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ECONOMÍA COLOMBIANA EN PICADA, VIENE LO MÁS DURO

Crisis económica: Viene lo más duro



En picada, así va la economía colombiana, como lo confirman todos los indicadores. Contrario piensa el Ministro de Hacienda, quien afirma que “Están dadas las condiciones para que este año mejore la economía”. Opinión rebatida por Héctor-León Moncayo y Libardo Sarmiento.

Mes tras mes la economía colombiana arroja signos que confirman su entrada en crisis. No es de ahora, la mala racha ya cuenta con más de tres años. Las exportaciones, más allá del petróleo, el ferroniquel y el carbón, arrojan signos negativos; las importaciones no crecen pero se mantienen a un alto nivel; el consumo familiar decae; la producción industrial está contraída, la deuda externa e interna crece; la desconfianza de los productores sobre el futuro que viene les impide invertir en mejorar sus plantas.

Pese a las evidencias, reforzadas por las proyecciones de los organismos multilaterales que indican que el país no crecerá ni al 2 por ciento durante el 2017, el ministro de hacienda Mauricio Cárdenas, negando lo estructural y amparándose en lo coyuntural, se atreve a decir que estos resultados “se debieron a la caída del precio del petróleo”, y que “lo peor ya pasó”. En su mar de optimismo facilista expresado en el programa “Pregunta Yamid” del 29 de marzo, se atreve a decir que “todo indica que la economía comenzará un proceso de recuperación que nos permitirá terminar el año con un crecimiento mucho mayor al que tuvimos en los primeros meses del año”.

¿Puede algún habitante del territorio colombiano asegurar que la economía está mejor ahora que hace 3 o 4 años? ¿Alguno puede confirmar que no le impactó en su capacidad de consumo la reforma tributaria?

El debate es necesario. También las acciones sociales exigiendo reformas que apunten a la mejora de la economía nacional. Para debatir sobre lo afirmado por el Ministro en la entrevista en cuestión, invitamos a los economistas Libardo Sarmiento (LS) y Héctor-León Moncayo (HM), con el propósito de analizar a fondo las verdades a medias que el Gobierno, representado por el Ministro de Hacienda, pretende que el pueblo colombiano crea.

da. Empecemos por el sentido y el tono de las afirmaciones del Ministro de Hacienda. ¿Qué opinión les merece?
HM. Contradecirlo sería hoy de buen recibo. En general hay desconfianza frente a los argumentos del Gobierno, hay un escepticismo generalizado. El Gobierno mismo se inventó el argumento de que había que ponerle cuidado al pesimismo, que era lo que estaba haciendo daño a la economía. Pero hay dos factores que dificultan la discusión. En primer lugar, que el mismo Gobierno –representado en el Ministro de Hacienda– es el que pone los parámetros con los que se debe juzgar su política económica (la inflación, el control monetario y la estabilidad o el equilibrio fiscal, lo que los economistas neoliberales llaman los “fundamentales” de la economía). Si eso está bien según el FMI o las calificadoras de riesgo, entonces estamos haciendo bien las tareas. Entonces, desde una lectura y propuesta diferente, hay que ir más allá de estas variables y analizar más a fondo la naturaleza de la política económica, y del modelo que han seguido.

El otro factor es que, tal como lo presenta el Ministro, la discusión es improcedente. Todo lo dicho son hipótesis. Mire bien que el argumento de fondo es: “ya hicimos el ajuste y ya tocamos fondo y a partir de ahí vamos a reanudar el crecimiento”. ¡Tocará creerle!!!. En realidad, más que hipótesis hay que discutir a partir del tema fiscal o el tema presupuestal, sobre los efectos de la reforma tributaria, sobre la evolución de la situación externa y la inversión extranjera, sobre las condiciones del aparato productivo y, en consecuencia, el tema del empleo. Entre otros aspectos.

da. El diagnóstico del ministro Cárdenas se reduce a que el problema de la contracción de la economía nacional fue la respuesta a factores externos: bajó el precio del petróleo y nos puso en una situación de “desaceleración” –evita así usar la palabra recesión o la palabra crisis. ¿La culpa, corresponde, al entorno internacional? ¿Aquí todo lo hicimos bien y lo seguimos haciendo bien?
LS. En lenguaje común se dice que cada quien juzga de acuerdo a como le va en la fiesta. El señor Cárdenas asegura que a él le va bien, pero eso no significa que suceda lo mismo con las mayorías colombianas. Hablar de que a Colombia le va bien o le va mal, es una abstracción; debemos mirar a qué sectores de la sociedad les va bien. A los ricos, claro que sí, pero ellos gobiernan, en particular el ministro de Hacienda; pero a la ciudadanía trabajadora, la que sufre los ajustes salariales, la que ha tenido que sufrir la reforma tributaria –golpeando el consumo de los hogares al subir el IVA del 16 al 19 por ciento, que ha sufrido una inflación que va galopante frente al salario mínimo–, le va muy mal. En ese sentido las dos caras del diagnóstico son distintas.

La economía va mal para el 90 por ciento del país. Venimos de un problema recesivo –así lo niegue el Ministro– sabemos que en 2015 la economía cayó al 3 por ciento, el año pasado cayó al 2 por ciento, y para este año todas las previsiones muestran que la economía ligeramente superará el 1 por ciento, o sea, está cayendo un 1 por ciento por año.

Los directores de los gremios lo confirman. El gremio de los comerciantes no lo oculta: durante el primer trimestre del 2017 cayó el consumo de los hogares en 7 por ciento, resultado provocado por el leve aumento del salario mínimo, el incremento del IVA en 3 puntos –que golpeó la capacidad de compra de los hogares–, y por la inflación. En casi el 80 por ciento de las ramas que componen el sector industrial el resultado es negativo.

Dice el gobierno que la inflación cae, permitiéndoles bajar las tasas de interés, afirmación que oculta una realidad: cuando a una economía que está en plena recesión le “ayudan” con una reforma tributaria que recorta los pocos ingresos del 90 por ciento de la población pues, obviamente, se resiente la demanda, con lo cual entramos en un problema deflacionario clásico.

da. Libardo, usted dice que al Ministro le debe ir bien, ¿a quiénes más les va bien?
LS. Al ministro de hacienda que ha estado en todas las jugadas de ventas de activos, de privatizaciones pues obviamente ha tenido buena participación en esos recursos, y le ha ido bien al sector financiero. “El sector financiero salvó la economía colombiana”. Ese fue el titular de El Tiempo cuando publicó que la economía colombiana había crecido el 2 por ciento y lo puso en un contexto de América Latina (y del mundo), también con un problema recesivo. Es importante revisarlo en sus detalles: 1) El crecimiento del 2 por ciento se explica porque el sector financiero creció el 5 por ciento, mientras que el sector minero-energético cayó el 6 por ciento. Transporte y comercio también cayeron.

Hay un poder financiero sobre el capital productivo del país ¿Quién lo decía? El Tiempo, cuyo dueño es el principal banquero del país, el señor Sarmiento Angulo. Entonces no solo es dueño de la firma financiera más importante del país, dueño de un importantísimo medio de comunicación, además tiene en el bolsillo al fiscal. Así, familias como los Cárdenas, familias como los Sarmiento Angulo, obvio, tienen que decir que en Colombia se vive perfecto.

da. ¿Por qué el crecimiento del sector financiero no beneficia realmente a la economía colombiana?
HM. En primer lugar observemos que es desde la mentalidad y la concepción del sector financiero desde donde se hace la política económica. Incluso, puede decirse que la teoría económica que hoy se enseña en las universidades viene de la ideología y del pensamiento de la cúpula financiera y, claro, todas las evaluaciones están pensadas desde la óptica de los financistas. Pues bien, aceptemos que fue el único sector que creció, según la forma como se mide el PIB. Pero podríamos hacer una lectura inversa si pensáramos que los sectores productivos materiales –que no crecieron– en realidad fueron perjudicados por el sector financiero, porque buena parte de los recursos generados fueron convertidos en ganancias para él. Es decir, el sector financiero no es el salvador sino el sector vampiro de la economía.

da. Es cierto que la caída del precio del petróleo afectó la economía, pero ¿Qué medidas aplicó el Gobierno? ¿Cómo incidió todo esto en la inflación?
HM. El derrumbe del precio del petróleo –ojo, de acuerdo a las condiciones de fragilidad de la economía colombiana– tenía que impactarla de gran manera en todos sus renglones, entre ellos la situación fiscal, la capacidad de compra en el exterior, la demanda interna y la inversión. En respuesta a eso dicen “por fortuna la tasa de cambio en Colombia es flexible, y se ajusta automáticamente”. Para ellos se ajustó con una devaluación, y agregan: “para eso se hizo una política económica”. El año pasado el proceso inflacionario era evidente, cerramos el 2015 con 6.7 por ciento que ya era bastante, a mediados de 2016 estábamos en casi 9 por ciento y seguía subiendo, luego hubo un pequeño descenso que garantizó que al final del año apenas estuviera en un poco más de 5 por ciento la variación anual. Pero si se calculaba a mediados de año el porcentaje anual, la inflación de los precios alcanzaba el 18 por ciento ¿Cuál es la solución? La que dicen los libros de texto: aumentemos las tasas de interés.

Esto significa contraer la economía, es decir, optar por un mecanismo perverso; “para evitar la inflación, refresquemos la economía con los costos que eso tenga”, y los costos son de pobreza, de desempleo, pero sobre todo el desmantelamiento del propio aparato productivo. Esa es una medida curativa de la medicina del siglo XIV, la sangría. Y dicen, “bueno, como ya lo resolvimos, comenzamos a bajar gradualmente las tasas de interés, porque ya se controló la inflación, y eso va a impactar positivamente el empleo y la producción”.

da. En realidad, ¿si está en recuperación la economía?
HM. Lo que se decía de la tasa de crecimiento estimada para este año, también es muy curioso. El Gobierno empezó estimando el 3, luego 2,5 y ahora el FMI y las calificadoras de riesgo lo están bajando a menos del 2 por ciento. El Banco de la República –y esto resulta muy simpático– estima el crecimiento entre 0,7 y 2,7 por ciento; una estimación de semejante rango no puede ser, para nada seria. Cabe resaltar que la comparación se hace respecto al año inmediatamente anterior con un nivel ya bajo. El impacto del alza de la tasa de interés sobre la inflación no es tan mecánico como suponen los monetaristas; se me hace que incidieron otros factores. En cambio sí puede ser fuerte en las decisiones de inversión. Pero más que todo cuando sube porque cuando el Banco de la República la baja se transmite muy lentamente al sector financiero. Y en eso es que confía Cárdenas!!!

Por otro lado, mienten cuando afirman que hay competencia en el sector financiero. ¡Por favor!, si el 70 por ciento de la cartera del país la manejan el señor Sarmiento Angulo y tal vez uno más. Hacia el futuro, continuarán con ese manejo de tasas de interés –porque a eso se reduce la política económica, todo lo demás es el mercado. ¿Qué podrán hacer de aquí en adelante? Poco recurren estos neoliberales a la política fiscal. En todo caso la situación no pinta nada bien. Ellos dicen que las condiciones van a mejorar por la reforma tributaria...

da. ¿Pero cómo está Colombia en cuanto al hueco fiscal y la deuda externa? ¿La reforma tributaria logrará mitigar el déficit?
LS. Hay un punto central en la entrevista que Yamid Amat le hace al ministro Cárdenas, en el que éste expone una tesis (además de la confianza y el optimismo) se asemeja a la canción mexicana que dice “ya pasó la amargura que tú me dejaste, ya te puedo mirar cara a cara”, esa es una mirada cínica de Cárdenas.

La realidad es tozuda. Los problemas estructurales de la economía colombiana se agudizarán este año. La hacienda pública históricamente ha sido deficitaria, sabemos que en este país los ricos no tributan, y que tenemos un endeudamiento estructural (que se mantiene y crece) por el cual pagamos al capital especulativo internacional. Cárdenas miente cuando dice que lo más duro ya pasó; al contrario, viene lo más duro. El endeudamiento externo aumentó el 100 por ciento (del 20 al 40 por ciento del PIB), lo que conlleva una sangría de recursos porque no solamente el monto de la deuda del país está unido a lo que es la deuda externa, sino que está unido a la tasa de cambio.

Estamos ante una sangría de divisas. La caída del precio del petróleo hasta los 20 dólares generó una devaluación del 36 por ciento en la tasa de cambio –es decir los pesos que tenemos que dar por cada dólar– y eso aumentó en 12 mil millones de dólares la deuda externa. El hueco fiscal dejado por la caída del petróleo fue de aproximadamente 23 billones de pesos, si lo sumamos al hueco producido por la devaluación –que fue de 14 billones de pesos–, tenemos un déficit de 37 billones de pesos aproximadamente.

La reforma tributaria, supuestamente, era para cubrir tal hueco, pero la misma, que empobrece más a los de siempre con el incremento de tres puntos del IVA, genera 26 billones de pesos, lo que mantiene el déficit fiscal en el 4 por ciento del PIB, un punto más de lo permitido por la Regla Fiscal. Unido a estos problemas tenemos el tema pensional que representa un hueco de otros 35 billones de pesos, que deben estar en caja del Estado colombiano pero que sabemos que han servido para cubrir sus urgencias, así como para la especulación de los más ricos.

da. Cárdenas dice que la reforma tributaria dará el impulso para la recuperación económica del país, ¿qué pasa con los recursos recaudados?
LS. Ese es otro tema importante: el de las finanzas públicas. ¿Para dónde van los recursos públicos? ¿Para dinamizar la economía? Lo que dice Cárdenas es que van para los 3 principios de su plan de desarrollo: paz, equidad y educación, sin mirar los temas de corrupción que le cuestan al país 22 billones de pesos, según los datos de la Contraloría; lo otro es pago de burocracia y funcionamiento.

Si miramos en qué se gasta la plata el Estado colombiano, encontramos que la misma está destinada, en lo fundamental a: pago de la burocracia, para todo el tema pensional, sostenimiento del aparato militar y pago de deuda externa. La pregunta consecuente es: ¿qué de eso jalona? Nosotros sabemos que el gasto militar es un gasto improductivo. Si uno lo divide per cápita, encuentra que por cada peso que gastado en educación, gastan 10 pesos en el sector militar, es decir, la relación es 10 a 1: por cada profesor con que cuenta el sector educativo, incluyendo universidades y todos los 300 mil profesores del sector, todo ello apenas es una tercera parte de la gente que hay en las fuerzas militares, lo que demuestra que no sólo es un país rentista, que vive de la extracción de recursos naturales, sino que también es un país policial y burocrático.

da. Según el ministro Cárdenas, “Hay confianza inversionista, está llegando la inversión” ¿Es así?
HM: Es bueno hacer una aclaración conceptual. Si uno mira la inversión en el sentido de economía política real, es formación bruta de capital fijo (ojalá tuviéramos datos de formación neta, pero dejemos así). Esa formación bruta de capital disminuyó en un 4,5 por ciento; entonces no hubo inversión real ni siquiera en el sector de minería y petróleo, tampoco en el sector transporte, y menos en la industria y la agricultura en general. Aumentó un poco en construcción de viviendas y principalmente obras civiles –ahí están las famosas 4G que se supone son “las que van a salvar el país” y más que todo a los corruptos!!. En conclusión, encontramos que en el tema de la inversión el país no va bien.

La que sí ha sido buena en Colombia, en los últimos tiempos, es la inversión puramente financiera: las inversiones financieras de corto, mediano y algunas de largo plazo. Hablamos principalmente de inversión de portafolio –es decir, que las opciones de economía real, material, que le plantean al país son muy reducidas. Lo peor consiste en que lo más dinámico en este aspecto son los bonos de deuda, los papeles de deuda pública. Como quien dice que las opciones financieras están apalancadas en las posibilidades de contratar más deuda (eso depende de la opinión de las calificadoras de riesgo y del FMI), lo cual, a su vez, lleva al país en una espiral de endeudamiento, para una economía que depende de un milagro.

da. El Gobierno se jacta de que durante su administración el desempleo bajó hasta mantenerse en un solo dígito, ¿cuál es la realidad del desempleo en Colombia?
HM. Resulta que las tasas de desempleo, en forma muy curiosa, en la mejor época de este modelo económico, bajaron de dos dígitos a uno, lo que consideraron un gran éxito, y en realidad nunca bajó del 8 por ciento –lo que no es grandioso. Pero viéndolo bien, con estas tasas de crecimiento de la economía, con el choque atribuido al descenso de los precios del petróleo, resulta que el desempleo si acaso sube un poco, por lo cual la pregunta que uno se hace es ¿por qué el desempleo no muestra una reducción o un aumento apreciable según el movimiento de la economía?

Curiosamente el mismísimo informe del Banco de la República, después de decir que han observado en Colombia una gran “resiliencia” (¡!) del empleo a los movimientos del ciclo económico, de todas maneras se asombra con lo ocurrido los últimos años. La tasa de desempleo terminó el año pasado en 8.2% (el nacional) cuando al finalizar 2015 estaba en 8 por ciento. Imagínense, y eso ¡¡en “desaceleración”!!!. Entonces, observa que si bien la ocupación en los peores momentos disminuye, la tasa de participación también, es decir, que disminuye la demanda pero también la oferta de trabajo y, por lo tanto, el desempleo se mantiene.

En todo caso es raro. El Informe termina entonces diciendo: “ya encargamos un equipo de especialistas para que nos explique a qué se debe este enigma”. Yo no sé si el enigma tiene que ver con la forma como se están haciendo ahora las estadísticas de empleo y desempleo o qué otra cosa será....

LS. El último informe del Banco de la República (abril), reconoció que este año, por todo el comportamiento de las principales variables macroeconómicas, va a subir el desempleo. Ahora bien, el gran tema es que uno puede hacer la relación entre crecimiento económico y generación de empleo; en el año 70 la elasticidad entre empleo y producto se daba de manera tal que por cada unidad de reducción del desempleo, la economía tenía que crecer un 2 por ciento. Hoy en día para que el desempleo caiga, la economía debe crecer un 4 por ciento, o sea, se volvió más inelástico (propio de una economía que es extractivista, rentista que no está generando empleo).

Un caso concreto: con el proceso de financiarización de la economía colombiana desde los años 70, el sector financiero da cuenta del 22 por ciento del PIB, que es casi más de una quinta parte y sólo genera 300 mil puestos de trabajo, eso equivale al 1 por ciento de empleo. El sector petrolero genera únicamente 105 mil puestos de trabajo, ese es el 0,6 por ciento de los 23 millones de personas que trabajan en Colombia.

da. En el tema del empleo hay mucho debate, por su calidad, por la metodología aplicada por el Dane....
LS. En lo concerniente a la calidad del empleo, durante los últimos 15 años el desempleo ha oscilado más o menos en 10 por ciento, eso son más o menos 3 millones de personas, de una población económicamente activa de unos 25 millones, trabajan formalmente 22 millones y los otros 3 trabajan informalmente. Pero de esos 22 millones el 60 por ciento en verdad es informal. El Gobierno es mentiroso y presenta la tasa de informalidad de las principales ciudades donde ha caído al 50 por ciento; por su parte el director del Dane dice que el empleo creado es de calidad. Pero no es así. Cuando uno mira la economía nacional, encontramos una informalidad del 66 por ciento, o sea que el porcentaje de quienes tienen un empleo formal y decente es apenas del 25 por ciento; es decir, 1 de cada 4 trabajadores. Sumado a esto, el 85 por ciento de los empleados del país ganan menos de 2 salarios mínimos, y el 60 por ciento de ese ingreso lo gastan en productos de la canasta básica.

da. ¿En cuáles sectores se genera empleo y podrá este mejorar?
LS. Con las políticas en boga, no hay como romper la dinámica que trae el país. Preocupa mucho el patrón de acumulación, el modelo de desarrollo; el desempleo y la calidad de empleo. Colombia es un país monoproductor, monoexportador, con un aparato productivo reducido a su mínima expresión, donde el empleo se genera en el comercio, en los servicios y en el sector gobierno, que es por lo demás bastante volátil y elástico, es decir, todas las maravillas que se hablan de la generación de empleo y de ingresos, e incluso de la famosa clase media que crece, pende de un hilo muy frágil que es la buena salud del sistema financiero.

da. Desempleo, empleo de mala calidad, informalidad, ¿de qué vive la gente?
La política dominante, además de los factores ya relacionados, aplica otro conjunto de fórmulas que también las aplican todos los países de la región: una política social que se reduce a subsidios al consumo, con lo cual el gobierno garantiza impulso a la demanda. Es decir, subsidian a los pobres y por su conducto garantizan capacidad de compra de lo producido por los ricos. Es claro, así no se quiebran.

Alrededor de 10 millones de colombianos reciben subsidios, que no es más que ponerle oxigeno a una población que está por fuera de todos los circuitos productivos; lo muestran como inversión pero no lo es. Dos millones de hogares en Colombia son subsidio-dependientes, es decir, están pegados a la manguera de oxígeno del Estado y con la caída de la economía vemos que las tasas de pobreza ya comenzaron a subir. Después de lo que hay que pagar en deuda externa e interna, ¿de dónde van a salir los recursos para financiar los subsidios? El ministro Cárdenas tiene que dejar de manipular, y decir la realidad que estamos atravesando como país, y lo que nos espera como sociedad.

Cuadro 1


Crecimiento real anual del PIB por tipo de gasto
Fuente: DANE; cálculos del Banco de la República.


Cuadro 2
Crecimiento real anual del PIB por ramas de actividad económica


Fuente: Dane; cálculos del Banco de la República.

Cuenta corriente de la balanza de pagos


(pr): preliminar

Fuente: Banco de la República

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La crisis económica, más allá del optimismo del gobierno . Duración: 31' 49'', fecha del video 2 de junio de 2017

El ciclo económico después de la reforma tributaria


Por JAIME VILLAMIL

La coyuntura económica evidencia la creciente desaceleración de la economía colombiana...

El crecimiento económico tiene cuatro fases: auge, desaceleración, crisis y recuperación. Esta dinámica de los ciclos de negocios de un país tiene a veces momentos de auge prolongados que van acompañados de crisis de corta o de larga duración. Lo cierto es que cuando se agota una etapa favorable sigue siempre una contracción.

Todo lo que sube tiene que bajar

Hay economistas que afirman que la preocupación de quienes deciden sobre la política económica debe estar orientada a crecer lo máximo posible porque este hecho por sí solo desencadena beneficios para todos. Concluyen que no se requiere tomar acciones directas para llevar los resultados de las bonanzas a los sectores más excluidos. Menos aún protegerlos cuando llegan las vacas flacas.

Sin embargo existe más evidencia para contradecir esa hipótesis que para sustentarla. Angus Deaton estudió la crisis de 2008 en Estados Unidos y encontró que se incrementaron los casos de alcoholismo, drogadicción, y suicidios entre la población blanca no hispana de mediana edad que fue excluida del auge inmobiliario. En Colombia apenas entramos en la fase de desaceleración y ya se resienten las condiciones de vida de los más pobres. La incidencia de la pobreza extrema que había mostrado una tendencia decreciente, se incrementó en 60 puntos base de 2015 a 2016.

Cuando una economía se acerca a su mayor capacidad productiva tiende a emplear la totalidad de sus factores productivos, en el caso del trabajo podría hablarse de niveles cercanos al pleno empleo. Entonces los salarios reales aumentan y desestimulan la tasa de ganancia. Los inversionistas revisan sus decisiones de producción, iniciándose un proceso de desaceleración en el que disminuye el nivel de empleo y los salarios. “El consumo y la inversión de los capitalistas –advirtió Kalecki– además de los criterios de distribución del ingreso, determinan el consumo de los trabajadores y por tanto, los niveles de producción y empleo de un país”.

Con el fin de estimular la producción y mitigar las crisis, la financiación del gasto público debe hacerse vía crédito y no con impuestos que siempre recaen sobre los salarios impactando negativamente la demanda y minando la capacidad de crecimiento o ampliando la profundidad de una crisis. Tal es la constante en Colombia. Desde mediados de 2014 la caída sostenida del precio del petróleo tuvo un efecto negativo sobre los ingresos fiscales del país. En 2016 se necesitaba 34 billones de pesos para cubrir los gastos de la nación. La solución fue imponer más impuestos sin considerar las consecuencias sobre el ciclo económico y sin tomar en cuenta los resultados sociales de esta decisión.

Como mínimo dos años más de desaceleración

De acuerdo con la tendencia del último ciclo económico se esperaría que la contracción llegara a sus niveles mínimos a finales del próximo año, volviéramos a llegar a un punto de máximo potencial hacia finales de 2020. No obstante, la reforma depositó su capacidad de recaudo en los impuestos indirectos que afectan mayormente a la demanda de los hogares, que ya venía desacelerándose. En el gráfico se observa que también el crédito de consumo crece a tasas menores, entonces es de esperar que tres puntos porcentuales más de IVA afecten nuestra recuperación.

Después del deterioro introducido por la reforma tributaria, las autoridades económicas centran ahora su esperanza en la política monetaria que en palabras del economista Galbraith no es socialmente neutral pues “favorece firmemente a la clase rentista” mediante los movimientos en las tasas de interés. Mientras el gasto público altera las decisiones de los sectores a los que la inversión privada debe dirigirse y por ende la tasa de ganancia, la política monetaria no precisa mayor inconveniente para la actividad privada y tampoco incide en la distribución de la riqueza, como si lo haría una política fiscal que protegiera el bienestar de los asalariados. Por estas razones los grupos de presión económica inciden mayoritariamente para que se privilegie las acciones de los bancos centrales para regular las economías.

Sobre tal particular, el Banco de la República reconoce el momento de menor demanda, el aumento de precios por cuenta del IVA, y el deterioro del mercado laboral: “La tasa de desempleo muestra una tendencia ascendente para el total nacional y las trece áreas [...] se observó una desaceleración importante en el empleo asalariado, el número de no asalariados aumentó frente a enero”.

Ante la magnitud del problema la decisión de la autoridad monetaria fue disminuir la tasa de intervención en 25 puntos base teniendo siempre presente el cumplimiento de la meta de inflación, y anunciando que vendrán más bajas: “Se han elevado simultáneamente los riesgos de desaceleración excesiva y de persistencia en la inflación, aumentando la incertidumbre sobre el paso al que se deben realizar reducciones adicionales de las tasas de interés”.

Para el pensamiento ortodoxo que domina a los banqueros centrales pensar en tolerar un poco más de inflación a cambio de un nivel más alto de empleo es sencillamente impensable. No hace falta decir que el descenso de tasas tenga algún efecto sobre el ingreso y menos sobre el empleo de las personas y que alivie las fallas de un modelo de producción en declive y con profunda desigualdad social. Esta medida por un lado abarata los costos de fondeo de la banca comercial, que sin duda no se transmitirán al público en general porque los bancos mejoran sus ingresos si dejan inmodificado sus márgenes de intermediación. De otro lado, los tenedores de TES aumentarán su riqueza porque el descenso de la tasa se traduce en aumento de precios de los bonos. Es sorprendente ver como Galbraith tiene razón.

Crecimiento sin equidad

El crecimiento económico de Colombia no es favorable a la clase asalariada. El empleo que genera es de baja calidad y los salarios solo se ajustan con base en las metas de inflación del Banco de la República, que rara vez se cumplen. En la siguiente gráfica se observa que indistintamente de la etapa de crecimiento, en los últimos diez años el país tiene entre el 42 y el 48 por ciento de su población económicamente activa por fuera del sistema de protección social en salud. Además, el 80 por ciento de los pensionados está en niveles de ingreso entre uno y dos salarios mínimos y es muy baja la tasa de quienes logran una pensión. Estos resultados son la consecuencia de una profunda informalidad y un bajo ingreso y capacidad de ahorro de los asalariados.

A pesar de estas condiciones las entidades privadas que manejan el ahorro para pensión, con el fin de capturar mayores recursos para administrar, están presionando para que el Gobierno elimine tarde o temprano el régimen de prima media. Este régimen se basa en la solidaridad generacional y no en el rendimiento financiero de los aportes por lo que hace una cobertura de todo el periodo de vejez. En el régimen de ahorro individual se deja a su propia suerte a quienes no cumplan los montos mínimos para pensionarse o simplemente se racionaliza el ahorro para cubrir hasta donde sea suficiente, sin considerar mayores expectativas de vida.

Las decisiones privadas solo buscan su propio beneficio y su incidencia no es la mejor en términos de equidad y bienestar para las mayorías. Al Gobierno le corresponde usar todas sus herramientas para proteger a la población de las consecuencias de los intereses privados y es través del gasto que puede incidirse directamente en la actividad económica y en las condiciones laborales. Por el momento el Gobierno acude a la austeridad como medida, aunque de ella solo pueda esperarse que extienda más la fase recesiva.

La última reforma tributaria evidencia que el Gobierno también puede usar la política fiscal en contra del bienestar general y del crecimiento económico. El aumento del IVA golpeó fuertemente a las clases populares, y no se hizo mucho por atacar la evasión o por eliminar varios beneficios que abundan en el Estatuto Tributario. En el impoconsumo la evasión se acerca a 2 billones y la deducción plena del IVA en bienes de capital representa 6.4 billones cada año. De otro lado no tiene sentido hacer devoluciones de IVA a productos exportados que no contengan valor agregado como son el carbón, los minerales y el petróleo crudo.

Haber llegado a una situación, como la de Colombia, en la que el 1 por ciento de la población concentra el 20 por ciento del ingreso nacional es el producto de la acumulación histórica de varias decisiones de política económica que no es que estén equivocadas sino que no están bien intencionadas, y que muestran la debilidad de un Estado que cede fácilmente ante las presiones de intereses económicos nacionales e internacionales, y no frente al evidente deterioro de las condiciones sociales.

Recuadro
Para favorecer a los de siempre

La reforma tributaria que entró a operar en 2017 no eleva el recaudo impactando al segmento de mayores ingresos del país sino que contribuye a la sociedad del cansancio introduciendo elementos más desfavorables para la clase trabajadora, entre ellos desde luego está involucrada la quimérica clase media. El hueco fiscal (desbalance entre los ingresos y gastos del gobierno) es de 33.6 billones. Además 2017 es un año electoral en el que se debe engrasar la maquinaria política con mermelada en cada región. De allí que la negociación en el Congreso de la reforma tributaria haya sido un trámite sencillo sin mayor oposición. Ejecutivo y Legislativo pensando la permanencia del status quo perjudicando a un gran número de colombianos.

La estructura tributaria en Colombia es profundamente desigual. Dos personas con niveles de ingresos parecidos deberían ser tratados de la misma manera y dos empresas con similares características en su estructura financiera deberían contribuir con impuestos de manera similar, pero esto no sucede aquí, especialmente a nivel de las empresas, debido a los múltiples beneficios tributarios (zonas francas y contratos de estabilidad jurídica) y a los altos índices de evasión fiscal. El contrabando y la evasión mediante paraísos fiscales hacen que nuestro país deje de recaudar alrededor de 8,8 billones.

En Colombia el 1 por ciento más rico de la población concentra el 20 por ciento del ingreso pero sólo tributa sobre la base del 11 por ciento de sus ingresos, porque el 89 por ciento restante de su riqueza está constituida solamente por dividendos. La concentración accionaria en el país es muy similar a la de la tenencia de la tierra. Un impuesto a los dividendos aumenta el ingreso de la nación removiendo esta inequidad. Esta iniciativa hubiera sido una muestra de gentil cambio de perspectiva de la clase política. La idea fue presentada por la Comisión de Expertos (con una tasa entre el 10% y 15%) pero rechazada por el gobierno debido a la alta presión de Anif y Andi. Anualmente en forma de dividendos hay 28 billones de pesos que se reparten entre empresas (gracias al discurso del estímulo a la inversión, se permite que el negocio de Carlos Slim retire anualmente 2 billones de pesos en remesas sin tributar un solo peso) y solo 4 billones entre personas naturales.

El golpe más violento a la clase trabajadora lo dio el Gobierno con el aumento de 3 puntos porcentuales en el IVA. De un lado restringe dramáticamente su ingreso disponible y por otro lado se profundiza la desaceleración reduciendo la demanda efectiva. El IVA es un impuesto indirecto de fácil recaudo que empieza a generar ingresos al Estado desde el primer mes de aplicación. Con el incremento pasamos a tener la tarifa de la Ocde sin tener los mismos niveles de ingreso ni el mismo gasto e infraestructura en bienes públicos y políticas sociales. Este impuesto se hubiera evitado si se hubieran eliminado las exenciones de IVA que privilegian ante todo a los capitalistas. Por ejemplo la eliminación la deducción plena del IVA en los bienes de capital representaría 6.4 billones cada año. En el comercio internacional se puede exigir por ejemplo no devolver el IVA a productos exportados que no contengan valor agregado como el carbón, los minerales y el petróleo crudo. Evitar realmente la evasión de impuestos como el impoconsumo que representa dos billones de pesos al año.

La idea de impuestos saludables fue una propuesta interesante en la medida que contiene una acción preventiva en la salud pública si el recaudo se dirige de manera especial a gasto en prevención en salud. Pero el lobby de las empresas de gaseosas hizo que se retirara del proyecto de ley con el argumento cínico de que las gaseosas son imprescindibles en el desayuno de las personas más pobres.

El impuesto ambiental que creó el Gobierno no es sino otro impuesto a la gasolina sin ninguna incidencia ambiental porque se cobra sobre el consumo de gasolina y no sobre la emisión. Un impuesto realmente ambiental debe desestimular la emisión de carbono y el uso del automóvil. Por otro lado su recaudo debe destinarse específicamente a proyectos de sostenibilidad, mitigación y adaptación al cambio climático, y no dejarse como un gasto a discreción del Gobierno.

En Colombia el 80 por ciento de los pensionados está en niveles de ingreso entre uno y dos salarios mínimos. Para el porcentaje restante puede establecerse un umbral para que las pensiones altas se graven, un umbral a sugerir son más de 7 salarios mínimos.

La paz se construye con justicia social. En la reforma tributaria que nos deja el último periodo de Santos se refleja que no hay una medida de justicia sino una oportunidad de hacer de la administración del Estado una máquina de negocios tan corrupta que parece imparable. Dentro de las prioridades que tiene la política pública de Santos, redundar en el bienestar general es la última. Esta reforma tributaria es en beneficio de la clase política y de los empresarios y en perjuicio de los trabajadores.

Información adicional
Autor:JAIME VILLAMIL
País:Colombia
Región:Suramérica
Fuente:Periódico desdeabajo Nº235

Periódico desdeabajo Nº235

EQUIPO DESDE ABAJO
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LLAMADO DESDE EMANCIPACIÓN OBRERA para el 1° DE MAYO DE 2024

Suenan sin parar los blasones de la nobleza payanesa, los cánticos traquetos de las mafias del narcotráfico desde Antioquia, pasando por el Valle del Cauca, Santander y el Caribe; los corceles de los hacendados que financiaron ayer y hoy al paramilitarismo en todos los departamentos del centro andino, el Caquetá y las llanuras orientales y la costa Caribe; todos a una se retuercen y lanzan desde sus puercos hocicos llamaradas que amenazan con quemar los sueños de emancipación de la pobrecía y de todos los oprimidos de esta Colombia humillada por siglos , vilipendiada desde siempre por los colonizadores y las oligarquías criolla s que miran con rabia el riesgo de llegar a perder el poder en manos de rebeldes que en juntanza esquiva intentan comprender que ello es posible. Secundarias resultan las contradicciones al interior de la variopinta juntanza que acompaña al Gobierno del Cambio , porque de no ser así, una noche muy oscura se avecina para los sectores populares, y su sangre po

EMANCIPACIÓN N° 934

DESCARGAR Y COMPARTIR EN PDF VISITE BIBLIOTECA EMANCIPACIÓN DESCARGUE 25 LIBROS EN PDF CON CADA ENTREGA HACIENDO CLIC EN CADA TÍTULO ANTES QUE PIERDA EL ENLACE: LIBROS 12451 A 12475 NO OLVIDE DESCOMPRIMIR LOS ARCHIVOS 12451 El Jardín Del Profeta. Khalil Gibrán, Gibrán. Emancipación. Abril 27 de 2024 12452 El Joven Gigante. Hermanos Grimm. Cuento Infantil. Emancipación. Abril 27 de 2024 12453 El Joven Rey. Wilde, Oscar. Cuento Infantil. Emancipación. Abril 27 de 2024 12454 El Judío Internacional. Ford, Henry. Emancipación. Abril 27 de 2024 12455 Juez De Los Divorcios. Entremés. De Cervantes Saavedra, Miguel. Emancipación. Abril 27 de 2024 12456 Sobre La Unidad. Urdiales, Millán. Filosofía. Emancipación. Abril 27 de 2024 12457 La Religión Griega De Gilbert Murray, ¿Una Verdadera Filosofía De La Religión? Varela Álvarez, Violeta. Filosofía. Emancipación. Abril 27 de 2024 12458 La Ciencia Ficción: Los Recuerdos Del Mañana. Pérez Jara, Carlos. Filosofía. Emancipación. Abril 27 de 2

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