1. Bolton prometió a Trump..., el derrocamiento de Maduro a más tardar en marzo de este año
Trump y sus pandilleros contra Venezuela: Elliott Abrams, John Bolton, Mike Pompeo, Marco Rubio y Mauricio Claver-Carone los cinco de los pandilleros de Trump
Excepto por el recrudecimiento del bloqueo a Venezuela, nada de lo que Bolton anunció a su jefe ha ocurrido. Al contrario. Guaidó ya no convoca a nadie y depende únicamente del apoyo yanqui, el pueblo venezolano no se levantó contra el presidente constitucional, la FANB no se quebró, Maduro sigue en Miraflores...
Ángel Guerra Cabrera
La fulminante destitución del criminal de guerra John Bolton por Donald Trump, del cargo de consejero de seguridad nacional, ha generado un gran interés noticioso. El magnate tiende a hacer cambios en su equipo con inusitada frecuencia: tres personas han ocupado el cargo del que fue despedido el martes Bolton y no pocas han sido echadas de los puestos más importantes del gabinete. Pero no son comparables el nombramiento y despido de Bolton con el de sus antecesores, los generales Flynn y McMaster, que obedecieron a circunstancias muy distintas. Tampoco es acertado culpar sólo a Bolton de la orientación cada vez más agresiva, unilateral, soberbia y guerrerista que ha tomado progresivamente la política de la Casa Blanca en el mundo. Marcadamente en América Latina y el Caribe, donde se basa en la intervencionista Doctrina Monroe, como lo han proclamado varios jerarcas de la política exterior trumpista y lo confirma su conducta hacia el que considera su patio trasero.
Sin embargo, es después de la llegada del ultraderechista Bolton a la Casa Blanca y del ex jefe de la CIA Mike Pompeo a la secretaría de Estado, en abril y marzo de 2018, que esos rasgos duros de política internacional del imperio se han acentuado. Curioso, coincidiendo con un mayor protagonismo internacional del también ultraderechista vicepresidente Mike Pence y del multimillonario secretario del Tesoro Steven Mnuchin, particularmente respecto de nuestra región. Los dos, junto a Bolton y Pompeo, muy destacados protagonistas de un incremento exacerbado de la hostilidad y la guerra económica genocida contra Venezuela y Cuba. En el caso de Caracas, con el propósito explícito, repetido hasta el cansancio, de que conduzca al derrocamiento del presidente Nicolás Maduro. Pero Bolton cuenta con antecedentes belicistas difícilmente superados por nadie en esta administración, salvo por el también criminal de guerra y neocon Elliott Abrams, con una intervención muy activa en el caso delictivo Irán- contras para derrocar mediante una sangrienta guerra al primer gobierno sandinista, y –junto a Bolton– entre los artífices de la guerra de W. Bush contra Irak. Abrams fue traído de nuevo a la Casa Blanca por Bolton en enero de este año como representante especial para Venezuela, precisamente para ocuparse de acabar con la revolución bolivariana. Ambos, también unidos por el fanatismo sionista, han mantenido una febril actividad en la encomienda antivenezolana. Al primero llegó a contársele que tres de cada cuatro de sus tuits en el primer trimestre del año eran contra Caracas. También desempeñó un papel muy importante en el acercamiento de Trump a la extrema derecha cubanoamericana de Miami, que le ha ofrecido los importantes votos de ese estado, donde en su momento Bolton trabajó junto a ella en la gestación del fraude electoral que llevó a W. Bush a la presidencia.
Bolton prometió a Trump, un sujeto sin apenas experiencia política cuando llegó a la Casa Blanca, el derrocamiento de Maduro a más tardar en marzo de este año con el monumental impulso que le daría el autoproclamado Guaidó a la contrarrevolución. Una combinación de supuestos llevaría a ese objetivo: rebelión de masas encabezada por el hasta entonces desconocido líder opositor, recrudecimiento factual y legislativo del bloqueo al país sudamericano en alianza con la Unión Europea y los gobiernos de derecha de América Latina reunidos en el Grupo de Lima y el quebrantamiento de la unidad institucional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), que llevaría a un golpe de Estado o una intervención militar, indirecta, directa, o de una coalición.
Excepto por el recrudecimiento del bloqueo a Venezuela, nada de lo que Bolton anunció a su jefe ha ocurrido. Al contrario. Guaidó ya no convoca a nadie y depende únicamente del apoyo yanqui, el pueblo venezolano no se levantó contra el presidente constitucional, la FANB no se quebró, Maduro sigue en Miraflores. Cuba, solidaria con Venezuela, resiste digna y creativamente un embate económico sin precedente.
A veces parecería haber en Trump un tipo de inteligencia intuitiva que lo impulsaría a reconocer, al menos parcialmente, la realidad multipolar del mundo. El decisivo papel de Rusia, China e India. Un Irán, una Corea del Norte y una Venezuela orgullosos e independientes que son un hueso muy duro de roer y con los que debe hablarse. Si fuera así, Bolton no le resulta ya útil y puede echársele la culpa de muchos fracasos. El magnate dijo el miércoles que cometió errores muy grandes, mencionó sus declaraciones sobre Corea del Norte y subrayó que no está de acuerdo respecto de su actitud hacia Venezuela, donde se pasó de la raya. El mundo está en tal situación de peligro de guerra que hasta un cambio de matiz es invaluable. Observemos, pero sin bajar la guardia. Por el momento lo que veo es el intento de un grupo en la OEA por aplicar el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) a Venezuela, a lo que es un deber latinoamericanista oponerse enérgicamente.
Twitter: @aguerraguerra
Fuente: https://www.jornada.com.mx/2019/09/12/opinion/030a1mun
Fuente: https://www.jornada.com.mx/2019/09/12/opinion/030a1mun
2. Cayó Bolton pero no la madre que lo parió
Manuel E. Yepe
Astuto, testarudo y políticamente peligroso… Así adjetiva el analista de política exterior, columnista de la agencia de prensa británica Reuters, Daniel R. DePetris, la defenestración del tenebroso asesino múltiple en la política de Estados Unidos John Bolton, anunciada ayer por su jefe, el no menos tenebroso Donald Trump, presidente de Estados Unidos de América.
“John Bolton es todo lo contrario a lo que debería ser un asesor presidencial de seguridad nacional. Es tan testarudo como un rinoceronte, tan astuto como una serpiente y tan peligroso como un escorpión. La de Bolton es una visión extrema, en blanco y negro, del mundo: si no eres un aliado de Estados Unidos, eres un adversario que necesitas una bota en el cuello en forma de fuerza militar o de sanciones económicas.
“Las consecuencias estratégicas de segundo y tercer orden no son un obstáculo para Bolton. ¿Por qué pasar por el espectáculo humillante de negociar cuando simplemente se puede bombardear las instalaciones nucleares de Irán o acabar violentamente con el “régimen” de Kim Jong-un por la fuerza?
“La diplomacia, después de todo, es para los débiles, los burócratas del Departamento de Estado y los apaciguadores. Si el jefe insiste en la diplomacia, entonces aconséjele que exija la luna, las estrellas y todo lo demás antes que ofrecer una moneda de cambio en forma de alivio de sanciones”.
John Bolton hizo su carrera actuando como demoledor de acuerdos de control de armamentos y, de hecho, de acuerdos de cualquier tipo. Antes de unirse a la administración Trump, como asesor de seguridad nacional, Bolton fue, por breve tiempo, embajador ante Naciones Unidas y subsecretario de Estado para el control de armas, en cuyo cargo intentó destituir a un analista de inteligencia por no estar de acuerdo con su posición sobre un supuesto programa de armas biológicas de Cuba.
Cuando el presidente le pidió a Bolton que se desempeñara como su asesor de seguridad nacional el año pasado ello generó muchas preocupaciones y confusiones porque Trump y Bolton no podían tener desacuerdos más fundamentales en materia de política exterior. Aunque ambos se burlaban de las Organización de Naciones Unidas, así como de las organizaciones internacionales en general y tenían puntos de vista divergentes en algunos de los asuntos más importantes de la agenda, Bolton preferiría atacar a Irán antes que dialogar con sus líderes, alternativa que Trump ha dicho en numerosas ocasiones que estaría más que feliz de considerar (en la próxima reunión de la Asamblea General de la ONU, por ejemplo).
En cuanto a Venezuela, Trump parece haberse lamentado de tratar de derrocar a Nicolás Maduro, cuando Bolton atacaba a Caracas como integrante de una “troika de la tiranía”. La obsesión de Bolton por desnuclearizar unilateralmente a Corea del Norte -un enfoque que pesó sobre Trump durante su segunda cumbre con Kim Jong-un, en febrero- es mucho más probable que conduzca al fin de la diplomacia que al fin del programa armamentista nuclear de Pyongyang. (Si es que alguna vez lo hubo).
Trump se cansó de Bolton de la misma manera que se cansó de otros miembros de su personal más allegado: Rex Tillerson, James Mattis, Steve Bannon, Reince Priebus, H.R. McMaster, y John Kelly fueron todos convenientes al presidente en un momento dado, sólo para ser abruptamente despedidos o convencidos de que renunciaran.
Bolton, tan espinoso como un puercoespín al tratar con sus colegas, llevaba mucho tiempo con tirantez en las relaciones con Trump. La NBC News informó que los dos hombres tuvieron una pelea a gritos a puertas cerradas la noche anterior a la renuncia de Bolton.
Trump informó que anunciará el nombre de su nuevo asesor de seguridad nacional la próxima semana, y los pasillos en Washington ya están llenos de especulaciones al respecto.
Según DePetris, Trump necesita un asesor que esté dispuesto a participar en una negociación pragmática y esté preparado para una negociación incómoda pero necesaria. Necesita a alguien que le ayude a poner fin a las guerras que han continuado sin rumbo y sin propósito. Necesita a alguien que responsabilice a los miembros de la administración cuando se nieguen a ejecutar la política una vez que sea aprobada por las agencias.
Todo esto será más fácil con Bolton fuera del equipo. Pero la Humanidad no se hace ilusiones. En el salón oval de la Casa Blanca quedan muchos otros Halcones casi tan crueles y despiadados como éste para aconsejar al Halcón en jefe. Pero indudablemente ha habido un respiro.
11 de septiembre de 2019.
Publicado originalmente en el diario ¡POR ESTO! de Mérida, México.