El asesinato de una figura de tal prominencia es objetivamente un acto de guerra...
Estados Unidos lleva a cabo el asesinato de dirigente iraní y agrava el conflicto
Oponerse a la agresión imperialista de Estados Unidos
¡Trump-Pence fuera ya!
TEHERÁN. Decenas de personas se manifiestan frente a la embajada de Estados Unidos en esta ciudad.ARIF ALI / AFP
Estados Unidos provocó la última escalada con el anuncio del asesinato, mediante un ataque con avión no tripulado, al dirigente militar iraní, el general de división Soleimani, en suelo iraquí; tanto Irak como Irán son países soberanos.
2 de enero de 2020. A las 10 de la noche (hora estándar del este de Estados Unidos) del jueves 2 de enero, el Pentágono declaró que Donald Trump ordenó el asesinato de una importante figura iraní, el general de división Qasem Soleimani. Soleimani era el comandante de la Fuerza al-Quds, una fuerza del gobierno iraní que comanda a las milicias en diferentes países de la región. Se creía ampliamente que era el segundo o tercer líder más importante en Irán. El asesinato de una figura de tal prominencia es objetivamente un acto de guerra.
Para que quede claro: Soleimani era un carnicero de larga trayectoria del reaccionario régimen iraní. Pero la carnicería llevada a cabo por Estados Unidos tan sólo en esa región es mil veces más grande que cualquier cosa con la que Soleimani pudiera haber soñado, y Estados Unidos no tiene ningún derecho en absoluto de llevar a cabo asesinatos y amenazar con nuevas escaladas. De hecho, Estados Unidos no tiene derecho de estar en esa región, punto.
El propósito de la presencia de los soldados y mercenarios de Estados Unidos ahí es el siguiente: dominar a una parte estratégicamente vital del mundo que tiene recursos de petróleo y energéticos; y en ese contexto controlar el acceso a estos recursos, saquearlos; tener palancas para controlar a otras potencias rivales y aliadas como China y Japón que los necesitan; competir con potencias locales como Irán que aspiran a proyectar su influencia en la región; y sembrar terror entre las masas de la zona y dominar la vida política para lograr esos fines.
Este asesinato sin duda conducirá a conflictos y asesinatos aún más extensos y bien podría desatar una espiral de escaladas que conduzca a desastres más grandes para las personas torturadas de esta región y más allá. Es de importancia crítica que las personas en Estados Unidos no solo se nieguen a apoyar a estos actos de guerra, sino que se les opongan activamente, en las calles con manifestaciones masivas.
Trump seguramente tratará de usar esta situación para sacar ventaja mientras se enfrenta a su juicio político. Ya, en nombre de los “intereses nacionales de Estados Unidos” y “vidas estadounidenses”, muchos liberales y demócratas han terminado por defender al acto de Trump hablando de cuántos soldados estadounidenses Soleimani supuestamente mató o fue responsable de matar, sin mencionar los crímenes mucho más monumentales llevados a cabo por el ejército estadounidense en una parte del mundo a miles de kilómetros de las fronteras de Estados Unidos. Este tipo de justificaciones, pese a la intención que tengan, podrían facilitar y apoyar a Trump, rindiendo pleitesía a los llamamientos a la “unidad nacional” y “dejando de lado las diferencias”. ¡Hay que oponerse firmemente a todo llamamiento semejante!1
Al mismo tiempo, pese a los “intereses nacionales” que comparten los republicanos y los demócratas, las diferencias entre los de arriba siguen siendo extremadamente agudas, y es probable que estas diferencias también sean un rasgo de este proceso y se desarrollen mediante este proceso. Algunos demócratas ya están advirtiendo que Trump ha “arrojado un cartucho de dinamita en un polvorín” y que está agravando una situación ya peligrosa.
Estas guerras y crímenes de guerra son el producto de un sistema, el capitalismo-imperialismo dominado por Estados Unidos. Y sin importar que esté al mando un demócrata o un republicano, un liberal o un fascista, ese sistema imperialista pulveriza a diario la vida de miles de millones de personas y mata a millones más en sus guerras, década tras década. No es posible reformar ese sistema; en última instancia, hay que derrocarlo.
Al mismo tiempo, también es una verdad importante e inmediata que este régimen fascista, que ahora actúa de manera aún más temeraria con su presidente impugnado, representa una amenaza urgente e inmediata a la humanidad y hay que sacarlo del poder por medio de la acción de masas de millones de personas, con muchos puntos de vista políticos diferentes. El acto de guerra de Trump, con sus implicaciones extremadamente peligrosas, pone de relieve la urgencia de los esfuerzos por movilizar a esos millones de personas en las próximas semanas y meses.
¡ESTADOS UNIDOS FUERA DEL MEDIO ORIENTE!
¡FUERA YA EL RÉGIMEN FASCISTA DE TRUMP-PENCE!
¡REVOLUCIÓN, Y NADA MENOS!
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Nota de la redacción: Al postear este artículo la noche del jueves 2 de enero, la situación en el Medio Oriente se está cambiando muy rápidamente, así que por favor consulte este sitio para obtener actualizaciones.
1. Vea la discusión de Bob Avakian sobre “El internacionalismo — El derrotismo revolucionario”, un pasaje de su libro El Nuevo Comunismo.
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