DOSSIER:
Uno, traición y patraña; el otro, lealtad y firmeza
Por Aurelio Suárez Montoya
“Santos y mi persona”, así se refiere Angelino Garzón al binomio que forman. Ambos pertenecieron a los “conspis” que Myles Frechette orquestó en los años noventa; fueron miembros del gabinete de Pastrana, que aprobó el Plan Colombia y el primer acuerdo con el FMI; y estuvieron en la nómina de Uribe, uno como ministro de Defensa y el otro como representante ante la ONU en Ginebra.
Garzón no ha pertenecido al Polo y fue gobernador del Valle con aval prestado y el apoyo del cacicazgo, y por sus retozos sindicalistas de otrora se le muestra como “de izquierda”, “social”. Sabe que con esta pantomima auxilia a las clases dominantes cuando éstas deciden recurrir, de cuando en vez, al engaño antes que al garrote.
Siendo gobernador, durante el régimen uribista, valido de simulado tinte socialista, fue a Estados Unidos a dar falso testimonio sobre el bienestar del país y la vigencia de los derechos laborales, para incidir en pro del TLC. Un número similar presentó ante la OIT como diplomático de la Seguridad Democrática.
Como vicepresidente de Santos volvió a lo mismo, pero añadiendo perversos ingredientes, como afirmar, para arrinconar a quienes allá se oponen al Tratado, que ese país “es en el momento quien más gana con el TLC”; que “los exportadores agrícolas norteamericanos han dejado de exportar 800 millones de dólares” y que “se afectarán nuevos sectores sociales de las empresas que hacen negocios con Colombia”. Si algunos creen que Santos traicionaría su clase, en el caso de Angelino no hay duda que hace rato lo viene haciendo.
Mientras Angelino cometía estas alevosías, el movimiento sindical y democrático de Colombia izaba a media asta sus banderas por la muerte de Raúl Arroyave. Desde los setentas, en las filas del magisterio de Antioquia y del Cesar, se convirtió en uno de los más notables paladines de los derechos de los trabajadores colombianos. Por su calificada actividad llegó al Comité Directivo de Fecode y fueron especialmente firmes sus intervenciones en el Senado y la Cámara contra el Acto Legislativo 012 de 2001, presentado por el entonces ministro Santos, para recortar a municipios y departamentos las transferencias presupuestales para salud y educación
Recientemente, como directivo nacional de la CUT, explicó en varios países las perversidades del libre comercio con Norteamérica, con Canadá y con Europa. Arroyave hizo coincidir sus actos con sus palabras, en especial en la contienda por una Colombia soberana y democrática y por ello murió envuelto en la bandera del Polo donde militó con entereza. La diferencia entre Arroyave y Angelino es la que hay entre coherencia y patraña, entre tenacidad y traición, entre ser o no ser.
¡SE NOS FUE RAÚL ARROYAVE!
Por Rodrigo López Oviedo
Nos referimos a Raúl Arroyave Arango, un dirigente que, a base de tesón y disciplina, y de fidelidad a sus principios, supo ganarse el corazón de los trabajadores y orientarlos en la defensa de sus intereses desde la trinchera sindical. Un abnegado combatiente que desde siempre estuvo buscando caminos que condujeran a la unidad de las mayorías, pues consideraba que solo sobre la base de la unidad podría alcanzarse la emancipación nacional, la democracia, la superación del atraso y la conquista de las más caras reivindicaciones populares. Raúl Arroyave Arango acaba de morir en Bogotá con apenas 57 años.
Siendo muy joven, Raúl Arroyave Arango se vinculó en Antioquia a la ennoblecedora actividad del magisterio, en la que confirmó como docente las limitaciones que ya había percibido como estudiante para que en el país hubiera una auténtica “educación nacional, científica y de masas”. Las condiciones de líder que le irían a convertir en un destacado ejemplo para los luchadores colombianos comenzarían a aflorar entonces, y a pulirse en su vínculo con otros dirigentes de la región, de quienes aprendió las primeras letras de la lucha política.
Esas simpatías con el ideario social, pero especialmente con la ideología del proletariado, le ganaron el rechazo de la clase dirigente antioqueña, que rápidamente se las cobraron con el despido. Se desplazó entonces al departamento del Cesar. Allí conquistó una nueva plaza en el magisterio, la cual le permitió continuar su quehacer revolucionario y ganarse el reconocimiento de sus nuevos compañeros, quienes pronto lo pusieron al frente de su organización sindical y lo promovieron a la dirección nacional de Fecode.
También tempranamente se vinculo al MOIR, organización desde la cual contribuyó a desarrollar los procesos unitarios que se intentaron con la creación de la UNO, con el Frente por la Unidad del Pueblo y con otras coaliciones que buscaban consolidar frentes populares orientados a romper el monopolio liberal conservador y a darles esperanza de redención a las sufridas masas. Fue elegido a la Asamblea Departamental del Cesar en 1994 y su participación en la creación, impulso y consolidación del Polo Democrático Alternativo le fue siempre objeto de amplio reconocimiento.
Al momento de su muerte, Raúl Arroyave Arango ocupaba la Secretaría de Asuntos Internacionales de la CUT, era integrante del Comité Ejecutivo de la Confederación Sindical de América, CSA, respondía por el trabajo sindical ante la Dirección Nacional del Moir y, en representación de esta organización, hacía parte de la Dirección Nacional del Polo Democrático Alternativo. En las últimas elecciones, su candidatura al Parlamento Andino obtuvo más de 100 mil votos.
¡Flores en su tumba y honor a su memoria!
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