¿CÓMO ACABAR LA PROFUNDA BRECHA SOCIAL?
La profunda brecha social es la causa recóndita inscrita en el telón de fondo de las actuales movilizaciones y levantamientos de masas en distintos países especialmente de América Latina.
Políticos reaccionarios representantes de los grandes grupos monopolistas, caso de Sarmiento Angulo o de Ardila Lülle, juran que el sistema capitalista es eterno y prefieren no hablar de la profunda brecha social, aunque sus sirvientes economistas, sociólogos y demás adoradores del capital, procuran encontrarle raíces en las especulaciones teóricas del “aumento de la población”, “fenómenos naturales”, “relaciones étnicas” y hasta en “mandatos sobrenaturales”.
En tanto, los políticos reformistas y oportunistas de la “oposición oficial” pregonan la igualdad social dentro del sistema capitalista, prometen, si los eligen gobernantes, planes y medidas para cerrar la profunda brecha social que achacan a la indolencia de los empresarios y mala voluntad de gobernantes como Duque.
Por su parte los políticos revolucionarios dicen la verdad sobre la profunda brecha social: es una característica inseparable del sistema capitalista cuya relación esencial entre el capital y el trabajo es la apropiación privada de la plusvalía por parte del capitalista, o sea del trabajo no remunerado del obrero a quien solo se le retribuye un salario de hambre, lo que inevitablemente conduce a la acumulación de riqueza en unos pocos parásitos explotadores y la acumulación de miseria en los muchos, muchísimos trabajadores explotados que algún día tienen que rebelarse violentamente contra el sistema.
¡Mentirosa la propaganda reaccionaria de los explotadores de reducir la pobreza y enriquecer la que llaman “clase media”! La CEPAL acaba de anunciar el aumento durante el 2019 en ¡6 millones! de los 72 millones condenados a la pobreza extrema en América Latina.
¡Fantasiosas resultan las promesas de reformistas y oportunistas, si los eligen gobernantes, de reducir las diferencias entre ricos y pobres! Son fieles sirvientes del capital y su orden constitucional, opuestos a la lucha de clases agudizada desde el Paro del 21 de noviembre y partidarios del pacifismo para no perjudicar a los explotadores. ¡Son falsos amigos del pueblo!
¡Genuino sí el espíritu de las masas populares! que indomables prosiguen los Paros Nacionales, formas de lucha de los trabajadores para resistir a la explotación, para impedir su pauperización por cuenta del “paquetazo de Duque” portador de las reformas ordenadas por los imperialistas.
¡Pero no basta la resistencia para sobrevivir! pues inevitablemente bajo el capitalismo los ricos son cada vez más ricos y los pobres son cada vez más pobres.
¡Avanzar más allá de los Paros Nacionales es la única opción para los trabajadores! fuerza social soporte del capitalismo, si no quieren perecer en la horca de la explotación. Estas batallas de resistencia deben ser escuela de preparación para la no lejana lucha política de fondo, para la insurrección que destruya el Estado de los capitalistas, instrumento de la explotación asalariada, y a su vez, construya un nuevo Estado de dictadura de los explotados sobre los explotadores, el aparato de fuerza que le permitirá a la Revolución Socialista suprimir para siempre todo tipo de explotación del hombre por el hombre.
¡Organizar el partido político de los proletarios! es hoy la clave de esa preparación para dirigir y organizar la revolución de los expropiados contra los expropiadores. Solamente expropiando a los expropiadores capitalistas desaparecerá la profunda brecha social cuando los dueños de la fuerza de trabajo se conviertan en los dueños sociales de las grandes riquezas que produce su trabajo e impongan a sus antiguos explotadores la ley que más les duele: ¡el que no trabaja no come!
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