Elecciones en Brasil: ¿Dilma Rousseff candidata de los pobres o de las transnacionales?
Luis Arce Borja
ARGENPRESS.info
Brasil, de la misma forma que durante el mundial de futbol, vive ahora su carnaval electoral. Son tres los candidatos favoritos para las elecciones del domingo 5 de octubre. Ellos han desempolvado sus mejores discursos electorales. Dilma Ruosseff del PT que ambiciona seguir en la presidencia, Aécio Neves del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), y la evangelista y ex militante del PT Marina Silva del Partido Socialista Brasileño (PSB).
En esta nota nos interesa de sobremanera el caso de Dilma Rousseff en tanto ella, de la misma forma que en el 2011, se presenta como representante de las clases populares, y su discurso electoral, se dirige a conquistas al electorado pobre de Brasil. ¿Es ella la candidata del pueblo y de los pobres?
¿Qué dicen los pobres de Dilma Rousseff?
Para la revista de Brasil “A nova democracia” (septiembre 2014), que recoge la opinión de diferentes organizaciones populares de este país, Dilma Rousseff y las elecciones son montajes tramposos que no expresan los sentimientos democráticos ni los intereses de los pobres de Brasil. Esta organización convoca a boicotear estas elecciones y para ello ha organizado un “Comité de Lucha contra la Farsa Electoral”.
¿Qué ha ganado el pueblo con Lula y Dilma Rousseff?
Han transcurridos 11 años del gobierno administrado por el Partido de los Trabajadores (PT). Se turnaron en la presidencia Lula y Dilma Rousseff, pero la catastrófica situación social de este país se ha agravado aún peor. Brasil es actualmente uno de los países del mundo con mayor desigualdad social. Su sistema educativo está a nivel de los países más pobres del mundo. Como reconocen los analistas locales, Brasil no es un país pobre, “pero sí un país con muchos pobres”.
Según la información oficial entregada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) el censo de 2010 mostró que los ciudadanos en extrema pobreza sumaban cerca de 17 millones. Estas personas percibían como ingreso diario un dólar 43 céntimos (1.43) o 43 dólares al mes. Esta situación es mucho más grave ahora en el 2014. Según el estudio de Wagner Kamakura, de la Rice University y José Affonso Mazzon, de la Universidad de Sao Paulo en Brasil la pobreza extrema azota a 22 millones de personas. Una de las últimas perlas de la presidenta Rousseff, fue dejar sin hogar y echar a la calle a cerca de 170 mil personas para apropiarse de sus terrenos y entregarlos a los empresarios privados en el último mundial de futbol.
A este cuadro dramático hay que agregar 70 millones de brasileros que sobreviven en la línea de pobreza. Como lo señala una reciente publicación la pirámide socioeconómica de Brasil, es cada vez más injusta. Los ricos siguen aumentado sus riquezas y los pobres son más pobres. Para el sociólogo Jessé de Souza, más de 70 millones de brasileros ( 30% de la población) de este país son pobres y están excluidos de la educación y otros beneficios sociales que los convierte en blancos del injusto sistema social y económico impuesto, primero por Lula y después por Dilma Rousseff. A estos hay que agregar que el 30% de los jóvenes de este país, son pobres y de estos el 10% no trabaja ni estudia. (Wagner Kamakura, de la Rice University y José Affonso Mazzon, de la Universidad de Sao Paulo, 2013)
La corrupción y el PT
Pero el flagelo en Brasil no solo es el hambre y la miseria de la población. Es también la corrupción en el gobierno, el parlamento y las instituciones del Estado. Este país es considerado uno de los más corruptos de América Latina y del mundo. Un reciente informe (octubre 2014) de la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp), informa que en Brasil cada año se pierde unos 20.000 millones de dólares por la corrupción. El 2012, el Supremo Tribunal Federal condenó a varios jefes del partido de Lula y de Dilma Rousseff. Fueron encontrados culpables de entregar grandes sumas de dinero a parlamentarios de partidos aliados para que apoyen con su voto las políticas oficialistas. Recientemente (septiembre 2014) se hizo público que durante el periodo que Dilma Rousseff presidió la petrolera Petrobras el exdirector de esta empresa paraestatal Paulo Roberto Costa, hombre de confianza de la actual presidenta, recibió 23 millones de dólares para adjudicar contratos.
Brasil, a causa de la pobreza y sobre todo a la desigualdad social, es uno de los países con más criminalidad del mundo. Según el informe de Luiz Eduardo Soares y Miriam Guindani, cerca de 45.000 personas mueren en Brasil cada año como consecuencia de crímenes intencionales («dolosos», en el lenguaje del derecho penal). Casi el 80% de esos crímenes se lleva a cabo con armas de fuego”. Los mismos autores anotan que la mayoría de estas víctimas de la violencia “son en su gran mayoría, pobres y negros”. Hay dicen ellos, una “asociación entre vulnerabilidad y desigualdad”.
Pero todas las muertes por violencia no provienen de la delincuencia. El Estado a través de la policía y el ejército son responsables de miles de asesinatos. Brasil es un Estado militarizado donde se criminaliza la protesta social y las luchas populares. Sin contar las fuerzas armadas, hay unos 550.000 policías y cerca de 1.800.000 profesionales de seguridad privada que actúan bajo las mismas reglas que los bandas de paramilitares. Brasil es una cárcel gigantesca, y en la actualidad tiene 350 mil presos y su crecimiento es mayor cada año. Si en 1995, había solamente 150 mil encarcelados, dicen Luiz Eduardo Soares y Miriam Guindani, ahora la suma se ha duplicado.
De acuerdo al informe de Luiz Eduardo Soares y Miriam Guindani, el Estado y el gobierno tienen una “responsabilidad aún mayor y más directa en el proceso de victimización de los más vulnerables: las policías, el sistema penitenciario y el sistema socioeducativo destinado a los infractores menores de 18 años son perpetradores sistemáticos de violaciones de derechos, de brutalidades y crímenes letales”. Para tener una idea dicen ellos, solo entre el 2003 y el primer semestre del 2006, la policía asesinó a 3,786 personas, la mayoría de ellos fueron jóvenes negros que habitaban en las favelas. Además, el 65% de las víctimas, dicen estos analistas, “mostraban signos inequívocos de ejecución. (Luiz Eduardo Soares /Miriam Guindani Revista Nueva Sociedad, marzo-abril 2007).
Brasil, paraíso de las transnacionales
Brasil acumula las peores lacras de una sociedad basada en la propiedad privada y en poder de ricos y trasnacionales. Mientras los pobres en Brasil siguen viviendo en medio del drama del hambre, la pobreza y la represión impuesta por el gobierno de Dilma Rousseff, las transnacionales siguen aumentando su poder y sus beneficios. Entre las transnacionales beneficiadas con la política de derecha del actual gobierno hay que mencionar a la Texaco, Shell, Mc Donands, Microsoft, Ford, Volkswagen, Chevrolet, Crisley, micro soft, Intel, Tim, Brasil telecom. pepsi cola, Red Bull, Coca cola, y otras
Por ejemplo, en octubre del 2013, Dilma Rousseff entrego a través de Petrobras, la mayor reserva de petróleo de este país (Campo Libra) a las transnacionales la Shell, Total y las empresas chinas CNPC y CNOOC. En este gigantesco negocio las multinacionales se beneficiaran de 12 mil millones de barriles de petróleo de reservas. (Petrobas retiene el 40%, las transnacionales occidentales y chinas detentan el 60% de las riquezas petroleras.
La presidenta de Brasil, ahora aliada de las transnacionales ha sido declarada traidora por las organizaciones sindicales y populares que habían votado por ella el año 2011 y que tuvieron ilusiones que esta mujer del PT, defendiera los intereses y riquezas de este país. En el sector agrario, la transnacional americana Monsanto ha sido beneficiada por la administración de Lula y la actual presidenta. Esta transnacional se ha apropiado ilegalmente (con el apoyo del gobierno) “del 2% del monto de la venta de su cosecha anual. Desde la cosecha de 2003-2004, Monsanto ha exigido a los productores el pago del 2% de la venta de su soja certificada en concepto de propiedad intelectual sobre las semillas, argumentan los representantes del agro”.
Para finalizar hay que coincidir con las organizaciones populares de Brasil que rechazan el carnaval electoral. No votar y boicotear las elecciones, es mejor que ser estafados una vez más. Como explica la revista “A Nova Democracia”, uno “de los folletos distribuidos por los opositores a las elecciones es contundente. El Texto dice: “las elecciones no es el medio para cambia la sociedad y que elección tras elección, las personas se ven obligadas a "elegir" quién será el títere de los empresarios y terratenientes por cuatro años más. Independientemente de quién gane el circo electoral, debemos prepararnos para más lucha contra la criminalización de los movimientos populares y no tener ilusiones en el Estado y sus gobiernos respectivos. Hemos pasado los años de Cardoso y ahora ya tenemos más de diez años en el gobierno del PT. Desde entonces, el terrorismo de Estado ha continuado y aumentado visiblemente, especialmente contra los combatientes del pueblo. Estamos hoy aquí para expresar nuestro repudio a esta falsa democracia que hoy en día, continúa reprimiendo a la gente pobre”. ((ABAJO LA FARSA ELECTORAL. Rafael Gomes Penelas. Revista “A Nova Democracia”, setiembre 2014).
http://www.argenpress.info/2014/10/elecciones-en-brasil-dilma-rousseff.html