ejércitos de los países OTAN (120.000 son
los efectivos que corresponden a España) [El gasto en Defensa de los países OTAN – Noticias
Defensa Opinión]. Es decir, la OTAN da cuenta de alrededor del 56%
del gasto militar mundial.
Frente a toda esa monstruosa suma
armamentista, Rusiadestinó 65.000 millones de dólares a defensa, lo que
representa alrededor del 3% del gasto mundial. El 3% contra el 56%. Mala
situación para ser “imperialista” [Lista de países por gastos militares – List of
countries by military expenditures – abcdef.wiki; Rusia – Gasto público Defensa 2020 | Datosmacro.com
(expansion.com); Rusia: gasto militar | Statista].
Eso sí, sus necesidades de defensa ante
el acoso occidental obligan a Rusia a emplear en gasto militar en torno al 3,9
por ciento de su PIB, lo que proporcionalmente es muy alto, impidiendo que más
parte de esa suma sea destinada a fines productivos o sociales (proceso
recurrente que está detrás de las agresiones del Eje Anglosajón más la red
mundial sionista (rms) para obligar a los países, como ya se hizo con la URSS y
como se viene haciendo desde más de medio siglo con Cuba y Corea del Norte, a
gastar más de lo que sería “económicamente sano” al esfuerzo militar)[5].
En cuanto a la activación de
organizaciones defensivas regionales, como la Comunidad de Estados
Independientes (CEI), la Unión Económica Euroasiática (UEEA) y la Organización
del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), lejos de indicar una expansión imperial
rusa, viene urgida por los mortíferos intentos de desestabilización que el Eje
Anglosajón-rms ha acentuado en las dos últimas décadas -como acabamos de ver en
el apartado anterior-, ya sea en territorios de exrepúblicas soviéticas, en la
más estrecha zona de seguridad rusa, junto a sus mismas fronteras, o incluso en
el propio interior de Rusia.
Otro test todavía digno de tomar en
cuenta, para que una formación socioestatal pueda ser considerada imperialista,
como sostiene Smith siguiendo a Lenin, es que debe cumplir con los siguientes
cinco criterios, o al menos con alguno de ellos añadiría yo a las izquierdas
europeas (pero Rusia no cumple ninguno):
- la concentración de la producción y
del capital se ha desarrollado a un nivel tan alto que ha creado monopolios
que juegan un papel decisivo en la vida económica [¿dónde están los
monopolios rusos dominando nuestras vidas hoy?];
- la fusión del capital bancario con
el capital industrial y la creación, sobre la base de este ‘capital
financiero’, de una oligarquía financiera [los capitalistas más ricos
de Rusia están involucrados predominantemente en la industria, no en las
finanzas; solo uno de los 100 principales bancos del mundo es ruso,
el estatal Sberbank];
- la exportación de capital a
diferencia de la exportación de mercancías adquiere una importancia
excepcional [Las mayores exportaciones de Rusia son materias primas, no
capital; ¿Dónde están los fideicomisos y monopolios de capital
financiero ruso que explotan el trabajo del mundo y repatrían su riqueza a
Rusia?];
- la formación de asociaciones
capitalistas monopolistas internacionales que se reparten el mundo entre
sí [esos cárteles, por supuesto, existen, pero no incluyen a los
monopolios rusos];
- Se completa la división territorial
de todo el mundo entre las mayores potencias capitalistas. [tal
división efectivamente ha tenido lugar, pero Rusia no fue parte de la
división y no recoge el botín de la dominación imperialista y la
guerra; de hecho, su principal delito es salir en defensa de los que
luchan contra el ataque imperialista (Siria, el este de Ucrania) y tratar
de mantener su propio territorio libre de dominación y superexplotación
imperialistas][6]. ¿Quién se beneficia al etiquetar
falsamente a Rusia como ‘imperialista’? – La otra Andalucía
(laotraandalucia.org)
El caso de China, que examinaré con más
detenimiento en un próximo escrito[7], es mucho más singular. Aquí estamos ante
el segundo gasto armamentístico del mundo (unos 293.000 millones de $, frente a
más de 800.000 de EE.UU., al finalizar 2021), pero a diferencia del Occidente
Colectivo, China no tiene ninguna expansión militar y cuenta sólo con una base
militar externa (“contra la piratería” en el estratégico paso del índico por el
cuerno de África, en Djibuti). Es decir, que su ejército es clara y palmariamente
defensivo (frente al hostigamiento y la envoltura de bases estadounidenses que
padece). En cuanto a sus empresas, es cierto que se benefician del juego
capitalista de explotación del trabajo en unos y otros lugares, pero no forman
parte del entramado de dominación económica-financiera que hoy rige el Sistema.
Como no podemos extendernos aquí en este
punto, voy a proporcionar sólo dos citas para la comprensión de por qué esta
formación socioestatal está alejada de tener una política imperial. De nuevo
Katz [Página Oficial de Claudio Katz » China: Tan distante
de imperialismo como del Sur Global (lahaine.org)]:
“La preeminencia de los monopolios en su
territorio sólo confirma la incidencia habitual de esos conglomerados en
cualquier país. Lo mismo ocurre con la influencia de los capitales financieros,
que gravitan menos que en otras economías de gran porte. A diferencia de sus
competidores, el gigante asiático escaló posiciones en la globalización
prescindiendo de la financiarización neoliberal. No mantiene, además, ninguna
semejanza con el modelo bancario alemán de principio del siglo XX que estudió
Lenin. (…)
China es un imperio en formación tan
sólo en términos potenciales. Gestiona el segundo producto bruto del planeta,
es el primer fabricante de bienes industriales y recibe el mayor volumen de
fondos del mundo. Pero esa gravitación económica no tiene correlato equivalente
en la esfera geopolítico-militar que define el status imperial.
En China convive la ausencia de
subordinación a otra potencia, con una gran cautela en la injerencia sobre
otros países. No se verifica la dependencia, ni el imperialismo.
La caracterización de China como una
potencia que completó su maduración capitalista -sin poder saltar al escalón
siguiente de desarrollo imperial- supone que el primer curso no brinda soportes
suficientes, para consumar avances hacia la dominación mundial.”
Sobre lo dicho en los dos últimos
párrafos, veamos esta otra constatación expresada por Elbaum:
“La Estrategia para la Asociación
Económica, conocida como BRICS 2025, se propone como una plataforma para la
conformación de un escenario multipolar capaz de respetar las particularidades
nacionales y las soberanías. El programa, que fue recalcado por Xi Jinping en
la inauguración de la Cumbre, consta de tres ejes centrales: la seguridad
concertada, el desarrollo global sostenible y el comercio justo sin
proscripciones ni sanciones.
Respecto a la primera dimensión, se
propone instaurar un concepto de seguridad común, integral, cooperativa y
sostenible que respete la integridad y autonomía territorial de todos los
países. El proyecto, que se titula Iniciativa para la Seguridad Global (ISG),
pretende establecer modelos multilaterales de negociación, ajenos a la lógica
vertical impuesta por el G7, y refiere a la solución de conflictos –entre ellos
el de Ucrania– en los que ningún país puede garantizar su seguridad a costa de
una tercera entidad nacional soberana. Ese ha sido el designio de Kiev:
insistir en el emplazamiento de aparatología bélica en la frontera con Rusia
financiada por Washington y la OTAN.
El segundo eje remite a un desarrollo
global sostenible y está basado en la exitosa experiencia china de crecimiento
e inclusión. Propone reforzar la coordinación de las políticas macroeconómicas
con la ayuda del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) y el aporte de los Acuerdos de
Reserva de Contingencia (ARC). El ARC buscará garantizar un esquema de
protección financiera mundial para contener la volatilidad de los mercados ante
la retirada de inversiones, fuga de capitales o ataques especulativos sobre
monedas nacionales. Por su parte, el NDB buscará paliar los déficits de
infraestructura. Su esquema para los próximos cuatro años contempla la
asistencia financiera para los países miembros por un total de 30.000 millones
de dólares, o su equivalente en una potencial canasta de monedas de los países
miembros.
La tercera dimensión es la del comercio,
orientada a superar los esquemas de discriminación basados en sanciones
unilaterales y consideraciones político-ideológicas. ‘Los hechos han demostrado
una y otra vez –señaló Xi Jinping durante la Inauguración del Foro Empresarial
de los BRICS el último 22 de junio– que las sanciones no son más que bumeranes
y espadas de doble filo. Los que politicen, instrumentalicen y armamenticen la
economía mundial, e impongan a su antojo sanciones valiéndose de su posición
predominante en los sistemas financiero y monetario internacionales, sólo
terminarán perjudicando los intereses propios y los de los demás, y harán
sufrir a todos’.
El cuarto eje se relaciona con la
institucionalización y la expansión del bloque que incluye la incorporación de
nuevos Estados, mediante una hoja de ruta aprobada durante la conferencia, y la
configuración de áreas de cooperación en ciencia, tecnología, innovación
productiva y problemáticas ligadas al medio ambiente.”
BRICS, G7 y OTAN como expresiones de la
reconfiguración geopolítica global (observatoriocrisis.com)
El respeto entre países, sin
imposiciones políticas, ni financieras, sin extorsiones económicas, en
dinámicas de ganar-ganar, es lo que ha caracterizado hasta ahora a la
internacionalización china[8]. Rasgos antitéticos con la globalización
unilateral anglosajona. Razón de más para que se presente como el enemigo
sistémico a batir.
Hoy por hoy EE.UU. sigue siendo todavía
el único país que puede emprender una ofensiva bélica en varios puntos del
mundo a la vez, y en cualquier lugar del mundo, por la disponibilidad de
efectivos para actuar, el poderío de sus armas, la capacidad logística o la
geografía militarizada que acompaña a su liderazgo mundial y su domino
financiero-monetario, económico-tecnológico y comercial, con pleno control de
las instituciones de gestión del orden global (que Washington utiliza,
sin contrapesos, para imponer la privatización de la infraestructura mundial,
controlar la tecnología, el petróleo, el gas, los alimentos, los minerales, los
recursos básicos y un largo etc.), y porque tiene más de 173.000 tropas en todo
el planeta desplegadas en 254 bases e instalaciones militares (según informe
del Conflict
Management and Peace Science Journal; ver también Secret Wars: El ejército de
EEUU interviene directamente sin Autorización en más de 77 países – Responsible
Statecraft • (kaosenlared.net); y por supuesto, el libro de Daniele
Ganser, Los ejércitos secretos de la OTAN. El Viejo Topo.
Barcelona, 2010). No hay “imperio” que pueda surgir bajo este Imperio
Mundial (más allá de una condición subimperial subordinada al
hegemón), no hay lugar para más “imperios” mientras él exista.
6. El fin del orden mundial del siglo XX
“Tan pronto como desapareció la URSS, el
Occidente colectivo abandonó sin contemplaciones la pretensión de que no
intervendría en los asuntos de otras naciones. Se embarcó en su agresivo
programa de expansión de la OTAN. Intervino militarmente en Yugoslavia, Irak,
Afganistán, Libia, Haití, Siria y convirtió las sanciones económicas en armas políticas
y a las agencias internacionales en instrumentos de su poder; haciendo del
cambio de régimen un objetivo explícito y público.” (Alan Freeman: Dicho al oído de Putin: el capital actúa
globalmente, los pueblos del mundo también deben actuar unidos a nivel mundial
– Observatorio Crisis).
Hoy, en su creciente delirio unilateral,
EE.UU. emprende también un trabajo de demolición sistemática de las
instituciones internacionales, del sistema de relaciones y compromisos
multilaterales, de desconocimiento y hasta el repudio de las decisiones de
Naciones Unidas (y de su Consejo de Seguridad) que constituyen la legalidad
internacional. En un proceso lento pero seguro de desconstrucción del derecho
internacional y de la propia ONU, del conjunto del entramado mundial que el
mismo hegemón moldeó en su fase ascendente [la ONU, el FMI, el BM, la UNESCO,
el G7, el G20, la OMC, el Foro de Davos, etc., están todavía bajo su control,
con sedes repartidas por el Occidente Colectivo] y que ya le incomoda en la
actual fase degenerativa, de acumulación militarizada y reestructuración de la
dominación mundial (ver cuadro 2).
______________________________________
Cuadro 2
Convenciones, Protocolos y Acuerdos no
firmados por EE.UU. o firmados pero no ratificados (listas no exhaustivas)
No firmados
Convenio para la Represión de la Trata
de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena;
Protocolo de Kyoto;
Convención sobre la Prohibición del
Empleo, Almacenamiento, Producción y Transferencia de Minas Antipersonal y
sobre su Destrucción (Tratado de Ottawa);
Segundo Protocolo Facultativo del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, destinado a abolir la Pena de
Muerte;
Convención Internacional sobre la
Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid;
Pacto Mundial para la Migración, de
Marrakech;
Convención de las Naciones Unidas sobre
el Derecho del Mar;
Resoluciones condenatorias de la
violencia neofascista en Europa (sólo EE.UU. y, sospechosamente, Israel y
Ucrania, se niegan sistemáticamente a suscribir esas condenas);
Convención sobre la imprescriptibilidad
de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad;
Convención Internacional contra el
reclutamiento militar, la utilización, la financiación y el entrenamiento de
mercenarios…
Pactos firmados por EE.UU. pero no
ratificados (por lo que se exime a sí mismo de su cumplimiento)
Convención sobre la eliminación de todas
las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) (sólo Santo Tomé y
Príncipe y Afganistán tampoco lo ratifican);
Convención sobre los Derechos del Niño
(sólo EE.UU. y Somalia no lo han ratificado);
Protocolo facultativo de la Convención
sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los
conflictos armados;
Protocolo facultativo de la Convención
sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución
infantil y la utilización de niños en la pornografía;
Convenio de Estocolmo sobre
Contaminantes Orgánicos Persistentes;
Convenio de Basilea sobre el control de
los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación;
Convenio sobre la diversidad biológica;
Tratado de prohibición completa de todos
los ensayos nucleares;
Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales;
Convenio relativo a la libertad sindical
y a la protección del derecho de sindicación;
Convenio sobre el derecho de sindicación
y de negociación colectiva;
Convenio sobre la edad mínima de
admisión al empleo;
Convención de Viena sobre el Derecho de
los Tratados;
Convención de las Naciones Unidas contra
la Delincuencia Organizada Transnacional…
Por si todo esto fuera poco, sólo desde
2017 hasta el final del mandato de Trump en enero de 2021, EE.UU. ha desmontado
diferentes pactos o espera romperlos. El 1 de junio de 2017, anunció la
retirada de su país del acuerdo climático de París, firmado en 2016.
El 23 de enero de 2017 se retiró del
Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en
inglés); un pacto suscrito en febrero de 2016 por 12 países que, juntos,
representan el 40 % de la economía mundial y casi un tercio de todo el flujo
del comercio internacional.
EE.UU. también ha salido del Pacto
Mundial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Migración y
Refugiados, así como de la Organización de Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (Unesco).
También ha modificado unilateralmente el
Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), un
acuerdo comercial entre este país, Canadá y México. Y aun así, impone aranceles
a las importaciones mexicanas.
27 años antes, en 1994, el entonces
presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, firmó un acuerdo con Corea del
Norte para desmantelar el programa nuclear de este país asiático. Casi una
década más tarde, al cambiar el mandato, el presidente George W. Bush, calificó
a Pyongyang de “eje de mal” y preparó el terreno para romper el acuerdo.
Después de eso ha tenido lugar la
profundización del desconocimiento y hasta el repudio norteamericano de las
decisiones de Naciones Unidas (y del Consejo de Seguridad) que constituyen la
legalidad internacional.
En un proceso lento pero seguro de
desconstrucción del derecho internacional y de la propia ONU, EE.UU. reconoció
a Jerusalén como capital de Israel (otro país que se jacta de no cumplir
resolución alguna de la ONU).
Seguidamente, anunció que se retiraba
del Plan Integral de Acción Conjunta firmado con Irán, así como también del
Tratado sobre armas nucleares con Rusia.
Además, el 25 de marzo de 2019,
Estados Unidos reconoció la “soberanía” de Israel sobre el Golán ocupado, lo cual equivale a aceptar la adquisición de territorios mediante la guerra.
Todo indica que últimamente no se
detiene ni ante la manifiesta violación sin tapujos de embajadas, como la
norcoreana en Madrid o la de Venezuela en Washington.
Un trabajo, en suma, como se indicaba
más arriba, de demolición sistemática de las instituciones internacionales, del
sistema de relaciones y compromisos multilaterales.
_______________________________________
A través de los pasos geopolíticos que
va dando el hegemón en decadencia puede apreciarse, en cualquier caso, que el
mundo que salió de la Guerra Fría llega a su fin. Muere definitivamente el
largo siglo XX, y con él muchas de sus certezas. La excepcionalidad de Israel,
la alianza energético-militar de EE.UU. y Arabia Saudita, la singularidad de
Corea del Norte, la subordinación continental de “NuestraAmérica” a EE.UU.,
pueden estar viendo el principio de su fin tal como se han manifestado hasta
hoy. Por el contrario, junto con la subordinación y marginalización de Europa,
la apertura de los mares del Pacífico en torno a China, el surgimiento de una
nueva África interconectada y el nacimiento de nuevas instituciones económicas
y políticas internacionales[9], pueden comenzar a tener visos de verosimilitud.
El nuevo mundo multipolar que comienza a construirse (OCS, Nueva Ruta de la
Seda, OTSC, Unión Económica Euroasiática…), bien podrá en breve empezar a
levantar también nuevas instituciones mundiales y cuanto menos reformar
democráticamente la ONU (no lo que entiende el Occidente Colectivo que es
“democratizarla”, expulsando a Rusia –y quizás a China- de la permanencia en el
consejo de seguridad, para así quedarse ellos solos o con algunos países
satélites en torno suyo).
A todo ello intenta EE.UU. oponerle
diversos Bloques de Poder Regionales Tutelados para aparentar
multipolaridad[10], así como la ya mencionada estrategia de Guerra Total
permanente, “guerra sin fin”, en la que parece dispuesto incluso a la opción
nuclear[11] (mientras que la UE ha pasado a ser algo entre oficina
administrativa de la OTAN y su agencia de mensajería).
Entramos, pues, en una nueva era de
inestabilidad, incertidumbre y riesgo sistémico, de pugna sin tregua por
mantener el dominio mundial unipolar, que conlleva la posibilidad de seguir
apropiándose de unos recursos cada vez más escasos; de tensión bélica
generalizada y de destrucción de sociedades y franco peligro de todo el hábitat
planetario; pero también de apertura a otro mundo posible a partir del
desmoronamiento económico o de la ya no tan inalcanzable superación del
capitalismo y el consiguiente derrumbe de todo su orden mundial; del fin de la
globalización unipolar anglosajona, que viene a significar también la desoccidentalización
del mundo. De momento, ya lo estamos viendo, el fin de la era
neoliberal viene acompañado del ocaso del orden político que la
precedió: la democracia liberal. El capitalismo actual va despojándose de sus
adornos reformistas y ha entrado ya en una fase abiertamente postdemocrática.
No podrá haber una contratendencia de
esta guerra sin fin “hasta que se establezca una alternativa al conjunto de
instituciones internacionales centradas en el poder de Estados Unidos” (Michael
Hudson, El Nuevo Orden de Estados Unidos y la posición de
Alemania*** – Observatorio Crisis).
El mundo entero está pendiente, por ello
mismo, del pulso que se juega en Ucrania y, en general, entre el Occidente
Colectivo (con el Eje Anglosajón-rms al mando de su brazo armado de la OTAN) y
la dupla chino-rusa que lidera el proyecto de Eurasia como embrión de un nuevo
mundo en gestación, al que cada vez se acercan más formaciones socioestatales
del Oriente y el Sur Globales. Porque este conflicto se extiende al planeta
entero[12], marcando la línea de fractura entre dos épocas y el probable final
de una era dominada por el Occidente Colectivo, una dominación que tras la
caída de la URSS dio paso a un mundo unipolar de imposición y salvajización
social en buena parte del planeta.
Todo parece indicar que esta guerra es
la antesala de una gran transición civilizatoria[13].
En ese cauce de vorágine, de esta
corriente histórica plena de torbellinos, va adquiriendo verosimilitud que se
puedan trazar las bases de un nuevo orden con mayores posibilidades de estar
basado en normas de respeto mutuo, soberanía y democracia social, aunque para
ello resulte imprescindible, antes o después, rehacer caminos más allá del
capitalismo y emprender de momento, al menos, algunas medidas claras vinculadas
a procesos de soberanía estatal, y poco a poco popular, como insistió Samir
Amin. Entre ellas resulta condición imprescindible levantar sistemas
industriales autocentrados e integrados en los que las diferentes ramas de la
producción se conviertan en proveedoras y puntos de venta entre sí, orientadas
ante todo al consumo interno. Hecho que requiere de una creciente planificación
y de la propiedad estatal y nacional de la moneda, el sistema impositivo, el
comercio exterior, los recursos, infraestructuras y servicios estratégicos;
amén de la nacionalización de los monopolios y la iniciación de los medios de
socialización de su gestión.
Es ineludible procurar, así mismo, la
soberanía alimentaria, lo cual conlleva una apuesta por un sector agrícola
destinado a satisfacer las necesidades de la propia población, con reformas
agrarias que aseguren el acceso a la tierra y otorguen los medios para
trabajarla adecuadamente. Controlando así también los flujos migratorios del
campo a las ciudades, para ajustar el ritmo al crecimiento del empleo urbano.
La articulación del progreso en cada uno
de estos dos campos ha de ser el foco principal de las políticas estatales, de
cuyo éxito depende a su vez la consolidación de amplias alianzas populares de
trabajadores/as y campesinos/as. Lo cual crea un terreno favorable para los
avances de la democracia de base, participativa,y de la soberanía popular.
A todo ello habrá que ir sumándole más
pronto que tarde las claves entrañadas en el concepto estratégico de
“civilización ecológica”, pergeñado en la URSS y asumido hoy por China a través
de un marxismo ecológico (tal como nos explica Bellamy Foster
en Civilización Ecológica, Revolución Ecológica –
Observatorio Crisis).
Las mayores o menores posibilidades de
emprender esos grandes y decisivos procesos dependerán de cómo se diriman las
luchas de clase internas (verticales y horizontales) en las principales
formaciones socioestatales en liza[14].
También de cómo se combata el “Gran
Reset” del capitalismo, como veremos en la próxima entrega.
Notas:
[1] Recomendaría emplear los 3 minutos
veinte segundos de tiempo que dura este vídeo ruso hecho en 2014, para tener
una mejor perspectiva del transcurso de los acontecimientos: https://www.youtube.com/watch?v=dzUHfAXMWBw
[2] Este tipo de izquierdas fue
designado por la propia CÍA como “izquierda compatible” -anti-marxista y
anti-comunista-. “Compatible” con el capitalismo, claro está. Su
labor consistiría en “un revisionismo permanente (…) una
continua renovación del contrato con la gente, para modernizar la
aplicación de nuestros valores”. Obsérvese la reiteración de semejantes
expresiones en el vocabulario ideológico actual de nuestras izquierdas
institucionales y en general integradas en el orden del capital. Ver LA CONSOLIDACIÓN DE LA “IZQUIERDA COMPATIBLE”: DE LA
CAÍDA DE LA URSS A LA «POLÍTICA DE LAS IDENTIDADES» | Canarias-semanal I
Digital informativo de ámbito internacional y actualización diaria. Ver también
para lo que significa “el verdismo” en el caso de Alemania: nakedcapitalism.com/2022/11/washingtons-woman-in-berlin-how-germanys-foreign-minister-is-helping-the-us-crush-the-german-economy.html
[3] Sigo aquí muy de cerca a Claudio
Katz ESRUSIAUNAPOTENCIAIMPERIALISTAII.ELLEGAD.pdf
(lahaine.org). En lo que discrepo con él es en la caracterización
que hace de Rusia como “un imperio no hegemónico en gestación”. Para nosotros,
todos y cada uno de los pasos que Rusia está dando por el momento son
estrictamente defensivos, a pesar de las apariencias, como espero quede claro
en el desarrollo de este artículo. Nada que ver, hoy por hoy, con proyecciones
imperiales.
[4] La derrota en la Guerra Fría dejó
desvalidas a las poblaciones del conjunto de territorios que componían la URSS,
incluida Rusia. La ONU calcula en más de 10 millones las muertes prematuras y
los niños muertos en el pre-parto debido al deterioro de la sanidad pública, la
malnutrición, el alcoholismo y la tensión asociada a la falta de recursos. Un
rápido deterioro se experimentó también en otros indicadores de desarrollo
humano: educación, esperanza de vida (disminuyó en más de 5 años),
investigación y cultura, áreas en las que la URSS había alcanzado cotas
punteras. El 40% de la población vivía por debajo del umbral de pobreza, en
comparación con el 1,5% antes de la caída de la Unión Soviética. La riqueza que
había sido creada casi de la nada por el esfuerzo conjunto de toda la población
soviética, fue parcelada en unos pocos años y acaparada por individuos que se
convirtieron en oligarcas enormemente ricos de la noche a la mañana, y de la
que también de una u otra forma se apropiaron las transnacionales extranjeras y
el propio FMI. Entre 1992 y 1998 el PIB ruso cayó a la mitad, lo que no había
ocurrido ni durante la invasión nazi (muy aconsejable seguir aquí a Klein,
Noemi. La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre.
Paidós. Barcelona, 2011).
Fruto de esas circunstancias, Rusia
arrastra todavía en su interior formas del capitalismo salvaje y de
desprotección de la fuerza de trabajo que el capital global reserva para sus
zonas periféricas (eso que se suele llamar “Tercer Mundo”). Mucho de lo
heredado de la derrota de la Guerra Fría perdura, como la precariedad y
desprotección de su mercado laboral y hasta cierto punto el deterioro de sus
servicios sociales. También presenta serios problemas con el tratamiento
energético y el desarrollo social; cuenta con una escasa población para tan
enorme territorio; su tejido industrial-tecnológico civil es aún débil y la
economía experimentó un proceso de re-primarización (o predominio de la
exportación de recursos primarios) costoso de revertir y más aún con la guerra
económica desatada por EE.UU. y sus aliados subordinados, entre sus carencias
más importantes. No obstante, gracias a sus enormes recursos energéticos, a su
desarrollo humano y a haber conservado los avances técnicos de la URSS en
campos clave, como el militar y ciertos ámbitos de la investigación científica,
así como la herencia formativa de la sociedad soviética, ha podido recuperarse
como formación social emergente e incluso convertirse en un referente mundial
de re-soberanización y del multilateralismo. Estas condiciones le han permitido
por primera vez comenzar a intervenir con éxito en algunos lugares donde EE.UU.
y su brazo armado global, la OTAN, habían irrumpido para destruir, y muy
especialmente en Siria (un auténtico puñetazo ruso en la mesa de la
geoestrategia global), tras la contención que ya Rusia había hecho al Eje
Anglosajón en Georgia.
[5] Sobre lo que representa el gasto
militar como lastre de la economía, es de interés consultar el trabajo de
Carcanholo, Reinaldo. “Interpretaciones sobre el capitalismo actual, crisis
económica y gastos militares” y Apéndice I: “Los gastos militares y la
transustanciación de la riqueza”, en Andrés Piqueras y Wim Dierckxsens
(eds.), El colapso de la globalización. La humanidad frente a la gran
transición. El Viejo Topo. Barcelona, 2011.
[6] Nos dice también Smith: “Para ser
una potencia imperialista, no basta con dedicarse al comercio internacional o
tener una capacidad de defensa importante. No es el comercio, sino la
dependencia de las superganancias generadas por la exportación de capital por
parte de los monopolistas financieros lo que indica que una economía pasa
de la etapa inferior del capitalismo a la etapa superior del monopolio
(imperialismo). Y no es una capacidad militar per se la que prueba la
intención agresiva, sino el uso que se hace de ella.”
[7] Imprescindible para calibrar mejor
su posición mundial, consultar al menos algunas referencias sobre este nuevo
gigante, de nuestro equipo del Observatorio Internacional de la Crisis:
Herrera, Rémy y Long, Zhiming, «Some Considerations on China’s Long-Run
Economic Growth: 1952–2015 – From the Analysis of Factor Contributions to that
of the Profit Rate », en Structural Change and Economic
Development, vol. 44, n° 3, pp. 14-22, Nueva York, 2018.
Herrera, Rémy y Long, Zhiming. ¿Es China capitalista? El Viejo
Topo. Barcelona, 2021.
[8] Condiciones que incluso han llevado
a bastantes autores, incluido al propio Katz (y que aquí sí comparto en alguna
medida), a criticar su falta de espíritu internacionalista:
“Pero ese afianzamiento de la soberanía
ha empalmado con el abandono de las tradiciones antiimperialistas. El régimen
pos-maoísta se alejó de la política internacional radicalizada que auspiciaba
la Conferencia de Bandung y el Movimiento de los No Alineados. También sepultó
cualquier gesto de solidaridad con las luchas populares en el mundo. Ese viraje
constituye la otra cara de su cautela geopolítica internacional. China evita
conflictos con Estados Unidos, sin interferir en los atropellos que consuma
Washington. La elite gobernante ha enterrado todos los resabios de simpatía con
las resistencias al principal opresor del planeta.”
La situación de Cuba hoy no sería tan
dramática, por ejemplo, si China hubiera desarrollado al menos un porcentaje
mínimo del internacionalismo que aplicó la URSS. Todavía menos explicable esto
(o explicable apenas por su ‘pasar desapercibido’ en el mundo capitalista)
cuanto que China es mucho más poderosa económicamente que el país de los
soviets. Dejo aquí enlace a un buen artículo del economista Alan Freeman, para
sopesar lo que se perdió a escala mundial ya con la disolución del Komintern o
Tercera Internacional: Dicho al oído de Putin: el capital actúa
globalmente, los pueblos del mundo también deben actuar unidos a nivel mundial
– Observatorio Crisis. Con una cita del mismo comienzo también el
siguiente apartado.
[9] Cada vez más roto el consenso de
Washington, las instituciones multilaterales se van liberando de las ataduras del
Tesoro estadounidense, para dotarse de otros parámetros económicos y políticos.
[10] Así, el Bloque Turcomano, Bloque
Intermarinum, Bloque Global Nato, “Horizonte Europa”: negociaciones con
Armenia, Georgia, Israel, Moldavia, Balcanes Occidentales, Túnez, Turquía y
Ucrania (ver EEUU acelera la formación de Bloques de Poder
Regionales Tutelados para diseñar el Mundo Multipolar 4.7.2022).
[11] Estas son palabras de María
Zajarova, portavoz del Ministerio de Exteriores ruso: “La OTAN continúa
bombeando al régimen de Kiev con armas y municiones por un total de 42.300
millones de dólares, le suministra inteligencia, entrena a sus soldados,
acercándose así a la peligrosa línea de la confrontación militar directa con
Rusia” [Rusia califica de «militarización» de la UE el proyecto
comunitario de movilidad militar | Diario Octubre (diario-octubre.com)].
En un texto de siete expresidentes de
Nuestraamérica, firmada también por excancilleres, exministros,
exparlamentarios y congresistas en ejercicio, dado a conocer el 15 de noviembre
de 2022 y dirigido a 12 presidentes en funciones para justificar la recreación
de Unasur, se señala que el mundo padece “una anomia en cuanto al respeto al
derecho internacional” que “genera una especie de caos global en el cual asoma
incluso el riesgo de una tragedia producida por el armamento nuclear”, por lo
que “se requiere una intervención urgente de los organismos multilaterales, que
hoy en día están desgraciadamente debilitados y son a menudo impotentes.” El
texto llama a conseguir soberanía sanitaria, alimentaria y energética.
[12] Con el AUKUS para asediar a China
en todo el Pacífico y el Índico, y con toda África convertida en el frente sur
de la OTAN, para propiciar la total desestabilización continental, de manera
que sus recursos no sean aprovechados para sí mismos ni para el proyecto
multipolar y se puedan seguir apropiando por el Occidente Colectivo (algunas
consideraciones al respecto: https://thetricontinental.org/newsletterissue/africa-new-cold-war/). También la
OTAN está abriendo un nuevo frente en el Sahel para el control de la región:
Mali, Mauritania, Burkina Faso, Senegal, Níger, Nigeria… con algunos países
convertidos ya en objetivos militares. Entre ellos, por supuesto, Argelia, a la
que se busca desestabilizar y quizás a medio plazo aniquilar como se hizo con
Libia. Además, USA invade de nuevo el Cuerno de África (mirando a Chad y Sudán)
para cortar el avance chino y ruso en el área… Aquí el Reino de España se
convierte en objetivo militar de primera línea al ser el único país
europeo-africano (de mi cosecha: Madrid: la OTAN se hace global | Al Mayadeen Español).
[13] Es sin duda el momento de
encrucijada histórica que vivimos el que hace proliferar las reuniones,
cumbres, encuentros, foros y conferencias regionales e internacionales. En el
momento de acabar estas páginas prácticamente coinciden en noviembre de 2022
las del ASEAN, el Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico, la Alianza
del Pacífico, la COP27, la RCEP, el G20 -donde además Sudáfrica pidió que la
Unión Africana sea miembro permanente de este foro- y los BRICS, entre las más
importantes “por arriba”; pero al tiempo se reúnen también los pueblos, como el
Congreso de Saberes Africanos, Americanos y Caribeños (Con declaración contra el imperialismo y por la paz
concluye VI Congreso de Saberes Africanos, Americanos y Caribeños – Centro de
Saberes Africanos, Americanos y Caribeños) o el Foro de
Sao Paulo. Se trata de dirimir las posibilidades de controlar las tendencias
sistémicas o bien de ir sacudiéndose las dominaciones ancestrales. Saber
posicionarse adecuadamente y formar bloques de defensa y mutua ayuda resulta
vital para las posibilidades emancipatorias del Sur y el Oriente Globales.
[14] Es vital para constituirse en
izquierda altersistémica eficaz saber posicionarse en esas luchas tanto a
escala interna de cada formación socioestatal, como externa o
internacionalista, para distinguir entre agresores y agredidos, entre actitudes
y procederes imperiales y acciones reactivas propias de quienes están a la
defensiva y en la pugna por un mundo donde el poder, los recursos y la riqueza
social estén repartidos más democráticamente entre países (¿también entre
clases?: a eso tiene que aspirar indispensablemente el posicionamiento
internacionalista). Imprescindible, por tanto, discernir entre intereses de las
oligarquías y los de las clases trabajadoras y sus posibilidades en cada una de
esas batallas, como se intenta describir en la última entrega.
4ª parte y última
7. El Gran Reinicio y las luchas
de clase horizontales intercapitalistas y entre élites
Habíamos dado indicios en el primer
apartado sobre el atolladero en el que está empantanado el capitalismo, que
aquí sintetizamos muy brevemente con:
a) una permanente eliminación y deterioro
de la relación salarial y del valor;
b) un gigantesco proceso de
concentración monopólica que prácticamente ha acabado con la economía de
mercado;
c) unas cada vez más poderosas élites
desconectistas que viven de rentas fuera del contacto con el mundo del trabajo
y que por tanto han perdido cualquier hipotética función histórica;
d) el desmoronamiento de las sociedades
sobre las que se implanta este orden económico
Ante tamaña degeneración sistémica, y
teniendo en cuenta ante todo que sin sociedad no hay economía, mucho se ha
hablado del Gran Reinicio o “Reset Económico” en los términos
empleados por las propias elites del capital global, desde que se enunciara por
primera vez en el Foro de Davos de 2020.[1]
Para calibrar mejor sus condiciones y
consecuencias, convendrá que atendamos al menos a algunas claves básicas.
Primer punto a tener en cuenta: los
posibles objetivos
El pretendido “reseteo” del capitalismo
bien puede estar buscando una contracción forzada de cierta “vieja economía”
(trasporte, turismo, agricultura, industria manufacturera, inmobiliaria,
alimentaria, textil, fosilista en general…), en su transición a una nueva con
miras a garantizar su “sostenibilidad” para unos pocos, ante el fracaso del
acople progresivo que ha venido expresándose como “lucha contra el cambio
climático”, “transición ecológica” o “transición energética” y que ha
compendiado en la Agenda 2030 buena parte de esas pretensiones[2]. Miremos
algunos de sus pasos:
En 2015 la ONU/EEUU publica la Agenda 2030, de «desarrollo
sostenible» capitalista. La gran mayoría de países acepta su puesta en marcha y
comienzan a legislar sobre el hábitat.
En 2016, después de las campañas de
Afganistán, Irak, Libia y Siria, Donald Trump vence las elecciones con el
programa MAGA (“Make
America Great Again), una suerte de Fortress América que de por sí suponía un
intento incompleto e infructuoso de reindustrialización.
En 2019 la UE plantea el Fit for 55 (FF55),
cuyo objetivo es la reducción de la emisión de CO2 en un 55% hasta 2030. Los
ajustes industriales planteados son tan profundos que son adjetivados por los
funcionarios de Bruselas como draconianos, y anticipan la desindustrialización
europea según es diseñada por EEUU.
Ese mismo año EEUU plantea el Green New Deal (GND), la
versión anglosajona del Plan de Ajuste Estructural tercermundista, orientado a
los requerimientos ecológicos, cuyo eje central fue la “economía verde” de
derivados financieros y una política dirigida por sanciones, incentivos y
cupos.
En 2019 se produce también la 1ª Guerra del
Litio (en Bolivia) patrocinada por Tesla.
En 2020 se desata la “pandemia”. Las
potencias centrales del Sistema -el “Occidente Colectivo”-, aprovechan la
coyuntura para poner a punto una Nueva Normalidad de Descenso. Las economías
hibernan, en mínimos productivos y de consumo.
En 2020 Biden vence las elecciones con
el programa Built Back Better (BBB), lo que de por sí supone la fusión del
nacionalismo MAGA por su empeño en la reindustrialización, y el GND por su
incidencia en la sostenibilidad del capitalismo.
El primer revés para el proyecto de
contracción económica basado en el “Cambio Climático”, sin embargo, fue que el
Sur y el Oriente Globales se negaron a secundarlo (los presidentes de China y
de Rusia ni siquiera estuvieron presentes en el encuentro llamado a dar carta
de legitimidad a todo ello: el COP26, en Glasgow, 2021). Sabían claramente que
no podían hacer funcionar sus economías sin carbón, petróleo y otros
combustibles fósiles, y mucho menos desarrollar cultivos y aliviar la pobreza.
El Sur Global y el Oriente Global –buena
parte de cuyas formaciones estatales participan ya de la Nueva Ruta de la Seda
multipolar- encabezados por India, China, Sudáfrica e Irán, no se han mostrado
dispuestos a un desmantelamiento de su desarrollo industrial-tecnológico, más o
menos incipiente o más o menos avanzado según los casos, pero siempre con
enorme esfuerzo conseguido frente al histórico colonialismo y neocolonialismo
occidental. Por ello, el “Acuerdo” perdió respaldo y fuerza. De hecho, se reconoció
que las emisiones seguirían aumentando hasta 2030 (el programa de “civilización
ecológica” de China –al que aludimos en el apartado anterior- se perfila como
lo más revolucionario puesto en juego, que empezará a notarse verdaderamente a
partir de entonces). Pues mientras no cambien las coordenadas de capitalismo
depredador a que el Occidente Colectivo tiene sometido al mundo, todo su
discurso “verde” no es más que parte de su geopolítica de dominación.
Al no lograr imponer su Economic Reset
desde la economía, ni políticamente a través de las Cumbres de Cambio
Climático[3], ni tampoco a partir de la guerra biológica o “pandemia” –en
2021/2022-, la élite globalista -con su brazo armado OTAN- ha ido recurriendo a
distintos episodios bélicos contra el proyecto multipolar y por el control
mundial de las fuentes energéticas. Pero en su urgencia ha decidido dar un paso
más en esa escalada bélica, como hemos visto más arriba: por primera vez acosa
a una gran potencia nuclear (posiblemente el segundo ejército del mundo y el
primero en términos defensivos), miembro permanente del Consejo de Seguridad de
la ONU.
Este nuevo paso en la acumulación bélica
conlleva ya sí una interrupción generalizada (con tendencia a cronificarse) de
las cadenas del valor, que entraña a su vez una destrucción acelerada de
capital mediante distintas pero entrelazadas dinámicas de Guerra.
Tal contracción de la economía puede
albergar también la intención de rebajar la enorme y perniciosa montaña de
capital ficticio que hoy pone en peligro la continuidad del sistema
capitalista, y que podría ir acompañado del despliegue de una infraestructura
digital global para la toma de posesión tecnocrática. Pero lo que resulta
patente es que de momento lo que se está generando es una lucha a muerte por el
acaparamiento de los últimos recursos y fuentes de energía fósil, con la
consiguiente “desposesión energética” de la mayor parte de la humanidad, al
tiempo que se contrae también el Centro del Sistema (las formaciones
socioestatales que lo han venido dominando hasta ahora), por reducción de la
riqueza real restante y eliminación de competidores, donde EE.UU. cada vez está
menos dispuesto a compartir algo de aquélla, como veremos en el tercer punto de
este apartado.
Segundo punto a tener en cuenta: qué facciones
del capital emprenden el Gran Reinicio o pugnan por imponer su proyecto del
mismo, y a quiénes se enfrentan globalmente
Nunca, pero aún menos en la geopolítica
actual, pueden verse las formaciones socioestatales como monolíticas
decantaciones políticas. Antes al contrario, en periodos de crisis generalizada
las tensiones internas entre las clases dominantes se agudizan (puede decirse
más vulgarmente: cuando el pastel se va achicando se hace más perentorio
conseguir las porciones que van quedando).
Asistimos hoy a una cruenta y agudizada
pugna global entre sectores del capital, donde el capital a interés
especulativo parasitario (CIEP) parece haber tomado la delantera, con redes
globales de control que persiguen la definitiva abolición de la soberanía de
los Estados, así como el desleimiento de las sociedades para su conversión en
dirigidas masas amorfas (recordemos que a diferencia del CIEP, el capital
productivo sí necesita de ciertas formas de sociedad, a las que contribuye a su
manera a sostener).
Así por ejemplo, en el caso de la
principal potencia que comanda el capitalismo global, tenemos tres tendencias
pronunciadas, con claras extensiones a escala global. La globalista, la
continentalista unipolar imperial, y la continentalista de repliegue.
El globalismo financiero busca,
posiblemente, un Estado global sin barreras al flujo financiero; plataformas de
servicios financieros conectadas con empresas transnacionales (ETNs); control
de los Bancos Centrales independientes de gobiernos estatales; pérdida de
entidad de lo estatal-nacional; posibilidad de una fuerza armada global, como
la OTAN; una moneda independiente de cualquier país; adueñarse y/o fragmentar
el complejo financiero-militar-industrial USA y su Reserva Federal. En esa Red
financiera global tenemos a Wall Street – City London – Bolsa de HongKong – S
& Poors – los Rotschild – Cargill – Monsanto – Citigroup – Barclays – HSBC
– Lloyd’s – ING Barings – Santander – CH… y la mayor parte del Partido
Demócrata.
El continentalismo financiero
imperial persigue fortalecer el poderío de USA y de su dólar,
potenciando el complejo industrial-militar-petrolero-farmaceutico (aquí se
asientan los “halcones”). Es la base del unipolarismo estadounidense
continuador de la Trilateral para “un nuevo siglo americano” y se expresa a
través del desarrollo de lo multinacional bajo el dominio de
Estados-continentes liderados por EE.UU. Aquí se encuentran actores como
Moody’s – Rockefeller – Goldman Sachs – Warren Buffet – Esso J.P. Morgan – The
Washington Post – Halliburton (Dick Cheney) – Bank of America – Kraft Food, más
el capital estadounidense de Clarín, El País y otros periódicos globales…
El continentalismo nacional
productivo (“America First”), por su parte, busca la
reindustrualización de EE.UU. y un mayor centramiento en sí mismo para poder
salir de su aguda crisis, y especialmente la conectada a su mundo
financiero-especulativo de capital ficticio y dinero inventado sin valor, lo
que se traduce en una reubicación de las ETNs, un repliegue militar a cambio de
la venta de tecnología armamentística. También en la contención migratoria.
Bajo este epígrafe se encuentran parte del Partido Republicano – Tea
Party-Trump – Trump – la gran industria, en clara minoría frente a los otros
dos.
Como quiera que Trump no está interesado
en la guerra contra Rusia ni en el mantenimiento de una muy cara OTAN, ni en la
exacerbación ficticia-financiera ni en la expansión militar de USA[4], las
otras dos facciones le han desplazado del gobierno mediante un “golpe blando”,
hostigándole mediática, política y judicialmente sin cesar. Proceso en el que
los demócratas especialmente se han servido de algunas de las claves
ideológicas destacadas de la Agenda 2030 (exhibiendo el “feminismo
postmoderno”, el “verdismo”, el “antirracismo postural”, la supuesta
preocupación por la inmigración, etc.), al puro estilo del neoliberalismo
“progre”.
***
Del otro lado, para Rusia la ofensiva de
la OTAN a través de Ucrania se ha convertido en una guerra a vida o muerte
(como hemos dicho, el Eje Anglosajón hace décadas que alberga planes de
desmembración de Rusia -como ya hiciera con la URSS-, para apoderarse sin
obstáculos de sus enormes riquezas y alinear bajo su órbita al mayor país del
mundo). Sin embargo, no todos sus sectores dirigentes o con peso en esta
formación socioestatal ven las mismas salidas. Distingamos al menos, para
entender un poco el entramado de fuerzas, entre tres grandes sectores
políticos:
a) Sector pro-occidental, donde se sitúa
la mayor parte del gran empresariado -eso que los medios otanistas llaman
“oligarcas” y que ellos mismos crearon con el destrozo del mundo postsoviético
y su “doctrina del shock”; así como ciertas elites tradicionalmente vinculadas
por interés al Occidente Colectivo, aunque también pesan en ellas razones
culturales e históricas[5].
En este sector se apoyaría la ofensiva
del Eje Anglosajón para lograr un cambio de gobierno claramente dócil a los
intereses del hegemón y sus subordinados de la OTAN, no sólo haciendo que la
Rusia que quedara se distanciara de China, sino dejándola lista para sumarse al
Bloque Occidental contra ella.
b) Sector ultranacionalista, marcadamente
conservador (con tendencias incluso fascistas entre ciertos ámbitos) y
expansionista, que ve en la guerra un buen momento para reafirmase dentro de la
sociedad rusa.
c) Sector soberanista, que defiende la
independencia de Rusia y que sabe que tiene que enfrentar la gran ofensiva a
muerte del Occidente Colectivo o formaciones socioestatales centrales del
Sistema Mundial capitalista.
Aquí a su vez, pueden señalarse cuanto
menos dos importantes subfacciones:
c.1./ Quienes enfrentan esta agresión
con las reglas de juego del propio capitalismo, tal como está Rusia inserta en
él (Putin y algunos de sus más cercanos, por ejemplo).
c.2./ Quienes saben y quienes van
cobrando conciencia de que Rusia no podrá sobrevivir a semejante ofensiva si no
rompe con esas reglas y emprende una reindustrialización tecnológica importante
-superando la reprimarización de la economía a la que le condujo la derrota en
la Guerra Fría-, así como acomete un giro hacia un capitalismo de Estado, con
posibilidades de ir desbrozando un nuevo camino de transición al socialismo.
[Aquí los niveles de gradación u objetivos en ese camino varían bastante de
unas a otras organizaciones y agentes políticos, pero en conjunto podrían
incluirse en esta subfacción a algunas figuras del actual establishment,
sectores intelectuales y académicos[6], además de una todavía relativamente
escasa pero creciente parte de la población, y amén de las entidades comunistas
(PCFR, RCRP, Esencia del Tiempo)].
Si bien dentro del gobierno ha perdido
fuerza el sector ultra liberal y prooccidental, su presión económica e
ideológica continúa. Aun así, lo cierto es que la propia agresión imperial
obliga a Rusia a reestructurarse profunda y perentoriamente, lo que sin duda
abre las posibilidades para emprender una nueva transición postcapitalista.
***
En cuanto a China, la línea de Xi
Jinping de empezar a intensificar el avance hacia el socialismo tiene que
enfrentar las tendencias “occidentalizantes” habidas no ya sólo entre el gran
empresariado sino dentro del propio partido comunista. Asimismo tiene que
vérselas con otras tendencias que promueven la continuación de una transición
más lenta, como la que ha hecho China hasta hoy, con una convivencia más
amoldada o dócil con el capitalismo. Todo indica que tras el XXº Congreso del
PCCh la facción de Jinping ha salido claramente fortalecida (como se simbolizó
con el apartamiento del expresidente Hu Jintao, que representa al sector
liberal)[7].
Y esto es importante, porque del
resultado de unas y otras de esas luchas internas chinas, de cómo se manejen
las contradicciones entre el sector estatal y el privado-capitalista, más la
presión de las propias luchas de la fuerza de trabajo hacia el socialismo,
devendrá el futuro inmediato de la humanidad.
Lo que parece evidente, hoy por hoy, es
que la plena subordinación europea (sumisa ya en todos los arcos parlamentarios
de sus formaciones estatales, de izquierda a derecha[8]), deja a Europa como un
actor político y económico cada vez más empequeñecido, perdiendo el papel en el
mundo que creó con su expansión colonial a partir del siglo XV. Un mundo que se
entrevé definitivamente post-europeo.
Tercer punto a tener en cuenta. Los
resultados
Resumamos y concluyamos. Capitales que
operan en sectores de alta tecnología y que incluyen en lugar destacado a las
energías renovables, impulsan la aceleración de la transformación
tecnológico-“ecológica”, al tiempo que buscan remodelar las relaciones sociales
e internacionales.
Un nuevo modelo económico basado en la
alta tecnología (aeroespacial, armamentística, financiera,
informático-mediática, farmacéutico-biológica, “verde”) no es factible, para
empezar, sin la base de las energías fósiles, pero tampoco sin grandes recursos
públicos (sin el apoyo político e incentivos gubernamentales). Los cuales, a su
vez, siendo bastante exangües en esta fase de capitalismo degenerativo, han
requerido de dos causas concurrentes para desplegarse: la “pandemia” y la
guerra.
Los Estados, con el concurso entusiasta
de las izquierdas del Sistema, asumen los gastos de las operaciones, mediante
“planes de recuperación”, fabricando dinero de la nada y endeudándose a
mansalva. Dinero que, por supuesto, no se destina a resolver problemas sociales
ni sanitarios (al revés, el deterioro de los sistemas de salud públicos se ha
acrecentado desde la “pandemia”), sino a la digitalización[9] (incluso para la
atención sanitaria, donde se eliminan profesionales y relaciones directas entre
éstos y la población), la “economía verde”[10] y las nuevas tecnologías
concomitantes. Todo dirigido desde los puestos de mando del Gran Capital Global
(Foro Económico Mundial, Club Bilderberg, G7…).
Pero para ello se necesita también
remodelar unas nuevas relaciones sociales en consonancia con el nuevo modelo de
explotación global, que conlleva medidas de vigilancia, control y represión que
desarticulan las movilizaciones obreras-ciudadanas, su capacidad de
confrontación[11]. La “pandemia” cumple el papel perfecto para entrenarse y
empezar con todo ello.
La guerra contra Rusia (y la UE) en
Ucrania, por su parte, sirve a los capitales estadounidenses para acelerar el
proceso de penetración de su capital “verde” y de tecnología punta en Europa,
al tiempo que sus capitales “fósiles” (imprescindibles para los “verdes”)
siguen lucrando también en el “viejo continente” a través de terceros.
Los Estados europeos, además, tendrán
que devolver con creces en breve (cuando venzan sus títulos de deuda pública)
ese dinero en forma de ajustes estructurales que terminarán de destrozar las
condiciones sociales y laborales de la UE (aunque también esto es extensible a
otros lugares del planeta). Y tengamos en cuenta que según aumenta el numerador
en la relación deuda/PIB a cuenta de los planes de recuperación y “transición
energética”, el denominador se achica debido a las medidas bélico-económicas
contra Rusia, la crisis estructural que padecen las formaciones socioestatales
europeas y la contracción económica debida a la gestión de la “pandemia”. Lo
que da como resultado una relación deuda/PIB al borde del abismo. Si al tiempo
se quiere salvar al conjunto de la Banca -que ha venido arrostrando tipos
reales de interés negativos- disparando precisamente los tipos de interés, una
mayor contracción económica y monto de la duda están garantizadas, y con ellas
las posibilidades de precipitarse por ese despeñadero.
Por eso el Gran Reinicio del
capitalismo se empeña en expresarse mediante una vuelta de tuerca a la pérdida
de democracia, al control poblacional, a la precarización de los mercados
laborales, al empobrecimiento generalizado, a la militarización, al deterioro
ambiental, a la destrucción de lo social. De hecho, las mismas elites
lo han anunciado como la convergencia de los sistemas económicos,
monetarios, tecnológicos, médicos, genómicos, ambientales, militares y de gobierno.
También da como resultado un claro,
persistente e intenso proceso de oligopolización y concentración de la riqueza,
con la eliminación de grandes y medianos capitales, así como la desaparición de
más y más de los pequeños. Bien claramente, esto se compagina no sólo con el
empobrecimiento generalizado de las poblaciones (que podría paliarse
tímidamente, en lo inmediato, para evitar mayores desestabilizaciones, a través
de unas u otras modalidades de “renta” social), sino con la posibilidad de una creciente
población sobrante. Procesos vinculados igualmente a la acumulación bélica de
capital y a la procura del abortamiento de cualquier intento de soberanía.
El director del Foro Económico Mundial
(FEM) o Foro de Davos, Klaus Schwab, ha sostenido hace poco que “nosotros
construimos el futuro, una comunidad poderosa”. Para añadir seguidamente:
“tenemos los medios para mejorar el estado del mundo, para lo cual son
necesarias dos condiciones: la primera, es que actuemos todos como partes
interesadas de comunidades más grandes, para que no sólo sirvamos a nuestros
propios intereses, sino que sirvamos –arrastremos detrás nuestro- a la
comunidad. La segunda es construir la legitimidad social que vaya más allá de
la elite minoritaria que somos.”
Parece muy difícil decirlo más claro,
pero no, las elites del Foro de Davos son capaces de hacerlo, insistiendo en
que la crisis energética mundial es una “transición” que “será dolorosa” para
la mayoría, pero que no debe ser resistida “por naciones tentadas a preservar su
propia soberanía sobre la agenda global”.
Apresurándose en transitar por esa vía
ideológica abierta destacan las izquierdas integradas de la institucionalidad
europea. Así, el vicecanciller de los verdes alemanes, Robert Habeck, al hablar
sobre la crisis energética advirtió que “los gobiernos de las naciones
individuales no deberían buscar proteger a sus propios ciudadanos, sino seguir
la regla de los mercados”. Por su parte, la CEO financiera de Noruega, Kjerstin
Braather, describió la “agitación energética global” como una “transición”,
admitiendo que habrá escasez masiva y dificultades económicas, pero afirmando
que “el dolor valdrá la pena”. Curioso, misma frase que Joe Biden utilizó ese
mismo día en otro foro.
“Las naciones no deben resistir la
transición globalista dolorosa”, proclaman a los cuatro vientos las elites del
FEM.
Por supuesto que dentro de esta ofensiva
globalista antisoberana, el Eje Anglosajón tiene como principal objetivo (desde
hace unos dos siglos al menos) imposibilitar que Eurasia se erija en actor
político colectivo y que se vincule económica y energéticamente, para lo que
resulta vital ante todo separar a Alemania de Rusia (la inyección de recursos a
la Alemania derrotada y arruinada de los años 20 del siglo XX, y su rearmamento
por parte del Eje Anglosajón, tenían como objetivo que fuera ella la que
protagonizara la agresión a la URSS).
Como meta adjunta a la anterior se busca
que al golpear económicamente a Europa se le quite a China su principal
comprador o se le empequeñezca. Empobrecer a Europa debilita a un
importante comprador de China y de otras partes de Asia (en un nuevo alarde de
sumisión, Alemania ha dejado de financiar las inversiones de sus principales
empresas en China y dice “estar diversificando” la dependencia de las
importaciones de ese país; aunque el descalabro de la economía alemana parece
haber impulsado finalmente a Scholz a viajar a Pekín, para “fortalecer la
cooperación práctica”[12]).
Otro propósito que se realiza es que
EE.UU. subordina aún más a Europa y la elimina como competidora en diferentes
renglones de la economía y la tecnología.
Ya hemos visto en el apartado 3 la
guerra judicial-económica que USA lleva a cabo contra Europa, por eso vienen
especialmente a cuento aquí las declaraciones del que fuera presidente francés
por bastantes años, François Mitterrand:
“Francia no lo sabe, pero estamos en
guerra con Estados Unidos. Sí, una guerra permanente, una guerra vital, una
guerra económica, una guerra sin muerte, en la superficie. Y sin embargo, una
guerra a muerte.” (https://covertactionmagazine.com/2022/10/14/how-much-longer-can-the-u-s-continue-to-wage-economic-war-on-europe-and-much-of-the-world-without-a-major-blowback-effect/).
Macron (y diríamos que Scholz también),
están empezando a aprender lo que esas palabras significan. Aun así la clase
capitalista europea y sus “líderes” políticos parecen limitarse a seguir
instrucciones, en un proceso de subordinación acelerada y acentuada de este
pseudocontinente, a la que algún autor ha puesto el nombre de “puertorriquización
de Europa” (Michael Hudson, Michael Hudson: «La guerra es contra Europa y
Alemania» | Burbuja.info; La
inminente ruptura global provocada por el choque entre distintos órdenes
económicos – Observatorio Crisis; Entrevista al economista estadounidense Michael
Hudson – Observatorio Crisis; también viene al caso el siguiente artículo de
Najda Salson: https://observatoriodetrabajadores.wordpress.com/2022/10/24/privatizacion-de-como-blackrock-o-deloitte-se-apoderan-de-los-gobiernos-de-europa-najda-salson/).
En ese proceso, Europa
Occidental va dejando de recibir inversiones y sufre un verdadero plan
AntiMarshall del que sólo parece ver la salida peleando por los recursos
africanos contra Rusia y China, e intentando sustituir la energía que rechaza
de Rusia a precios mucho mayores de intermediarios de los mismos recursos rusos
o de EE.UU., que además lucra con la disparada venta de armas a sus
subordinados y cada vez más especialmente a Europa Oriental.
Todo esto no podría ser entendido sin
considerar primero que hay facciones de poder en Europa que pueden estar
interesadas en desvincularse de las energías fósiles, para lo que están
dispuestas a seguir al Eje Anglosajón en su guerra contra Rusia. Y es
imprescindible tener presente también que Europa es un territorio ocupado o
invadido por un ejército extranjero, el de EE.UU., con más de 80.000 efectivos
militares repartidos en unas 118 bases en Alemania, 44 en Italia, 25 en Gran
Bretaña y 2 en España, además de tener tropas e instalaciones en Polonia,
Rumanía y otros países, con cerca de 400 armas atómicas que posee en suelo
europeo (150 de ellas en Alemania), bajo el mando directo del United
States European Command o EUCOM[13].
Pero lo que no tiene ningún eximente
histórico ni posibilidades de reparación de daños, es la plena colaboración de
las izquierdas institucionales -y en general izquierdas integradas en el
Sistema- con el proyecto de demolición social a medio plazo y, en términos
generales, con el suicidio europeo. Esto quiere decir que el decurso de los
acontecimientos terminará de barrerlas. El daño es ya prácticamente irreparable
en casi toda Europa para lo que queda de los partidos y organizaciones de la
III Internacional (no digamos ya de la IV, autoaniquilada en este
contexto)[14], por su aceptación del marco dado de las cosas establecido por la
UE-OTAN, cuando no por el seguidismo expreso de sus directrices globales y su
alineamiento estratégico por pasiva o, sin más disimulos, por activa.
Por el contrario, en ambas Europas se da
un proceso acelerado de renazificación, especialmente en la oriental. De ahí
que no habrá que cavilar mucho para percatarse de que la situación se torna, en
cualquier caso, más y más peligrosa para Rusia.
En conjunto, el Occidente Colectivo
acentúa las políticas neocoloniales militaristas dando lugar a un rearme generalizado,
como parte de la Guerra Total o guerra sin fin en la que hemos
entrado, la cual conlleva también la partición del mundo entre quienes “están
con él o contra él”, en un maximalismo político-militar que va evidenciando
según se desarrollan los hechos la creciente soledad de ese “mundo occidental”
(ver aquí, por ejemplo, https://www.legrandsoir.info/mohamed-hassan-sur-le-monde-multipolaire-le-neocolonialisme-est-mort.html).
Y no olvidemos que el objetivo último de
esta guerra multiespectral, sin fin, es acabar con China (como ya se hiciera en
el pasado reciente a partir de las guerras del opio -muy cerca de ella Japón es
el país con más bases militares estadounidenses de todo el mundo, 120; con
Corea del Sur albergando 15 de ellas también y unos 35.000 soldados que la
propia Corea costea con $ 1.035 millones al año; y ahora EE.UU. planea hacer de
Australia un portaviones nuclear contra China-), por ser la única potencia que
puede asumir el relevo hegemónico en el mundo[15]. Se trata de reestructurar el
control mundial de la energía y los recursos. Para poder seguir fungiendo de
hegemón, EE.UU. necesita vitalmente mantener el dominio de los mercados
energéticos y fijar el precio de los combustibles. El grupo euroasiático, en
cambio, con los BRICS ampliados, no sólo planea comerciar en monedas
nacionales, y no con el dólar, sino que quiere ligar esas monedas a los
productos básicos (petróleo, gas, alimentos, materias primas…), en una suerte
de “cesta de monedas” que alberguen un valor inherente, en contra de un
dólar-papel cada vez más desligado del valor)[16].
Se trata también, como acabamos de ver,
del control de las poblaciones del mundo. Porque no podemos pasar por alto que
la guerra social (con el drástico disciplinamiento de la fuerza de trabajo que
persigue)[17] es parte también de esta Guerra Total.
Entramos, en definitiva, en una nueva
etapa del capitalismo global (que enciende un turboimperialismo)
centrada en la disputa geopolítica y geoeconómica entre Estados Unidos y China
(más Rusia), pero que afecta en la agresión imperial a todos y cada una de las
formaciones socioestatales que se le oponen con algún mínimo de soberanía, y
que podría prolongarse al menos por dos décadas, mientras el planeta obligará a
la humanidad a experimentar una verdadera “transición ecológica” (y no la
publicitada por el Sistema).
“Esto se vuelve crítico en tiempos en
los que el neoliberalismo, como forma de acumulación capitalista y dominación
político-cultural, dejará de ser conocido en su modo convencional, lo mismo que
la hegemonía militar estadounidense, y comenzará una fase de dominación mucho
más violenta y peligrosa”, donde paradójicamente agendas diversas emitidas por
el eje atlantista entran cada vez más en juego.
“Es así como las agendas vinculadas a
los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) acordados por la ONU se han
imbricado en los distintos planes de gobiernos progresistas y mantienen patrocinio en la
región [NuestraAmérica] a través de megacorporaciones ONGizadas como la
Fundación Open Society, que financia a formaciones políticas de izquierda y
derecha. Nancy Fraser se refiere al
neoliberalismo progresista como una alianza de las corrientes principales de los
nuevos movimientos sociales (feminismo, antirracismo, multiculturalismo y
derechos de los LGBTQI) con sectores de negocios de gama alta «simbólica» y
sectores de servicios (Wall Street, Silicon Valley y Hollywood).” (los dos
últimos entrecomillados en https://observatoriodetrabajadores.wordpress.com/2022/10/28/muta-el-progresismo-latinoamericano-entre-ciclos-oleadas-y-agendas-mision-verdad/).
Así que el Gran Reinicio podría suponer
incluso, finalmente, tanto el paso hacia un capitalismo final, barbarizado y
definitivamente despótico, como incluso ser parte de un proyecto para pasar (ya
sea tras ese escalón intermedio o no) hacia un modo de producción
automatizado donde la relación salarial constitutiva del capitalismo
se vaya extinguiendo por sí misma (quien posea las máquinas “humanoides” ya no
precisará de asalariados/as: biogenética + inteligencia artificial + robótica
permiten máquinas sustituidoras de humanos). “Islas” de automatización
mundiales en determinados enclaves privilegiados, combinadas con formas de
explotación precapitalistas para la mayoría del planeta, y una ingente cantidad
de humanidad “sobrante”, puede ser un escenario probable a medio plazo, no sin
antes haber experimentado la humanidad los terribles sufrimientos y muerte que
acompañan a un sistema en abierta descomposición.
Hoy posiblemente, además de las luchas
de clase en todos lados -que tendrán que resultar para ser efectivas del
nacimiento de nuevas izquierdas capaces de estar a la altura de los tiempos
(¿una V Internacional?)-, sólo China (con la mayor o menor ayuda de Rusia, ya
veremos) puede alterar ese decurso histórico. Pero para ello deberá salir
victoriosa de su propia pugna interna, con el imprescindible empuje de las
fuerzas populares. Hacia el socialismo.
Las posibilidades de un mundo mejor a
partir de la multipolaridad están por definirse y concretarse, pero de lo que
no cabe duda es de que si el Mundo Anglosajón-Unipolar triunfa en esta guerra,
a la humanidad le espera la versión del capitalismo más ficticia, irracional y
al tiempo salvaje. Eso sólo puede significar la multiplicación del dolor, la
precariedad social, las penalidades y la muerte.
Por eso mismo, cualquier encogimiento de
hombros, “ninismo” o equidistancia (“todos son iguales” o “todos forman parte
de lo mismo”) respecto de esta Guerra Total (bajo el pretexto de que el mundo
bonito no existe en ningún lado), es no solamente soñar en las nubes con lo que
eso significa para caer golpeados por la bestialidad unilateral en curso, sino
que incapacita para cualquier análisis riguroso de coyuntura, para albergar
cualquier estrategia digna de tal nombre y para poder transformar nada en
absoluto (porque, por una parte, probablemente sólo hay algo más
peligroso que equivocarse de enemigo, y es confundirse de amigo, y por
otra, apelar a la paz abstracta -como a la bondad del mismo calibre-,
sin partir –para transformarlas- de las condiciones reales que la impiden o de
los procesos políticos que la pueden conseguir realmente, sólo conduce a
perpetuar la guerra y el dominio de los poderosos). Saber distinguir entre
agresores y agredidos, entre quienes llevan el Caos sistémico y la Barbarie
social generalizada, y entre quienes pretenden defenderse e incluso combatir
todo eso; ubicar dónde está el lado de la Muerte y dónde se sitúan las
posibilidades de construir un mundo a partir de otros parámetros -por mucho que
haya que luchar en él para sentar las bases mínimas de sociedades socialistas,
como viéramos al final del apartado anterior-, resulta vital para las clases
trabajadoras, y a la postre para el conjunto de la especie y la ecosfera toda.
Para que la guerra sin fin no
se convierta en la guerra del fin.
Notas:
[1] El Gran Reinicio también llamado
Gran Reseteo es una propuesta de economía planificada del Foro Económico
Mundial (FEM) para reconstruir la economía tras la pandemia de covid-19. Fue
presentado en junio de 2020 por Carlos, príncipe de Gales, y Klaus Schwab, el
director del FEM. La inauguración del Gran Reinicio se dio en junio de 2020,
donde se reunió toda la élite financiera, tecnológica y política mundial. El
lugar de encuentro fue en Davos (Suiza), siendo el príncipe de Gales quien
inauguró el gran evento global.
[2] Agenda a la que por cierto
pretendidos comunistas españoles no han tenido empacho en ponerse al frente.
Reproduzco en este primer punto en gran medida, por considerarlo merecedor al
menos de tenerlo en consideración, lo señalado en Heraklio, TARCOTECA contrainfo: Occidente Acelera una Agenda
Decrecentista y Neocolonial que No Entiende. Desmoralización previa a la
Disrupción y en Dierckxens y Formento, La gran transición
hacia el mundo multipolar. El Sur Global en la iniciativa estratégica.
Acercándonos Ediciones. Buenos Aires, 2022.
[3] La COP27 termina con un plantón aún
mayor del Sur Colectivo a la imposición de agendas de las potencias imperiales.
Y es que de acuerdo con un estudio de la plataforma Our World in
Data, que analiza el período entre 1751 y 2017, Estados
Unidos, Reino Unido y la Unión Europea son responsables de alrededor del 50% de
las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera en conjunto (25% EEUU y 22%
los países de la UE), mientras que China habría contribuido con un 12,7% [sobre
la estrategia de acoso a China a través del clima, por ejemplo: La jugada que hace EEUU para convertir el cambio
climático en otro punto de confrontación con China – 06.11.2022, Sputnik Mundo
(sputniknews.lat)]. Como parte de la dimensiones cognitiva y
económica de la Guerra Total, hay desde hace algunas décadas todo un entramado
imperial que bajo la excusa del “anti-cambio climático” propone al Sur Global y
al Oriente Global la paralización, más la escalada del endeudamiento y de la
dependencia [al tiempo que, por supuesto, no hace nada por eliminar al responsable
máximo del desastre: el modo de producción capitalista con sus elites -parece
ser que sólo 125 multimillonarios consumen un millón de veces más gases
contaminantes que una persona promedio: Oxfam: multimillonarios emiten un millón de veces
más gases contaminantes que una persona promedio – 08.11.2022, Sputnik Mundo
(sputniknews.lat)– ni por dejar de trasladar la contaminación al Sur
Global ( https://vk.com/wall-211725988_12325-; https://observatoriodetrabajadores.wordpress.com/2022/11/21/occidente-utiliza-la-cop27-para-culpar-a-los-paises-mas-pobres-la-codicia-privada-prevalece-sobre-la-supervivencia-de-la-humanidad-prabir-purkayastha/; incluso desde
algunos foros capitalistas se atreven a hablar de ello: https://www.zerohedge.com/news/2022-12-02/dark-agenda-behind-wefs-green-energy-push ]. Todo
esto no es sino parte del imperialismo ecológico desplegado por “Occidente” (cuanto
más urgente se vuelve la escasez de recursos naturales, más violenta resulta la
política imperialista, nos advertía Marx).
Las campañas más recientes han sido
financiadas por el Fondo de Emergencia Climática, un organismo estadounidense
creado en 2019 por tres grandes oligarcas: Trevor Nelson, empresario y antiguo
alumno de la Fundación de Bill Gates, cercano a Howard Warren Buffett, nieto
del financiero más famoso de Wall Street. Pero también Rory Kennedy, hija del
senador Bob Kennedy. Además, Aileen Getty contribuyó al Fondo con 600.000
dólares. Es la tercera generación del imperio Getty, fundado por su padre John
Paul Getty, un magnate de los combustibles fósiles. Propietario de la Getty Oil
Company, fue considerado en su día el hombre más rico del planeta.
En general, en cualquiera de los campos
humanitarios, de desarrollo, derechos humanos o sociales en sentido amplio, las
cifras de dinero proporcionadas a ONGs o empleadas directamente en la creación
de las mismas por el Eje Anglosajón con la red mundial sionista, alcanza cotas
astronómicas. Con ellas se ataca a gobiernos díscolos, se dividen movimientos
sociales, se desvirtúan objetivos y se encauzan luchas hacia terrenos
inofensivos para la acumulación de capital.
[4] Su continentalismo en cambio
pretende un repliegue que abarca como propio todo el continente americano, por
lo que es profundamente hostil a cualquier proceso de autonomía en
NuestraAmérica.
[5] Conveniente seguir aquí la obra de
Antonio Fernández Ortiz. Por ejemplo, Octubre contra El Capital. El
Viejo Topo. Barcelona, 2016; La revolución de los ‘otros’. El
imperialismo, Octubre, los bolcheviques y la ética soviética. El Viejo
Topo. Barcelona, 2018. Agradezco también a nuestra compañera Sara Rosenberg sus
apuntes en este pasaje.
[6] Véase esta carta que dirige un
antiguo “occidentalista” ruso, Sergei Karaganov: https://rafaelpoch.com/2022/12/07/un-punto-de-vista-del-establishment-ruso-sobre-la-guerra-de-ucrania/
[7] Alberto Cruz “China: un mayor
énfasis anti-occidental y el retorno al marxismo (si es que se fue)”: https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2752. A diferencia
de Rusia (y no digamos ya de EE.UU.), contar con un Partido Comunista al frente
de la sociedad (un partido que nunca perdió frente al capitalismo ni el
Occidente Colectivo), así como con una economía en gran medida planificada,
otorga a China claras ventajas comparativas. Así, por ejemplo, China ha
estructurado una economía de «bajo costo»: vivienda barata, educación, atención
médica y transporte subsidiados, lo que permite aumentar el poder de compra de
la población por fuera de las necesidades básicas y el consiguiente crecimiento
del mercado interno, con lo que el país se hace más y más “competitivo”. En
contraste, el modelo financiarizado de la deuda de “Occidente” tiene un alto
costo, con economías en declive y sectores de la población cada vez más
empobrecidos y privados de ingresos disponibles, después de pagar los altos
costos del servicio de la deuda.
[8] Sólo ciertas ultraderechas (más o
menos vinculadas a la facción trumpista estadounidense) ponen distintos peros
de cosmética a esa hegemonía o, como algunas neopopulistas, se oponen a ella
parcialmente en cuanto que afecta a la “nación” propia. Mientras que algunas
izquierdas extraparlamentarias -no todas coincidentes en identificar amigos y
enemigos- tienen posiciones más completas contra ella, pero sin apenas fuerza
social.
[9] La digitalización persigue fines
económicos, ciertamente, pero también militares, de orden público y de
dominación. Con la moneda digital ya en ciernes, por ejemplo, se garantiza la
vigilancia y control de la población, al tiempo que se asegura también el
control total y directo sobre las cuentas bancarias; además de tener la
capacidad de silenciar las voces disidentes al poder bloquear las cuentas de
las personas e instituciones divergentes. La monitorización permanente de
nuestras vidas va ligada a la potestad de controlar nuestra posibilidad de
disponer de medios de pago (que ya no serán físicos).
[10] Desde 2008, como ya dije, se
emprende un “New Green Deal” (con la fundación de un grupo que en Gran Bretaña
recibe ese mismo nombre) para intentar volver a salvar la economía capitalista,
rememorando el New Deal de los años 30, pero en realidad
operando en sentido totalmente contrario. Nada tiene que ver, en esta ocasión,
con un figurado “Trato” entre clases para aumentar la demanda y estimular la
economía productiva o fortalecer el papel regulatorio del Estado en ella. Ahora
de lo que se trata es de lo contrario: una ofensiva de clase desde arriba que
contrae drásticamente la demanda, golpea la economía productiva al tiempo que
elimina capitales de la arena de la competencia y deja al Estado reducido a
mero agente del capital a interés especulativo parasitario, para control y
disciplinamiento de sus poblaciones. En cualquier caso, ese proyecto tiene tal
influencia que es capaz de protagonizar el Programa de las Naciones Unidas para
el Medio Ambiente.
[11] Giulio Palermo, El
conflicto ruso-ucraniano. El imperialismo estadounidense a la conquista de
Europa. El Viejo Topo, 2022. Aquí están expresadas algunas referencias
suyas. Recomendable de consultar.
[12] Circunstancia que no ha sido
desaprovechada por Jinping para volver a hacer defensa del multipolarismo y la
paz. Dijo: “En la actualidad, la situación internacional es compleja y fluida.
Como potencias influyentes, China y Alemania deben unirse y trabajar juntos en
tiempos de agitación, y hacer más contribuciones a la paz y el desarrollo
mundiales”.
Sin embargo, contra ello, y por si fuera
poco, EE.UU. acaba de aprobar la Ley de Reducción de la Inflación, según la
cual el país reducirá los impuestos y ofrecerá incentivos energéticos a las
empresas que se abran allí, con el fin de atraerse inversión y fuerza de
trabajo cualificada europea (y de otras partes del mundo). De hecho, hace un
tiempo que ha comenzado la salida de finanzas y producción de la UE hacia
EE.UU., como país “energéticamente estable”. Las principales corporaciones
manufactureras se están preparando para trasladar sus plantas a América del
Norte, al tiempo que la agenda verde impuesta a los europeos está destruyendo
su agricultura.
[13] Todo eso además de las redes de
vigilancia y espionaje, como el Echelon (que se descubrió que espió a Merkel),
que controla las propias comunicaciones internas europeas y que es gestionado
por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) con la colaboración de agencias de
inteligencia y espionaje del Eje Anglosajón amplio (Gran Bretaña, Canadá,
Australia, Nueva Zelanda) [Ver sobre asuntos tan escabrosos como estos,
artículo de Rafael Poch: https://rafaelpoch.com/2019/08/27/bommeleeer-la-novela-negra-de-luxemburgo/]. No hay que
perder nunca de vista, junto a todo ello, el permanente bombardeo
mediático-ideológico a que están sometidas las poblaciones europeas, que
ablanda sus conciencias y las hace interiorizar “la maldad” de los enemigos de
“Occidente” (aquí da en el clavo John Pilger: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/silenciar-a-los-corderos/).
[14] De la II Internacional nada que añadir,
pues hace tiempo que no es sino una facción de la burguesía.
Por lo que respecta a la “nueva
izquierda”, “light”, perfectamente integrada en el Sistema o compatible con él,
nada tiene que aportar cuando el mismo entra en declive degenerativo. En general,
no sólo para los acólitos de Laclau, no estaría nada mal que no se perdiera de
vista una reflexión “materialista” básica: ninguna propuesta, por
ingeniosa o convincente que parezca, puede constituirse en contra-hegemonía a
menos que ofrezca soluciones reales a los problemas sociales.
[15] Para ello EE.UU. activa también
cercanas maniobras de provocación y permanente asedio contra Corea del Norte -a
la que desde hace 70 años obliga a gastar en armamento sin cesar-, buscando su
caída.
[16] Ya han postulado para la ampliación
de los BRICS Irán, Argentina y Argelia. Otros que han mostrado interés en convertirse
en miembros son Turquía, Arabia Saudita, Egipto y
Afganistán. “Indonesia acaba de aplicar, en Bali. Hay una lista de espera
con países observadores como Kazajstán, Emiratos Árabes Unidos –EAU-,
Tailandia, Nigeria, Senegal y Nicaragua. Un nuevo G20, el viejo ya no le sirve
a nadie. Luego, están los estrechos vínculos de los BRICS con un conjunto de
bloques comerciales regionales: ASEAN, Mercosur, GCC (Consejo de
Cooperación del Golfo), Unión Económica EuroAsiática (EAEU), Zona de Comercio
Árabe, Área de Libre Comercio Continental Africana, ALBA, SAARC y, por último,
la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el acuerdo comercial más
grande del planeta. Esto conducirá inevitablemente a una segunda ola de 16
aspirantes al BRICS+, que incluirá en Asia a Azerbaiyán, Mongolia, Uzbekistán,
Tayikistán, Turkmenistán, Pakistán, Vietnam y Sri Lanka” (Dierckxens y
Formento, El neofeudalismo financiero global se empantana en
Ucrania y Estados Unidos (observatoriocrisis.com)). También en
NuestraAmérica encontramos a un considerable contingente, en parte aglutinado
en torno a la CELAC.
Siempre interesante seguir también a
Pepe Escobar en este ámbito: “Adiós G20, hola BRICS” https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2753. Respecto al
dólar sin valor, la propia ex ministra austriaca de Asuntos Exteriores, Karin Kneissl,
ha llegado a decir que en 2022 el dólar estadounidense ha impreso más papel
moneda que en toda su historia.
[17] Mucha atención en las medidas que
se están tomando por parte de las elites “occidentales”. En el Reino de España,
por ejemplo, se ha tramitado la Ley de Seguridad Nacional del gobierno del
PSOE-Unidas Podemos que prevé que el presidente del gobierno, por encima de la
Constitución, pueda declarar sin más trámite una “situación de interés
nacional” que permita adoptar medidas de excepción ante circunstancias que
afecten a la ciberseguridad, la seguridad económica y financiera, la marítima,
aérea y ultraterreste, la seguridad energética, la sanitaria y la “preservación
del medio ambiente”; pero que además tiene un “numerus apertus” para crisis no
previstas. Entre sus peligrosísimas disposiciones cito:
- «La aportación de recursos humanos
y materiales, tanto públicos como privados, en una situación de interés
para la Seguridad Nacional”.
- «En los casos de situación de
interés para la Seguridad Nacional, cualquier persona, a partir de la
mayoría de edad, estará obligada a la realización de las prestaciones
personales que exijan las autoridades competentes, siguiendo las
directrices del Consejo de Seguridad Nacional o de la autoridad funcional,
sin derecho a indemnización por esta causa, y al cumplimiento de las
órdenes e instrucciones, generales o particulares, que aquellas
establezcan».
- «Cuando la naturaleza de la
situación de interés para la Seguridad Nacional lo haga necesario, las
autoridades competentes, siguiendo las directrices del Consejo de
Seguridad Nacional o de la autoridad funcional, podrán proceder a la
requisa temporal de todo tipo de bienes, así como a la intervención u
ocupación transitoria de los que sean necesarios y, en su caso, a la
suspensión de actividades».
- “El Catálogo de recursos del
Sistema de Seguridad Nacional constituye la relación del conjunto de los
recursos humanos, medios materiales, instalaciones y cualesquiera otros
activos, bienes o derechos pertenecientes a las entidades integradas en el
sector público, a las empresas privadas o a los particulares, que puedan
ser de utilidad para el cumplimiento de las funciones asignadas en el
artículo 19 de esta ley».
- «los documentos y la información
manejada por el Sistema de Seguridad Nacional quedan excluidos del derecho
de acceso a la información pública».
- «El Gobierno podrá acordar la
suspensión del régimen de liberalización establecido en esta ley cuando se
trate de actos, negocios, transacciones u operaciones que, por su
naturaleza, forma o condiciones de realización, afecten o puedan afectar a
actividades relacionadas, aunque sólo sea de modo ocasional, con el
ejercicio de poder público, o actividades directamente relacionadas con la
defensa o la seguridad nacional, o a actividades que afecten o puedan afectar
al orden público, seguridad pública y salud pública».
Previamente, El Consejo de Ministros del
28 de diciembre de 2021 aprobó, anticipadamente, la modificación mediante Real
Decreto de la Estrategia de Seguridad Nacional. Tal Real Decreto identifica como
uno de los riesgos para la Seguridad Nacional las «Campañas de Desinformación»,
definiéndolas como sigue: «Las campañas de desinformación tienen clara
repercusión en la Seguridad Nacional y deben diferenciarse de otros factores
como la información falsa -fake news- o información errónea -misinformation-.
De hecho, las campañas de desinformación no contienen necesariamente noticias
falsas, sino que pretenden distorsionar la realidad mediante contenido
manipulado». Es decir, el Estado se autoatribuye la potestad de identificar
como «desinformación», no ya noticias falsas, sino informaciones que, a su
juicio, pretendan manipular la realidad. Así mismo, se propone “hacer
frente a las campañas de desinformación, que socavan la confianza de los
ciudadanos en las instituciones democráticas y conducen a la polarización
social, requiere hacer un uso sistemático de la detección, alerta temprana y
notificación». Toda la información en A las puertas del estallido de la mayor crisis de la
historia del capitalismo. Nuestras tareas – Coordinación núcleos comunistas
(wordpress.com)
Estamos hablando tan sólo de un ejemplo
de lo que prepara el capitalismo degenerativo del Eje Anglosajón-OTAN. En
Canadá, otro ejemplo, ya se ofrece eutanasia a la población empobrecida (https://twitter.com/i/status/1599270657589530625). Y lo de
enviar al ejército ya sea para contrarrestar manifestaciones o directamente
para reprimirlas (https://nuevarevolucion.es/gobierno-britanico-recurrira-al-ejercito-para-enfrentar-huelgas-obreras/), así como
impedir por vía judicial las huelgas (https://twitter.com/Reuters/status/1598805458155970565), comienza a hacerse
algo extendido. Por eso, el tiempo para reaccionar, para emprender la propia
transformación social, se va acortando.
Fuentes:
https://rebelion.org/razones-y-pasos-de-una-guerra-sin-fin-o-de-la-guerra-del-fin-i/
https://rebelion.org/razones-y-pasos-de-una-guerra-sin-fin-o-de-la-guerra-del-fin-ii/
https://rebelion.org/razones-y-pasos-de-una-guerra-sin-fin-o-de-la-guerra-del-fin-iii/
https://rebelion.org/razones-y-pasos-de-una-guerra-sin-fin-o-de-la-guerra-del-fin-y-iv/