Marmato vive y resiste
Darío Arenas Villegas
La Patria
Con más de 5 siglos de historia, Marmato se ha convertido en una población emblemática para el país. Sin embargo, su aporte a la independencia del imperio español y la relevancia que ha tenido en el desarrollo minero de Colombia, no son elementos de importancia para los gobernantes ni para las compañías foráneas que han pretendido acabar este municipio desde hace décadas.
Un sinfín de leyes generosas con las multinacionales, los amplios beneficios tributarios otorgados por los gobiernos de Uribe y Santos a la inversión extranjera y el alto precio de los minerales preciosos en los últimos años, propiciaron el interés de múltiples compañías por el oro marmateño, estimado en 12 millones de onzas. Las canadienses Corona Golfie, Colombia Goldfields, Medoro Resources y Gran Colombia Gold han llegado a Marmato durante las últimas dos décadas planteando proyectos de minería a cielo abierto, los cuales implicarían trasladar a toda la población y acabar con la pequeña minería que ha sido el sustento de sus pobladores por más de 500 años.
La alianza entre el gobierno nacional y las empresas mineras extranjeras ha generado múltiples conflictos y un ambiente de tensión en los últimos años. La respuesta de la población ha sido valerosa: la movilización nacional por la defensa de Marmato que reunió a más de 5.000 personas en 2011, múltiples paros, actos de protesta, foros, documentos y aportes artísticos como el documental de Mark Grieco que se exhibe en salas de cine de todo el mundo, han logrado frenar las intenciones de arrasar con el pueblo. La unidad de acción entre múltiples organizaciones y líderes como el exalcalde Yamil Amar, el presidente de la asociación de Mineros Tradicionales de Marmato, Mario Tangarife y el dirigente social Óscar Gutiérrez, también han sido decisivos en este objetivo.
Las declaraciones de Lombardo Paredes, director ejecutivo de la Gran Colombia Gold, en las que expresa que "la idea que hubo en el pasado de hacer una operación a cielo abierto, se hace cada vez más complicada en Colombia [ya que] es difícil armonizar con las comunidades y las instituciones ambientales" (Caracol Radio, 21 de diciembre de 2014), significan un avance de gran importancia para los habitantes de Marmato y los defensores del interés nacional, ya que se reconoce por primera vez por parte de los directivos de la empresa que el impacto social y ambiental de este tipo de minería es lesivo.
Pese a esto los marmateños no deben bajar la guardia. La falta de socios estratégicos de la Gran Colombia Gold para llevar a cabo un costoso proyecto de minería a cielo abierto en los que la empresa no tiene experiencia alguna, la disminución del precio del oro, que ha tenido una caída de 700 dólares en los últimos 3 años, y el bajo costo de las acciones de la compañía, que pasaron de 54 dólares en 2010 a 5 centavos de dólar en la actualidad, son factores que pueden haber propiciado el giro de la compañía, que seguramente no abandona el proyecto por razones humanitarias ni por altruismo corporativo.
Marmato es un pueblo digno de imitar por los dirigentes y por los colombianos en general: no ha claudicado ante las presiones de los gobiernos ni se ha dejado deslumbrar por las promesas de los negociantes extranjeros. Gracias a la movilización y al valor de sus habitantes, es un pueblo que vive y resiste con dignidad. Las letras de la poetisa local Custodia Ortiz sintetizan el sentimiento de sus pobladores: "Cómo me enfada saber/ que detrás de un escritorio/ y sin saber lo que realmente pasa/ decretan a kilómetros de distancia/ la venta de nuestra bella patria."
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