Carteristas, mendigos, indigentes, delincuentes, ladrones, habitantes de calle… son producto del capitalismo.
No podemos cerrar los ojos a estos hechos, que son previsibles por la miseria y la degradación en la que vive una gran cantidad de la población
En medio de las inmensas movilizaciones que se han desarrollado desde el 28A, lastimosamente también se han presentado robos a pequeños negocios, personas, casas, saqueos… y esa es la cara fea de este magnífico levantamiento del pueblo colombiano.
Sin embargo, no es tan fea como el terrorismo de Estado que a bala reprime a nuestra juventud combatiente. El terrorismo de Estado ha segado la vida de más de 20 jóvenes a lo largo del país, sobre todo en Cali.
No podemos cerrar los ojos a estos hechos, que son previsibles por la miseria y la degradación en la que vive una gran cantidad de la población. De estos sectores siempre se va a aprovechar el Gobierno para deslegitimar la lucha que es justa.
Pero aclaramos, estas personas no hacen parte de la organización de las protestas, que esto quede bien definido; por el contrario, estas personas perjudican el movimiento porque ponen a la comunidad en contra de los manifestantes.
Los luchadores no podemos permitir que nuestra lucha se desvíe hacia los saqueos y demás acciones que pueden dar un duro golpe a la moral y al prestigio del majestuoso Paro Nacional que se ha gestado.
Carteristas, mendigos, indigentes, delincuentes, ladrones, habitantes de calle… son producto del capitalismo. Es el sistema capitalista el que ha llevado a un importante sector de la población a la miseria, a vivir sin expectativas, sin esperanzas, atormentados, esclavizados por la ignorancia y en la completa degradación moral. Todas estas condiciones tan lamentables empujan al lumpen a recurrir a cualquiera salida, intentando sobrevivir.
El sistema en el que todos nosotros vivimos es un sistema económico rapaz, que por su sed de ganancia y acumulación no es capaz, ni le interesa, cubrir las necesidades básicas de los pobladores, que son la gente laboriosa del pueblo.
A los mendigos, ladrones, carteristas, andrajosos, Marx y Engels –dos maestros del proletariado– los llamaron lumpen proletariado. Porque la palabra lumpen viene del alemán y traduce andrajo o andrajoso; y proletario somos quienes no poseemos medios de producción (capital), solo tenemos la fuerza de trabajo para vender a cambio de un salario.
Pero los lumpen, los andrajosos, no venden su fuerza de trabajo a nadie. Eso hace que sean la parte de la clase obrera que queda por fuera de la producción; muy vulnerable, socialmente marginada y, sobre todo, privada de conciencia de clase. Por eso, por sus condiciones de vida, el lumpen está dispuesto a venderse a la reacción y a servir a sus maniobras de engaño.
El lumpenproletariado es el producto pasivo de la putrefacción de un sistema económico en crisis; crece al mismo tiempo y ritmo que la acumulación capitalista. Es decir, cuanta más acumulación capitalista, más lumpenproletariado en las calles.
El lumpen es el despojo que va arrojando el capitalismo en su marcha; su marginación es una secuela, pero para el capitalismo no es una secuela indeseada, sino una pieza fundamental en el funcionamiento del su sistema productivo. Aunque nos suene absurdo, esto es así.
Todo lo anterior es claro si tenemos en cuenta que de los Estados capitalistas no hay ni habrá políticas económicas que se planteen erradicar la marginación social, porque a las clases explotadoras y opresoras les interesa poder utilizar al lumpen como fuerza de choque contra los trabajadores. Siempre han reclutado al lumpen para sofocar cualquier rebelión, lo estamos viendo y viviendo en este momento; así ha sido históricamente.
Estas bandas, ahora que estamos viendo los saqueos y los robos, especialmente en Cali, estén actuando en complicidad con la policía para así desprestigiar el movimiento, y justificar la masacre y el asesinato de nuestra juventud.
Por eso, estos actos de saqueos y robos que se han presentado hay que irlos resolviendo; es necesario tomar medidas en asambleas, en reuniones, como ya ha pasado en el presente paro, que en varias oportunidades los manifestantes han obligado a devolver los objetos robados. Y es que, no debemos permitir que el justo levantamiento del pueblo se empañe con estos actos delictivos. Debemos organizarnos para que estos hechos no vuelvan a suceder.
No vamos a permitirle a los capitalistas y a su Estado opresor que sigan utilizando al lumpen para engañar a la gente, dividir al pueblo con la mentira de que los manifestantes hacemos parte de esta clase que esta desposeída de conciencia social.
Los que estamos en las calles tenemos conciencia de clase, conciencia social, es precisamente por eso que hoy estamos luchando por las reivindicaciones de todo el pueblo colombiano.
Aporte de una trabajadora
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