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RAZONES Y PASOS DE UNA GUERRA SIN FIN (O DE LA GUERRA DEL FIN)

 Las condiciones de degeneración del modo de producción capitalista se agudizan 


Por Andrés Piqueras
Rebelión

1ª parte

1. Un capitalismo en la UCI

2. Acumulación bélica de capital

2ª parte

3. Algunos entresijos de la Guerra Total o Guerra sin fin

4. El asedio a Rusia dentro de la Guerra Total: ciertos pasos decisivos

3ª parte

5. Por qué estas batallas de la Guerra Total no son una lucha entre imperios

6. El fin del orden mundial del siglo XX

4ª Parte

7. El Gran Reinicio y las luchas de clase horizontales intercapitalistas y entre élites

***

 Es mi intención exponer lo más clara, breve y sencillamente posible algunos de los porqués de la crisis sistémica y del cambio de fase histórica que atravesamos en el modo de producción capitalista, de cara a una posible etapa post-neoliberal de acumulación militarizada, con todas las terribles consecuencias sociales que ello entraña.

Me es de especial interés mostrar cómo este desarrollo bélico está protagonizado, como resulta lógico con la Historia, la Política, la Economía y Ecología, por la potencia en decadencia y, en general por el Occidente Colectivo, que resulta cada vez más subordinado a aquélla y relegado por ella, pero que ha configurado y comandado un Sistema Mundial capitalista hasta hoy. En ese objetivo es imprescindible señalar también el momento de enorme peligro de guerra nuclear que atraviesa el mundo. Así mismo, destacar el fin de la mayor parte del entramado institucional, de gestión política, regulación social y de formas convivenciales que conocíamos hasta ahora.

Lo intentaré mostrar a lo largo de 4 entregas, de dos apartados cada una, excepto la última, según el índice que se adjunta a continuación:

1ª entrega

1. Un capitalismo en la UCI

2. Acumulación bélica de capital

2ª entrega

3. Algunos entresijos de la Guerra Total o Guerra sin fin

4. El asedio a Rusia dentro de la Guerra Total: ciertos pasos decisivos

3ª entrega

5. Por qué estas batallas de la Guerra Total no son una lucha entre imperios

6. El fin del orden mundial del siglo XX

4ª entrega

7. El Gran Reinicio y las luchas de clase horizontales intercapitalistas y entre élites


1. Un capitalismo en la UCI

Las condiciones de degeneración del modo de producción capitalista se agudizan. El menguante desarrollo de las fuerzas productivas va dando paso a cada vez más fuerzas destructivas, con el consiguiente declive del conjunto de la civilización a que dio paso. Ello radica en toda una cadena de razones, como la dilución del valor y mengua del plusvalor, la galopante reversión del capital a su forma simple de dinero, un endeudamiento público y privado insostenible, una economía crecientemente ficticia, un acuciante estrés climático, el manifiesto agotamiento de materiales y energía fósil, así como la imparable expansión de un “valor negativo”: plagas, epidemias, deterioro de recursos, saturación de sumideros, contaminación generalizada, pérdida de fertilidad, salinización, estrés climático, desaparición de nitratos y de fósforo, sobreexplotación, sobreempobrecimiento y extenuación de las poblaciones…).

Todo ello da como resultado lo que algunos autores han señalado como una “tormenta perfecta”, pues la hipotética solución a uno de esos factores significaría el agravamiento inmediato de otros. La destrucción social y ambiental, el desmoronamiento de las sociedades, así nos lo testimonia.[1]

La gran paradoja de un capitalismo extenuado es que es la exacerbación financiera la que le está insuflando vida artificial mediante la desmaterialización del dinero (que ha quedado desligado de cualquier anclaje material, como el oro) y la ingente creación de capital ficticio.[2] Desmaterialización que, en el colmo de la irrealidad, fue seguida del dinero mágico o inventado (que ha recibido el elegante nombre de “flexibilización cuantitativa”, y que entraña la máxima expresión de la desmaterialización del dinero, porque le desliga del valor producido) por no menos de 20 billones de dólares entre los Bancos centrales de las principales economías. Pues sólo convirtiendo el dinero en pura ficción, sin ninguna vinculación con el capital productivo, puede seguir aparentándose un satisfactorio funcionamiento económico de este Sistema.

La flexibilización cuantitativa (QE) y el ajuste cuantitativo (QT) han permitido hasta muy recientemente la emisión de enormes cantidades de dinero sin respaldo (a intereses nulos o incluso negativos) y sin afectar a la inflación, en contra de lo estipulado en cualquier manual de economía.

“Sólo era necesario que los Bancos Centrales manejaran las palancas de política monetaria de los tipos de interés”, la QE y el QT “de forma adecuada para mantener la magia de los déficits interminables, financiados a través de la impresión de dinero (avalada por la Teoría Monetaria Moderna), que alimentaba el gasto” [Alastair Crooke, La desesperación imperial: Insistir en la dominación mientras se irradia debilidad | Diario Octubre (diario-octubre.com)]

Pero ese misterio puede entenderse si tenemos en cuenta la parálisis productiva y la creciente escasez de demanda solvente, por un lado, más la inundación de mercancías baratas del Oriente Global y especialmente de China, así como la afluencia de la también barata energía rusa para el caso de Europa, o la del Golfo Arábigo para EE.UU. y el Occidente Colectivo en general.[3] Sin embargo, en estos momentos EE.UU. ha decidido cortar ambos suministros, imponiendo aranceles a las exportaciones chinas y boicoteando la energía rusa, con especial daño para Europa, como veremos en los apartados siguientes, mientras que se complica también para sí mismo la baratura de la energía petrolífera más superficial y fácil de obtener del planeta, la de la península arábiga, en razón de la desconfianza que inspiran los repetidos bloqueos y sanciones que administra por doquier y de los intentos de imponer precios máximos a la principal fuente de riqueza de los productores energéticos.[4]

Con todo ello ahora sí la inflación comienza a hincharse como un gran monstruo, y las políticas de los centros de mando del capital priorizan el ataque a ese ogro (que deshilacha las acreencias y pone en jaque a un sistema cada vez más basado en deudas), a costa de la población trabajadora, de los medianos y pequeños capitales y de la sociedad toda. De hecho, el mortífero «juego global» al que está apostando la Reserva Federal de EE.UU., y que es seguido por los Bancos Centrales del Occidente Colectivo, es a subir las tasas de interés para, entre otras razones, proteger el «privilegio del dólar» de poder intercambiar el dinero que imprime de la nada por mano de obra, riqueza social, energía y materias primas bien reales en todo el mundo (algo que también hacen las otras monedas centrales pero sin la repercusión hegemónica que mantiene el dólar y que las termina perjudicando frente a él), con un ingente trasvase de riqueza de la población trabajadora hacia los detentadores del capital.

En términos generales podemos decir que la clase capitalista transnacional ha utilizado diversos mecanismos que se intensifican desde 2008 para intentar sostener el crecimiento, aun a costa a menudo de la acumulación global. Entre los más destacados:

a. El pillaje y saqueo de las finanzas públicas: se da una transferencia de riqueza sin precedentes del ámbito público a las arcas del capital transnacional. Se socializan las pérdidas en un momento en que las grandes empresas transnacionales registran niveles récord de ganancias. Los Estados extraen también cada vez más excedente de las sociedades para entregárselo a las finanzas globales, mientras se mercantiliza el conjunto de actividades de la vida social y natural. Todo vinculado también a una montaña de deuda que ya supera el 365% del PIB mundial.

b. La especulación financiera (ya en 2008 los mercados de derivados alcanzaron un valor de 2.3 billones de dólares al día) y la masiva emisión de dinero sin valor, primero a tasas de interés cero o incluso negativas y después alzadas bruscamente en el camino de arruinar a buena parte de los actores económicos (incluida la mayor parte de la población) y quedarse aún más deprisa con sus activos, propiedades y patrimonio.

c. Frente a la crisis de sobreacumulación[5], la economía de guerra se vuelve también eje central de crecimiento en la economía global, lo que se conoce como acumulación militarizada o exacerbación bélica de la Desposesión, con la consiguiente reordenación de todo el entramado sistémico del capitalismo, que da pie, entre otras muchas consecuencias, a que vaya calando estructuralmente de nuevo una cultura fascista.

Esto es lo que intento explicar a continuación.

2. Acumulación bélica de capital

EE.UU. como hegemón mundial ha venido encargándose desde el fin de la 2ª Gran Guerra de crear o recrear, organizar y dirigir el conjunto de instituciones mundiales necesarias para la gestión y regulación global del Sistema Mundial capitalista. Esa formación social imperial, como veladora última del funcionamiento del capitalismo global, ha asumido también la función de establecer el entramado jurídico-institucional valedor de su acumulación de capital a escala planetaria (ONU, FMI, BM, OMC, cumbres o entidades de coordinación con el resto de las principales potencias subordinadas, tribunales de arbitraje internacional, etc.). Su ambicioso proyecto de construcción del capitalismo global a imagen propia no hacía sino trasladar la jurisprudencia USA al resto del planeta, y con ella después su conjunto de dispositivos y medidas tendentes a garantizar la reproducción ampliada del capital a escala propia pero también global. La Cooperación y el Desarrollo servirían, en cuanto que paradigmas mundiales, como tejedores de un entramado global de intervenciones e injerencias (por lo general forzadamente) consentidas.

Esos dispositivos y medidas irían mayoritariamente destinados más tarde, ante la creciente obstrucción de la acumulación capitalista, a la procura de crecimiento por Desposesión, la cual pasaría a blindarse, especialmente tras la caída de la URSS, mediante toda clase de Acuerdos y Tratados de comercio e inversiones (llamados “libres”). “Tratados de Libre Comercio e Inversiones” (TLC) que se potenciarían como una de las vías privilegiadas de “cosechar” dinero, y que han venido creando una especie de “derecho internacional” informal que en realidad está basado en las leyes y la jurisprudencia de EEUU (porque ningún Tratado o Acuerdo con este país puede contradecir las leyes o el Congreso de EEUU, ni EE.UU. acepta ninguna decisión de organismo multinacional que le contravenga). Es decir, que todos los Tratados firmados por este país institucionalizan de iure la aplicación extraterritorial de las leyes de EEUU (al igual que ocurre con las disposiciones internacionales y las “sanciones” contra países que decide la potencia hegemónica). De hecho, los países signatarios de acuerdos de liberalización comercial ceden su soberanía nacional y popular, y dejan indefensas a sus sociedades frente al multiplicado poderío de los mercados reguladores (que no regulados). A este festín se sumarían en una u otra medida el resto de potencias capitalistas.

En conjunto, y una vez eliminado el enemigo sistémico soviético, en los años 90 del pasado siglo se terminaría de crear un entramado legal supranacional que consagraba un creciente peso o dominio del capital globalizado sobre las dinámicas de territorialidad política de los Estados (exceptuando al propio hegemón, claro). De hecho, quedaría abolido de facto el sistema internacional basado en el principio de soberanía de los “Estados nacionales” heredado de Westfalia, que se sacrificaba al objetivo de proteger todas las formas de acaparamiento y propiedad del gran capital, especialmente las rentistas[6] (obviamente, cualquier atisbo de “soberanía popular” resultaba asimismo desterrado). Muy especialmente, ese proceso se cebó con el Sur y el Oriente Globales, desbaratando el impulso unitario y las posibilidades de su erección en un sujeto colectivo internacional asociado a los esfuerzos históricos de la Internacional Comunista, de la Conferencia de Bandung y de la Tricontinental, entre otros.

Con ello se produjo el espejismo de la ahistoricidad del Sistema: el capitalismo pasaba a contemplarse como imperecedero; de lo que se trataría en adelante, en el mejor de los casos, era de regular en algo su funcionamiento o de pasar lo más desapercibido posible bajo su manto.

Sin embargo, como sabemos, se trata en el fondo de un Sistema gangrenado al que le falta con creciente angustia “la sangre” del valor-plusvalor.

Para ubicarnos estratégicamente en un mundo acelerado, con patente inclinación hacia el caos, es preciso tener claro que estamos más allá de un capitalismo estancado, pues es nítidamente degenerativo, en el cual no se vislumbran sendas estables de incremento de la tasa media de ganancia, de la productividad, de la formación de capital ni del empleo. A ello se añade la particular decadencia de su potencia hegemónica, directora del funcionamiento sistémico capitalista.

La acumulación militarizada busca paliar ese estancamiento en EE.UU. (y en una medida más cuestionable y en todo caso subordinada, en el resto de los centros del Sistema Mundial u Occidente Colectivo) a través de, entre otros mecanismos, la acentuación del expolio de recursos del Sur y el Oriente Globales, la destrucción masiva de medios de producción y de capital fijado al territorio (infraestructuras), así como la exacerbación de la explotación de las poblaciones, la extracción de un tributo económico a través de una deuda dolarizada (que se paga imponiendo depresión y austeridad en cada país) y el reciclaje de dólares del resto del planeta a través de mecanismos bancario-financieros y monetarios posibles por la condición de moneda internacional que ostenta el dólar y su dominio sobre el sistema internacional de compensación de pagos (SWIFT). Tal proceso está vinculado también al propio “reseteo” del capitalismo para desatar formas despóticas de ingeniería social.

Contra esa degenerativa economía-mundo que construyó el Occidente Colectivo, e intentando escapar de ella, ha ido perfilándose un mundo emergente, que para algunos autores, siguiendo más o menos la formulación teórica de Mészáros[7], podría ser también una última salida del capital a través de su compenetración con el Estado (en forma de “capitalismo de Estado” plenamente desarrollado, con una cada vez mayor centralización del capital), la cual da como resultado hoy en China una economía crecientemente planificada y unos recursos clave y servicios básicos (entre los que se cuenta el dinero y el crédito) bajo control estatal y en favor del conjunto de la población. En tal camino, China se debate entre esa “última salida capitalista” y el emprendimiento decidido de una transición socialista. Esta formación socio-estatal traza la única contra-dinámica con posibilidades de universalidad altersistémica en la recuperación de una territorialidad político-estatal soberana frente al desenvolvimiento mundial del capital degenerativo[8]. Así, China está intentando construir una forma de internacionalización que comienza a despegarse de la actual globalización del capital, por lo que en vez de estar basada en el desenfreno financiero, la especulación, la rapiña de recursos mundiales, la multiplicación de recortes sociales y planes de ajuste, la corrupción como vía privilegiada de beneficios, “paraísos fiscales” y capital ficticio, busca proporcionar un entramado energético-productivo y comercial sustentado en diferentes polos de autodesarrollo (lo cual no quiere decir que algunos de aquellos rasgos no estén presentes también en su expansión económica, lo que pasa es que no alcanzan ni de lejos el papel preponderante que tienen en el capitalismo degenerativo actual). Toda un área transcontinental integrada económicamente mediante la que se ha designado como nueva “Ruta de la Seda”. En ella se intenta incluir a la Unión Económica Euroasiática, con India y su zona de influencia, pero también América del Sur, Sudáfrica y la Unión Africana. Una red con moneda internacional centrada en el yuan, que pretende complementarse con una canasta de monedas (de los llamados BRICS, que ven cómo poco a poco pero sin parar se suman las solicitudes para ampliar su membrecía), y que cuenta con un Banco de Infraestructura y Desarrollo, un Fondo de Fomento, un sistema propio de compensación de intercambio, una Bolsa Internacional de Energía, un plan de infraestructura y desarrollo que enlaza continentes, además del RCEP o mayor tratado comercial de la historia.

La Ruta de la Seda o “Un Cinturón una Ruta” en la terminología china, cubriría, de completarse, al 65% de la población mundial, mediante conexiones con más de un centenar de países de los cinco continentes. Involucraría un tercio del PIB global. Movilizaría una cuarta parte de los bienes planetarios, suponiendo algo así como un tipo de “New Deal” a escala global capaz de insuflar algo más de vida al capital productivo, pero también de constituirse en una de las últimas posibilidades de hacer una “reconversión suave” del capitalismo a otro modo de producción.

En todo ese proceso ha surgido una Rusia re-soberanizada, que está poniendo su poderío diplomático-militar al servicio de tal proyecto, al que parece comenzar a entender como su vía de futuro, con el fin de crear una Zona de Estabilidad fuera del caos del capital degenerativo y de los coletazos destructivos de la territorialidad política imperial estadounidense en decadencia. Hay que tener en cuenta que esa alianza entra dentro de la estrategia de Moscú para adherir económicamente Europa y Asia en el súper-continente que realmente es: Eurasia. Proyecto que por fin le permite a Rusia desconectar de su larga historia de intentos de insertarse de forma periférica en Europa, para pasar a ser el fulcro euroasiático.

No solamente esto debilita aún más la globalización neoliberal, sino que fortalece las economías estatales implicadas, así como el proceso multilateral y regional, lo que explica que la comunión de ambas formaciones sociales (Chinusia)[9] haya ido creando semejante Zona de Estabilidad y de previsibilidad en materia de relaciones internacionales, de relaciones comerciales, económicas y monetarias, fortaleciendo la opción de un sistema multipolar basado, hoy por hoy, en el respeto y beneficio mutuo entre Estados. Ese proyecto en curso contrasta vivamente con la imprevisibilidad y arbitrariedad de las decisiones político-estratégicas estadounidenses y los terribles abusos de su unipolaridad.

Tal proyecto no es sino parte de históricas luchas, de un proceso de descolonización y soberanía de ya larga data, recuperando el espíritu de la Conferencia de Bandung para “desengancharse” del Occidente Colectivo o potencias centrales confeccionadoras del Sistema Mundial capitalista, con sus imposiciones colonizadoras, su división internacional del trabajo, su deterioro de las relaciones de intercambio, su succión del trabajo y de los recursos ajenos. Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Irán, Zimbabue, Corea, Rusia, China, Vietnam, son ejemplos de realidades enormemente diferentes, mas con un denominador común: la persecución de soberanía frente al orden neocolonial occidental, frente a su imperialismo inveterado.

Pero ante la mera posibilidad de un nuevo entramado mundial productivo-energético, que paradójicamente, como se ha dicho, podría prolongar la propia vida del capital, la territorialidad política del hegemón en declive opone una tenaz resistencia.

EE.UU. no va a dejarse relevar sin destruir. Sin guerra.

Su peligrosidad es mayor si tenemos en cuenta que su zona de seguridad y reserva energética está precisamente en Asia Occidental, el nudo gordiano entre sus intereses y los del “cinturón” de conexión mundial chino. En el conjunto de Asia (y en lo que desde los centros de poder de Washington se diseñó como Medio Oriente Ampliado, desde el Magreb hasta Paquistán, pasando por el Cuerno de África), la “geo-ecología” o pugna por la energía, recursos, materias primas y “tierras raras” de minerales estratégicos (fundamentalmente localizados en el corazón asiático y especialmente en Siberia –y también en China-), se erige en motivo primordial de la geo-estrategia global.

EE.UU. ha decido por tanto emprender una suerte de golpe de Estado mundial contra el posible mundo pluriversal, multipolar. Y lo ha hecho ya, antes de que tal posibilidad pueda terminar de consolidarse y antes de que su propia decadencia le impida enfrentarla más adelante. Es una jugada a todo o nada, en la que arrastra a sus subordinados europeos, a todo el Occidente Colectivo, pero también en sus consecuencias al conjunto de la humanidad, dado que Estados Unidos y su brazo armado global, la OTAN, están metiendo al mundo entero en una Guerra Total, definitiva, sin fin. Una guerra que como tal entraña un espectro completo (que el término “híbrido” apenas alcanza a definir): es militar (aunque no necesariamente convencional), paramilitar, terrorista (con interposición de yihadistas, mercenarios, ejércitos privados y bandas criminales de distinto pelaje), biológica y bacteriológica; es económico-financiera y judicial, pero también mediática, cognitiva, ideológica e incluso cibernética y librada igualmente en la estratosfera.

La desmenuzamos brevemente en la próxima entrega.

Notas:

[1] No puedo desarrollar aquí, ni es el lugar, estos puntos, por lo que tengo que remitir para su desarrollo, así como en general para lo expresado en estas entregas, a mis trabajos y conferencias al respecto, destacando aquí dos de mis últimos textos: a) La tragedia de nuestro tiempo. La destrucción de la sociedad y la naturaleza por el capital. Análisis de la fase actual del capitalismo.Anthropos. Barcelona, 2017. b) De la decadencia de la política en el capitalismo terminal. El Viejo Topo. Barcelona, 2022.

[2] El capital a interés deviene ficticio cuando el derecho a la remuneración o rendimiento del interés o deuda contraída viene representado por un título comercializable, con posibilidad de ser vendido a terceros (y esta es sólo una de las maneras de que el capital se haga “ficticio”). Es decir, cuando comienza a comercializarse un capital que es deuda y que en realidad no existe (esta es la base de su ficción, que después las finanzas complejizarán sobremanera). Esa venta y su posterior reventa, genera todo el ciclo de ficción del capital a interés. Una deuda puede ser así revendida muchas veces. Con ello se realiza en apariencia el máximo sueño (“ilusorio”) de la clase capitalista: que el capital se auto-reproduzca más allá del trabajo humano, más allá de la riqueza material y más allá de las bases naturales-energéticas que posibilitan esta última.

[3] El Eje Anglosajón impuso y ha venido sosteniendo a las oligarquías feudales del Golfo, donde la subida al poder y alianza político-militar con la estirpe de los Saud en Arabia Saudita, a cambio de suministro energético barato garantizado y apoyo al islamismo yihadista contra el panarabismo nacionalista y marxista, ha sido una de las más destacadas. La simbiosis con el engendro artificial de Qatar, “creado” por Gran Bretaña, también está entre las que merecen ser resaltadas, especialmente en estos momentos en los que el país arábigo lleva a cabo un descomunal intento de lavado de imagen a través de una gran transfusión de fondos al ya de por sí corrupto mundo del fútbol, y en donde al menos 6.500 trabajadores han fallecido en la construcción de las instalaciones propias del mundial futbolístico, según cifras admitidas, tras trabajar en condiciones aberrantes, como lo hace la mayor parte de la inmigración en los reinos medievales del Golfo.

[4] Tener la moneda de reserva mundial le supone a EE.UU. un enorme beneficio y es uno de los puntales de su hegemonía mundial, para lo que precisa que “el mayor número posible de Estados esté en el «canal del dólar» y comercie en dólares. Y que coloquen sus ahorros en bonos del Tesoro estadounidense. La Reserva Federal está haciendo todo lo posible para derrumbar la cuota de mercado del euro y así trasladar los euros y eurodólares al sindicato del dólar. Estados Unidos amenazará a Arabia Saudí, a los Estados del Golfo y a Turquía para evitar que salgan del canal. Se trata de la «guerra» contra Rusia y China, que está sacando a una gran parte del mundo del sindicato del dólar y llevándola a una esfera no dolarizada. El incumplimiento de la pertenencia al sindicato del dólar se responde con diversas herramientas, desde sanciones, congelación de activos y aranceles, hasta el cambio de régimen” [Alastair Crooke. https://observatoriodetrabajadores.wordpress.com/2022/10/28/las-numerosas-guerras-entrelazadas-una-guia-aproximada-a-traves-de-la-niebla-alastair-crooke/]. A algo de ello atenderemos en el apartado 3 y también en el último.

[5] Muy brevemente, la sobreacumulación deviene del aumento del peso relativo del capital fijo (maquinaria) sobre el variable (seres humanos) en la composición orgánica del capital. Además, al reducirse relativamente la fuerza de trabajo en un determinado proceso productivo, se reduce también la masa de valor representada por ella (que a la postre se traduce en plusvalor, y que sólo se extrae de los seres humanos), con lo que cada vez queda menos margen para que los aumentos de la productividad repercutan en la elevación de la tasa de plusvalía, y ésta en beneficio.

[6] La propia Unión Europea se concibe como una vía para puentear los parlamentos y las instituciones estatales, sustrayendo las decisiones e intereses del Gran Capital a las luchas de clase a escala estatal que forjaron las distintas expresiones nacionales de la correlación de fuerzas entre el Capital y el Trabajo. Se trata de una construcción supraestatal destinada a mantener relaciones de desequilibrio entre sus partes, un sistema deficitario-superavitario diseñado para trasvasar riqueza colectiva de unos Estados (la mayoría) a unos pocos (sobre todo Alemania y su “hinterland” centroeuropeo), especialmente mediante el mecanismo de la moneda única. Constituye el mayor ejemplo mundial de institucionalización del neoliberalismo a escala de un continente entero. Una institucionalidad concebida y conformada para ser irreformable (pues requiere de unanimidades casi imposibles para que no sea así). Si la “Europa socialdemócrata” fue la mayor manifestación del reformismo capitalista cuando éste todavía impulsaba con vigor el desarrollo de las fuerzas productivas, hoy la Unión Europea es el primer experimento de ingeniería social a escala regional o supraestatal en favor de la institucionalidad de las estructuras financieras de dominación. Supone en sí un cuidadoso plan de desregulación social de los mercados de trabajo (lo que significa la paulatina destrucción de los derechos y conquistas laborales) y de las condiciones de ciudadanía. Es, por supuesto, mucho más un “mercado” que una entidad social aglutinadora de pueblos, como lo demuestra la falta de sentimiento identitario colectivo, la carencia de sistemas públicos y servicios propiamente “europeos”, y ni siquiera partidos ni instituciones de soberanía popular dignos de tal nombre. Desafortunadamente, las izquierdas integradas en toda Europa no ponen en cuestión esta estructura política del Gran Capital, mirando como mucho de mejorar o paliar algunas de sus disposiciones más duras.

[7] Ver especialmente Mészáros, István. Beyond Capital. Toward a Theory of Transition. Monthly Review Press. New York, 2010.

[8] China es la única formación estatal que ha reunido las condiciones para romper su periferización, precisamente por seguir un modelo propio de desarrollo con características socialistas. “China, que había ocupado durante siglos o milenios una posición destacada en el desarrollo de la civilización humana, todavía en 1820 tenía un PIB que constituía el 32,4% del producto interior bruto mundial; en 1949, en el momento de su fundación, la República popular china es el país más pobre, o uno de los más pobres del mundo” (Losurdo, Domenico. Stalin. Historia y crítica de una leyenda negra. El Viejo Topo. Barcelona, 2011, pg. 328). Entre esos dos momentos históricos tenemos las guerras imperialistas contra China, conocidas como “guerras del opio” (1839-1842 y 1856-1860, como consecuencia de que China se negara a dejar circular “libremente” el opio por su país, siendo esta una de las principales mercancías del primer narco-imperio mundial: Inglaterra). En ellas todas las potencias militares del momento sumaron parcialmente sus fuerzas para reducir al milenario gigante asiático. Después, la revuelta de los Taiping (1851-1864) contra el comercio del opio, se convierte en la guerra civil más sangrienta de la historia mundial, con veinte a treinta millones de muertos (Losurdo, Domenico. Contrahistoria del liberalismo. El Viejo Topo. Barcelona, 2005). Las potencias “occidentales”, más la Rusia zarista y Japón, se repartirían el control de un territorio indefenso y maniatado. La gran hambruna de China del norte (1877-1878) mata a más de 9 millones de personas. Esas hambrunas, como las de India y tantos otros países, fueron la consecuencia directa de la colonización europea, especialmente la británica (aquí es imprescindible leer a Davis, Mike. Los holocaustos de la era victoriana tardía. Universitat de València. València, 2006). El siglo XX despierta con el “levantamiento de los bóxer” (1899-1901) contra el control extranjero de la economía china. Su represión deja al país sumido en la impotencia. A principios del siglo XX el Estado está prácticamente destruido. Entre 1911 y 1928 se desarrollan 130 conflictos entre unos 1.300 señores de la guerra; el bandidaje se extiende por todo el país y la disolución de los vínculos sociales se hace galopante. Las potencias tenían planeado repartirse el control del territorio en pequeños y manejables pedazos. Al llegar el año 1949 probablemente sólo Bangladesh era más pobre que China. Tras la revolución socialista, el país es asediado y bloqueado: alimentos, medicamentos, recambios de la maquinaria agrícola, etc., son impedidos. El Gran Salto adelante es un intento desesperado y bastante catastrófico de afrontar el embargo; embargo del que se jactarían miembros de la administración Kennedy, como Walt Rostow, diciendo que había retrasado el desarrollo de China en decenas de años. Con la obligada apertura al capitalismo que tuvo que realizar en los años 70, a China no le quedó más remedio que emplearse a fondo para lograr salir de la destrucción económica que heredaba, en un proceso de muy duras condiciones laborales y de deterioro ambiental. Sin embargo, la singularidad de tener un Estado volcado en la soberanía nacional, en el que el interés privado no logra ponerse por encima del colectivo, conseguiría finalmente hacer remontar todos los indicadores económicos y sociales de China, cuyo único parangón se encuentra en las proezas realizadas por la Unión Soviética (y luego, en otra escala, por Cuba o Vietnam). Hoy, de la mano de una economía planificada, y a pesar de haberse visto forzado a dar participación al capital extranjero, el Partido Comunista ha logrado conservar el poder de decisión final en cada renglón de la economía, con el objetivo de asegurar un mínimo de equilibrio social, pilar fundamental de la revolución, para enfrentar el enorme desafío de elevar los niveles de vida de más de 1.400 millones de personas. En la actualidad ha logrado erradicar la pobreza extrema y ha sacado de la pobreza en la última década a unos 800 millones de seres humanos (justo cuando en el resto del mundo aquélla aumenta a pasos agigantados), mientras que el nivel de vida del medio rural casi se ha duplicado en los últimos diez años, proeza combinada con decididas políticas de recuperación ambiental y de transición a energías limpias a medio plazo. A contracorriente también de lo que sucede en casi todo el resto del mundo, las condiciones salariales y laborales mejoran permanentemente (los salarios reales, de hecho, se han disparado). Demás está decir que estos procesos y políticas reflejan culturas, experiencias políticas y maneras de ser y de organizarse muy antiguas, y a pesar de todas sus deformaciones, problemas y peligros, China vuelve a ser (partiendo de la caída a la nada) la principal potencia económica mundial en términos de paridad de poder adquisitivo (sus importaciones energéticas, las mayores del mundo, atestiguan también esa primacía). Sin embargo, lo que no ha cambiado es que hoy EE.UU. siga con las mismas pretensiones de empobrecer a China y hacerla la guerra económica, violando cualquier principio elemental de eso que tanto predican como “libre mercado” [Restricciones tecnológicas de EE.UU. contra China ¿A quién pueden perjudicar más a largo plazo? – RT (actualidad-rt.com)]

[9] Esta alianza parece hoy a prueba de cualquier intento de desestabilización occidental. En los 38 encuentros que han mantenido Putin y Jinping, las declaraciones que han emitido no pueden ser más significativas. Así, por ejemplo, una del líder chino: “China y Rusia constituyen un pilar fiable para unir al mundo a la hora de superar la crisis y defender la igualdad, haciendo realidad conjuntamente el auténtico multilateralismo, con un espíritu democrático”. En su encuentro del 7 de febrero de 2022, ambos mandatarios declararon que la de Rusia y China es “una amistad sin límites ni áreas prohibidas de cooperación”, y se reconocen como “grandes potencias para liderar un mundo cambiante hacia una trayectoria de desarrollo estable y positivo”.

 

2ª Parte

3. Algunos entresijos de la Guerra Total o Guerra sin fin

En esta guerra Estados Unidos no necesita, por lo general, mayor triunfo militar que generar el caos, la destrucción y/o la fragmentación de los países que no se le subordinen y de las zonas y territorios que puedan ser receptáculos o vías de proyectos alternativos. Tras sus intervenciones no queda sino destrucción, agujeros negros de barbarie, sin poder central capaz de oponerse a la rapiña estadounidense de los recursos propios, ni de insertarse en la Zona de Estabilidad chino-rusa: Afganistán, Irak, Yemen, Siria, Somalia, Etiopía, Libia, Sudán, Yugoslavia… han constituido dramáticos ejemplos de ello.

La única posibilidad táctica que le queda a EEUU mientras sea incapaz de transformarse a sí mismo frente a sus síntomas de declive, es ser el agente del caos, generando todos los problemas posibles a quienes unilateralmente decide que son sus enemigos, para que se desorganicen y colapsen. En estos momentos ha resuelto que le basta con destruir para impedir que los demás construyan. Eso quiere decir que en la etapa de tanatocapitalismo en la que hemos entrado –con la demolición de condiciones sociales, laborales y ecosistémicas- se activa también un turboimperialismo donde todo el entramado de agresión, imposición, destrucción y violencia político-económico-cultural-ideológica, se acelera, entrañando por eso al mismo tiempo un alto componente suicida y de devastación total.

Esta ofensiva del hegemón es de larga data, por lo que me interesa destacar un poco más algunas de las dimensiones de esta Guerra de espectro total.

Dimensión mediático-cognitiva

Hoy la mayoría de los medios de difusión de masas en casi todo el mundo están en manos de grandes conglomerados mediáticos, que son el resultado de la absorción o fusión de grandes grupos multimedia, que a su vez devienen de la fusión o absorción de diferentes industrias culturales, las cuales por su parte son el producto de la concentración en pocas entidades empresariales de las fuentes de información, formación, comunicación, entretenimiento, música, cine, etc. (los grupos multimedia le añadirían a ello el internet y luego otros dispositivos comunicacionales digitales). Los conglomerados mediáticos significan la unión de todo ese ‘software’ con el ‘hardware’ industrial, dando como resultado algunos ejemplos muy significativos, como Time Warner, Comcast, Disney o New Corporation.

Pues bien, hoy los mayores fondos de inversión del mundo (o “fondos buitre”, entre los más importantes Vanguard Group, BlackRock, State Street Corporation, Fidelity Management and Research, Geode Capital Management y Northern Trust) controlan gran parte del accionariado de las GAFAM (por sus iniciales): Google (Alphabet), Amazon, Facebook, Apple y Microsoft. De esos fondos, BlackRock, Vanguard y State Street. También detentan gran parte del accionariado de las transnacionales farmacéuticas y de las empresas con mayor valor en Bolsa, controlando muy especialmente el sector de la vivienda y de la alimentación, así como los propios conglomerados mediáticos, en un proceso de brutal concentración de la propiedad, la decisión política, el pensamiento y el poder.

En estos momentos, en el Reino de España BlackRock y otro fondo buitre, CVC, son los principales propietarios del Grupo Prisa (incluyendo a El País y la cadena Ser). Además, BlackRock posee parte del accionariado de Atresmedia (propietaria de Antena 3 y la Sexta) y de Mediaset (propietaria de Cuatro y Telecinco). ¿De qué pluralidad mediática estamos hablando?, ¿dónde está aquí el derecho a una información independiente?

Más allá de estas preguntas elementales, hemos de considerar también que con esos fondos buitres de capital sobre todo estadounidense y ligados al Estado norteamericano, la dominación (el “poder blando”) de la principal potencia mundial se hace más holística, más profunda. El control del Relato, la fabricación del Enemigo, la imposición de la Verdad y el moldeamiento de las conciencias mundiales también. Hoy en todo el Occidente Colectivo los medios de difusión de masas trasmiten sin cesar las mismas consignas, pura propaganda de guerra contra Rusia (como antes contra Irak, Libia, Siria, Yugoeslavia o Venezuela, y como muy pronto intensificarán contra China y ya han acentuado contra Irán –en donde se intenta provocar un enfrentamiento civil, infiltrando armas y paramilitares, como se hizo en Siria-), a la par que sus medios están censurados.[1] Y es que Censura y Propaganda de Guerra han ido siempre de la mano, claro está. Y la persecución a quienes denuncian el entramado de mentiras y complots a menudo asesinos, también, como tan duramente le está tocando padecer a Julian Assange (con el clamoroso silencio y complicidad de la mayor parte del periodismo del Occidente Colectivo).

Toda esta guerra cognitiva ha tenido su ramificación en el mundo académico-intelectual, donde la OTAN cultural (todo el ramillete de instituciones, organismos y fundaciones financiadas por el Eje Anglosajón-red mundial sionista) se ha empleado a fondo para fabricar el marco de las ideas a partir del que se piensa.[2]

Dimensión económica

La dimensión económica de la Guerra Total ha sido a menudo sublimada bajo el eufemismo de “sanciones” (aceptándose que un Estado se pueda arrogar el derecho a juzgar y sancionar a otros, sin juicio, ni audiencia de partes y exposición de motivos ni pruebas, bajo cobertura supuestamente imparcial y legítima, como la de las Naciones Unidas).

La guerra económica es una particular modalidad de guerra que practica EE.UU. y que puede permitirse por gozar de la “moneda global” y del sistema de compensación de pagos SWIFT. Se lleva a cabo de diversas maneras, siendo una de ellas la de la “sanción económica” contra países, que también obliga al resto del mundo a seguir, ejerciendo a su vez sanciones contra quienes no la secunden. En los últimos años ha venido agrediendo así nada menos que a Bielorrusia, Burundi, China, Corea del Norte, Cuba, Irán, Libia, Nicaragua, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Rusia, Sudán, Siria, Venezuela y Zimbabue; Estados a los hay que agregar entidades como las Repúblicas Populares de la región de Donbass (en Ucrania) y el Hezbollah libanés (así como buena parte de la población de Yemen, donde los hutíes han sido sólo recientemente retirados de la lista de “terroristas” dictada por EE.UU.), entre otras. Esas sanciones constituyen actos de guerra condenados por la ONU, que causan indescriptibles sufrimientos y mortandad en las poblaciones afectadas, a menudo más que los ataques militares, pero que pasan mucho más desapercibidas para las sociedades del mundo[3]. Cumplen, además de con los objetivos geoestratégicos descritos, con metas geoeconómicas y geoecológicas sustitutorias de la acumulación de capital, en lo que se ha llamado acumulación militarizada.

Dentro de esa ofensiva en la que se combina Destrucción y Desposesión, EE.UU. (bien solo o con la ayuda de alguno de sus subordinados) se viene dedicando al pillaje sistemático de las reservas en divisas, bonos y oro de los países que unilateralmente considera merecedores de ser robados. La lista es larga desde 1979, cuando incautara el oro de Irán, tras el derrocamiento de la dictadura del Sah protegida por la potencia norteamericana; hasta los más de 300.000 millones de $ en divisas rusas robadas en 2022, pasando por las reservas de Libia (que “desaparecieron” tras la ofensiva militar de la OTAN), las de Afganistán (que EE.UU. se niega a devolver, aun a costa del sufrimiento de una de las poblaciones más pobres del mundo), y el oro robado a Venezuela (31 toneladas de lingotes valorados en unos mil doscientos millones de dólares, en el Banco de Inglaterra, además de 7.000 millones de dólares que USA tiene bloqueados de los activos de PDVSA, la principal empresa petrolífera de Venezuela; amén de otros $11.000 millones retenidos de sus exportaciones), entre otros latrocinios.

Parece ser que en eso consiste hoy la geoeconomía de EE.UU., en sanciones sin fin con las que esa formación socioestatal intenta sabotear la economía de cualquiera que no siga sus dictados o que sea capaz de competir con ella, a mayor gloria del “libre mercado”[4].

Golpes de colores más poder blando

En esa línea de destrucción de países rivales o díscolos es de interés comentar los Golpes de Estado que los centros de inteligencia y sabotaje del Eje Anglosajón (EA) -que incluye a la red mundial sionista (rms)-, llaman “revoluciones”, a las que otorgan distintos colores, por cierto, y hacen referencia a ciertas movilizaciones políticas que se dieron en el  espacio exsoviético y en las que se solió adoptar como símbolo un color específico diseñado por los servicios de inteligencia del EA que da nombre a su movilización: “revolución rosa” de Georgia, “tulipán” de Kirguizistán, “naranja” de Ucrania… de donde se pasaría a las “primaveras árabes” y otros focos de desestabilización.[5] Se instigan o se aprovechan así protestas basadas en un descontento real, casi siempre ocasionado por bloqueos o sanciones previas, o por las políticas que las instituciones globales controladas por el Eje Anglosajón-rms, como el FMI y el BM, imponen a unos y otros gobiernos, y se hace todo lo posible por exacerbar esas protestas. Se combina aquí el uso de la presión político-económica con operaciones militares en sus diferentes expresiones (operaciones subversivas, actuaciones clandestinas y golpes de falsa bandera, guerra por delegación y proxy-guerras…), incluida la utilización de cuerpos armados irregulares y redes terroristas potenciadas o creadas ad hoc. También mediante la propaganda, la cibernética y la inteligencia artificial… con armamento sofisticado, cuerpos paramilitares infiltrados entre la multitud, con gran capacidad operativa y de incitación de masas, así como de sabotaje o acciones directas; lanzamiento masivo de noticias falsas (sobre políticas gubernamentales, daños económicos o sociales, asesinatos…) que se expanden por la red a través de miles de cuentas de perfiles falsos creadas para multiplicar su efecto; la demonización permanente y sistemática del líder o líderes a derribar y una cobertura mediática mundial cómplice y coactuante, gracias al control de la mayor parte de cadenas de TV, radio y periódicos, además de Internet, Twitter, Facebook, etc., con las que se lleva a cabo la fabricación de la Realidad a partir de la Mentira sistemática y sistémica, haciendo de la falsedad un arma geoestratégia.

Esto es lo que se conoce como “poder blando” que empotra la guerra mediática y cognitiva en la Guerra Total, como hemos anticipado al tratar mínimamente esa dimensión mediática. Aquí entra en juego la construcción de las conciencias a escala mundial, de manera que los individuos lleguen a creer que lo que piensan sobre el mundo proviene de ellos mismos, y no de la “fábrica de sentido” que pone a pleno rendimiento el gran capital y su hegemón; pasando así desapercibida la propia mass-mediatización de la realidad a la que están sometidos, sin fuentes de formación alternativas.

Golpe judicial

Dentro del asedio y de los golpes de Estado insertos en la estrategia híbrida de la Guerra Total, está también la modalidad del golpe judicial (gracias al control de los órganos judiciales de unos y otros países), y que se lleva a cabo mediante la acusación, la destitución e incluso el encarcelamiento de la jefatura de Estado o presidencia de gobierno que no sea excesivamente dócil a los mandatos de USA y resto del “Occidente Colectivo”. En Nuestraamérica se sabe bien: al menos Honduras, Ecuador, Brasil, Paraguay, Bolivia y ahora Argentina y Perú, han sufrido o están sufriendo golpes de esa índole, los cuales están implicados en el concepto estratégico de “lawfare”, “acuñado en 2001 por el general de división de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Charles Dunlap, quien proponía la utilización de los magistrados y procuradores ‘como un sustituto de los medios militares tradicionales para lograr un objetivo de combate bélico’”El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha constituido la Oficina Internacional para el Desarrollo, Asistencia y Capacitación de los Sistemas de Justicia (OPDAT, por sus siglas en inglés), para ese fin. Esta Oficina está financiada por el Departamento de Estado y el Pentágono. Se conformó en 1991 para “contribuir a la reforma de los sistemas de justicia extranjeros (…) en consonancia con los objetivos de seguridad nacional de los Estados Unidos”.

Otra agencia judicial bélica es el Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA), dependiente de la OEA, organización al servicio de EE.UU. La CEJA tiene por presidenta a Jenny Willier, una ex funcionaria de USAID de la CÍA. En conjunto, las agencias judiciales estadounidenses “apelan a un entramado de normas –de pretensión extraterritorial– apto para intervenir en forma directa, a través de la mediación de organismos multilaterales, y a las articulaciones con entidades de la sociedad civil” (todos los entrecomillados en Jorge Elbaum, HIS MASTER’S VOICE: El despliegue de agencias de EE.UU. para influir y controlar a jueces y fiscales en América Latina. Jorge Elbaum. (wordpress.com), donde se especifican los objetivos principales del “lawfare” y las agencias estadounidenses; importante ver también El lawfare. Golpes de Estado en nombre de la ley, de Arantxa Tirado).

“La guerra jurídica asimétrica o lawfare no es estrictamente una nueva fase en la estrategia de desestabilización y derribo de los procesos políticos progresistas. Más bien es una nueva forma de exteriorizarse que fue naciendo conforme se constataba la poca eficacia a largo plazo de la traumática intervención militar directa, por su alto coste en vidas y por la infracción de derechos frente a la comunidad internacional.

El Informe del Encuentro de expertos en Cleveland sobre el 11S y sus consecuencias, del año 2010, describe el lawfare como la herramienta que persigue la victoria en un campo de batalla de relaciones políticas públicas, paralizando política y financieramente a los oponentes o inmovilizándolos judicialmente para que no puedan perseguir sus objetivos ni presentar sus candidaturas a cargos públicos.” (Lawfare. Golpes de Estado en nombre de la ley | (nocierreslosojos.com)

Pero no pensemos que esa guerra judicial es sólo contra gobiernos no suficientemente sumisos a EE.UU. También se lleva a cabo contra compañías transnacionales y empresas que pueden perjudicar los intereses de las empresas estadounidenses. Y aquí el hegemón se ha cebado con las entidades europeas. Así por ejemplo Alstom (transnacional francesa), cuando su director ejecutivo fue encarcelado mientras estaba a punto de realizar una ‘joint venture’ con la compañía china Shanghai Electric.

“… Durante las últimas dos décadas, EE.UU. ha logrado desestabilizar a las multinacionales europeas más grandes al encarcelar a sus ejecutivos bajo el pretexto de luchar contra la corrupción, al tiempo que obtiene miles de millones de dólares en multas y obliga a sus empresas a declararse culpables. Los expertos llaman a estas prácticas “lawfare”, que consiste en utilizar el sistema legal contra un enemigo para deslegitimarlo, causándole el máximo daño y obligándolo a cumplir mediante la coerción. Entre 2008 y 2019, 30 corporaciones pagaron multas por más de $100 millones al Tesoro de los EE.UU., siendo la mayoría europeas. La amenaza de enormes multas y largas batallas legales también se ha utilizado para engatusar la adquisición de empresas europeas por parte de corporaciones estadounidenses como General Electric, al tiempo que les impide desarrollar asociaciones más estrechas con empresas con sede en China. (…) En 1998, el Congreso enmendó la Foreign Corrupt Practices Act para tratar de castigar a los rivales globales de EE.UU., dando a la ley un alcance extraterritorial. Ahora los ejecutivos de firmas extranjeras podrían ser procesados ​​siempre y cuando hayan concluido contratos en dólares estadounidenses, o incluso si se intercambiaron correos electrónicos en los EE.UU. La Junta Asesora de Inteligencia Extranjera había priorizado anteriormente la recopilación de inteligencia comercial, y los gigantes digitales de EE.UU. (Google, Facebook, YouTube, Microsoft, Yahoo, Skype, AOL y Apple) ahora están obligados por ley a compartir los datos solicitados.” [Jeremy Kuzmarov https://covertactionmagazine.com/2022/10/14/how-much-longer-can-the-u-s-continue-to-wage-economic-war-on-europe-and-much-of-the-world-without-a-major-blowback-effect/].

Ningún caso ejemplifica mejor lo expuesto, en ningún ejemplo se concitan de manera tan intensa el conjunto de dimensiones de la Guerra Total en estos momentos que en el acoso a Rusia (el país más sancionado del mundo) que lleva a cabo el Eje Anglosajón-rms desde la caída de la URSS, pues no contento con el fin y desmembración de esa federación de repúblicas, persigue también la fragmentación de la propia Rusia (al menos en 3 partes: la Rusia europea, la siberiana y la extrema oriental. Pero los planes varían aquí, pues pueden ser muchas más las divisiones buscadas, hasta lograr “un ramillete de mini-estados sometidos a Washington” [6]).

Vemos algunos de los más importantes movimientos en el asedio a Rusia con un poco más de detalle.

4. El asedio a Rusia dentro de la Guerra Total: ciertos pasos decisivos

En esa ofensiva desesperada y demencial, la potencia en declive junto a su subordinado británico [Eje Anglosajón (EA-rms) o Eje del Caos][7] ha resuelto acosar primero a la parte más económicamente débil (si bien la más fuerte energética y militarmente hablando) de la dupla emergente: Rusia.

Tras la caída de la URSS la ofensiva desestabilizadora contra Rusia se activaría pronto, aun a pesar de que esa formación socio-estatal abrazó subordinadamente los principios del orden capitalista estadounidense (“el mundo basado en reglas” que dictaba el EA). Se intenta primero acentuar la ingobernabilidad de Georgia, que ya había sufrido una guerra civil entre 1988 y 1992, por la oposición del régimen georgiano a la reintegración de Osetia del Sur en la Federación rusa[8]. Situación que se reproduciría con Abjasia entre 1992 y 1993. En 2008, por encima de los acuerdos anteriores, se producirían ataques de Georgia a Osetia. Esta sería la primera vez que Rusia, una expotencia que se había empobrecido drásticamente pasando a formar parte de la periferia del Sistema, hace frente a las potencias dominantes del mismo, interviniendo directamente en defensa de la población osetia, que consigue así su independencia y unos acuerdos de paz mediados por la UE.

Una situación altamente desequilibrante tuvo que enfrentar Rusia también en Chechenia, con dos guerras, la primera en 1994-96 y la segunda nada menos que de 1999 a 2009. Guerras que constituyeron un buen campo de operaciones para que el EA-rms comenzara a infiltrar masivamente sus contingentes yihadistas y otras facciones terroristas-paramilitares, buscando ahogar en el caos a la sociedad chechena, así como su retroceso social más drástico. A Rusia le costó sufrir grandes dosis de acciones terroristas y un permanente nicho de yihadismo interno (algunas explicaciones aquí: La república de Chechenia: cómo Occidente financió el terrorismo en Rusia – YouTube).

Ya en la segunda década del siglo XXI el Eje Anglosajón, sobre todo a través de Inglaterra (esta vez con el apoyo inestimable de Turquía), estaría detrás de las guerras entre Azerbayán y Armenia (en 2016 y 2020), con estallidos hasta hoy mismo, en el punto sensible de la “panza blanda” rusa en sus fronteras centroasiáticas.

Más tarde aún los intentos de golpe de Estado en la Bielorrusia de Lukashenko y en Kazajistán, donde Rusia y la OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva que forma Rusia con 5 repúblicas exsoviéticas) sí intervinieron raudas (además, la OCS -Organización de Cooperación de Shanghai- anunció a partir de entonces que no permitiría ninguna nueva “revolución de color” en sus territorios ni territorios limítrofes). Y es que puede decirse que EE.UU. ha convertido a toda Europa oriental, así como a toda Asia occidental y central en un escenario de guerra fría que se asemeja al que desplegara contra la Unión Soviética.

Pero, obviamente, la palma en esa escalada se la lleva el golpe de Estado, este sí exitoso, en Ucrania (2014). De nuevo las mismas tácticas, guerras de cuarta generación o “híbridas”, que combinan el uso de la presión político-económica, los “levantamientos populares” y el terrorismo en sus diferentes expresiones, incluida la utilización de cuerpos armados irregulares. Se usa también la propaganda mediática, la cibernética y la inteligencia artificial (ver, por ejemplo, «Ucrania en llamas»: Un documental de Oliver Stone sobre el Golpe de estado del Maidán – Bing video). En adelante Ucrania será utilizada para llevar a cabo una guerra por procuración contra el gigante eslavo.

Todas estas agresiones contra Rusia y su zona de seguridad hay que contemplarlas dentro de la dinámica de expansión ofensiva de la OTAN, en una guerra planificada de larga trayectoria (especificada incluso en sus metas finales por la Rand Corporation: Overextending and Unbalancing Russia[9]), como se indica en el cuadro 1.

Cuadro 1

Algunas fechas clave para entender la ofensiva de la OTAN contra Rusia

· 1990 Carta de París

Firmada por los jefes de Estado europeos, más los de Canadá, EE.UU. y la URSS.

Parecía el Acta de defunción de la “Guerra Fría” dado que proclamó el “fin de la división de Europa” y ligó la seguridad de cada Estado a la de cada uno de los demás.

Con el fin de la URSS la OTAN perdía toda razón de ser y debería haberse disuelto en ese mismo momento, aún más tras la firma de la mencionada Carta y sus promesas. Entre ellas estaba la de no extender la OTAN hacia los antiguos países del Este ni desplegar fuerzas suyas allí (esta fue una de las promesas hechas en ese marco, aunque parece ser que nunca firmadas, a cambio de que Rusia no pusiera ningún reparo a la reunificación de Alemania y la consiguiente disolución de la DDR). Incluso muy probablemente Gorvachov llegó a sugerir la entrada en la OTAN.

“Los líderes rusos se entregaron a la esperanza de que, como lo expresó el presidente Putin, se crearía una economía paneuropea desde Lisboa hasta Vladivostok. Se esperaba que Alemania, en particular, tomara la iniciativa de invertir en Rusia para que este país reestructurara su industria con líneas más eficientes. Rusia pagaría por esta transferencia tecnológica suministrando gas y petróleo, además de níquel, aluminio, titanio y paladio.” [Hudson, El Nuevo Orden de Estados Unidos y la posición de Alemania*** – Observatorio Crisis].

· 1994 Memorándum de Budapest

En él se establece un acuerdo político ofreciendo garantías de seguridad por parte de sus signatarios con respecto a la adhesión de Ucrania al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).

El Memorándum fue originalmente suscrito por la Federación de Rusia, los Estados Unidos y el Reino Unido, debido al por entonces miedo del Eje Anglosajón a que una Ucrania vinculada a Rusia demandara estatus de potencia nuclear.

· 1997 Acta Fundacional sobre las Relaciones Mutuas de Cooperación entre la OTAN y Rusia

En este Acta firmada por el secretario general de la Alianza atlántica, Javier Solana, y el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Yevgueni Primakov, la Alianza añade un corolario a su compromiso, según el cual no tiene «ni razones, ni intenciones, ni planes» de desplegar nuevas armas nucleares en Europa”, lo cual amplia la sensación de seguridad de Rusia. A cambio, Primakov desistió de fijar un techo máximo (del 5%) para el aumento de las fuerzas convencionales[10].

· 1997 Rusia solicita su entrada en la UE

El primer ministro ruso, Víktor Chernomirdin, planteó el ingreso de Rusia en la Unión Europea, como objetivo al que debe «desembocar todo nuestro trabajo».

En la sede de la Alianza se puso en marcha el Consejo Conjunto Permanente OTAN-Rusia. Además Rusia vuelve a dejar sobre la mesa la posibilidad de integrar la OTAN.

· 1999 Cumbre de Washington: ‘derecho a la guerra preventiva’

Tras el “Consenso de Washington” para establecer las nuevas reglas del juego mundial contra el Sur Global o periferias del Sistema, tendría lugar la “Cumbre de Washington”, en la que la potencia hegemónica comienza a evidenciar un giro en esa política de entendimiento con la Rusia de Yeltsin derrotada y subordinada al “Occidente Colectivo”. Ahí se acentúa y acelera también la acumulación bélica de capital.

«EE.UU. se reserva el derecho de tomar medidas anticipatorias para defenderse, incluso aunque haya incertidumbres sobre el lugar y el momento del ataque del enemigo. EE.UU. apoya los movimientos e instituciones democráticos en cada nación y cultura, con el objetivo último de acabar con la tiranía en el mundo».

Los “regímenes despóticos” a los que había que combatir no podían ser otros que Irak, Irán, Bielorrusia, Myanmar, Corea del Norte, Cuba, Siria y Zimbabue.

· 1999 Comienza la expansión de la OTAN hacia el Este

Se incorpora a Chequia, Hungría y Polonia a la OTAN, violando la Carta de París, el Tratado de Reunificación de Alemania y hasta la propia Conferencia de Yalta.

· 1999 Destrucción de Yugoslavia

70 días de bombardeos ininterrumpidos, en los que fueron lanzadas entre 10 y 15 toneladas de uranio empobrecido que provocaron un desastre ambiental y la multiplicación por cinco de los casos de enfermedades oncológicas. Esos dos meses y medio de ataques aéreos incesantes se cobraron la vida de miles de civiles, entre ellos 88 niños, dejaron miles de heridos y llevaron a numerosos crímenes de guerra[11]

· 1999 Compromiso de Estambul de la OSCE

La OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación de Europa) es la organización de seguridad regional más grande del mundo, con 57 Estados de Europa, Asia central y Norteamérica. Hizo entonces la siguiente declaración:

“Declaramos nuestro firme compromiso con un área de la OSCE libre, democrática y mejor integrada, en la que los Estados participantes estén en paz unos con otros y en la que las personas y las comunidades vivan en paz, prosperidad y seguridad”

Para poner en práctica ese compromiso se acordó “adoptar una Plataforma para la Seguridad Cooperativa, con el fin de intensificar la cooperación entre la OSCE y otras organizaciones e instituciones internacionales, haciendo así un mejor uso de los recursos de la comunidad internacional. – Desarrollar la función de la OSCE al servicio de la paz, reflejando así mejor su enfoque global de la seguridad.”

· 2002 Conferencia de Praga – hito en la historia de la expansión de la OTAN hacia el este de Europa

Abre la puerta a una Alianza de 26 miembros, con la incorporación de más países del antiguo “espacio soviético”.

Lituania, Letonia, Estonia (que hasta hace apenas una década formaban parte de la Unión Soviética), Rumania, Bulgaria, Eslovaquia y la república ex yugoslava de Eslovenia se incorporan en 2004 a la OTAN, en lo que supone la mayor ampliación en los 53 años de historia de esta organización.

Albania y Croacia lo hacen en 2009. Montenegro en 2017 y Macedonia del Norte en 2020.

· 2002 Abandono del Tratado ABM (misiles balísticos) por parte de EE.UU.

La potencia estadounidense levanta bases militares en Alaska, Europa del Este (Polonia y Rumanía), Japón y Corea del Sur, envolviendo a Rusia de armas letales de destrucción masiva.

Después se negaría a firmar el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares y el Tratado de No Militarización del Espacio. Tampoco se comprometería a no usar primero armas nucleares, como sí firmó Rusia. De hecho, en su “Nueva Estrategia de Defensa Nacional” no descarta usar armas nucleares contra amenazas no nucleares (El Pentágono no descarta usar armas nuclear contra amenazas «no nucleares» de China y Rusia | Perfil).

· 2007 Conferencia de Seguridad de Munich (Foro Atlantista)

Ya Putin al frente del Estado ruso propone una Europa unida, con Rusia como parte de ella.[12]

Reitera la propuesta de Gorbachov: un esquema de seguridad europea integrada (en donde nadie puede sentirse seguro si algún miembro se siente amenazado). Advierte sobre la inviabilidad de pisotear la legalidad internacional con intervenciones militares contrarias a la ONU y de que Rusia no retrocederá más.

· 2014 Declaración de Astaná – Cumbre de la OSCE

Entre sus principales declaraciones:

* La seguridad de cada uno de los Estados participantes está indefectiblemente vinculada a la de todos los demás.

* Todo Estado participante goza de igual derecho a la seguridad.

* Todo Estado tiene también derecho a la neutralidad.

* Cada Estado participante respetará los derechos a ese respecto de los demás Estados.

* Ninguno de ellos fortalecerá su seguridad a expensas de la seguridad de los demás Estados

* Hacia una verdadera comunidad euroatlántica y euroasiática, con una seguridad unida e indivisible.

Traducción: si uno de sus miembros se siente amenazado los demás no pueden sentirse seguros.

· 2014 Golpe cruento de Estado en Ucrania

Fuerzas ‘banderistas’, filonazis, se ponen al frente y controlan los resortes de poder del país, en estrecha colaboración con los centros de mando e inteligencia del Eje Anglosajón-rms y la OTAN.

Entre las principales disposiciones represivas que se adoptan bien inmediatamente o en lo sucesivo:

* Se arrincona la lengua rusa (y otras lenguas minoritarias), exigiendo que toda la documentación se haga en ucraniano y sólo en ucraniano, tanto en administración pública como en la empresa privada.

* Las minorías étnicas del país son privadas de la enseñanza en su lengua y en su historia y cultura.

* Prohibición de casi la totalidad de los partidos políticos de la oposición. 13 en total hasta el momento: Bloque de Oposición, Socialistas, Partido Justicia y Desarrollo, Nashi, Estado, Bloque de Vladimir Saldo, Oposición de Izquierda, Partido Sharia, Unión de Fuerzas de Izquierda, Plataforma de Oposición-Por la Vida, Partido Socialista Progresista de Ucrania y Partido Socialista de Ucrania. Cualquier partido que se oponga a las políticas filonazis y de represión del Gobierno es acusado de “prorruso” y eliminado de la escena política.

* Persecución (y desaparición) de comunistas (como máxima expresión de esa represión de la oposición)

* Encarcelamiento del líder del segundo partido más votado, Víktor Medvedchuk, de Plataforma de Oposición-Por la Vida

* Se atenta contra la memoria histórica, derribando monumentos a los liberadores del nazismo, mientras se ensalza a los que colaboraron con él.

* Se toman medidas anti-sindicales y de drástico deterioro del mercado laboral. Se rompe la negociación colectiva, introduciéndose contratos individuales para las personas que trabajan en las pequeñas y medianas empresas, y se da al empresariado ucraniano el derecho a despedir sin motivo alguno. El mercado laboral pasa a estar regido por el código civil (que predica la igualdad de condiciones y poder entre empleador y empleado), como en el siglo XIX. Esto se hace, según el gobierno ucraniano, para “des-sovietizar” la legislación laboral. Entre algunas de las perlas del nuevo código laboral ucraniano:

  • La reducción de los derechos y de las posibilidades de defensa de los intereses de los trabajadores.
  • La evasión masiva, por parte de los empleadores, de la firma de convenios colectivos.
  • La adopción de una jornada de trabajo abusiva y no regulada, en vez de la internacionalmente reconocida jornada de ocho horas
  • La ruptura y el debilitamiento del movimiento sindical, al separar el papel de los sindicatos en función de su representatividad.

Puede que se trate de un adelanto de lo que le espera al resto de Europa, ya que sus líderes alaban sin cesar al gobierno ucraniano.

A todo ello hay que sumar el asedio permanente a la población prorrusa del Donbass, con bombardeos que ocasionarían hasta febrero de 2022 más de 14.000 muertes, sin que los grandes medios ni los líderes europeos levantaran la voz en defensa de esa población ucraniana.[13]

Rusia fuerza los Acuerdos de Minsk (Protocolo de Minsk) para intentar distender la zona y que se respete a las gentes del Donbass y su territorio. Sin embargo, la población continuaría sufriendo el hostigamiento del ejército ucraniano, con muertes y destrucción de infraestructuras, fuentes de energía y viviendas.

· 2016 Cumbre de Varsovia – despliegue militar de la OTAN en el este de Europa

Haciendo caso omiso a la Declaración de Astaná, así como de las propuestas rusas, la OTAN despliega en Europa oriental sistemas antimisiles, bombas nucleares avanzadas y batallones de diversos países.

· 2017 Cumbre de Bruselas

Se establece el compromiso de aumentar un 2% los gastos militares de los países miembros de la OTAN, mantener una estructura militar permanente de la UE, así como que ésta se hiciese cargo de los gastos de infraestructura de la organización del tratado del Atlántico Norte.

También se dieron los acuerdos para una futura incorporación de Japón, Corea del Sur y Colombia.

· 2019 Estados Unidos se retira del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF) de 1989 U.S. Withdraws From Intermediate-Range Nuclear Forces Treaty > U.S. Department of Defense > Defense Department News

· 2019 Ucrania proclama querer desligarse del Memorandum de Budapest y hace pública su pretensión de nuclearizar la península de Crimea

Esto constituye ya una amenaza directa a Rusia.

Misiles nucleares desde Ucrania pueden alcanzar Moscú en 5 minutos, sin tiempo de respuesta para activar las defensas y el contragolpe ruso. Rusia quedaría indefensa (por eso no es una cuestión de “pacifismo”, lo que se le pediría a Rusia en caso de no intervenir militarmente es aceptar la propia destrucción, toda vez que, además, el resto de países firmantes de los Acuerdos de Minsk o los obvian o incumplen sistemáticamente, negándose también a ofrecer las garantías de seguridad que Rusia demandaba, con una OTAN pegada a sus fronteras.

· 18 de febrero de 2022

Se intensifican los bombardeos que desde 2014 el ejército ucraniano lleva perpetrando contra la población ucraniana del Donbass. Se disparan contra esa población 1.400 obuses durante el transcurso del día.

En los 2 días siguientes unos ‎‎100.000 ucranianos del Donbass huyeron de la línea del frente. Se replegaron hacia el interior del Donbass o hacia Rusia.

· 19 de febrero de 2022 Conferencia sobre la Seguridad de la OTAN en Munich

El presidente ‎‎ucraniano, Zelenski, anuncia que quiere obtener la bomba atómica frente a Rusia.

Las cartas estaban definitivamente echadas.

(abajo el mapa de la expansión de la OTAN en Europa, frente a un país que había perdido la guerra, había sufrido dócilmente la “doctrina del shock” de los organismos globales controlados por EE.UU. y en consecuencia se había empobrecido sobremanera, había solicitado formar parte de la UE e incluso de la OTAN. ¿Por qué esa saña, entonces, contra Rusia?)

Ucrania no ha sido sino el cordero sacrificado en esta Guerra Total.

[palabras del ex cónsul en Moscú, José Zorrilla: Ucrania: ¿cómo hemos llegado a esta situación? | San Telmo Museoa – YouTube; vienen al caso también estas declaraciones del primer secretario del PC ucraniano: Primer Secretario del PC de Ucrania en el XXII EIPCO – Patria Roja

.

De los actuales 30 Estados miembro de la OTAN 14 son exrepúblicas soviéticas o países del Pacto de Varsovia

En la próxima entrega: por qué estas batallas de la Guerra Total no son una lucha entre imperios

Notas:

[1] Dejo aquí algunas referencias al respecto: CORONEL BAÑOS «hay una verdadera censura en Europa, para el que vaya en contra de la línea oficial.» – YouTube]. La Censura y la Propaganda se han utilizado para sembrar el espacio mediático de mentiras sistemáticas y sacos enteros de ‘fake news’. Algunos ejemplos: https://tenacarlitos.wordpress.com/2022/03/03/el-dia-en-que-el-periodismo-europeo-decidio-acabar-con-la-libertad-de-expresion-obedeciendo-una-orden-de-corte-neonazi/. Esta Gran Censura es fuente de seria preocupación en casi todo el resto del mundo, que mira cada vez con más recelo los famosos derechos de los que hacen gala los europeos (¿Ha renunciado Occidente a la libertad de expresión?, por Thierry Meyssan (voltairenet.org)https://observatoriodetrabajadores.wordpress.com/2022/11/21/la-responsabilidad-periodistica-se-desvanece-al-informar-sobre-los-paises-objetivo-de-ee-uu-caitlin-johnstone/https://actualidad.rt.com/actualidad/422498-periodistas-peru-rechazo-censura-medios-rusos). Interesante también este programa: Propaganda occidental: el arte de mentir | Diario Octubre (diario-octubre.com)

[2] Adueñándose de buena parte de los ámbitos intelectuales y académicos, donde hace incluso de la teoría crítica también un elemento anticomunista (ver Gabriel Rockhill, https://canarias-semanal.org/art/33563/gabriel-rockhill-la-industria-de-la-teoria-global-capitalista-al-descubierto-video).

[3] Sin embargo, ese mismo abuso a cuenta del poder mundial de su moneda puede estar trazando el principio del fin de su importancia, dado que impele a cada vez más países a buscar vías alternativas al dólar, prccisamente para librarse de sus imposiciones y consecuentes sanciones en caso de cualquier incumplimiento o “desobediencia” (https://vk.com/wall-211725988_12362).

“La hegemonía del dólar se ha ido erosionando desde hace un par de décadas, principalmente debido al aumento del comercio a escala regional y como respuesta de los países que quieren escapar del dominio de la moneda estadounidense. Entre 1999 y 2021, las reservas en dólares de los bancos centrales cayeron del 71% al 59%. Además, hoy en día el dólar representa el 40% de las transacciones internacionales, el euro el 35%, la libra el 6% y el yuan el 3% […] A estas alturas de la historia, la economía estadounidense tiene un carácter fuertemente parasitario. Incluso más que en la época de la hegemonía británica. El imperialismo británico podía contar con los recursos extraídos de las colonias, en particular de la India, de las que el excedente comercial fluía hacia el centro financiero de Londres. Sin embargo, la libra se basaba en algo tangible, el oro. Hoy en día, el dólar no tiene nada tangible y real detrás, aparte del ejército estadounidense” (Doménico Moro: https://www.lahaine.org/mundo.php/el-capital-en-el-siglo). Esto contribuye sobremanera a hacer de la Guerra un recurso último, permanente y cada vez más rayano con lo desesperado, para EE.UU.

[4] De nuevo, la persecución, encarcelamiento o eliminación de quienes intentan desafiar los dictados extraterritoriales de EE.UU. es el precio a pagar, como el diplomático colombiano-venezolano, Alex Saab, ejemplifica (detenido en Cavo Verde a instancias de la potencia imperial y encarcelado en USA por “violar” su asedio económico contra Venezuela -destrozando todos los acuerdos sobre inmunidad diplomática que sostienen el orden mundial-).

[5] Cuando esas “revoluciones de colores” no se consuman, en su defecto se desata la desestabilización sistemática de los países atañidos y la extenuación de sus sociedades. Concreciones de ello tenemos, además de las mencionadas aquí o que referiremos más abajo, en Cuba (ejemplo histórico por excelencia), Venezuela, Honduras, Nicaragua, Bolivia, Nigeria, Burkina Faso, Siria, Irán, Hong Kong… Habría que señalar, además, la partición de Sudán y la que se está intentando ultimar con Etiopía y Congo, como más destacadas.

[6] Zbigniew Brzezinski, conocido estratega estadounidense, propuso en su momento desmembrar Rusia en al menos cuatro Estados, con una república de Extremo Oriente, otra siberiana, una Rusia europea y una confederación caucásica. Este es, en general, uno de los mayores peligros de la estrategia anglosajona-rms a escala planetaria: la persecución de la división de países díscolos para convertirlos en pedazos manejables e inviables por sí mismos.

[7] Desde 1700 que domina el Sistema Mundial capitalista, la obsesión del Eje Anglosajón ha sido controlar el centro o el “corazón” del mundo, la principal masa de tierra, población y recursos del planeta: Eurasia. Es famosa la frase que se atribuye al que está reputado de ser el primer estratega moderno, Harold Mackinder: “Quien rija el Este de Europa comandará el Heartland. Quien rija en el Heartland comandará la Isla del Mundo. Quien rija en la Isla del Mundo comandará el Mundo”. La “Isla del Mundo” no es otra que Eurasia y su corazón coincide en buena medida con la masa de tierra rusa.

[8] Este territorio fue anexado al Imperio ruso. Posteriormente, Osetia del Sur quedó bajo el tutelaje de la Georgia soviética, con el nombre de Óblast Autónomo de Osetia del Sur. Durante el colapso de la URSSGeorgia proclamó su independencia de la actual Federación Rusa el 9 de abril de 1991 y se convirtió en un Estado independiente, reclamando como parte de sus territorios a Osetia y Abjasia. La inclusión de los mismos supuso el estallido de las tensiones, pues ni Osetia ni Abjasia querían formar parte de Georgia.

[9] Entre los objetivos sintetizadores del informe, puede leerse: “aislar a Rusia en el escenario internacional, alentar protestas internas, utilizar sanciones económicas para lograr que Europa reduzca la importación de gas ruso y lo reemplace con gas licuado estadounidense. Y finalmente, armar a Ucrania para explotar la mayor vulnerabilidad externa de Rusia.” Clarificador también atender a la Nueva Estrategia de Seguridad Nacional recién formulada por EE.UU.: «Superar a China y restringir a Rusia»: https://actualidad.rt.com/actualidad/444591-eeuu-presenta-estrategia-seguridad-nacional. “La era de la postguerra fría ha concluido definitivamente y está en marcha una competición entre las principales potencias para dar forma a lo que vendrá a continuación”, anuncia Biden en la introducción al documento. Y sigue: “China es el único competidor con intención de redefinir el orden internacional que dispone de las capacidades para hacerlo”. Aquí Taiwán (¿y toda el área del Pacífico?) parece estar llamada a ocupar el papel de Ucrania.

Adjunto dos interesantes enlaces sobre lo que se urde mediante la guerra por procuración en Ucrania y las nuevas alianzas en el Pacífico-Índico contra China: El Nuevo Orden Mundial que se pretende crear manipulando la guerra en Ucrania (video), por Thierry Meyssan (voltairenet.org)Algunas reflexiones en torno a la crisis en Ucrania (observatoriocrisis.com).

[10] «Es una gran victoria para la razón y para la comunidad mundial», dijo Primakov. «La razón ha prevalecido, el camino para firmar en París está desbrozado», apoyó Solana, que reconoció a su interlocutor «la misma firmeza en la defensa de los intereses de su país que yo he puesto en la de los intereses de la OTAN». En la sede de la OTAN, en Bruselas, los 16 embajadores recibieron el texto con entusiasmo. EE.UU., Francia, el Reino Unido, Italia y España lo asumieron en declaraciones públicas.

[11] Nunca las potencias centrales perdonaron a este país su soberanía, su proyecto social y de desarrollo autónomo durante la Guerra Fría, como tampoco su rechazo a la expansión de la OTAN hacia el Este (y menos aún a formar parte de ella). Tras la agresión, Yugoslavia tiene hoy todavía el sector industrial destruido, las cadenas económicas rotas, muchos puestos de trabajo perdidos, con una migración laboral masiva de jóvenes, una existencia a expensas de las inversiones extranjeras, la importación desaforada, años de crecimiento negativo del PIB y sueños poco realistas de volver al nivel de desarrollo económico de los años 80. A más de 20 años de los bombardeos, no hay datos oficiales exactos sobre los daños causados (pueden sobrepasar los 100.000 millones de $), pero las consecuencias indirectas son mucho peores. La salud de los ciudadanos se ha visto socavada, se han producido daños irreparables al hábitat y se ha dado una gran pérdida de su fuerza productiva (https://mundo.sputniknews.com/europa/201906081087552607-bombardeos-de-yugoslavia-la-destruccion-del-pais-a-escala-industrial/).

[12] “En 2001, mientras los americanos se deshacían de algunos de los acuerdos de desarme más importantes de la guerra fría (por ejemplo el acuerdo antimisiles, ABM) y descafeinaban otros, y mientras tras la caída de Milosevic en una de esas revoluciones de colores el Washington Post editorializaba anunciando que la siguiente jugada sería en Bielorrusia y Ucrania, Putin propuso su colaboración a Bush en el esfuerzo ‘antiterrorista’ posterior al 11-S. Cedió acceso a Afganistán por la puerta trasera de Asia Central ex soviética y cooperó en logística e inteligencia todo lo que pudo. Todo eso no sirvió para nada.”

En 2009 el presidente Dmitri Medvedev propuso celebrar en Berlín “una cumbre paneuropea, abierta a Estados Unidos” (fijémonos en el detalle) para “preparar un acuerdo sobre seguridad europea jurídicamente vinculante” que ponga fin a las actuales tensiones. En lugar de globalizar la OTAN, usurpando el papel de la ONU, Europa debe recrear la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (aquella OSCE de la Carta de París de 1990).” Reventando el polvorín ucraniano – Rafael Poch de Feliu

[13] Ninguna de estas terribles medidas y acciones parece haber inquietado a las izquierdas integradas (por lo general institucionalizadas, incluyendo por activa o por pasiva buena parte de los PC) europeas, en su apoyo “incondicional” al régimen de Zelenski y sus nazis (con sus promotores anglosajones-sionistas), a quien aplauden en los distintos Parlamentos europeos. Para colmo de aberraciones, el propio Parlamento de la UE concede al presidente ucraniano el premio a la “libertad de conciencia” (claro, que viniendo precedido del nombre de “Sájarov” igual lo podemos entender mejor). Bueno, ese “colmo” parece no llenarse nunca, porque acabando estas páginas el Parlamento europeo declara a Rusia “país promotor del terrorismo” (justo al único que ha luchado en distintos frentes en Asia y África contra los yihadistas del Eje Anglosajón-rms y la OTAN), más allá de la incongruencia de mantener con él relaciones diplomáticas. El cierre hacia una reescritura de la historia de corte reaccionario-autoritario, como acompañante del proceso de cierre democrático anejo al tanatocapitalismo, va a toda velocidad en Europa (¿cómo habrían llamado a la URSS ahora esos ínclitos parlamentarios: “país promotor del comunismo”? Sin duda). Con una UE cada vez más indistinguible de la OTAN, más empotrada subordinadamente en ella.

 

3ª Parte

5. Por qué estas batallas de la Guerra Total no son una lucha entre imperios

Rusia está intentado frenar la desestabilización de sus fronteras y en sus fronteras, causada por la OTAN,[1] y busca marcar su posición en el mundo como potencia soberana a respetar. Entre otras muchas opciones, promoviendo el proyecto multipolar frente a la dominación unilateral norteamericana, en estrecha unión con China para el desarrollo, entre otras variadas opciones, de la Ruta de la Seda.

Pero, en contra de tanta obstinación por parte de los centros de inteligencia de la OTAN de presentar a esta formación socioestatal como un imperio más, y a su pugna con la OTAN como una “lucha entre imperios”, consignas que siguen tan acrítica como absurdamente buena parte de las izquierdas integradas europeas [la mayoría de ellas financiadas, infiltradas o cooptadas para ello (ver al respecto, por ejemplo, Michael Hudson: «La guerra es contra Europa y Alemania» | Burbuja.info; pero especialmente de interés es la entrevista a Frances Stonors: «LA CIA Y A LA GUERRA FRÍA CULTURAL» [1999]» Entrevista a la Autora:Frances Stonors Saunders – Bing video, así como la conferencia de Gabriel Rockhill, Gabriel Rockhill, “Critical and Revolutionary Theory» – YouTube); además: Slavoj Žižek y la izquierda como defensores del capitalismo de guerra OTAN-Occidente | Geopolitica.RU (geopolitika.ru)], -sobre todo agresivas las provenientes del mundo del trotskismo, el anarquismo, el “verdismo” y las del ámbito “post” o neosocialdemócrata-[2], Rusia está lejos de poder ser calificada como “imperialista”. Veamos algunas razones[3].

Rusia viene de una URSS disuelta y vencida en una guerra que duró unos 45 años tras la ya previa agresión masiva contra la URSS desatada como 2ª Guerra Mundial. Brutalmente empobrecida y condenada a una reprimarización (a exportar de nuevo sus recursos básicos y la producción del sector primario), con una altísima destrucción del tejido productivo y de los pilares sociales[4].

En la actualidad, y a pesar de su proceso de re-soberanización, no forma parte del grupo económico dominante del capitalismo mundial. No tiene apenas importancia dentro del mundo financiero. En la década pasada contaba con una sola entidad entre los principales 50 bancos del mundo (en términos de activos) y sólo dos entre los 100 mayores.

Arrastra, además, un bajísimo desarrollo del circuito crediticio interno. Al contrario de lo que ocurre con las potencias imperiales, Rusia ha venido sufriendo una permanente fuga de divisas (la primera formación socioestatal del mundo en fuga de divisas, acometida por la nueva oligarquía que EE.UU.-OTAN propiciaron en el país y cuyos fondos están centrados en inversiones inmobiliarias o paraísos fiscales, además de especulación financiera global: nada que ver con inversiones de corte “imperialista”). A continuación, algunos datos de Katz:

“La economía rusa tampoco es influyente en la exportación de capitales. En este plano se ubica apenas por encima de Finlandia y por debajo de Noruega.

Esa reducida incidencia es coherente con la baja gravitación de sus exportaciones de mercancías. En 2017 el país ocupó el puesto 17 en el volumen de las ventas mundiales, detrás de varias economías que nadie situaría en el club de los imperios (México, Emiratos Árabes Unidos, Singapur).

El petróleo y el gas representan el grueso de los productos comercializados en el exterior, que están integrados en un 82% por materias primas. Este perfil primarizado no se amolda con el retrato de una economía imperialista.

El país cuenta con un PIB inferior a la mitad del prevaleciente en Estados Unidos y la productividad de su mano de obra se ubica también en la mitad de la media europea. La producción manufacturera no dista de India, Taiwán, México o Brasil y suele lidiar con serios escollos para ascender a un escalón superior de la división global del trabajo.”

Fijémonos en lo que nos dice otro solvente autor sobre el tema:

“El papel de Rusia en ‘la formación de asociaciones capitalistas monopolistas internacionales que se reparten el mundo entre ellas’ puede medirse por la posición de las corporaciones del país entre las 2000 corporaciones internacionales más importantes.

Forbes hizo una lista de las 2000 empresas más importantes del mundo basándose en las ventas totales, los beneficios, los activos y el valor de mercado. De las 10 primeras empresas, 5 son chinas y 5 estadounidenses. China alberga 291 empresas del Global 2000 (frente a sólo 43 en 2003). Estados Unidos está a la cabeza con 560. Canadá tiene 50, Australia 39, India 58.

Rusia sólo tiene 4 entre las 100 primeras, en los puestos 43, 47, 73 y 98. Sólo tiene 6 entre las 500 primeras y 25 entre las 2000 primeras.

Su cuota empresarial total muestra una ligera tendencia descendente, no ascendente: en el periodo 2008-2013, entre 29 y 30 empresas rusas entraron en la lista Global 2000. Las 2000 empresas de esta lista representan 39,1 billones de dólares en ventas, 3,2 billones en beneficios, 189 billones en activos y 56,8 billones en valor de mercado. Las ventas de las 252 empresas rusas ascienden a 568.000 millones de dólares, apenas un 1,45% del total. Sus activos colectivos ascienden a 1.757.300 millones de dólares, lo que supone algo menos del 1% del total. Entre los monopolios internacionales, Rusia es un actor muy minoritario.” [Stansfield Smith, EsRusiaImperialista.pdf (lahaine.org) (recomiendo su lectura completa)].

Si nos vamos al gasto militar, las razones sobre su condición imperial tampoco se sostienen.

Reconocido oficialmente (los gastos militares siempre son mayores de los que se admiten en las cuentas del PIB), EEUU representaba en 2019 un 38% del gasto militar total, con 732.000 millones de dólares (más de 800.000 en 2021 y superará el billón en 2027: dos terceras partes del dinero público de Estados Unidos pasa por los bolsillos de los militares –El presupuesto del Pentágono superará el billón de dólares dentro de 5 años – mpr21). Por su parte, el conjunto de la UE gastó en 2020, 198.000 millones de euros. Es decir, entre ambas entidades políticas sumaron cerca de 1 billón de dólares. Teniendo en cuenta que el gasto militar total en 2019 fue de 1,91 billones de dólares, quiere decir que entre las dos reúnen casi el 50% del gasto militar mundial [El gasto de los países de la OTAN en defensa, estadísticas, datos y gráficos (epdata.es)].

Si terminamos de incluir ahí al conjunto de la OTAN, en 2021 el total del gasto militar de los 30 países que integran la OTAN ascendió a 1.048.511 millones de dólares constantes de 2015, y representa un incremento del 2,11 % respecto a 2020.  Presupuesto que financia a 3.317.000 militares que integran los ejércitos de los países OTAN (120.000 son los efectivos que corresponden a España) [El gasto en Defensa de los países OTAN – Noticias Defensa Opinión]. Es decir, la OTAN da cuenta de alrededor del 56% del gasto militar mundial.

Frente a toda esa monstruosa suma armamentista, Rusiadestinó 65.000 millones de dólares a defensa, lo que representa alrededor del 3% del gasto mundial. El 3% contra el 56%. Mala situación para ser “imperialista” [Lista de países por gastos militares – List of countries by military expenditures – abcdef.wikiRusia – Gasto público Defensa 2020 | Datosmacro.com (expansion.com)Rusia: gasto militar | Statista].

Eso sí, sus necesidades de defensa ante el acoso occidental obligan a Rusia a emplear en gasto militar en torno al 3,9 por ciento de su PIB, lo que proporcionalmente es muy alto, impidiendo que más parte de esa suma sea destinada a fines productivos o sociales (proceso recurrente que está detrás de las agresiones del Eje Anglosajón más la red mundial sionista (rms) para obligar a los países, como ya se hizo con la URSS y como se viene haciendo desde más de medio siglo con Cuba y Corea del Norte, a gastar más de lo que sería “económicamente sano” al esfuerzo militar)[5].

En cuanto a la activación de organizaciones defensivas regionales, como la Comunidad de Estados Independientes (CEI), la Unión Económica Euroasiática (UEEA) y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), lejos de indicar una expansión imperial rusa, viene urgida por los mortíferos intentos de desestabilización que el Eje Anglosajón-rms ha acentuado en las dos últimas décadas -como acabamos de ver en el apartado anterior-, ya sea en territorios de exrepúblicas soviéticas, en la más estrecha zona de seguridad rusa, junto a sus mismas fronteras, o incluso en el propio interior de Rusia.

Otro test todavía digno de tomar en cuenta, para que una formación socioestatal pueda ser considerada imperialista, como sostiene Smith siguiendo a Lenin, es que debe cumplir con los siguientes cinco criterios, o al menos con alguno de ellos añadiría yo a las izquierdas europeas (pero Rusia no cumple ninguno):

  1. la concentración de la producción y del capital se ha desarrollado a un nivel tan alto que ha creado monopolios que juegan un papel decisivo en la vida económica [¿dónde están los monopolios rusos dominando nuestras vidas hoy?];
  2. la fusión del capital bancario con el capital industrial y la creación, sobre la base de este ‘capital financiero’, de una oligarquía financiera [los capitalistas más ricos de Rusia están involucrados predominantemente en la industria, no en las finanzas; solo uno de los 100 principales bancos del mundo es ruso, el estatal Sberbank];
  3. la exportación de capital a diferencia de la exportación de mercancías adquiere una importancia excepcional [Las mayores exportaciones de Rusia son materias primas, no capital; ¿Dónde están los fideicomisos y monopolios de capital financiero ruso que explotan el trabajo del mundo y repatrían su riqueza a Rusia?];
  4. la formación de asociaciones capitalistas monopolistas internacionales que se reparten el mundo entre sí [esos cárteles, por supuesto, existen, pero no incluyen a los monopolios rusos];
  5. Se completa la división territorial de todo el mundo entre las mayores potencias capitalistas. [tal división efectivamente ha tenido lugar, pero Rusia no fue parte de la división y no recoge el botín de la dominación imperialista y la guerra; de hecho, su principal delito es salir en defensa de los que luchan contra el ataque imperialista (Siria, el este de Ucrania) y tratar de mantener su propio territorio libre de dominación y superexplotación imperialistas][6]. ¿Quién se beneficia al etiquetar falsamente a Rusia como ‘imperialista’? – La otra Andalucía (laotraandalucia.org)

El caso de China, que examinaré con más detenimiento en un próximo escrito[7], es mucho más singular. Aquí estamos ante el segundo gasto armamentístico del mundo (unos 293.000 millones de $, frente a más de 800.000 de EE.UU., al finalizar 2021), pero a diferencia del Occidente Colectivo, China no tiene ninguna expansión militar y cuenta sólo con una base militar externa (“contra la piratería” en el estratégico paso del índico por el cuerno de África, en Djibuti). Es decir, que su ejército es clara y palmariamente defensivo (frente al hostigamiento y la envoltura de bases estadounidenses que padece). En cuanto a sus empresas, es cierto que se benefician del juego capitalista de explotación del trabajo en unos y otros lugares, pero no forman parte del entramado de dominación económica-financiera que hoy rige el Sistema.

Como no podemos extendernos aquí en este punto, voy a proporcionar sólo dos citas para la comprensión de por qué esta formación socioestatal está alejada de tener una política imperial. De nuevo Katz [Página Oficial de Claudio Katz » China: Tan distante de imperialismo como del Sur Global (lahaine.org)]:

“La preeminencia de los monopolios en su territorio sólo confirma la incidencia habitual de esos conglomerados en cualquier país. Lo mismo ocurre con la influencia de los capitales financieros, que gravitan menos que en otras economías de gran porte. A diferencia de sus competidores, el gigante asiático escaló posiciones en la globalización prescindiendo de la financiarización neoliberal. No mantiene, además, ninguna semejanza con el modelo bancario alemán de principio del siglo XX que estudió Lenin. (…)

China es un imperio en formación tan sólo en términos potenciales. Gestiona el segundo producto bruto del planeta, es el primer fabricante de bienes industriales y recibe el mayor volumen de fondos del mundo. Pero esa gravitación económica no tiene correlato equivalente en la esfera geopolítico-militar que define el status imperial.

En China convive la ausencia de subordinación a otra potencia, con una gran cautela en la injerencia sobre otros países. No se verifica la dependencia, ni el imperialismo.

La caracterización de China como una potencia que completó su maduración capitalista -sin poder saltar al escalón siguiente de desarrollo imperial- supone que el primer curso no brinda soportes suficientes, para consumar avances hacia la dominación mundial.”

Sobre lo dicho en los dos últimos párrafos, veamos esta otra constatación expresada por Elbaum:

“La Estrategia para la Asociación Económica, conocida como BRICS 2025, se propone como una plataforma para la conformación de un escenario multipolar capaz de respetar las particularidades nacionales y las soberanías. El programa, que fue recalcado por Xi Jinping en la inauguración de la Cumbre, consta de tres ejes centrales: la seguridad concertada, el desarrollo global sostenible y el comercio justo sin proscripciones ni sanciones.

Respecto a la primera dimensión, se propone instaurar un concepto de seguridad común, integral, cooperativa y sostenible que respete la integridad y autonomía territorial de todos los países. El proyecto, que se titula Iniciativa para la Seguridad Global (ISG), pretende establecer modelos multilaterales de negociación, ajenos a la lógica vertical impuesta por el G7, y refiere a la solución de conflictos –entre ellos el de Ucrania– en los que ningún país puede garantizar su seguridad a costa de una tercera entidad nacional soberana. Ese ha sido el designio de Kiev: insistir en el emplazamiento de aparatología bélica en la frontera con Rusia financiada por Washington y la OTAN.

El segundo eje remite a un desarrollo global sostenible y está basado en la exitosa experiencia china de crecimiento e inclusión. Propone reforzar la coordinación de las políticas macroeconómicas con la ayuda del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) y el aporte de los Acuerdos de Reserva de Contingencia (ARC). El ARC buscará garantizar un esquema de protección financiera mundial para contener la volatilidad de los mercados ante la retirada de inversiones, fuga de capitales o ataques especulativos sobre monedas nacionales. Por su parte, el NDB buscará paliar los déficits de infraestructura. Su esquema para los próximos cuatro años contempla la asistencia financiera para los países miembros por un total de 30.000 millones de dólares, o su equivalente en una potencial canasta de monedas de los países miembros.

La tercera dimensión es la del comercio, orientada a superar los esquemas de discriminación basados en sanciones unilaterales y consideraciones político-ideológicas. ‘Los hechos han demostrado una y otra vez –señaló Xi Jinping durante la Inauguración del Foro Empresarial de los BRICS el último 22 de junio– que las sanciones no son más que bumeranes y espadas de doble filo. Los que politicen, instrumentalicen y armamenticen la economía mundial, e impongan a su antojo sanciones valiéndose de su posición predominante en los sistemas financiero y monetario internacionales, sólo terminarán perjudicando los intereses propios y los de los demás, y harán sufrir a todos’.

El cuarto eje se relaciona con la institucionalización y la expansión del bloque que incluye la incorporación de nuevos Estados, mediante una hoja de ruta aprobada durante la conferencia, y la configuración de áreas de cooperación en ciencia, tecnología, innovación productiva y problemáticas ligadas al medio ambiente.”

BRICS, G7 y OTAN como expresiones de la reconfiguración geopolítica global (observatoriocrisis.com)

El respeto entre países, sin imposiciones políticas, ni financieras, sin extorsiones económicas, en dinámicas de ganar-ganar, es lo que ha caracterizado hasta ahora a la internacionalización china[8]. Rasgos antitéticos con la globalización unilateral anglosajona. Razón de más para que se presente como el enemigo sistémico a batir.

Hoy por hoy EE.UU. sigue siendo todavía el único país que puede emprender una ofensiva bélica en varios puntos del mundo a la vez, y en cualquier lugar del mundo, por la disponibilidad de efectivos para actuar, el poderío de sus armas, la capacidad logística o la geografía militarizada que acompaña a su liderazgo mundial y su domino financiero-monetario, económico-tecnológico y comercial, con pleno control de las instituciones de gestión del orden global (que Washington  utiliza, sin contrapesos, para imponer la privatización de la infraestructura mundial, controlar la tecnología, el petróleo, el gas, los alimentos, los minerales, los recursos básicos y un largo etc.), y porque tiene más de 173.000 tropas en todo el planeta desplegadas en 254 bases e instalaciones militares (según informe del Conflict Management and Peace Science Journal; ver también Secret Wars: El ejército de EEUU interviene directamente sin Autorización en más de 77 países – Responsible Statecraft • (kaosenlared.net); y por supuesto, el libro de Daniele Ganser, Los ejércitos secretos de la OTAN. El Viejo Topo. Barcelona, 2010). No hay “imperio” que pueda surgir bajo este Imperio Mundial (más allá de una condición subimperial subordinada al hegemón), no hay lugar para más “imperios” mientras él exista.

6. El fin del orden mundial del siglo XX

“Tan pronto como desapareció la URSS, el Occidente colectivo abandonó sin contemplaciones la pretensión de que no intervendría en los asuntos de otras naciones. Se embarcó en su agresivo programa de expansión de la OTAN. Intervino militarmente en Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia, Haití, Siria y convirtió las sanciones económicas en armas políticas y a las agencias internacionales en instrumentos de su poder; haciendo del cambio de régimen un objetivo explícito y público.” (Alan Freeman: Dicho al oído de Putin: el capital actúa globalmente, los pueblos del mundo también deben actuar unidos a nivel mundial – Observatorio Crisis).

Hoy, en su creciente delirio unilateral, EE.UU. emprende también un trabajo de demolición sistemática de las instituciones internacionales, del sistema de relaciones y compromisos multilaterales, de desconocimiento y hasta el repudio de las decisiones de Naciones Unidas (y de su Consejo de Seguridad) que constituyen la legalidad internacional. En un proceso lento pero seguro de desconstrucción del derecho internacional y de la propia ONU, del conjunto del entramado mundial que el mismo hegemón moldeó en su fase ascendente [la ONU, el FMI, el BM, la UNESCO, el G7, el G20, la OMC, el Foro de Davos, etc., están todavía bajo su control, con sedes repartidas por el Occidente Colectivo] y que ya le incomoda en la actual fase degenerativa, de acumulación militarizada y reestructuración de la dominación mundial (ver cuadro 2).

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Cuadro 2

Convenciones, Protocolos y Acuerdos no firmados por EE.UU. o firmados pero no ratificados (listas no exhaustivas)

No firmados

Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena;

Protocolo de Kyoto;

Convención sobre la Prohibición del Empleo, Almacenamiento, Producción y Transferencia de Minas Antipersonal y sobre su Destrucción (Tratado de Ottawa);

Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, destinado a abolir la Pena de Muerte;

Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid;

Pacto Mundial para la Migración, de Marrakech;

Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar;

Resoluciones condenatorias de la violencia neofascista en Europa (sólo EE.UU. y, sospechosamente, Israel y Ucrania, se niegan sistemáticamente a suscribir esas condenas);

Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad;

Convención Internacional contra el reclutamiento militar, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios…

Pactos firmados por EE.UU. pero no ratificados (por lo que se exime a sí mismo de su cumplimiento)

Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) (sólo Santo Tomé y Príncipe y Afganistán tampoco lo ratifican);

Convención sobre los Derechos del Niño (sólo EE.UU. y Somalia no lo han ratificado);

Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los conflictos armados;

Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía;

Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes;

Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación;

Convenio sobre la diversidad biológica;

Tratado de prohibición completa de todos los ensayos nucleares;

Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales;

Convenio relativo a la libertad sindical y a la protección del derecho de sindicación;

Convenio sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva;

Convenio sobre la edad mínima de admisión al empleo;

Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados;

Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional…

Por si todo esto fuera poco, sólo desde 2017 hasta el final del mandato de Trump en enero de 2021, EE.UU. ha desmontado diferentes pactos o espera romperlos. El 1 de junio de 2017, anunció la retirada de su país del acuerdo climático de París, firmado en 2016.

El 23 de enero de 2017 se retiró del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés); un pacto suscrito en febrero de 2016 por 12 países que, juntos, representan el 40 % de la economía mundial y casi un tercio de todo el flujo del comercio internacional.

EE.UU. también ha salido del Pacto Mundial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Migración y Refugiados, así como de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

También ha modificado unilateralmente el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), un acuerdo comercial entre este país, Canadá y México. Y aun así, impone aranceles a las importaciones mexicanas.

27 años antes, en 1994, el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, firmó un acuerdo con Corea del Norte para desmantelar el programa nuclear de este país asiático. Casi una década más tarde, al cambiar el mandato, el presidente George W. Bush, calificó a Pyongyang de “eje de mal” y preparó el terreno para romper el acuerdo.

Después de eso ha tenido lugar la profundización del desconocimiento y hasta el repudio norteamericano de las decisiones de Naciones Unidas (y del Consejo de Seguridad) que constituyen la legalidad internacional.

En un proceso lento pero seguro de desconstrucción del derecho internacional y de la propia ONU, EE.UU. reconoció a Jerusalén como capital de Israel (otro país que se jacta de no cumplir resolución alguna de la ONU).

Seguidamente, anunció que se retiraba del Plan Integral de Acción Conjunta firmado con Irán, así como también del Tratado sobre armas nucleares con Rusia.

Además, el 25 de marzo de 2019, Estados Unidos reconoció la “soberanía” de Israel sobre el Golán ocupado, lo cual equivale a aceptar la adquisición de territorios mediante la guerra.

Todo indica que últimamente no se detiene ni ante la manifiesta violación sin tapujos de embajadas, como la norcoreana en Madrid o la de Venezuela en Washington.

Un trabajo, en suma, como se indicaba más arriba, de demolición sistemática de las instituciones internacionales, del sistema de relaciones y compromisos multilaterales.

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A través de los pasos geopolíticos que va dando el hegemón en decadencia puede apreciarse, en cualquier caso, que el mundo que salió de la Guerra Fría llega a su fin. Muere definitivamente el largo siglo XX, y con él muchas de sus certezas. La excepcionalidad de Israel, la alianza energético-militar de EE.UU. y Arabia Saudita, la singularidad de Corea del Norte, la subordinación continental de “NuestraAmérica” a EE.UU., pueden estar viendo el principio de su fin tal como se han manifestado hasta hoy. Por el contrario, junto con la subordinación y marginalización de Europa, la apertura de los mares del Pacífico en torno a China, el surgimiento de una nueva África interconectada y el nacimiento de nuevas instituciones económicas y políticas internacionales[9], pueden comenzar a tener visos de verosimilitud. El nuevo mundo multipolar que comienza a construirse (OCS, Nueva Ruta de la Seda, OTSC, Unión Económica Euroasiática…), bien podrá en breve empezar a levantar también nuevas instituciones mundiales y cuanto menos reformar democráticamente la ONU (no lo que entiende el Occidente Colectivo que es “democratizarla”, expulsando a Rusia –y quizás a China- de la permanencia en el consejo de seguridad, para así quedarse ellos solos o con algunos países satélites en torno suyo).

A todo ello intenta EE.UU. oponerle diversos Bloques de Poder Regionales Tutelados para aparentar multipolaridad[10], así como la ya mencionada estrategia de Guerra Total permanente, “guerra sin fin”, en la que parece dispuesto incluso a la opción nuclear[11] (mientras que la UE ha pasado a ser algo entre oficina administrativa de la OTAN y su agencia de mensajería).

Entramos, pues, en una nueva era de inestabilidad, incertidumbre y riesgo sistémico, de pugna sin tregua por mantener el dominio mundial unipolar, que conlleva la posibilidad de seguir apropiándose de unos recursos cada vez más escasos; de tensión bélica generalizada y de destrucción de sociedades y franco peligro de todo el hábitat planetario; pero también de apertura a otro mundo posible a partir del desmoronamiento económico o de la ya no tan inalcanzable superación del capitalismo y el consiguiente derrumbe de todo su orden mundial; del fin de la globalización unipolar anglosajona, que viene a significar también la desoccidentalización del mundo. De momento, ya lo estamos viendo, el fin de la era neoliberal viene acompañado del ocaso del orden político que la precedió: la democracia liberal. El capitalismo actual va despojándose de sus adornos reformistas y ha entrado ya en una fase abiertamente postdemocrática.

No podrá haber una contratendencia de esta guerra sin fin “hasta que se establezca una alternativa al conjunto de instituciones internacionales centradas en el poder de Estados Unidos” (Michael Hudson, El Nuevo Orden de Estados Unidos y la posición de Alemania*** – Observatorio Crisis).

El mundo entero está pendiente, por ello mismo, del pulso que se juega en Ucrania y, en general, entre el Occidente Colectivo (con el Eje Anglosajón-rms al mando de su brazo armado de la OTAN) y la dupla chino-rusa que lidera el proyecto de Eurasia como embrión de un nuevo mundo en gestación, al que cada vez se acercan más formaciones socioestatales del Oriente y el Sur Globales. Porque este conflicto se extiende al planeta entero[12], marcando la línea de fractura entre dos épocas y el probable final de una era dominada por el Occidente Colectivo, una dominación que tras la caída de la URSS dio paso a un mundo unipolar de imposición y salvajización social en buena parte del planeta.

Todo parece indicar que esta guerra es la antesala de una gran transición civilizatoria[13].

En ese cauce de vorágine, de esta corriente histórica plena de torbellinos, va adquiriendo verosimilitud que se puedan trazar las bases de un nuevo orden con mayores posibilidades de estar basado en normas de respeto mutuo, soberanía y democracia social, aunque para ello resulte imprescindible, antes o después, rehacer caminos más allá del capitalismo y emprender de momento, al menos, algunas medidas claras vinculadas a procesos de soberanía estatal, y poco a poco popular, como insistió Samir Amin. Entre ellas resulta condición imprescindible levantar sistemas industriales autocentrados e integrados en los que las diferentes ramas de la producción se conviertan en proveedoras y puntos de venta entre sí, orientadas ante todo al consumo interno. Hecho que requiere de una creciente planificación y de la propiedad estatal y nacional de la moneda, el sistema impositivo, el comercio exterior, los recursos, infraestructuras y servicios estratégicos; amén de la nacionalización de los monopolios y la iniciación de los medios de socialización de su gestión.

Es ineludible procurar, así mismo, la soberanía alimentaria, lo cual conlleva una apuesta por un sector agrícola destinado a satisfacer las necesidades de la propia población, con reformas agrarias que aseguren el acceso a la tierra y otorguen los medios para trabajarla adecuadamente. Controlando así también los flujos migratorios del campo a las ciudades, para ajustar el ritmo al crecimiento del empleo urbano.

La articulación del progreso en cada uno de estos dos campos ha de ser el foco principal de las políticas estatales, de cuyo éxito depende a su vez la consolidación de amplias alianzas populares de trabajadores/as y campesinos/as. Lo cual crea un terreno favorable para los avances de la democracia de base, participativa,y de la soberanía popular.

A todo ello habrá que ir sumándole más pronto que tarde las claves entrañadas en el concepto estratégico de “civilización ecológica”, pergeñado en la URSS y asumido hoy por China a través de un marxismo ecológico (tal como nos explica Bellamy Foster en Civilización Ecológica, Revolución Ecológica – Observatorio Crisis).

Las mayores o menores posibilidades de emprender esos grandes y decisivos procesos dependerán de cómo se diriman las luchas de clase internas (verticales y horizontales) en las principales formaciones socioestatales en liza[14].

También de cómo se combata el “Gran Reset” del capitalismo, como veremos en la próxima entrega.

Notas:

[1] Recomendaría emplear los 3 minutos veinte segundos de tiempo que dura este vídeo ruso hecho en 2014, para tener una mejor perspectiva del transcurso de los acontecimientos: https://www.youtube.com/watch?v=dzUHfAXMWBw

[2] Este tipo de izquierdas fue designado por la propia CÍA como “izquierda compatible” -anti-marxista y anti-comunista-. “Compatible” con el capitalismo, claro está. Su labor consistiría en “un revisionismo permanente (…) una continua renovación del contrato con la gente, para modernizar la aplicación de nuestros valores”. Obsérvese la reiteración de semejantes expresiones en el vocabulario ideológico actual de nuestras izquierdas institucionales y en general integradas en el orden del capital. Ver LA CONSOLIDACIÓN DE LA “IZQUIERDA COMPATIBLE”: DE LA CAÍDA DE LA URSS A LA «POLÍTICA DE LAS IDENTIDADES» | Canarias-semanal I Digital informativo de ámbito internacional y actualización diaria. Ver también para lo que significa “el verdismo” en el caso de Alemania: nakedcapitalism.com/2022/11/washingtons-woman-in-berlin-how-germanys-foreign-minister-is-helping-the-us-crush-the-german-economy.html

[3] Sigo aquí muy de cerca a Claudio Katz ESRUSIAUNAPOTENCIAIMPERIALISTAII.ELLEGAD.pdf (lahaine.org). En lo que discrepo con él es en la caracterización que hace de Rusia como “un imperio no hegemónico en gestación”. Para nosotros, todos y cada uno de los pasos que Rusia está dando por el momento son estrictamente defensivos, a pesar de las apariencias, como espero quede claro en el desarrollo de este artículo. Nada que ver, hoy por hoy, con proyecciones imperiales.

[4] La derrota en la Guerra Fría dejó desvalidas a las poblaciones del conjunto de territorios que componían la URSS, incluida Rusia. La ONU calcula en más de 10 millones las muertes prematuras y los niños muertos en el pre-parto debido al deterioro de la sanidad pública, la malnutrición, el alcoholismo y la tensión asociada a la falta de recursos. Un rápido deterioro se experimentó también en otros indicadores de desarrollo humano: educación, esperanza de vida (disminuyó en más de 5 años), investigación y cultura, áreas en las que la URSS había alcanzado cotas punteras. El 40% de la población vivía por debajo del umbral de pobreza, en comparación con el 1,5% antes de la caída de la Unión Soviética. La riqueza que había sido creada casi de la nada por el esfuerzo conjunto de toda la población soviética, fue parcelada en unos pocos años y acaparada por individuos que se convirtieron en oligarcas enormemente ricos de la noche a la mañana, y de la que también de una u otra forma se apropiaron las transnacionales extranjeras y el propio FMI. Entre 1992 y 1998 el PIB ruso cayó a la mitad, lo que no había ocurrido ni durante la invasión nazi (muy aconsejable seguir aquí a Klein, Noemi. La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre. Paidós. Barcelona, 2011).

Fruto de esas circunstancias, Rusia arrastra todavía en su interior formas del capitalismo salvaje y de desprotección de la fuerza de trabajo que el capital global reserva para sus zonas periféricas (eso que se suele llamar “Tercer Mundo”). Mucho de lo heredado de la derrota de la Guerra Fría perdura, como la precariedad y desprotección de su mercado laboral y hasta cierto punto el deterioro de sus servicios sociales. También presenta serios problemas con el tratamiento energético y el desarrollo social; cuenta con una escasa población para tan enorme territorio; su tejido industrial-tecnológico civil es aún débil y la economía experimentó un proceso de re-primarización (o predominio de la exportación de recursos primarios) costoso de revertir y más aún con la guerra económica desatada por EE.UU. y sus aliados subordinados, entre sus carencias más importantes. No obstante, gracias a sus enormes recursos energéticos, a su desarrollo humano y a haber conservado los avances técnicos de la URSS en campos clave, como el militar y ciertos ámbitos de la investigación científica, así como la herencia formativa de la sociedad soviética, ha podido recuperarse como formación social emergente e incluso convertirse en un referente mundial de re-soberanización y del multilateralismo. Estas condiciones le han permitido por primera vez comenzar a intervenir con éxito en algunos lugares donde EE.UU. y su brazo armado global, la OTAN, habían irrumpido para destruir, y muy especialmente en Siria (un auténtico puñetazo ruso en la mesa de la geoestrategia global), tras la contención que ya Rusia había hecho al Eje Anglosajón en Georgia.

[5] Sobre lo que representa el gasto militar como lastre de la economía, es de interés consultar el trabajo de Carcanholo, Reinaldo. “Interpretaciones sobre el capitalismo actual, crisis económica y gastos militares” y Apéndice I: “Los gastos militares y la transustanciación de la riqueza”, en Andrés Piqueras y Wim Dierckxsens (eds.), El colapso de la globalización. La humanidad frente a la gran transición. El Viejo Topo. Barcelona, 2011.

[6] Nos dice también Smith: “Para ser una potencia imperialista, no basta con dedicarse al comercio internacional o tener una capacidad de defensa importante. No es el comercio, sino la dependencia de las superganancias generadas por la exportación de capital por parte de los monopolistas financieros lo que indica que una economía pasa de la etapa inferior del capitalismo a la etapa superior del monopolio (imperialismo). Y no es una capacidad militar per se la que prueba la intención agresiva, sino el uso que se hace de ella.” 

[7] Imprescindible para calibrar mejor su posición mundial, consultar al menos algunas referencias sobre este nuevo gigante, de nuestro equipo del Observatorio Internacional de la Crisis: Herrera, Rémy y Long, Zhiming, «Some Considerations on China’s Long-Run Economic Growth: 1952–2015 – From the Analysis of Factor Contributions to that of the Profit Rate », en Structural Change and Economic Development, vol. 44, n° 3, pp. 14-22, Nueva York, 2018. Herrera, Rémy y Long, Zhiming. ¿Es China capitalista? El Viejo Topo. Barcelona, 2021.

[8] Condiciones que incluso han llevado a bastantes autores, incluido al propio Katz (y que aquí sí comparto en alguna medida), a criticar su falta de espíritu internacionalista:

“Pero ese afianzamiento de la soberanía ha empalmado con el abandono de las tradiciones antiimperialistas. El régimen pos-maoísta se alejó de la política internacional radicalizada que auspiciaba la Conferencia de Bandung y el Movimiento de los No Alineados. También sepultó cualquier gesto de solidaridad con las luchas populares en el mundo. Ese viraje constituye la otra cara de su cautela geopolítica internacional. China evita conflictos con Estados Unidos, sin interferir en los atropellos que consuma Washington. La elite gobernante ha enterrado todos los resabios de simpatía con las resistencias al principal opresor del planeta.”

La situación de Cuba hoy no sería tan dramática, por ejemplo, si China hubiera desarrollado al menos un porcentaje mínimo del internacionalismo que aplicó la URSS. Todavía menos explicable esto (o explicable apenas por su ‘pasar desapercibido’ en el mundo capitalista) cuanto que China es mucho más poderosa económicamente que el país de los soviets. Dejo aquí enlace a un buen artículo del economista Alan Freeman, para sopesar lo que se perdió a escala mundial ya con la disolución del Komintern o Tercera Internacional: Dicho al oído de Putin: el capital actúa globalmente, los pueblos del mundo también deben actuar unidos a nivel mundial – Observatorio Crisis. Con una cita del mismo comienzo también el siguiente apartado.

[9] Cada vez más roto el consenso de Washington, las instituciones multilaterales se van liberando de las ataduras del Tesoro estadounidense, para dotarse de otros parámetros económicos y políticos.

[10] Así, el Bloque Turcomano, Bloque Intermarinum, Bloque Global Nato, “Horizonte Europa”: negociaciones con Armenia, Georgia, Israel, Moldavia, Balcanes Occidentales, Túnez, Turquía y Ucrania (ver EEUU acelera la formación de Bloques de Poder Regionales Tutelados para diseñar el Mundo Multipolar 4.7.2022).

[11] Estas son palabras de María Zajarova, portavoz del Ministerio de Exteriores ruso: “La OTAN continúa bombeando al régimen de Kiev con armas y municiones por un total de 42.300 millones de dólares, le suministra inteligencia, entrena a sus soldados, acercándose así a la peligrosa línea de la confrontación militar directa con Rusia” [Rusia califica de «militarización» de la UE el proyecto comunitario de movilidad militar | Diario Octubre (diario-octubre.com)].

En un texto de siete expresidentes de Nuestraamérica, firmada también por excancilleres, exministros, exparlamentarios y congresistas en ejercicio, dado a conocer el 15 de noviembre de 2022 y dirigido a 12 presidentes en funciones para justificar la recreación de Unasur, se señala que el mundo padece “una anomia en cuanto al respeto al derecho internacional” que “genera una especie de caos global en el cual asoma incluso el riesgo de una tragedia producida por el armamento nuclear”, por lo que “se requiere una intervención urgente de los organismos multilaterales, que hoy en día están desgraciadamente debilitados y son a menudo impotentes.” El texto llama a conseguir soberanía sanitaria, alimentaria y energética.

[12] Con el AUKUS para asediar a China en todo el Pacífico y el Índico, y con toda África convertida en el frente sur de la OTAN, para propiciar la total desestabilización continental, de manera que sus recursos no sean aprovechados para sí mismos ni para el proyecto multipolar y se puedan seguir apropiando por el Occidente Colectivo (algunas consideraciones al respecto: https://thetricontinental.org/newsletterissue/africa-new-cold-war/). También la OTAN está abriendo un nuevo frente en el Sahel para el control de la región: Mali, Mauritania, Burkina Faso, Senegal, Níger, Nigeria… con algunos países convertidos ya en objetivos militares. Entre ellos, por supuesto, Argelia, a la que se busca desestabilizar y quizás a medio plazo aniquilar como se hizo con Libia. Además, USA invade de nuevo el Cuerno de África (mirando a Chad y Sudán) para cortar el avance chino y ruso en el área… Aquí el Reino de España se convierte en objetivo militar de primera línea al ser el único país europeo-africano (de mi cosecha: Madrid: la OTAN se hace global | Al Mayadeen Español).

[13] Es sin duda el momento de encrucijada histórica que vivimos el que hace proliferar las reuniones, cumbres, encuentros, foros y conferencias regionales e internacionales. En el momento de acabar estas páginas prácticamente coinciden en noviembre de 2022 las del ASEAN, el Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico, la Alianza del Pacífico, la COP27, la RCEP, el G20 -donde además Sudáfrica pidió que la Unión Africana sea miembro permanente de este foro- y los BRICS, entre las más importantes “por arriba”; pero al tiempo se reúnen también los pueblos, como el Congreso de Saberes Africanos, Americanos y Caribeños (Con declaración contra el imperialismo y por la paz concluye VI Congreso de Saberes Africanos, Americanos y Caribeños – Centro de Saberes Africanos, Americanos y Caribeños) o el Foro de Sao Paulo. Se trata de dirimir las posibilidades de controlar las tendencias sistémicas o bien de ir sacudiéndose las dominaciones ancestrales. Saber posicionarse adecuadamente y formar bloques de defensa y mutua ayuda resulta vital para las posibilidades emancipatorias del Sur y el Oriente Globales.

[14] Es vital para constituirse en izquierda altersistémica eficaz saber posicionarse en esas luchas tanto a escala interna de cada formación socioestatal, como externa o internacionalista, para distinguir entre agresores y agredidos, entre actitudes y procederes imperiales y acciones reactivas propias de quienes están a la defensiva y en la pugna por un mundo donde el poder, los recursos y la riqueza social estén repartidos más democráticamente entre países (¿también entre clases?: a eso tiene que aspirar indispensablemente el posicionamiento internacionalista). Imprescindible, por tanto, discernir entre intereses de las oligarquías y los de las clases trabajadoras y sus posibilidades en cada una de esas batallas, como se intenta describir en la última entrega.

 

4ª parte y última

7. El Gran Reinicio y las luchas de clase horizontales intercapitalistas y entre élites

Habíamos dado indicios en el primer apartado sobre el atolladero en el que está empantanado el capitalismo, que aquí sintetizamos muy brevemente con:

a) una permanente eliminación y deterioro de la relación salarial y del valor;

b) un gigantesco proceso de concentración monopólica que prácticamente ha acabado con la economía de mercado;

c) unas cada vez más poderosas élites desconectistas que viven de rentas fuera del contacto con el mundo del trabajo y que por tanto han perdido cualquier hipotética función histórica;

d) el desmoronamiento de las sociedades sobre las que se implanta este orden económico

Ante tamaña degeneración sistémica, y teniendo en cuenta ante todo que sin sociedad no hay economía, mucho se ha hablado del Gran Reinicio o “Reset Económico” en los términos empleados por las propias elites del capital global, desde que se enunciara por primera vez en el Foro de Davos de 2020.[1]

Para calibrar mejor sus condiciones y consecuencias, convendrá que atendamos al menos a algunas claves básicas.

Primer punto a tener en cuenta: los posibles objetivos

El pretendido “reseteo” del capitalismo bien puede estar buscando una contracción forzada de cierta “vieja economía” (trasporte, turismo, agricultura, industria manufacturera, inmobiliaria, alimentaria, textil, fosilista en general…), en su transición a una nueva con miras a garantizar su “sostenibilidad” para unos pocos, ante el fracaso del acople progresivo que ha venido expresándose como “lucha contra el cambio climático”, “transición ecológica” o “transición energética” y que ha compendiado en la Agenda 2030 buena parte de esas pretensiones[2]. Miremos algunos de sus pasos:

En 2015 la ONU/EEUU publica la Agenda 2030, de «desarrollo sostenible» capitalista. La gran mayoría de países acepta su puesta en marcha y comienzan a legislar sobre el hábitat.

En 2016, después de las campañas de Afganistán, Irak, Libia y Siria, Donald Trump vence las elecciones con el programa MAGA (“Make America Great Again), una suerte de Fortress América que de por sí suponía un intento incompleto e infructuoso de reindustrialización.

En 2019 la UE plantea el Fit for 55 (FF55), cuyo objetivo es la reducción de la emisión de CO2 en un 55% hasta 2030. Los ajustes industriales planteados son tan profundos que son adjetivados por los funcionarios de Bruselas como draconianos, y anticipan la desindustrialización europea según es diseñada por EEUU.

Ese mismo año EEUU plantea el Green New Deal (GND), la versión anglosajona del Plan de Ajuste Estructural tercermundista, orientado a los requerimientos ecológicos, cuyo eje central fue la “economía verde” de derivados financieros y una política dirigida por sanciones, incentivos y cupos.

En 2019 se produce también la 1ª Guerra del Litio (en Bolivia) patrocinada por Tesla.

En 2020 se desata la “pandemia”. Las potencias centrales del Sistema -el “Occidente Colectivo”-, aprovechan la coyuntura para poner a punto una Nueva Normalidad de Descenso. Las economías hibernan, en mínimos productivos y de consumo.

En 2020 Biden vence las elecciones con el programa Built Back Better (BBB), lo que de por sí supone la fusión del nacionalismo MAGA por su empeño en la reindustrialización, y el GND por su incidencia en la sostenibilidad del capitalismo.

El primer revés para el proyecto de contracción económica basado en el “Cambio Climático”, sin embargo, fue que el Sur y el Oriente Globales se negaron a secundarlo (los presidentes de China y de Rusia ni siquiera estuvieron presentes en el encuentro llamado a dar carta de legitimidad a todo ello: el COP26, en Glasgow, 2021). Sabían claramente que no podían hacer funcionar sus economías sin carbón, petróleo y otros combustibles fósiles, y mucho menos desarrollar cultivos y aliviar la pobreza.

El Sur Global y el Oriente Global –buena parte de cuyas formaciones estatales participan ya de la Nueva Ruta de la Seda multipolar- encabezados por India, China, Sudáfrica e Irán, no se han mostrado dispuestos a un desmantelamiento de su desarrollo industrial-tecnológico, más o menos incipiente o más o menos avanzado según los casos, pero siempre con enorme esfuerzo conseguido frente al histórico colonialismo y neocolonialismo occidental. Por ello, el “Acuerdo” perdió respaldo y fuerza. De hecho, se reconoció que las emisiones seguirían aumentando hasta 2030 (el programa de “civilización ecológica” de China –al que aludimos en el apartado anterior- se perfila como lo más revolucionario puesto en juego, que empezará a notarse verdaderamente a partir de entonces). Pues mientras no cambien las coordenadas de capitalismo depredador a que el Occidente Colectivo tiene sometido al mundo, todo su discurso “verde” no es más que parte de su geopolítica de dominación.

Al no lograr imponer su Economic Reset desde la economía, ni políticamente a través de las Cumbres de Cambio Climático[3], ni tampoco a partir de la guerra biológica o “pandemia” –en 2021/2022-, la élite globalista -con su brazo armado OTAN- ha ido recurriendo a distintos episodios bélicos contra el proyecto multipolar y por el control mundial de las fuentes energéticas. Pero en su urgencia ha decidido dar un paso más en esa escalada bélica, como hemos visto más arriba: por primera vez acosa a una gran potencia nuclear (posiblemente el segundo ejército del mundo y el primero en términos defensivos), miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.

Este nuevo paso en la acumulación bélica conlleva ya sí una interrupción generalizada (con tendencia a cronificarse) de las cadenas del valor, que entraña a su vez una destrucción acelerada de capital mediante distintas pero entrelazadas dinámicas de Guerra.

Tal contracción de la economía puede albergar también la intención de rebajar la enorme y perniciosa montaña de capital ficticio que hoy pone en peligro la continuidad del sistema capitalista, y que podría ir acompañado del despliegue de una infraestructura digital global para la toma de posesión tecnocrática. Pero lo que resulta patente es que de momento lo que se está generando es una lucha a muerte por el acaparamiento de los últimos recursos y fuentes de energía fósil, con la consiguiente “desposesión energética” de la mayor parte de la humanidad, al tiempo que se contrae también el Centro del Sistema (las formaciones socioestatales que lo han venido dominando hasta ahora), por reducción de la riqueza real restante y eliminación de competidores, donde EE.UU. cada vez está menos dispuesto a compartir algo de aquélla, como veremos en el tercer punto de este apartado.

Segundo punto a tener en cuenta: qué facciones del capital emprenden el Gran Reinicio o pugnan por imponer su proyecto del mismo, y a quiénes se enfrentan globalmente

Nunca, pero aún menos en la geopolítica actual, pueden verse las formaciones socioestatales como monolíticas decantaciones políticas. Antes al contrario, en periodos de crisis generalizada las tensiones internas entre las clases dominantes se agudizan (puede decirse más vulgarmente: cuando el pastel se va achicando se hace más perentorio conseguir las porciones que van quedando).

Asistimos hoy a una cruenta y agudizada pugna global entre sectores del capital, donde el capital a interés especulativo parasitario (CIEP) parece haber tomado la delantera, con redes globales de control que persiguen la definitiva abolición de la soberanía de los Estados, así como el desleimiento de las sociedades para su conversión en dirigidas masas amorfas (recordemos que a diferencia del CIEP, el capital productivo sí necesita de ciertas formas de sociedad, a las que contribuye a su manera a sostener).

Así por ejemplo, en el caso de la principal potencia que comanda el capitalismo global, tenemos tres tendencias pronunciadas, con claras extensiones a escala global. La globalista, la continentalista unipolar imperial, y la continentalista de repliegue.

El globalismo financiero busca, posiblemente, un Estado global sin barreras al flujo financiero; plataformas de servicios financieros conectadas con empresas transnacionales (ETNs); control de los Bancos Centrales independientes de gobiernos estatales; pérdida de entidad de lo estatal-nacional; posibilidad de una fuerza armada global, como la OTAN; una moneda independiente de cualquier país; adueñarse y/o fragmentar el complejo financiero-militar-industrial USA y su Reserva Federal. En esa Red financiera global tenemos a Wall Street – City London – Bolsa de HongKong – S & Poors – los Rotschild – Cargill – Monsanto – Citigroup – Barclays – HSBC – Lloyd’s – ING Barings – Santander – CH… y la mayor parte del Partido Demócrata.

El continentalismo financiero imperial persigue fortalecer el poderío de USA y de su dólar, potenciando el complejo industrial-militar-petrolero-farmaceutico (aquí se asientan los “halcones”). Es la base del unipolarismo estadounidense continuador de la Trilateral para “un nuevo siglo americano” y se expresa a través del desarrollo de lo multinacional bajo el dominio de Estados-continentes liderados por EE.UU. Aquí se encuentran actores como Moody’s – Rockefeller – Goldman Sachs – Warren Buffet – Esso J.P. Morgan – The Washington Post – Halliburton (Dick Cheney) – Bank of America – Kraft Food, más el capital estadounidense de Clarín, El País y otros periódicos globales…

El continentalismo nacional productivo (“America First”), por su parte, busca la reindustrualización de EE.UU. y un mayor centramiento en sí mismo para poder salir de su aguda crisis, y especialmente la conectada a su mundo financiero-especulativo de capital ficticio y dinero inventado sin valor, lo que se traduce en una reubicación de las ETNs, un repliegue militar a cambio de la venta de tecnología armamentística. También en la contención migratoria. Bajo este epígrafe se encuentran parte del Partido Republicano – Tea Party-Trump – Trump – la gran industria, en clara minoría frente a los otros dos.

Como quiera que Trump no está interesado en la guerra contra Rusia ni en el mantenimiento de una muy cara OTAN, ni en la exacerbación ficticia-financiera ni en la expansión militar de USA[4], las otras dos facciones le han desplazado del gobierno mediante un “golpe blando”, hostigándole mediática, política y judicialmente sin cesar. Proceso en el que los demócratas especialmente se han servido de algunas de las claves ideológicas destacadas de la Agenda 2030 (exhibiendo el “feminismo postmoderno”, el “verdismo”, el “antirracismo postural”, la supuesta preocupación por la inmigración, etc.), al puro estilo del neoliberalismo “progre”.

***

Del otro lado, para Rusia la ofensiva de la OTAN a través de Ucrania se ha convertido en una guerra a vida o muerte (como hemos dicho, el Eje Anglosajón hace décadas que alberga planes de desmembración de Rusia -como ya hiciera con la URSS-, para apoderarse sin obstáculos de sus enormes riquezas y alinear bajo su órbita al mayor país del mundo). Sin embargo, no todos sus sectores dirigentes o con peso en esta formación socioestatal ven las mismas salidas. Distingamos al menos, para entender un poco el entramado de fuerzas, entre tres grandes sectores políticos:

a) Sector pro-occidental, donde se sitúa la mayor parte del gran empresariado -eso que los medios otanistas llaman “oligarcas” y que ellos mismos crearon con el destrozo del mundo postsoviético y su “doctrina del shock”; así como ciertas elites tradicionalmente vinculadas por interés al Occidente Colectivo, aunque también pesan en ellas razones culturales e históricas[5].

En este sector se apoyaría la ofensiva del Eje Anglosajón para lograr un cambio de gobierno claramente dócil a los intereses del hegemón y sus subordinados de la OTAN, no sólo haciendo que la Rusia que quedara se distanciara de China, sino dejándola lista para sumarse al Bloque Occidental contra ella.

b) Sector ultranacionalista, marcadamente conservador (con tendencias incluso fascistas entre ciertos ámbitos) y expansionista, que ve en la guerra un buen momento para reafirmase dentro de la sociedad rusa.

c) Sector soberanista, que defiende la independencia de Rusia y que sabe que tiene que enfrentar la gran ofensiva a muerte del Occidente Colectivo o formaciones socioestatales centrales del Sistema Mundial capitalista.

Aquí a su vez, pueden señalarse cuanto menos dos importantes subfacciones:

c.1./ Quienes enfrentan esta agresión con las reglas de juego del propio capitalismo, tal como está Rusia inserta en él (Putin y algunos de sus más cercanos, por ejemplo).

c.2./ Quienes saben y quienes van cobrando conciencia de que Rusia no podrá sobrevivir a semejante ofensiva si no rompe con esas reglas y emprende una reindustrialización tecnológica importante -superando la reprimarización de la economía a la que le condujo la derrota en la Guerra Fría-, así como acomete un giro hacia un capitalismo de Estado, con posibilidades de ir desbrozando un nuevo camino de transición al socialismo. [Aquí los niveles de gradación u objetivos en ese camino varían bastante de unas a otras organizaciones y agentes políticos, pero en conjunto podrían incluirse en esta subfacción a algunas figuras del actual establishment, sectores intelectuales y académicos[6], además de una todavía relativamente escasa pero creciente parte de la población, y amén de las entidades comunistas (PCFR, RCRP, Esencia del Tiempo)].

Si bien dentro del gobierno ha perdido fuerza el sector ultra liberal y prooccidental, su presión económica e ideológica continúa. Aun así, lo cierto es que la propia agresión imperial obliga a Rusia a reestructurarse profunda y perentoriamente, lo que sin duda abre las posibilidades para emprender una nueva transición postcapitalista.

***

En cuanto a China, la línea de Xi Jinping de empezar a intensificar el avance hacia el socialismo tiene que enfrentar las tendencias “occidentalizantes” habidas no ya sólo entre el gran empresariado sino dentro del propio partido comunista. Asimismo tiene que vérselas con otras tendencias que promueven la continuación de una transición más lenta, como la que ha hecho China hasta hoy, con una convivencia más amoldada o dócil con el capitalismo. Todo indica que tras el XXº Congreso del PCCh la facción de Jinping ha salido claramente fortalecida (como se simbolizó con el apartamiento del expresidente Hu Jintao, que representa al sector liberal)[7].

Y esto es importante, porque del resultado de unas y otras de esas luchas internas chinas, de cómo se manejen las contradicciones entre el sector estatal y el privado-capitalista, más la presión de las propias luchas de la fuerza de trabajo hacia el socialismo, devendrá el futuro inmediato de la humanidad.

Lo que parece evidente, hoy por hoy, es que la plena subordinación europea (sumisa ya en todos los arcos parlamentarios de sus formaciones estatales, de izquierda a derecha[8]), deja a Europa como un actor político y económico cada vez más empequeñecido, perdiendo el papel en el mundo que creó con su expansión colonial a partir del siglo XV. Un mundo que se entrevé definitivamente post-europeo.

Tercer punto a tener en cuenta. Los resultados

Resumamos y concluyamos. Capitales que operan en sectores de alta tecnología y que incluyen en lugar destacado a las energías renovables, impulsan la aceleración de la transformación tecnológico-“ecológica”, al tiempo que buscan remodelar las relaciones sociales e internacionales.

Un nuevo modelo económico basado en la alta tecnología (aeroespacial, armamentística, financiera, informático-mediática, farmacéutico-biológica, “verde”) no es factible, para empezar, sin la base de las energías fósiles, pero tampoco sin grandes recursos públicos (sin el apoyo político e incentivos gubernamentales). Los cuales, a su vez, siendo bastante exangües en esta fase de capitalismo degenerativo, han requerido de dos causas concurrentes para desplegarse: la “pandemia” y la guerra.

Los Estados, con el concurso entusiasta de las izquierdas del Sistema, asumen los gastos de las operaciones, mediante “planes de recuperación”, fabricando dinero de la nada y endeudándose a mansalva. Dinero que, por supuesto, no se destina a resolver problemas sociales ni sanitarios (al revés, el deterioro de los sistemas de salud públicos se ha acrecentado desde la “pandemia”), sino a la digitalización[9] (incluso para la atención sanitaria, donde se eliminan profesionales y relaciones directas entre éstos y la población), la “economía verde”[10] y las nuevas tecnologías concomitantes. Todo dirigido desde los puestos de mando del Gran Capital Global (Foro Económico Mundial, Club Bilderberg, G7…).

Pero para ello se necesita también remodelar unas nuevas relaciones sociales en consonancia con el nuevo modelo de explotación global, que conlleva medidas de vigilancia, control y represión que desarticulan las movilizaciones obreras-ciudadanas, su capacidad de confrontación[11]. La “pandemia” cumple el papel perfecto para entrenarse y empezar con todo ello.

La guerra contra Rusia (y la UE) en Ucrania, por su parte, sirve a los capitales estadounidenses para acelerar el proceso de penetración de su capital “verde” y de tecnología punta en Europa, al tiempo que sus capitales “fósiles” (imprescindibles para los “verdes”) siguen lucrando también en el “viejo continente” a través de terceros.

Los Estados europeos, además, tendrán que devolver con creces en breve (cuando venzan sus títulos de deuda pública) ese dinero en forma de ajustes estructurales que terminarán de destrozar las condiciones sociales y laborales de la UE (aunque también esto es extensible a otros lugares del planeta). Y tengamos en cuenta que según aumenta el numerador en la relación deuda/PIB a cuenta de los planes de recuperación y “transición energética”, el denominador se achica debido a las medidas bélico-económicas contra Rusia, la crisis estructural que padecen las formaciones socioestatales europeas y la contracción económica debida a la gestión de la “pandemia”. Lo que da como resultado una relación deuda/PIB al borde del abismo. Si al tiempo se quiere salvar al conjunto de la Banca -que ha venido arrostrando tipos reales de interés negativos- disparando precisamente los tipos de interés, una mayor contracción económica y monto de la duda están garantizadas, y con ellas las posibilidades de precipitarse por ese despeñadero.

Por eso el Gran Reinicio del capitalismo se empeña en expresarse mediante una vuelta de tuerca a la pérdida de democracia, al control poblacional, a la precarización de los mercados laborales, al empobrecimiento generalizado, a la militarización, al deterioro ambiental, a la destrucción de lo social. De hecho, las mismas elites lo han anunciado como la convergencia de los sistemas económicos, monetarios, tecnológicos, médicos, genómicos, ambientales, militares y de gobierno.

También da como resultado un claro, persistente e intenso proceso de oligopolización y concentración de la riqueza, con la eliminación de grandes y medianos capitales, así como la desaparición de más y más de los pequeños. Bien claramente, esto se compagina no sólo con el empobrecimiento generalizado de las poblaciones (que podría paliarse tímidamente, en lo inmediato, para evitar mayores desestabilizaciones, a través de unas u otras modalidades de “renta” social), sino con la posibilidad de una creciente población sobrante. Procesos vinculados igualmente a la acumulación bélica de capital y a la procura del abortamiento de cualquier intento de soberanía.

El director del Foro Económico Mundial (FEM) o Foro de Davos, Klaus Schwab, ha sostenido hace poco que “nosotros construimos el futuro, una comunidad poderosa”. Para añadir seguidamente: “tenemos los medios para mejorar el estado del mundo, para lo cual son necesarias dos condiciones: la primera, es que actuemos todos como partes interesadas de comunidades más grandes, para que no sólo sirvamos a nuestros propios intereses, sino que sirvamos –arrastremos detrás nuestro- a la comunidad. La segunda es construir la legitimidad social que vaya más allá de la elite minoritaria que somos.”

Parece muy difícil decirlo más claro, pero no, las elites del Foro de Davos son capaces de hacerlo, insistiendo en que la crisis energética mundial es una “transición” que “será dolorosa” para la mayoría, pero que no debe ser resistida “por naciones tentadas a preservar su propia soberanía sobre la agenda global”.

Apresurándose en transitar por esa vía ideológica abierta destacan las izquierdas integradas de la institucionalidad europea. Así, el vicecanciller de los verdes alemanes, Robert Habeck, al hablar sobre la crisis energética advirtió que “los gobiernos de las naciones individuales no deberían buscar proteger a sus propios ciudadanos, sino seguir la regla de los mercados”. Por su parte, la CEO financiera de Noruega, Kjerstin Braather, describió la “agitación energética global” como una “transición”, admitiendo que habrá escasez masiva y dificultades económicas, pero afirmando que “el dolor valdrá la pena”. Curioso, misma frase que Joe Biden utilizó ese mismo día en otro foro.

“Las naciones no deben resistir la transición globalista dolorosa”, proclaman a los cuatro vientos las elites del FEM.

Por supuesto que dentro de esta ofensiva globalista antisoberana, el Eje Anglosajón tiene como principal objetivo (desde hace unos dos siglos al menos) imposibilitar que Eurasia se erija en actor político colectivo y que se vincule económica y energéticamente, para lo que resulta vital ante todo separar a Alemania de Rusia (la inyección de recursos a la Alemania derrotada y arruinada de los años 20 del siglo XX, y su rearmamento por parte del Eje Anglosajón, tenían como objetivo que fuera ella la que protagonizara la agresión a la URSS).

Como meta adjunta a la anterior se busca que al golpear económicamente a Europa se le quite a China su principal comprador o se le empequeñezca. Empobrecer a Europa debilita a un importante comprador de China y de otras partes de Asia (en un nuevo alarde de sumisión, Alemania ha dejado de financiar las inversiones de sus principales empresas en China y dice “estar diversificando” la dependencia de las importaciones de ese país; aunque el descalabro de la economía alemana parece haber impulsado finalmente a Scholz a viajar a Pekín, para “fortalecer la cooperación práctica”[12]).

Otro propósito que se realiza es que EE.UU. subordina aún más a Europa y la elimina como competidora en diferentes renglones de la economía y la tecnología. 

Ya hemos visto en el apartado 3 la guerra judicial-económica que USA lleva a cabo contra Europa, por eso vienen especialmente a cuento aquí las declaraciones del que fuera presidente francés por bastantes años, François Mitterrand:

“Francia no lo sabe, pero estamos en guerra con Estados Unidos. Sí, una guerra permanente, una guerra vital, una guerra económica, una guerra sin muerte, en la superficie. Y sin embargo, una guerra a muerte.” (https://covertactionmagazine.com/2022/10/14/how-much-longer-can-the-u-s-continue-to-wage-economic-war-on-europe-and-much-of-the-world-without-a-major-blowback-effect/).

Macron (y diríamos que Scholz también), están empezando a aprender lo que esas palabras significan. Aun así la clase capitalista europea y sus “líderes” políticos parecen limitarse a seguir instrucciones, en un proceso de subordinación acelerada y acentuada de este pseudocontinente, a la que algún autor ha puesto el nombre de “puertorriquización de Europa” (Michael Hudson, Michael Hudson: «La guerra es contra Europa y Alemania» | Burbuja.infoLa inminente ruptura global provocada por el choque entre distintos órdenes económicos – Observatorio CrisisEntrevista al economista estadounidense Michael Hudson – Observatorio Crisis; también viene al caso el siguiente artículo de Najda Salson: https://observatoriodetrabajadores.wordpress.com/2022/10/24/privatizacion-de-como-blackrock-o-deloitte-se-apoderan-de-los-gobiernos-de-europa-najda-salson/).

En ese proceso, Europa Occidental va dejando de recibir inversiones y sufre un verdadero plan AntiMarshall del que sólo parece ver la salida peleando por los recursos africanos contra Rusia y China, e intentando sustituir la energía que rechaza de Rusia a precios mucho mayores de intermediarios de los mismos recursos rusos o de EE.UU., que además lucra con la disparada venta de armas a sus subordinados y cada vez más especialmente a Europa Oriental.

Todo esto no podría ser entendido sin considerar primero que hay facciones de poder en Europa que pueden estar interesadas en desvincularse de las energías fósiles, para lo que están dispuestas a seguir al Eje Anglosajón en su guerra contra Rusia. Y es imprescindible tener presente también que Europa es un territorio ocupado o invadido por un ejército extranjero, el de EE.UU., con más de 80.000 efectivos militares repartidos en unas 118 bases en Alemania, 44 en Italia, 25 en Gran Bretaña y 2 en España, además de tener tropas e instalaciones en Polonia, Rumanía y otros países, con cerca de 400 armas atómicas que posee en suelo europeo (150 de ellas en Alemania), bajo el mando directo del United States European Command o EUCOM[13].

Pero lo que no tiene ningún eximente histórico ni posibilidades de reparación de daños, es la plena colaboración de las izquierdas institucionales -y en general izquierdas integradas en el Sistema- con el proyecto de demolición social a medio plazo y, en términos generales, con el suicidio europeo. Esto quiere decir que el decurso de los acontecimientos terminará de barrerlas. El daño es ya prácticamente irreparable en casi toda Europa para lo que queda de los partidos y organizaciones de la III Internacional (no digamos ya de la IV, autoaniquilada en este contexto)[14], por su aceptación del marco dado de las cosas establecido por la UE-OTAN, cuando no por el seguidismo expreso de sus directrices globales y su alineamiento estratégico por pasiva o, sin más disimulos, por activa.

Por el contrario, en ambas Europas se da un proceso acelerado de renazificación, especialmente en la oriental. De ahí que no habrá que cavilar mucho para percatarse de que la situación se torna, en cualquier caso, más y más peligrosa para Rusia.

En conjunto, el Occidente Colectivo acentúa las políticas neocoloniales militaristas dando lugar a un rearme generalizado, como parte de la Guerra Total o guerra sin fin en la que hemos entrado, la cual conlleva también la partición del mundo entre quienes “están con él o contra él”, en un maximalismo político-militar que va evidenciando según se desarrollan los hechos la creciente soledad de ese “mundo occidental” (ver aquí, por ejemplo, https://www.legrandsoir.info/mohamed-hassan-sur-le-monde-multipolaire-le-neocolonialisme-est-mort.html).

Y no olvidemos que el objetivo último de esta guerra multiespectral, sin fin, es acabar con China (como ya se hiciera en el pasado reciente a partir de las guerras del opio -muy cerca de ella Japón es el país con más bases militares estadounidenses de todo el mundo, 120; con Corea del Sur albergando 15 de ellas también y unos 35.000 soldados que la propia Corea costea con $ 1.035 millones al año; y ahora EE.UU. planea hacer de Australia un portaviones nuclear contra China-), por ser la única potencia que puede asumir el relevo hegemónico en el mundo[15]. Se trata de reestructurar el control mundial de la energía y los recursos. Para poder seguir fungiendo de hegemón, EE.UU. necesita vitalmente mantener el dominio de los mercados energéticos y fijar el precio de los combustibles. El grupo euroasiático, en cambio, con los BRICS ampliados, no sólo planea comerciar en monedas nacionales, y no con el dólar, sino que quiere ligar esas monedas a los productos básicos (petróleo, gas, alimentos, materias primas…), en una suerte de “cesta de monedas” que alberguen un valor inherente, en contra de un dólar-papel cada vez más desligado del valor)[16].

Se trata también, como acabamos de ver, del control de las poblaciones del mundo. Porque no podemos pasar por alto que la guerra social (con el drástico disciplinamiento de la fuerza de trabajo que persigue)[17] es parte también de esta Guerra Total.

Entramos, en definitiva, en una nueva etapa del capitalismo global (que enciende un turboimperialismo) centrada en la disputa geopolítica y geoeconómica entre Estados Unidos y China (más Rusia), pero que afecta en la agresión imperial a todos y cada una de las formaciones socioestatales que se le oponen con algún mínimo de soberanía, y que podría prolongarse al menos por dos décadas, mientras el planeta obligará a la humanidad a experimentar una verdadera “transición ecológica” (y no la publicitada por el Sistema).

“Esto se vuelve crítico en tiempos en los que el neoliberalismo, como forma de acumulación capitalista y dominación político-cultural, dejará de ser conocido en su modo convencional, lo mismo que la hegemonía militar estadounidense, y comenzará una fase de dominación mucho más violenta y peligrosa”, donde paradójicamente agendas diversas emitidas por el eje atlantista entran cada vez más en juego.

“Es así como las agendas vinculadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) acordados por la ONU se han imbricado en los distintos planes de gobiernos progresistas y mantienen patrocinio en la región [NuestraAmérica] a través de megacorporaciones ONGizadas como la Fundación Open Society, que financia a formaciones políticas de izquierda y derecha. Nancy Fraser se refiere al neoliberalismo progresista como una alianza de las corrientes principales de los nuevos movimientos sociales (feminismo, antirracismo, multiculturalismo y derechos de los LGBTQI) con sectores de negocios de gama alta «simbólica» y sectores de servicios (Wall Street, Silicon Valley y Hollywood).” (los dos últimos entrecomillados en https://observatoriodetrabajadores.wordpress.com/2022/10/28/muta-el-progresismo-latinoamericano-entre-ciclos-oleadas-y-agendas-mision-verdad/).

Así que el Gran Reinicio podría suponer incluso, finalmente, tanto el paso hacia un capitalismo final, barbarizado y definitivamente despótico, como incluso ser parte de un proyecto para pasar (ya sea tras ese escalón intermedio o no) hacia un modo de producción automatizado donde la relación salarial constitutiva del capitalismo se vaya extinguiendo por sí misma (quien posea las máquinas “humanoides” ya no precisará de asalariados/as: biogenética + inteligencia artificial + robótica permiten máquinas sustituidoras de humanos). “Islas” de automatización mundiales en determinados enclaves privilegiados, combinadas con formas de explotación precapitalistas para la mayoría del planeta, y una ingente cantidad de humanidad “sobrante”, puede ser un escenario probable a medio plazo, no sin antes haber experimentado la humanidad los terribles sufrimientos y muerte que acompañan a un sistema en abierta descomposición.

Hoy posiblemente, además de las luchas de clase en todos lados -que tendrán que resultar para ser efectivas del nacimiento de nuevas izquierdas capaces de estar a la altura de los tiempos (¿una V Internacional?)-, sólo China (con la mayor o menor ayuda de Rusia, ya veremos) puede alterar ese decurso histórico. Pero para ello deberá salir victoriosa de su propia pugna interna, con el imprescindible empuje de las fuerzas populares. Hacia el socialismo.

Las posibilidades de un mundo mejor a partir de la multipolaridad están por definirse y concretarse, pero de lo que no cabe duda es de que si el Mundo Anglosajón-Unipolar triunfa en esta guerra, a la humanidad le espera la versión del capitalismo más ficticia, irracional y al tiempo salvaje. Eso sólo puede significar la multiplicación del dolor, la precariedad social, las penalidades y la muerte.

Por eso mismo, cualquier encogimiento de hombros, “ninismo” o equidistancia (“todos son iguales” o “todos forman parte de lo mismo”) respecto de esta Guerra Total (bajo el pretexto de que el mundo bonito no existe en ningún lado), es no solamente soñar en las nubes con lo que eso significa para caer golpeados por la bestialidad unilateral en curso, sino que incapacita para cualquier análisis riguroso de coyuntura, para albergar cualquier estrategia digna de tal nombre y para poder transformar nada en absoluto (porque, por una parte, probablemente sólo hay algo más peligroso que equivocarse de enemigo, y es confundirse de amigo, y por otra, apelar a la paz abstracta -como a la bondad del mismo calibre-, sin partir –para transformarlas- de las condiciones reales que la impiden o de los procesos políticos que la pueden conseguir realmente, sólo conduce a perpetuar la guerra y el dominio de los poderosos). Saber distinguir entre agresores y agredidos, entre quienes llevan el Caos sistémico y la Barbarie social generalizada, y entre quienes pretenden defenderse e incluso combatir todo eso; ubicar dónde está el lado de la Muerte y dónde se sitúan las posibilidades de construir un mundo a partir de otros parámetros -por mucho que haya que luchar en él para sentar las bases mínimas de sociedades socialistas, como viéramos al final del apartado anterior-, resulta vital para las clases trabajadoras, y a la postre para el conjunto de la especie y la ecosfera toda.

Para que la guerra sin fin no se convierta en la guerra del fin.

Notas:

[1] El Gran Reinicio también llamado Gran Reseteo es una propuesta de economía planificada del Foro Económico Mundial (FEM) para reconstruir la economía tras la pandemia de covid-19. Fue presentado en junio de 2020 por Carlos, príncipe de Gales, y Klaus Schwab, el director del FEM. La inauguración del Gran Reinicio se dio en junio de 2020, donde se reunió toda la élite financiera, tecnológica y política mundial. El lugar de encuentro fue en Davos (Suiza), siendo el príncipe de Gales quien inauguró el gran evento global.

[2] Agenda a la que por cierto pretendidos comunistas españoles no han tenido empacho en ponerse al frente. Reproduzco en este primer punto en gran medida, por considerarlo merecedor al menos de tenerlo en consideración, lo señalado en Heraklio, TARCOTECA contrainfo: Occidente Acelera una Agenda Decrecentista y Neocolonial que No Entiende. Desmoralización previa a la Disrupción y en Dierckxens y Formento, La gran transición hacia el mundo multipolar. El Sur Global en la iniciativa estratégica. Acercándonos Ediciones. Buenos Aires, 2022.

[3] La COP27 termina con un plantón aún mayor del Sur Colectivo a la imposición de agendas de las potencias imperiales. Y es que de acuerdo con un estudio de la plataforma Our World in Data, que analiza el período entre 1751 y 2017, Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea son responsables de alrededor del 50% de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera en conjunto (25% EEUU y 22% los países de la UE), mientras que China habría contribuido con un 12,7% [sobre la estrategia de acoso a China a través del clima, por ejemplo: La jugada que hace EEUU para convertir el cambio climático en otro punto de confrontación con China – 06.11.2022, Sputnik Mundo (sputniknews.lat)]. Como parte de la dimensiones cognitiva y económica de la Guerra Total, hay desde hace algunas décadas todo un entramado imperial que bajo la excusa del “anti-cambio climático” propone al Sur Global y al Oriente Global la paralización, más la escalada del endeudamiento y de la dependencia [al tiempo que, por supuesto, no hace nada por eliminar al responsable máximo del desastre: el modo de producción capitalista con sus elites -parece ser que sólo 125 multimillonarios consumen un millón de veces más gases contaminantes que una persona promedio: Oxfam: multimillonarios emiten un millón de veces más gases contaminantes que una persona promedio – 08.11.2022, Sputnik Mundo (sputniknews.lat)– ni por dejar de trasladar la contaminación al Sur Global ( https://vk.com/wall-211725988_12325-https://observatoriodetrabajadores.wordpress.com/2022/11/21/occidente-utiliza-la-cop27-para-culpar-a-los-paises-mas-pobres-la-codicia-privada-prevalece-sobre-la-supervivencia-de-la-humanidad-prabir-purkayastha/; incluso desde algunos foros capitalistas se atreven a hablar de ello: https://www.zerohedge.com/news/2022-12-02/dark-agenda-behind-wefs-green-energy-push ]. Todo esto no es sino parte del imperialismo ecológico desplegado por “Occidente” (cuanto más urgente se vuelve la escasez de recursos naturales, más violenta resulta la política imperialista, nos advertía Marx).

Las campañas más recientes han sido financiadas por el Fondo de Emergencia Climática, un organismo estadounidense creado en 2019 por tres grandes oligarcas: Trevor Nelson, empresario y antiguo alumno de la Fundación de Bill Gates, cercano a Howard Warren Buffett, nieto del financiero más famoso de Wall Street. Pero también Rory Kennedy, hija del senador Bob Kennedy. Además, Aileen Getty contribuyó al Fondo con 600.000 dólares. Es la tercera generación del imperio Getty, fundado por su padre John Paul Getty, un magnate de los combustibles fósiles. Propietario de la Getty Oil Company, fue considerado en su día el hombre más rico del planeta.

En general, en cualquiera de los campos humanitarios, de desarrollo, derechos humanos o sociales en sentido amplio, las cifras de dinero proporcionadas a ONGs o empleadas directamente en la creación de las mismas por el Eje Anglosajón con la red mundial sionista, alcanza cotas astronómicas. Con ellas se ataca a gobiernos díscolos, se dividen movimientos sociales, se desvirtúan objetivos y se encauzan luchas hacia terrenos inofensivos para la acumulación de capital.

[4] Su continentalismo en cambio pretende un repliegue que abarca como propio todo el continente americano, por lo que es profundamente hostil a cualquier proceso de autonomía en NuestraAmérica.

[5] Conveniente seguir aquí la obra de Antonio Fernández Ortiz. Por ejemplo, Octubre contra El Capital. El Viejo Topo. Barcelona, 2016; La revolución de los ‘otros’. El imperialismo, Octubre, los bolcheviques y la ética soviética. El Viejo Topo. Barcelona, 2018. Agradezco también a nuestra compañera Sara Rosenberg sus apuntes en este pasaje.

[6] Véase esta carta que dirige un antiguo “occidentalista” ruso, Sergei Karaganov: https://rafaelpoch.com/2022/12/07/un-punto-de-vista-del-establishment-ruso-sobre-la-guerra-de-ucrania/

[7] Alberto Cruz “China: un mayor énfasis anti-occidental y el retorno al marxismo (si es que se fue)”: https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2752. A diferencia de Rusia (y no digamos ya de EE.UU.), contar con un Partido Comunista al frente de la sociedad (un partido que nunca perdió frente al capitalismo ni el Occidente Colectivo), así como con una economía en gran medida planificada, otorga a China claras ventajas comparativas. Así, por ejemplo, China ha estructurado una economía de «bajo costo»: vivienda barata, educación, atención médica y transporte subsidiados, lo que permite aumentar el poder de compra de la población por fuera de las necesidades básicas y el consiguiente crecimiento del mercado interno, con lo que el país se hace más y más “competitivo”. En contraste, el modelo financiarizado de la deuda de “Occidente” tiene un alto costo, con economías en declive y sectores de la población cada vez más empobrecidos y privados de ingresos disponibles, después de pagar los altos costos del servicio de la deuda.

[8] Sólo ciertas ultraderechas (más o menos vinculadas a la facción trumpista estadounidense) ponen distintos peros de cosmética a esa hegemonía o, como algunas neopopulistas, se oponen a ella parcialmente en cuanto que afecta a la “nación” propia. Mientras que algunas izquierdas extraparlamentarias -no todas coincidentes en identificar amigos y enemigos- tienen posiciones más completas contra ella, pero sin apenas fuerza social.

[9] La digitalización persigue fines económicos, ciertamente, pero también militares, de orden público y de dominación. Con la moneda digital ya en ciernes, por ejemplo, se garantiza la vigilancia y control de la población, al tiempo que se asegura también el control total y directo sobre las cuentas bancarias; además de tener la capacidad de silenciar las voces disidentes al poder bloquear las cuentas de las personas e instituciones divergentes. La monitorización permanente de nuestras vidas va ligada a la potestad de controlar nuestra posibilidad de disponer de medios de pago (que ya no serán físicos).

[10] Desde 2008, como ya dije, se emprende un “New Green Deal” (con la fundación de un grupo que en Gran Bretaña recibe ese mismo nombre) para intentar volver a salvar la economía capitalista, rememorando el New Deal de los años 30, pero en realidad operando en sentido totalmente contrario. Nada tiene que ver, en esta ocasión, con un figurado “Trato” entre clases para aumentar la demanda y estimular la economía productiva o fortalecer el papel regulatorio del Estado en ella. Ahora de lo que se trata es de lo contrario: una ofensiva de clase desde arriba que contrae drásticamente la demanda, golpea la economía productiva al tiempo que elimina capitales de la arena de la competencia y deja al Estado reducido a mero agente del capital a interés especulativo parasitario, para control y disciplinamiento de sus poblaciones. En cualquier caso, ese proyecto tiene tal influencia que es capaz de protagonizar el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

[11] Giulio Palermo, El conflicto ruso-ucraniano. El imperialismo estadounidense a la conquista de Europa. El Viejo Topo, 2022. Aquí están expresadas algunas referencias suyas. Recomendable de consultar.

[12] Circunstancia que no ha sido desaprovechada por Jinping para volver a hacer defensa del multipolarismo y la paz. Dijo: “En la actualidad, la situación internacional es compleja y fluida. Como potencias influyentes, China y Alemania deben unirse y trabajar juntos en tiempos de agitación, y hacer más contribuciones a la paz y el desarrollo mundiales”.

Sin embargo, contra ello, y por si fuera poco, EE.UU. acaba de aprobar la Ley de Reducción de la Inflación, según la cual el país reducirá los impuestos y ofrecerá incentivos energéticos a las empresas que se abran allí, con el fin de atraerse inversión y fuerza de trabajo cualificada europea (y de otras partes del mundo). De hecho, hace un tiempo que ha comenzado la salida de finanzas y producción de la UE hacia EE.UU., como país “energéticamente estable”. Las principales corporaciones manufactureras se están preparando para trasladar sus plantas a América del Norte, al tiempo que la agenda verde impuesta a los europeos está destruyendo su agricultura.

[13] Todo eso además de las redes de vigilancia y espionaje, como el Echelon (que se descubrió que espió a Merkel), que controla las propias comunicaciones internas europeas y que es gestionado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) con la colaboración de agencias de inteligencia y espionaje del Eje Anglosajón amplio (Gran Bretaña, Canadá, Australia, Nueva Zelanda) [Ver sobre asuntos tan escabrosos como estos, artículo de Rafael Poch: https://rafaelpoch.com/2019/08/27/bommeleeer-la-novela-negra-de-luxemburgo/]. No hay que perder nunca de vista, junto a todo ello, el permanente bombardeo mediático-ideológico a que están sometidas las poblaciones europeas, que ablanda sus conciencias y las hace interiorizar “la maldad” de los enemigos de “Occidente” (aquí da en el clavo John Pilger: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/silenciar-a-los-corderos/).

[14] De la II Internacional nada que añadir, pues hace tiempo que no es sino una facción de la burguesía.

Por lo que respecta a la “nueva izquierda”, “light”, perfectamente integrada en el Sistema o compatible con él, nada tiene que aportar cuando el mismo entra en declive degenerativo. En general, no sólo para los acólitos de Laclau, no estaría nada mal que no se perdiera de vista una reflexión “materialista” básica: ninguna propuesta, por ingeniosa o convincente que parezca, puede constituirse en contra-hegemonía a menos que ofrezca soluciones reales a los problemas sociales.

[15] Para ello EE.UU. activa también cercanas maniobras de provocación y permanente asedio contra Corea del Norte -a la que desde hace 70 años obliga a gastar en armamento sin cesar-, buscando su caída.

[16] Ya han postulado para la ampliación de los BRICS Irán, Argentina y Argelia. Otros que han mostrado interés ​​en convertirse en miembros son Turquía,  Arabia Saudita, Egipto y Afganistán. “Indonesia acaba de aplicar, en Bali. Hay una lista de espera con países observadores como Kazajstán, Emiratos Árabes Unidos –EAU-, Tailandia, Nigeria, Senegal y Nicaragua. Un nuevo G20, el viejo ya no le sirve a nadie. Luego, están los estrechos vínculos de los BRICS con un conjunto de bloques comerciales regionales: ASEAN, Mercosur, GCC (Consejo de Cooperación del Golfo), Unión Económica EuroAsiática (EAEU), Zona de Comercio Árabe, Área de Libre Comercio Continental Africana, ALBA, SAARC y, por último, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el acuerdo comercial más grande del planeta. Esto conducirá inevitablemente a una segunda ola de 16 aspirantes al BRICS+, que incluirá en Asia a Azerbaiyán, Mongolia, Uzbekistán, Tayikistán, Turkmenistán, Pakistán, Vietnam y Sri Lanka” (Dierckxens y Formento, El neofeudalismo financiero global se empantana en Ucrania y Estados Unidos (observatoriocrisis.com)). También en NuestraAmérica encontramos a un considerable contingente, en parte aglutinado en torno a la CELAC.

Siempre interesante seguir también a Pepe Escobar en este ámbito: “Adiós G20, hola BRICS” https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2753. Respecto al dólar sin valor, la propia ex ministra austriaca de Asuntos Exteriores, Karin Kneissl, ha llegado a decir que en 2022 el dólar estadounidense ha impreso más papel moneda que en toda su historia.

[17] Mucha atención en las medidas que se están tomando por parte de las elites “occidentales”. En el Reino de España, por ejemplo, se ha tramitado la Ley de Seguridad Nacional del gobierno del PSOE-Unidas Podemos que prevé que el presidente del gobierno, por encima de la Constitución, pueda declarar sin más trámite una “situación de interés nacional” que permita adoptar medidas de excepción ante circunstancias que afecten a la ciberseguridad, la seguridad económica y financiera, la marítima, aérea y ultraterreste, la seguridad energética, la sanitaria y la “preservación del medio ambiente”; pero que además tiene un “numerus apertus” para crisis no previstas. Entre sus peligrosísimas disposiciones cito:

  • «La aportación de recursos humanos y materiales, tanto públicos como privados, en una situación de interés para la Seguridad Nacional”.
  • «En los casos de situación de interés para la Seguridad Nacional, cualquier persona, a partir de la mayoría de edad, estará obligada a la realización de las prestaciones personales que exijan las autoridades competentes, siguiendo las directrices del Consejo de Seguridad Nacional o de la autoridad funcional, sin derecho a indemnización por esta causa, y al cumplimiento de las órdenes e instrucciones, generales o particulares, que aquellas establezcan».
  • «Cuando la naturaleza de la situación de interés para la Seguridad Nacional lo haga necesario, las autoridades competentes, siguiendo las directrices del Consejo de Seguridad Nacional o de la autoridad funcional, podrán proceder a la requisa temporal de todo tipo de bienes, así como a la intervención u ocupación transitoria de los que sean necesarios y, en su caso, a la suspensión de actividades».
  • El Catálogo de recursos del Sistema de Seguridad Nacional constituye la relación del conjunto de los recursos humanos, medios materiales, instalaciones y cualesquiera otros activos, bienes o derechos pertenecientes a las entidades integradas en el sector público, a las empresas privadas o a los particulares, que puedan ser de utilidad para el cumplimiento de las funciones asignadas en el artículo 19 de esta ley».
  • «los documentos y la información manejada por el Sistema de Seguridad Nacional quedan excluidos del derecho de acceso a la información pública».
  • «El Gobierno podrá acordar la suspensión del régimen de liberalización establecido en esta ley cuando se trate de actos, negocios, transacciones u operaciones que, por su naturaleza, forma o condiciones de realización, afecten o puedan afectar a actividades relacionadas, aunque sólo sea de modo ocasional, con el ejercicio de poder público, o actividades directamente relacionadas con la defensa o la seguridad nacional, o a actividades que afecten o puedan afectar al orden público, seguridad pública y salud pública».

Previamente, El Consejo de Ministros del 28 de diciembre de 2021 aprobó, anticipadamente, la modificación mediante Real Decreto de la Estrategia de Seguridad Nacional. Tal Real Decreto identifica como uno de los riesgos para la Seguridad Nacional las «Campañas de Desinformación», definiéndolas como sigue: «Las campañas de desinformación tienen clara repercusión en la Seguridad Nacional y deben diferenciarse de otros factores como la información falsa -fake news- o información errónea -misinformation-. De hecho, las campañas de desinformación no contienen necesariamente noticias falsas, sino que pretenden distorsionar la realidad mediante contenido manipulado». Es decir, el Estado se autoatribuye la potestad de identificar como «desinformación», no ya noticias falsas, sino informaciones que, a su juicio, pretendan manipular la realidad. Así mismo, se propone “hacer frente a las campañas de desinformación, que socavan la confianza de los ciudadanos en las instituciones democráticas y conducen a la polarización social, requiere hacer un uso sistemático de la detección, alerta temprana y notificación». Toda la información en A las puertas del estallido de la mayor crisis de la historia del capitalismo. Nuestras tareas – Coordinación núcleos comunistas (wordpress.com)

Estamos hablando tan sólo de un ejemplo de lo que prepara el capitalismo degenerativo del Eje Anglosajón-OTAN. En Canadá, otro ejemplo, ya se ofrece eutanasia a la población empobrecida (https://twitter.com/i/status/1599270657589530625). Y lo de enviar al ejército ya sea para contrarrestar manifestaciones o directamente para reprimirlas (https://nuevarevolucion.es/gobierno-britanico-recurrira-al-ejercito-para-enfrentar-huelgas-obreras/), así como impedir por vía judicial las huelgas (https://twitter.com/Reuters/status/1598805458155970565), comienza a hacerse algo extendido. Por eso, el tiempo para reaccionar, para emprender la propia transformación social, se va acortando.

 

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Fuentes:

https://rebelion.org/razones-y-pasos-de-una-guerra-sin-fin-o-de-la-guerra-del-fin-i/

https://rebelion.org/razones-y-pasos-de-una-guerra-sin-fin-o-de-la-guerra-del-fin-ii/

https://rebelion.org/razones-y-pasos-de-una-guerra-sin-fin-o-de-la-guerra-del-fin-iii/

 https://rebelion.org/razones-y-pasos-de-una-guerra-sin-fin-o-de-la-guerra-del-fin-y-iv/

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