Felices pensiones
Francisco Torres
Hay una costumbre inveterada de la oligarquía de este país: recibir el año nuevo con costosas fiestas en clubes de postín; mensajes televisados con presidente a bordo, sonriendo como padre amantísimo de sus gobernados; y una cascada de alzas, medidas y anuncios, que en puridad de verdad deberían despertar a Colombia del guayabo generalizado en que se encuentra, no sólo por el trago ingerido sino por el veneno letal del chirrinche de las mentiras oficiales.
Más allá de las consabidas alzas de los combustibles, los peajes y los pasajes, los villancicos son remplazados –este año como en otros anteriores- por la cantinela de la “necesidad” de una nueva reforma pensional, para ser presentada el segundo semestre, tal como acaba de señalarlo el recién posesionado Vice Ministro de Empleo y Pensiones, que de entrada puso sobre la mesa el aumento de la edad para pensionarse y el marchitamiento del régimen de prima media, o sea, la paulatina destrucción del Seguro Social, negándole a los jóvenes la posibilidad de tener una pensión; lo que coincide –qué tal la increíble coincidencia- con lo planteado por Sergio Clavijo, de la ANIF (de los pobrecitos bancos): 5 años más de edad para jubilarse, marchitar el SEGURO y reducir las mesadas.
Desde el año pasado se ha venido vendiendo la reforma. El presidente Santos alzó la voz contra “las escandalosas pensiones de la rama judicial” como estrategia para tender una cortina de humo sobre sus verdaderos propósitos: darle un nuevo zarpazo a las pensiones de los trabajadores colombianos, que en su mayoría –de la minoría que se puede pensionar- apenas puede aspirar a un salario mínimo.
En el Plan de Desarrollo, Santos intentó aumentar de 1.150 a 1.300 las semanas cotizadas para tener derecho a la pensión mínima –el salario mínimo-, encubierta manera de aumentar la edad de pensión o disminuir el monto.
Como la plata de las pensiones manejada por los Fondos Privados se puede evaporar en razón a que se usa para la especulación en acciones, títulos y otros valores, el año que acaba de pasar se obligó a los trabajadores afiliados a escoger entre dos portafolios, de manera que si tienes pérdidas, se les pueda contestar que ellos fueron los que escogieron. De malas.
Reconoció en artículo en PORTAFOLIO, el Doctor Junguito, presidente de FASECOLDA, que:
“muchos afiliados a los fondos de pensiones no contarán con el capital mínimo para acceder a una pensión, por lo que solo recibirán la devolución de los saldos de sus cuentas individuales”.
Tremenda revelación causada por la ira que le ha causado a él y a sus representados –las aseguradoras que se vienen dando un banquete de sibaritas con el ahorro pensional-, el alza del salario mínimo pactada por las centrales obreras con el gobierno y los empresarios. Y corona su admonición con estas espantosas cuentas:
“un hombre de 62 años que ha acumulado capital de 140 millones de pesos, hasta hoy necesarios para garantizar un renta vitalicia de pensión mínima y contaba con pensionarse en el 2012 tendrá que posponer su decisión y acumular cerca de 9 millones de pesos adicionales para obtener una pensión con el nuevo salario mínimo o pedir la devolución de sus aportes y retirarse sin pensión”.
Como será de malo para los trabajadores el sistema privado de pensiones –de ahorro individual programado, como ampulosamente se llama- que hasta el alza de los salarios empeora su situación. Y eso lo asegura la misma FASECOLDA, para que no le quede duda a nadie. Por ello 171.000 afiliados a los Fondos de pensiones se pasaron al SEGURO, cuando sólo 78.000 lo hicieron en sentido contrario en el 2010. (El TIEMPO, febrero 11 de 2011).
El presidente Santos, en santa alianza con los bancos y aseguradoras, y con la cubierta protectora de las salidas “populares” de su co-equipero Angelino, ha acuñado un insolente razonamiento:
Como la mayoría de los colombianos no alcanzan una pensión Elevemos los requisitos Para que no se pensione ninguno
Con ello las aseguradoras se quedarán paulatinamente con los ahorros de todos los trabajadores para especular a su antojo, y se reducirá gradualmente la proporción del presupuesto destinado a la seguridad social para redirigirlo hacia el pago de los intereses de la banca internacional. No sobra apuntar, en ese contexto, que el régimen pensional de los maestros colombianos estará en la mira de los reformadores.
Pero esa podrida mercancía no será aceptada como buena por la inmensa mayoría de los colombianos, quienes continuarán acrecentando las movilizaciones populares en defensa de su bienestar y del de Colombia.