Internet consolida a través de su estructura física y su arquitectura operativa actuales la pervivencia de un sistema de dominación geopolítica
Por Javier Tolcachier *
La red telemática conocida como “In-ternet” no es un simple pasatiempo ni una realidad paralela o virtual. Mucho menos un repositorio de acceso libre al conoci-miento universal. Internet constituye hoy ya el principal campo de interacción, de generación y distribución de contenidos. Esto en sí, la convierte en espacio central de disputa entre control y libertad, entre usina de manipulación y coacción de la in-tencionalidad humana o elección plena de sentidos.
Pero lejos de restringirse solamente al decisivo factor subjetivo, la Internet va tomando el papel de medio de producción esencial, siendo evidente su función en el sector servicios y en el corto plazo, al ace-cho de conquistar una importante porción del sector manufacturero.
Internet consolida a través de su estructura física y su arquitectura operativa actuales la pervivencia de un sistema de dominación geopolítica, incluyendo –incluso perfeccionando- las funciones de espionaje y vigilancia pertinentes a dicho sistema.
La globalidad de su intermediación apuntala la posibilidad del accionar mul-tinacional y la restricción del poder demo-crático de las poblaciones.
Tan sólo por estas breves razones, la “red de redes” debiera estar en el corazón de las luchas estratégicas de los pueblos.
Internet como medio de producción
Internet ha favorecido la internacionali-zación del comercio, los servicios financie-ros y la producción, siendo una herramien-ta clave para la globalización dirigida y la expansión del poderío de conglomerados transnacionales. Sin internet, no hubiera sido posible deslocalizar y coordinar uni-dades productivas distantes, movilizar de manera instantánea capitales, ni vender a distancia. O sea, no hubiera sido posible ampliar la explotación de mano de obra de salario ínfimo, alimentar la especulación financiera, ni evadir obligaciones fiscales territorialmente aplicables. Internet, en su forma actual, lejos de ser un factor de nivelación social, ha sido primariamente funcional al capital.
Su importancia se revela en el hecho de que las empresas surgidas en la fragua de esta red están colocadas en los primeros lugares de los índices de valor empresarial.
Por otro lado, la aparición de la “internet de las cosas”, tenderá en el ámbito indus-trial al progresivo reemplazo de la produc-ción serial de objetos por la fabricación personalizada a distancia, mientras que la interconexión de productos (“cosas”) al ám-bito virtual operará automatismos cuyos límites son hoy difíciles de precisar.
La discusión en curso sobre si la segu-ra eliminación de labores -hoy realizadas por seres humanos- se corresponderá con una generalización de tareas de mayor in-teligencia, igual magnitud y mejor remu-neración, es fácil de dilucidar. Si el capital continúa dominando la internet, no hay duda alguna que el nuevo paisaje no apor-tará mayor equidad social ni subsistencia digna para todos. Por el contrario, la nece-saria realineación formativa –pregonada hoy por los círculos de la alta empresa -y preeminente en la hipocresía discursiva de gobernantes afines- mejorará sólo las posi-bilidades de sectores consustanciados con el manejo tecnológico, urbanos y medios, relegando, una vez más, a los postergados, cuya situación de desventaja impedirá y justificará su sistemática exclusión.
Internet como medio de acceso al conocimiento
El acceso a los repositorios donde están ubicados los contenidos de la Internet, se realiza en una enorme proporción de for-ma intermediada, a través de buscadores. El más conocido motor de búsqueda, pro-piedad de la corporación Alphabet Inc., concentra de modo casi monopólico –alre-dedor de un 92% (2018)- las solicitudes. Los procedimientos algorítmicos a través de los cuales el sistema “encuentra” respues-tas, contienen una clara intencionalidad que jerarquiza contenidos. Así, el acceso al conocimiento, en la práctica actual, es de-pendiente de esta empresa y sus operacio-nes e intereses.
Internet como medio de dominación geopolítica
Hasta 1995 la conexión a la incipiente “red de redes” estuvo gobernada con ex-clusividad por la National Science Founda-tion (NSF), agencia federal estadounidense dependiente del National Science Board (NSB), cuyos 25 miembros son selecciona-dos por el presidente de los EEUU. A partir de allí, el acceso a la red fue concesionado a cuatro proveedores privados, todos ellos estadounidenses.
La asignación de dominios, hasta 2016, estuvo a cargo de ICANN, corporación público-privada del mismo país. En la base de la estructura primaria de Internet hay trece “servidores raíz”, la mayor parte de los cuales son operados desde los EEUU, algu-nos bajo directa intervención de agencias militares. Los nodos de interconexión físi-ca por cable submarino que mayor tráfico registran, están en las costas Este, Oeste de los EEUU y en la península de Florida, jun-to a los de Frankfurt, Ámsterdam y Lon-dres. Las mayores empresas que prestan servicios de conexión y aplicaciones perte-necen al país ya citado.
A lo que se agrega la enorme red de vigi-lancia masiva ilegal dirigida por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Esta-dos Unidos de América, la que en conjun-to con agencias de varios países y con la “contribución” de las principales empresas del rubro, espían, roban datos y configuran perfiles de miles de millones de usuarios de Internet.
Todo ello no deja duda alguna sobre la Las redes sociales libres, redes nuestras intención de dominación, la posibilidad de influir geopolíticamente, sobre el impacto económico y el trasfondo cultural que pri-vilegia la Internet “realmente existente”.
Internet para la liberación
Para pensar a Internet como una red que ayude a liberar a los pueblos, es preciso pensar en liberarla de su influjo fundacio-nal y la trayectoria acumulada al servicio del interés del poder establecido.
La actual gobernanza multilateral (mo-delo “multistakeholder” o de múltiples partes interesadas) que incluye gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, sector empresarial, academia y expertos tecnoló-gicos, representa hoy un contrapeso (aun-que parasistémico) ante la avidez corpora-tiva, que busca mercantilizar por completo y verticalizar lo que alguna vez se pensó como descentralizado, neutral y horizon-tal.
Pero si se piensa en Internet como me-dio de producción y prestación intrínseca al capitalismo financiero globalizado, si se la comprende como medio fundamental de manipulación antidemocrática y sumi-sión geopolítica; ¿Cuáles son las medidas a incluir en un programa de reivindica-ciones emancipador? ¿Deberá ser expro-piada?, ¿declarada de propiedad común?, ¿derecho humano inalienable?, ¿servicio público esencial? ¿Nacionalizar sus opera-dores? ¿Restringir su actividad mediante legislación de estado?; ¿Someterla a escru-tinio y gobernanza pública? O quizás sea necesaria una pregunta anterior: ¿Cuánto de esto forma parte de nuestras actuales deliberaciones?
Despertar la conciencia y la acción ciu-dadana, popular y colectiva respecto a este entramado crucial para la época, parece ser un inicio ineludible.
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* Investigador del Centro de Estudios Humanistas de Córdoba y comunicador en agencia internacional de noticias Pres-senza.
Fuente: https://www.nodal.am/2019/01/por-una-internet-para-la-liberacion-ciudadanos-de-todos-los-paises-unios-por-javier-tolcachier/