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¿HASTA CUÁNDO SEGUIRÁN MURIENDO NIÑOS POR HAMBRE EN COLOMBIA? INS OCULTA CIFRAS PARA TAPAR LA INFAMIA

Muertes infantiles por desnutrición: ocultar las cifras para tapar la infamia 

 Allan Enrique Bolívar Lobato


Continúan muriendo niños de hambre en Colombia, y las cifras antes que aumentar disminuyen. Para el Instituto Nacional de Salud (INS) “solo han muerto este año en Colombia 36 niños por desnutrición”. Los boletines epidemiológicos del INS evidencian que puede estar otorgándose un manejo político a las cifras, mientras siguen sin tomarse las medidas adecuadas para suprimir el flagelo. Crecen las dudas y la indignación sobre la gestión de las instituciones oficiales sobre esta terrible problemática.

El 4 de agosto, César Rodríguez Garavito, director del Centro de Estudios Jurídicos y Sociales Dejusticia, escribió una columna en el Espectador titulada: “Opacando las cifras del hambre” (1), en el que denunciaba tres posibles artilugios implementados por el Instituto Nacional de Salud (INS) para minimizar la gravedad de las cifras de niños muertos por desnutrición o enfermedades asociadas:

1. “Primero, dejó de publicar las muertes por departamento. Cuando llamamos al INS a indagar las razones del cambio, nos encontramos con una réplica sorprendente. “No veo el interés de tener datos departamentales”, dijo la voz del funcionario al otro lado de la línea, “porque deberíamos actuar como país y no como departamentos”.

2. “Un segundo cambio reduce el número de muertes. Antes, las tablas del INS registraban tanto los fallecimientos por hambre como los debidos a enfermedades asociadas a la desnutrición. Era lo correcto porque, como se sabe, las causas inmediatas de la muerte de menores desnutridos son infecciones y otras dolencias a las que están expuestos por su precaria condición. Ahora, las gráficas del INS no incluyen estos últimos casos. La diferencia es enorme: en lo que va corrido del año, mientras que las muertes que probablemente se derivan o están asociadas a la desnutrición llegan a 164, la nueva tabla oficial del INS muestra sólo 25, es decir, solo las que ha confirmado que se deben directamente a la física falta de alimentos”.
3. “El último retoque consiste en dejar en suspenso la confirmación de las causas de los decesos. Los nuevos datos del INS se refieren a “casos probables de muertes por desnutrición en menores de cinco años”. Aunque es entendible que las denuncias no sean registradas inmediatamente como situaciones confirmadas y que los casos sean calificados de “probables”, ni el INS ni el Gobierno tienen procedimientos claros ni plazos fijos para confirmarlos, de manera que pueden dejar en vilo indefinidamente esta información fundamental”.

La respuesta no se hizo esperar y siete días después, la directora del INS Martha Lucía Ospina, escribió una carta a El Espectador (2) para responder a lo que denominó una difamación. Ospina respondió a cada una de las aseveraciones planteadas por Garavito de la siguiente manera:

A. “Efectivamente, el BES no incluye información detallada a ese nivel. Pero, lejos de la afirmación del columnista, esto se debe a que el propósito del boletín es entregar un resumen periódico. Incluir información de cada ente territorial, semana tras semana, daría como resultado un documento desmesurado para el propósito que persigue”.
B. “También afirma el columnista que el boletín no incluye muertes por enfermedades asociadas a desnutrición. En efecto, el INS considera que de publicar los datos sin los respectivos análisis que deben llevar a cabo los departamentos, la información sería meramente especulativa. Cabe preguntarse: ¿no es reprobable e irresponsable en cualquier ámbito, sea académico, periodístico o judicial, publicar información que no ha sido confirmada?”.
C. “Finalmente, el columnista sostiene que el INS deja en “suspenso” la confirmación de las causas de las muertes. Sin embargo, debe aclararse que esta confirmación no es una competencia del INS, sino de los departamentos, como lo establece el Decreto 3518 de 2006”.

Posiciones encontradas. Los argumentos del periodista y la directora del INS exhiben una profunda contradicción entre percepciones, respecto a la labor investigativa, y de divulgación de la entidad, controversia en la que resulta difícil avanzar si no se apela al objeto mismo de la disputa: a los Boletines Epidemiológicos Semanales publicados por el INS.

Los boletines y las cifras de muertes infantiles por desnutrición

Evitando tomar prematuro partido a favor de los argumentos particulares, proponemos un ejercicio de comparación entre los Boletines Epidemiológicos No. 20 (15 – 21 de mayo) y No. 36 (4 – 10 de septiembre).

Mortalidad por y asociada a desnutrición

Boletín Epidemiológico No. 20 Boletín Epidemiológico No. 36

En la semana epidemiológica 20 de 2016, se notificaron cinco muertes en menores de cinco años por diferentes patologías, que registran desnutrición como uno de los diagnósticos; estos casos se registran como casos probables de muertes por y asociadas a desnutrición y se encuentran en análisis para definir la causa de muerte; dos casos son de esta semana y tres de semanas epidemiológicas anteriores notificadas tardíamente; en la semana epidemiológica 20 de 2015 se notificaron ocho muertes. Semanalmente el número de casos registrados se revisa debido a la notificación tardía del evento, a ajustes y a depuración por calidad del dato (ver gráfica 61). En la semana epidemiológica 36 de 2016, se notificaron al Sivigila siete casos de muertes probables por y asociadas a desnutrición en menores de cinco años, cuatro de esta semana y tres de semanas anteriores notificados de manera tardía; un caso corresponde a muerte probable por desnutrición y seis casos a muertes por diferentes patologías que registran desnutrición como uno de los diagnósticos. En la semana epidemiológica 36 de 2015 se notificaron seis casos. A la fecha se encuentran en estudio en el Sivigila 198 casos probables de muertes por y asociadas a desnutrición, para su clasificación final y para definir la causa de muerte (Gráfica 71).



Tanto los enunciados como las gráficas presentadas de los boletines epidemiológicos No. 20 y No. 36 son plenamente comparativos. Hasta este punto no puede registrarse ninguna diferencia significativa en el manejo y la presentación de los datos. Se observa que hay una alteración en la escala de las gráficas 61 y 71 (eje y), pero el comportamiento semanal de las muertes por o asociadas a la desnutrición es similar en ambas ilustraciones. Si se compara el comportamiento de las barras rojas (año 2016) y la línea gris (2015) puede fácilmente concluirse que el desenvolvimiento del fenómeno entre años es casi el mismo, es decir, poco han servido de registro hasta la semana 36 las medidas tomadas por el Gobierno para disminuir la incidencia de este flagelo que atenta contra la vida de los niños en todo el país.

La situación no es la misma para las tablas que cuantifican la existencia del fenómeno:


La tabla 69 del Boletín Epidemiológico No. 20 pondera los casos de muertes “por o asociadas a la desnutrición” en menores de cinco años para cada departamento. La tabla 76 del Boletín Epidemiológico No. 36 solo cuenta las “muertes probables por desnutrición”, es decir, no registra las muertes asociadas a la desnutrición con lo que suprime de esta forma un número importante de casos que determinan que en el mes de septiembre del 2016 el total de los casos registrados por el Boletín sean “apenas” de 36 mientras en el mes de mayo del mismo año equivalían a 92. ¿Qué se hicieron los restantes 56 casos de niños muertos por desnutrición? Una inquietud difícil de responder.

Sí se asume como valido el argumento de la directora del INS: “[...] el INS considera que de publicar los datos sin los respectivos análisis que deben llevar a cabo los departamentos, la información sería meramente especulativa [...]”, entonces el INS estaría reconociendo públicamente a través de su Directora que al menos hasta el Boletín Epidemiológico No. 20 estuvieron “especulando” al publicar las cifras de las posibles muertes asociadas a la desnutrición por departamentos en el país. Hoy, que “no están especulando”, se ilustra (para poner un ejemplo particular) una situación bastante halagüeña para el departamento de la Guajira (que “solo” tiene 8 muertes probables por desnutrición en lo corrido del año, una cifra bastante irresponsable considerando la cantidad de niños que han perecido allí por cuenta de la desnutrición (Ver: Hambre y desnutrición continúan matando niños en Colombia https://www.desdeabajo.info/colombia/item/29066-hambre-y-desnutricion-continuan-matando-ninos-en-colombia.html). Además, vale la pena resaltar que en la tabla 76 desaparecen las cuantificaciones de un número importante de departamentos y municipios, cuando ante lo sensible y oprobioso del flagelo debieron justamente incrementar.

De difícil comprensión la lógica del manejo de datos del INS.


La tabla 77 del Boletín Epidemiológico No. 36 (4–10 de septiembre), deriva de los datos cuantificados en la Tabla 76 del mismo boletín. Esta tabla solo cuantifica 25 posibles casos de muertes por desnutrición para menores de cinco años, que pertenecen a los indígenas; la Tabla 70 del Boletín Epidemiológico No. 20 (15–21 de mayo) cuantifica para este mismo grupo étnico la suma de 49 casos de muertes por desnutrición o causas asociadas a ella, una cantidad bastante superior considerando que la tabla se construyó cuatro meses antes. ¿A más meses menos casos?

Restringir el dominio de una variable para disminuir su incidencia

Para despejar el interrogante. La operación efectuada por el INS es clara: han restringido el dominio de la variable “muertes infantiles por y asociadas a la desnutrición” a “muertes por (probables) desnutrición”, con lo que han ahorrado sendas cifras de incidencias de un infame fenómeno que tiene los mismos orígenes: el hambre, la carencia de alimentos para niños. ¿Manipulación? Es la máxima autoridad de salud del país la que se otorga la licencia de ignorar, en este tipo de boletines epidemiológicos, los casos de cientos de niños que perecen por infecciones intestinales, casos de influenza o cualquier otro tipo de enfermedades de menor gravedad, capaces de llevarlos a la muerte por que están desnutridos. Es decir, por que padecen hambre.

La diferencia abismal entre las cifras develan una clara intención, la de hacer que el fenómeno sea menos dramático en términos estadísticos. Los argumentos esgrimidos por la directora del INS son inconsistentes en la medida en que no expresan una posición coherente de la política de divulgación del INS. ¿Cuáles son los factores que determinaron que se restringiera el dominio a la variable mencionada? ¿Por qué antes que ampliar el seguimiento territorial de las muertes infantiles por desnutrición se redujo, máxime cuando existen las herramientas tecnológicas para desarrollar mapas digitales que agreguen los datos de una manera altamente eficiente? ¿Por qué el INS antes que lavarse las manos, endilgando responsabilidades a los entes territoriales, no indaga si acaso en los departamentos se están llevando a cabo las respectivas confirmaciones de muertes por desnutrición?

Lo polémico del tema, las difíciles realidades que oculta, así como las implicaciones que para el Estado colombiano tiene que sigan muriendo cientos (quizás miles) de niños al año por desnutrición o por causas asociadas, hace de ello un tema políticamente incorrecto que es necesario ocultar antes que enfrentar. Lo más delicado del asunto es que estas evidentes subvaloraciones impiden desarrollar las estrategias adecuadas de intervención y seguimiento para poner fin a un flagelo al que el país parece estar acostumbrado.

Aunque hoy también pudieron morir niños por desnutrición en cualquier parte del país, o por causas relacionadas con ella, sus decesos no aparecerán registrados en el Próximo Boletín epidemiológico del INS; tampoco es claro si serán confirmadas por las entidades territoriales. Llegarán a sus tumbas y sus muertes serán ignoradas, subvaloradas, ocultadas, pues reconocerlas implicaría asumir muchas de las causas del hambre que no están en discusión, garantizando con ello el ocultamiento de muchos rostros de los responsables de esta dolorosa realidad, funcionarios que les conviene permanecer ocultos, pero garantizando también que en el país no tome cuerpo la necesaria discusión sobre la concentración de la riqueza, la verdadera culpable de la existencia y pervivencia de la pobreza y de la miseria..

¿Hasta cuándo seguirán muriendo niños por hambre en Colombia?
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http://www.desdeabajo.info/colombia/item/29763-muertes-infantiles-por-desnutricion-ocultar-las-cifras-para-tapar-la-infamia.html

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