Altos costos sociales, económicos y fiscales hacen del Plan de Desarrollo de Bogotá una “quimera”: Polo Democrático
Como una “quimera” calificaron la exalcaldesa Clara López Obregón y el excandidato a la Alcaldía de la capital, Aurelio Suárez Montoya el Plan de Desarrollo Bogotá Humana presentado a consideración del Concejo Distrital por el burgomaestre Gustavo Petro.
López Obregón y Suárez Montoya expusieron en detalle durante una rueda de prensa un concienzudo estudio en el que el Polo Democrático Alternativo hace una serie de glosas al mencionado Plan de Desarrollo.
Serias observaciones en materia social, infraestructura y finanzas hicieron los dos dirigentes del Polo a la carta de navegación de la administración Petro para la capital de la república en los próximos cuatro años.
En lo social, explicaron, el Plan no avanza en programas para profundizar “el modelo de ciudad incluyente y de derechos que se venía consolidando”, como en el caso de la educación gratuita y de calidad, la salud para los excluidos y el acceso a los alimentos de los más vulnerables, “lo que a la postre podría causar graves retrocesos en materias claves para el desarrollo”.
En infraestructura, “se relegan proyectos estratégicos, como el Metro, y se remplazan por propuestas sin el debido fundamento técnico, sin metas claras, ni instrumentos de política consistentes que las puedan implementar debidamente.
Respecto a la sostenibilidad de las finanzas, López Obregón y Suárez Montoya llaman la atención por la sobredimensión del valor gasto del Plan de Desarrollo “unido a la incertidumbre de sus fuentes de financiamiento, que incluyen un significativo aumento de los tributos, exagerado endeudamiento, transferencias de la Nación no confirmadas y aportes privados no detallados en su proveniencia ni objeto”. De no modificarse, advirtieron, “podría llevar a la ciudad a perder la sostenibilidad de sus finanzas públicas.
En efecto, en pesos constantes el Plan del gobierno de Petro vale $61,1 billones, un 26% más que el anterior de 2008-2012, cuyo valor fue de $38 billones pero, actualizado a pesos 2012, equivale a $45 billones. Desde una óptica financiera, resulta sobredimensionado para la sostenibilidad de las finanzas de la ciudad y la capacidad tributaria de sus habitantes. Está organizado en tres ejes, con 33 programas, que cubren 126 proyectos; por tratarse, en algunos casos, de iniciativas ocurridas a la sazón, sólo 33 de las 75 metas de impacto identificadas tienen líneas de base de partida, lo que significa que menos del 50% del plan será evaluable en términos de impactos cuando culmine el cuatrienio.
No se construye sobre lo construido
También señalan los dirigentes del Polo Democrático que otro de los lunares del Plan es que “se desecha mucho de lo construido antes del primero de enero de 2012. Descartando planes en curso como el Maestro de Movilidad, programas sectoriales o políticas poblacionales o estudios calificados como el Plan Decenal de Descontaminación del Aire y el Plan Decenal de Aguas; el Plan de Desarrollo se empeña en hacerlo todo de nuevo y al tiempo, sin que puedan evidenciarse ni los conceptos ni los métodos para lograrlo. Esto explica en buena medida su alto costo y sobredimensionamiento que no permite establecer con claridad cuales son las verdaderas prioridades, pues desde ahora se puede apreciar con claridad que no hay recursos para todo lo planteado”.
Se prioriza el Tranvía y se relega el Metro
En materia de movilidad, el gobierno del alcalde Petro da prioridad a dos tranvías, en 44 kilómetros, “que es un modo complementario en un esquema intermodal, sin que estén soportados todavía en ningún estudio, y se deja en segundo plano al Metro del cual a lo sumo se proyecta construir sólo 5 kilómetros, lo que permite colocarlo en el plan sin tener la intención de construirlo, pues dicha extensión no tiene factibilidad dentro del proyecto que ya se encuentra viabilizado y al que le resta tan sólo una firma para su implementación inmediata”.
Al reivindicar los esfuerzos hechos por el gobierno del Polo Democrático en beneficio de la ejecución del Metro para la capital colombiana, López Obregón y Suárez Montoya explicaron pormenorizadamente la imperiosa necesidad de concretar esta megaobra.
“Todas las experiencias mundiales, para ciudades como Bogotá, con demanda creciente, resaltan el Metro como el medio urbano de transporte masivo de más alta velocidad, sin intersecciones, que logra desplazar a diario el mayor número de pasajeros, en particular en las horas pico, al menor costo marginal. América Latina, en muchas de sus ciudades, da ejemplo: “Un sitio de prodigios” o “el puente urbano sin el cual la ciudad se ahoga”, así calificó Carlos Monsiváis, el cronista mexicano al del DF, y “la biblioteca más grande de París”, denominó Michèle Petit al de la capital francesa. Quito, una ciudad de una cuarta parte del tamaño de Bogotá, inicia este año la construcción de su Metro, mientras que Bogotá, junto con Dacca (Bangladesh) y Lagos (Nigeria), comparte el dudoso honor de ser las únicas ciudades del mundo con poblaciones de entre 6 y 8 millones de habitantes que no han podido implementar esa solución de transporte verdaderamente masivo”.
Por ello, subrayaron, “no es coherente, ni contribuye a la disminución de la segregación social, desviar los recursos del Metro para el Tranvía, en especial el que se propone por la carrera séptima hacia el norte, que resultará más costoso que el sistema de buses proyectado y movilizará el mismo número de pasajeros. Relegar la primera línea del Metro -única solución estructural al corredor vial con más alta demanda de viajes- por un Tranvía, no es aconsejable, como tampoco justificar esa decisión en el mayor tiempo de construcción que demanda el Metro, como eje de la movilidad. Adicionalmente, debe evaluarse el impacto sobre el Sistema Integrado de Transporte Público (SITP), cuya infraestructura está próxima a terminarse y tendría que ser nuevamente intervenida y los contratos de operación suscritos, renegociados”.
Riesgo de insostenibilidad financiera
En lo relacionado con la proyección financiera del Distrito, el análisis del Polo Democrático señala que con base en la evolución del presupuesto anual de ingresos y gastos, 2012-2016, el Distrito cuenta con $5,7 billones para inversión adicional en los próximos cuatro años. Esto exige conseguir $19 billones adicionales para suplir los $24 billones que, en pesos de 2012, son adicionales a la recurrencia en el Plan Bogotá Humana.
De aprobarse el cupo de endeudamiento solicitado, subrayan López Obregón y Suárez Montoya, “las finanzas del Distrito se tornarían insostenibles, con lo que la ciudad perdería su calificación AAA y su grado de inversión. Para abrirle paso a este elevado endeudamiento se propone el incremento y la implantación de todos los tributos y contribuciones, lo que significaría imponer para los próximos cuatro años una carga adicional total a los bogotanos por $4,5 billones a pesos de 2012, sin que con ello alcance para garantizar la sostenibilidad fiscal del Distrito. En efecto, las nuevas inversiones conllevan nuevo gasto recurrente que debe, al lado del servicio de la deuda, ser cubierto con los ingresos corrientes, que no crecen al alto ritmo del gasto que se propone”.
“Las nuevas cargas impositivas representan un promedio por cada habitante, para una población total de 7,5 millones de personas, de $600 mil o de cerca de $2 millones por hogar. Equivalen a cerca del triple del ingreso mensual por persona, de $245 mil, del grupo de menores ingresos y a un 60% del ingreso promedio al mes de cada bogotano”. Esto es, el Plan de Desarrollo “propone entregarle a la administración de Petro el equivalente a 18 días de ingreso adicional por habitante en el próximo cuatrienio para nuevas inversiones cuyo gasto se vuelve recurrente”.
Por ello, los dirigentes del Polo sostienen que es necesario un ejercicio que indague si el tope límite que acepta la población en cuanto a la carga impositiva, haría factible el recaudo proyectado, más aún cuando hay antecedentes de caída en la recolección de la primera fase de la valorización por ese motivo.
Entre las diversas recomendaciones que hace el análisis del Polo Democrático se plantea la necesidad de redimensionar el Plan de Desarrollo de la administración del alcalde Petro antes de su aprobación en el Concejo para que se ajuste a las disponibilidades financieras de la ciudad y priorizar, con las limitaciones de recursos, los programas y proyectos realizables, atendiendo las restricciones del marco fiscal de mediano plazo. “En caso contrario, el redimensionamiento quedará para la discusión de los presupuestos anuales en detrimento del conocimiento ciudadano de los derroteros y metas de ciudad para el cuatrienio”.