El Paro Nacional de 1977 Aún Retumba en las Calles
No, no nos hemos olvidado del gran Paro Nacional de 1977 y no nos cansamos de reivindicarlo como lo que fue: ejemplo de la capacidad de las masas y demostración práctica de la forma correcta de enfrentar al Estado de los explotadores. No dejar morir esa experiencia del pueblo colombiano es responsabilidad de todos los revolucionarios. Hoy 43 años después ese legado continúa más vivo que nunca y retumbando en las calles.
Este año su conmemoración se encuentra enmarcada en una condición especial, pues nada mejor para recordar a la valiente clase obrera y al pueblo, que se enfrentó en las calles a las fuerzas represivas del Estado para echar atrás sus medidas, que hacerlo con demostraciones de fuerza popular, con rebeldía en esas mismas calles que se llenaron de piedras, palos, llantas ardiendo y “miguelitos”, aquel histórico 14 de septiembre.
El homicidio de Javier Ordóñez en la madrugada del 8 de septiembre fue la gota que rebosó el vaso de motivos que tiene el pueblo en Colombia para estallar en furia; ese vaso que se ha ido llenando con la constante actuación criminal del régimen mafioso que comanda el Estado con cientos de dirigentes populares asesinados y agresiones brutales de la policía, con masacres que superan el número de las semanas transcurridas este año, con el derroche de recursos en la imagen presidencial y en camionetas y tanquetas, junto a una lista de macabras medidas contra los trabajadores en beneficio de los capitalistas.
Es necesario recordar una vez más, que el camino a seguir marcado por los luchadores durante décadas ha sido la lucha directa y revolucionaria de las masas. Ante el hecho incuestionable de que el actual Estado en Colombia es la máquina de opresión de la clase parásita minoritaria sobre la clase obrera y los campesinos, que se vale de toda su estructura para ejercer su dictadura, la forma de enfrentarlo para conseguir las reivindicaciones populares y la vía para la transformación revolucionaria de la sociedad es en confrontación directa de todo el pueblo y con el uso de la violencia revolucionaria para destruirlo.
Además, la historia también ha demostrado que hace falta la organización obrera, campesina y popular para evitar que la justa rebeldía de los trabajadores se quede en explosiones parciales, esporádicas, desconectadas y temporales, o en el peor de los casos, termine sofocada en las urnas de votación endosada a cualquier politiquero.
Es determinante la conformación de verdaderos comités dirigentes cuyo carácter se corresponda con esa lucha directa y decidida de las masas en las calles. Si ya en 1977 los Comités de Paro lograron —a pesar de la dispersión política y la acción desmovilizadora de las camarillas dirigentes de las centrales sindicales— movilizar a las bases y activistas revolucionarios para superar a los jefes vendeobreros, hoy estos comités deben necesariamente construirse sobre la base férrea del camino revolucionario, de confianza en las masas, de oposición al entreguismo al que nos tienen acostumbrados los oportunistas que desvían el tren de la movilización directa hacia sus intereses cortos, egoístas y reaccionarios, alimentados por su profundo respeto hacia el Estado burgués.
Para superar y dejar atrás esas dirigencias defensoras del supuesto Estado social de derecho, que lo único que han traído es un retraso de las situaciones revolucionarias latentes, apagando la llama de la lucha, hace falta la organización consciente de las masas populares; que de éstas mismas salgan los activistas que necesita el movimiento, que logren coordinar las luchas de distintos sectores, que sean capaces de organizar los combates callejeros contra las fuerzas represivas para ganar batallas, que no dependan de politiqueros y que se deban completamente a sus bases reconociendo sus decisiones y su sentir, sintetizándolas para devolverlas en orientaciones y así las masas las conviertan en actuación práctica, organización obrera, campesina y popular para un gran Paro General Indefinido con el que, siguiendo la experiencia del Paro del 77, se haga retroceder a los explotadores, se consiga arrancar las reivindicaciones inmediatas más sentidas del pueblo y se preparen las fuerzas populares para avanzar a la revolución.
En septiembre de 1977 solo dos días bastaron para echar atrás las medidas antiobreras y antipopulares del gobierno de López Michelsen como los despidos masivos, privatización de la salud, rebaja de salarios, reforma laboral, estatuto docente para los maestros, largas jornadas de trabajo y salario por pasajero para conductores del transporte público, cierre y militarización de universidades públicas, trato militar a las huelgas, represión a los campesinos.
El paro del 77 no solo detuvo las medidas represivas y antipopulares, sino que mejoró las condiciones de la clase obrera y el pueblo, logrando un aumento general de salarios histórico en Colombia y otras reivindicaciones, sin mesas de concertación y conciliación con los enemigos y sin politiqueros intermediarios, demostrando la fuerza y el poder del pueblo cuando se une, se organiza y lucha por unos mismos objetivos.
Hoy, en conmemoración del Paro Nacional de 1977, se realizan movilizaciones y concentraciones en distintas partes del país, rindiendo homenaje a los caídos aquel 14 de septiembre, rememorando los 43 años de esa proeza del pueblo colombiano y a la vez para sentar la voz de protesta contra el régimen asesino, que con sus bandas policiales, militares y paramilitares ha asesinado a más de 13 personas desde el 9 de septiembre, así como para enfrentar ya no solo a esos perros del Estado, mercenarios del orden burgués que han apagado la vida de nuestros jóvenes, sino a todos los que dan las ordenes, a quienes los protegen, a quienes justifican la masacre desde sus escritorios, a quienes en defensa de su poder han regado los campos y cañaduzales con sangre, a sus medios de comunicación y sus instituciones, a todo su maldito Estado de explotación y muerte.
¡Adelante pueblo trabajador! ¡Adelante Juventud obrera, campesina y popular! con toda su capacidad e iniciativa, recojan la valiosa experiencia de quienes los han antecedido y con su valentía honren a los caídos, fortalezcan la lucha con el poder de la clase obrera para ganar no solo esta batalla con un Gran Paro General Indefinido contra el régimen mafioso, sino para quemar todo el sistema capitalista y construir un nuevo futuro, un rojo porvenir, una nueva sociedad.
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